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Localización:
Tipo: Militares
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Continente: América
País: Estados Unidos
Localización: Garden Key, Dry Tortugas, Florida
Año: 1861
Estado: Terminado
Descripción:Fort Jefferson, la fortaleza que nunca se usó
Un curioso fuerte construido a 100 kilómetros de la costa de la Florida jamás entró en acción, pero se reinventó como destino turístico para snorkel y avistaje de aves
por Lucila Marti Garro
DRY TORTUGAS.- El tour comienza en Fort Jefferson con la pregunta que todos tenemos en mente. Estamos parados en un fuerte capaz de albergar a 1500 soldados y 450 cañones, con paredes de ladrillo más anchas que la altura de un humano. Es la estructura de ladrillos más grande del hemisferio occidental. Pero no fue erigida en la capital del país o en una ciudad relevante como Nueva York o Boston. Estamos en una remota y minúscula isla en el golfo de México, casi rozando el Océano Atlántico y el Mar Caribe. Estamos en el medio de la nada.
La construcción comenzó en 1832, pero el fuerte no llegó a utilizarse
"Cuando veo esto me surge una pregunta y estoy seguro de que a ustedes también. ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Qué droga tomaba la persona que decidió hacer semejante construcción en este lugar?", pregunta con gracia Jeff, nuestro guía. Asentimos con la cabeza. Somos unas treinta personas cautivadas por la curiosidad. Aunque también dan ganas de zambullirse en el agua turquesa que brilla como si la iluminaran reflectores desde el fondo. Penetramos las paredes del castillo y comenzamos el tour, un fascinante viaje al pasado.
Estamos en Garden Key, hogar de Fort Jefferson y una de las siete islas que conforman Dry Tortugas. La civilización más cercana está 100 kilómetros al este, en Key West. De ahí venimos. Llegar tomó dos horas y media en el ferry Yanquee Freedom III, un catamarán de alta velocidad. Además de esta gigantesca construcción, la única estructura que apenas se divisa en el horizonte es un faro en el cayo de Loggerhead, el más grande de las Tortugas.
Algunos aventureros cada tanto se animan a unir ambas islas en canoa, aunque muchos han fallecido en el intento. El resto es agua, en una paleta de colores que pasa de claros a oscuros según la profundidad, los corales, los barcos naufragados, la sombra de las nubes y hasta la silueta de los pájaros que pasan volando.
La estructura hexagonal rojiza, gigantesca, enclavada entre aguas turquesas, es desde 1992 el parque nacional más remoto de los Estados Unidos y por ello el menos frecuentado. Los visitantes sólo pueden venir en hidroavión o por agua, como lo hizo Ponce de León al descubrir en 1513, este grupo de islas a las que llamó Las Tortugas, por la gigantesca población de esos animales que allí habitaba. Ambas opciones parten desde Key West.
Escala estratégica
Cruzamos la fosa por el puente de madera e ingresamos al fuerte detrás de Jeff, atravesando cientos de macizas arcadas que se suceden equidistantes en los pasillos, como en espejo. Parece el interior de un monasterio. Salvo por el canto de algún pájaro, reina el silencio. En el centro de este hexágono, solo hay pasto y algunos árboles. Se ven grupitos de gente estática apuntando con enormes cámaras fotográficas, que llegan para ver la migración de aves en el cambio de estación. Es un destino famoso por eso, se cree que recalan unas 300 especies.
El guía nos quiere convencer de que estamos parados en un lugar estratégico. Ponce de León encontró que la isla tenía dos puertos naturales profundos a los costados. En ese entonces se fundó como un lugar seguro para los barcos que pasaban por estas aguas. Se usó como refugio de tormentas, reparación de embarcaciones o descanso en tierra firme. Para las épocas en que europeos llegaban navegando a estas costas, era un lugar de recalada. Las tortugas además representaban un valioso alimento, ya que pueden vivir a bordo mucho tiempo, algo apreciado cuando no había freezer ni heladera. "Cuando Ponce de León le puso Las Tortugas, en 1513, fue como si hoy se le pusiera McDonald's", ejemplifica el guía. Más adelante, los ingleses le agregaron el término Dry, que significa seco, para alertar a los navegantes acerca de la carencia de agua dulce. Si bien se intentaron diversos sistemas para producirla, siempre fueron en vano.
Ya en manos norteamericanas, la construcción del fuerte empezó en 1846 para proteger el ingreso al golfo de México, ruta comercial obligada para los barcos que llegaban al puerto de Nueva Orleans y trasbordaban su carga al río Mississippi. Se pensó a gran escala ya que, por su remota ubicación, ante un ataque no podía recibir refuerzos. Tenía para abastecerse durante un año. Pero casi tres décadas después de colocar el primer ladrillo, antes de concluir su construcción, ya era obsoleto. La artillería de aquél entonces hacía el fuerte vulnerable. Semejante obra faraónica militar nunca disparó un solo cañón. Inconcluso, el fuerte se usó como prisión federal hasta que pasó a servir como estación de investigación marítima, monumento nacional en 1935, y desde 1992 parque nacional.
Visita en profundidad
Pero no todos vienen a ver esta imponente estructura hecha con 16 millones de ladrillos. Para muchos, el interés está en el cielo, en los árboles o donde los pájaros reposen. Para otros, como yo, el atractivo está bajo el mar. Por la importancia comercial que tuvo esta ruta, fue escenario de muchos naufragios. La escasa profundidad que provocó la desgracia de marinos y piratas de antaño es hoy el atractivo para hacer snorkel.
Después del tour, y un rápido almuerzo abordo, desembarco nuevamente para zambullirme en el mundo submarino, con la esperanza de encontrarme cara a cara con una tortuga. El barco provee patas de rana y antiparras de cortesía.
La isla tiene dos playas. Es fácil saber la ubicación de los corales, ya que el color del mar desnuda sus secretos. También se puede nadar mar adentro, bordeando toda la construcción rojiza. Este fuerte tan poderoso, bajo el agua se descubre vulnerable. Se ven ladrillos sueltos enterrados en la arena, que pertenecieron a este monstruo que se descascara con el tiempo. Se cruzan peces de colores, cardúmenes, plantas de enormes hojas violáceas que se balancean con elegancia, esponjas y todo tipo de vida subacuática. Nada de tortugas, para mi pesar (por ahora).
El ferry parte a las 15 de vuelta a la civilización. Sólo quedan quienes acampan. Ya han clavado las carpas y saben que su supervivencia depende sólo de ellos. Ese es probablemente el mayor encanto. Nos saludan con la mano en alto. Los miro con envidia, de sólo pensar el cielo y el silencio del que serán dueños exclusivos en unas horas. Unos pocos guardaparques quedan en la isla tiempo completo, viven en casitas dentro del fuerte, pero casi no se los ve. A poco de andar, se traslucen las deseadas tortugas en el agua. Enormes. Todos señalan, se codean. Fort Jefferson ya es apenas un punto oscuro en un telón celeste de mar y cielo. Hasta que se pierde y desaparece.
Datos útiles
Cómo llegar
Yankee Freedom (https://www.drytortugas.com) es el ferry oficial que llega a la isla. Zarpa desde la terminal de Key West (100 Grinnel St) a las 8 de la mañana y llega entre las 10:15 y 10:30 a Garden Key. Parte de regreso a las 15 y llega 17:15 aproximadamente. El costo por adulto es de US$ 175, y menores de 4 a 16 años US$ 125. Esto incluye desayuno, almuerzo, tour por el fuerte y equipo de snorkel. En caso de quedarse a acampar el costo del traslado es de U$S 195, más una tasa de entre 15 y 30 dólares por noche que cobra el personal de parques nacionales según la cantidad de gente en el grupo.
Key West está a tres horas y media de auto de Miami viniendo por la costa este, o también se puede llegar en ferry por la costa oeste, desde Fort Myers o Marco Island en el ferry Key West Express. (entre US$ 125 y US$ 155 ida y vuelta).
El único servicio aéreo es el hidroavión (keywestseaplanecharters.com). Tarda 40 minutos en llegar. Ofrece dos opciones: excursion de medio día (US$ 317 los adultos, y US$ 253,60 los menores de 2 a 12 años) con al menos 2 horas y media de permanencia en la isla; o el día completo (US$ 555 mayores, US$ 444 menores).
Fort Jefferson: una historia de 16 millones de ladrillos
ByAventura Americana
Todo comenzó hojeando las páginas del libro “The Florida”. ¿Y esta isla dónde está?, nos preguntamos. Una magnífica foto aérea despertó nuestra curiosidad. Una gigantesca fortaleza ubicada en una isla del Caribe llamada Dry Tortugas, en una posición estratégica: hacia el sur a 106 millas de Cuba y hacia el este a 68 millas de Key West. Hacia el norte, a solo media milla, están las aguas profundas, ideales para los buques, una de las razones de construcción de este fuerte allí, donde están las rutas navales que llevan a los puertos del golfo y de la península de Yucatán. Cancún está a 345 millas de distancia. Por ello, con varios amigos decidimos emprender el viaje hacia Key West para iniciar la aventura.
En el puerto de Key West, a las 7 de la mañana, abordamos el ferry Yankee Freedom con capacidad para 250 personas. El pasaje incluye desayuno y almuerzo, un tur guiado y la posibilidad de bucear en las verdes aguas de la isla.
La travesía es de 2 horas y cuarto para llegar a Dry Tortugas y sus 7 islotes, que fueran descubiertos por el español Ponce de León en su exploración del Caribe en 1513. También otro modo de llegar a la isla es por hidroavión.
Desde el barco antes de llegar se puede observar la impresionante construcción de ladrillos en forma de hexágono de Fort Jefferson, construida entre 1846 y 1875 para proteger la puerta de entrada de la nación para el Golfo de México. El fuerte tiene 3 pisos con más de 2000 arcos de ladrillos y en su realización se utilizaron… ¡16 millones de ladrillos! que tienen dos tonalidades, ya que fueron traídos de dos fábricas: una en Pensacola y la otra a más de 200 millas de distancia en Maine.
En 1863 se construyeron barracas dentro del fuerte, en un proyecto más grande que un campo de fútbol americano. Estas barracas eran el lugar donde vivirían los 1000 soldados que controlarían la isla, pero el proyecto nunca se completó.
Dentro del fuerte también hay un horno para calentar las balas de cañón. El objetivo de esto era lanzarlas al rojo vivo, para no solo hundir a los barcos rivales sino también para prenderles fuego. El horno fue terminado en 1863, en el 2004 se lo reconstruyó y es el último horno para calentar balas de cañón que se construyó en los Estados Unidos. La vida era muy dura en la isla y el agua potable se conseguía de la lluvia utilizando un sistema de purificación con sal, luego con filtros y finalmente la misma iba a una cisterna principal que abastecía a todo el fuerte que incluye 109 cisternas pequeñas ubicadas en el primer piso de la construcción.
Durante muchos años la fortaleza fue utilizada como prisión en la Guerra de Secesión. La historia cuenta que el prisionero más famoso fue el médico Samuel Mudd, uno de los condenados por conspirar para asesinar al presidente de Estados Unidos, Abraham Lincoln.
Un detalle a tener en cuenta es que la construcción del fuerte se hizo muy larga y nunca fue terminado completamente por los huracanes y un incendio de 1912 que obligó a que demolieran las barracas en 1960 por riesgo de derrumbe y hoy día solo se pueden ver sus cimientos.
El presidente Franklin Delano Roosevelt, en 1935, designó al fuerte como Monumento Nacional. En 1970 se le incluyó en el Registro Nacional de Lugares Históricos. Y en 1992, Dry Tortugas y su fuerte fueron designados como Parque Nacional.
Actualmente, el fuerte inconcluso es mudo testigo de la visita de miles turistas que recorren la isla durante todo el año para observar los enormes recintos de ladrillos que han vencido al tiempo.
Alrededor de la isla hubo más de 200 buques encallados en los bancos de arena y en los arrecifes; debido a eso, para alertar a los marinos, la Naval de los Estados Unidos construyó en 1825 un faro de 70 pies que no fue suficiente y por ello en 1858 se realizó uno nuevo de 158 pies de altura con un lente Fresnel, ubicado en un islote cercano, el Loggerhead Key. Muy dañado por los huracanes, ese faro fue remplazado en 1876 por el que hoy vemos en el tercer piso del fuerte construido de hierro para evitar que lo derrumbara el fuego enemigo.
Como en todos los parques nacionales, el lugar es utilizado para acampar hasta tres noches y como no hay electricidad, las personas deben llevarse todo su abastecimiento. La capacidad es reducida y quienes lo hagan podrán realizar todas las actividades relacionadas con el mar, como nadar, bucear en el área designada y disfrutar de las puestas del sol. También se puede visitar un pequeño museo donde se encuentran varios cañones, balas de cañones, objetos de la época y también se venden recuerdos de la isla.
Dry Tortugas: una visita obligada que debe realizarse para conocer una verdadera maravilla de ladrillos.
https://aventuraamericana.com/2016/07/fort-jefferson-una-historia-de-16-millones-de-ladrillos/
Fort Jefferson, la isla fortaleza abandonada frente a Florida
Autor: abandonado
En la parte baja de los cayos de Florida, dentro del Parque Nacional Tortugas Secas, hay una isla fortaleza abandonada y sin terminar, que es la estructura de mampostería más grande de América. Fort-Jefferson (Fuerte Jefferson) fue construido por el Ejército de los Estados Unidos en 1846 para ayudar en la lucha contra la piratería en el Mar Caribe.
El diseño requería un fuerte, con 1000 cañones pesados, de cuatro niveles y seis lados, con dos lados que miden 415 pies (126 metros) y cuatro lados que miden 564 pies (172 metros). En el patio de armas dentro de los enormes muros de ladrillo del fuerte había viviendas para soldados y oficiales, polvorines, almacenes y otros edificios necesarios para mantener el fuerte. Una parte importante de la construcción fue realizada por esclavos.
La población militar máxima de Fort Jefferson fue de 1.729 integrantes. Para mantener a una población tan grande en un área que carece de agua dulce (de ahí el nombre «Tortugas Secas»), se construyó un innovador sistema de cisternas en las paredes del fuerte. Sin embargo, el sistema nunca se utilizó en la práctica y se crearon fisuras en las cisternas debido al enorme peso de las paredes exteriores, permitiendo que el agua de mar contaminase el suministro de agua dulce.
Durante la Guerra Civil, con la construcción aún en curso, Fort Jefferson se utilizó como prisión para desertores. En 1867, una epidemia de fiebre amarilla acabó con la vida de muchos de sus prisioneros. En 1888, el Ejército entregó el fuerte al Servicio de Hospitales Marinos para que lo operara como una estación de cuarentena, ya que el coste de mantenimiento debido a los efectos de los frecuentes huracanes y el clima tropical ya no podía justificarse.
El 4 de enero de 1935, el presidente Franklin D. Roosevelt, quien visitó el área en barco, designó el área como Monumento Nacional, mientras que en 1992 Tortugas Secas, incluido Fort Jefferson, se estableció como Parque Nacional. Hoy en día, los turistas pueden llegar a la isla en ferry o en hidroaviones fletados y yates privados para recorrer el abandonado Fort Jefferson.
https://abandonado.net/fort-jefferson/
Fort Jefferson es una antigua fortaleza militar costera estadounidense situada en el Parque Nacional Dry Tortugas de Florida. Se trata de la mayor estructura de mampostería de ladrillo de América, con una superficie de 6,5 hectáreas (16 acres) y más de 16 millones de ladrillos. Entre los fuertes estadounidenses, sólo Fort Monroe, en Virginia, y Fort Adams, en Rhode Island, son mayores. El fuerte está situado en Garden Key, en la parte baja de los Cayos de Florida, dentro de las Dry Tortugas, a 109 km al oeste de la isla de Cayo Hueso. Las Dry Tortugas forman parte del condado de Monroe, en Florida.
Historia
Construcción
A finales de diciembre de 1824 y principios de enero de 1825, unos cinco años después de que Florida se uniera a los Estados Unidos, el Comodoro de la Marina estadounidense David Porter inspeccionó las islas Dry Tortugas. Buscaba un lugar para construir una estación naval que ayudara a reprimir la piratería en el Caribe. No impresionado por lo que vio, notificó al Secretario de Marina que las Dry Tortugas no eran aptas para ningún tipo de establecimiento naval. Informó que consistían en pequeñas islas de arena un poco por encima de la superficie del océano, no tenían agua dulce, apenas tierra suficiente para colocar una fortificación, y en cualquier caso probablemente no eran lo suficientemente sólidas para soportar una.
Mientras que el comodoro Porter pensaba que las Dry Tortugas no eran aptas para una estación naval, otros miembros del gobierno estadounidense pensaban que las islas eran un buen emplazamiento para un faro que guiara a los barcos alrededor de los arrecifes e islotes de la zona. Una pequeña isla llamada Bush Key, más tarde Garden Key, fue seleccionada como emplazamiento para el faro, que pasó a conocerse como Garden Key Light. La construcción comenzó en 1825 y finalizó en 1826. El faro de 65 pies (20 m) estaba construido en ladrillo con un exterior encalado. Junto al faro se construyó una casita blanca para el farero.
En 1829, por recomendación del comodoro John Rodgers, el buque de reconocimiento Florida se detuvo en las Dry Tortugas para evaluar el fondeadero. Contrariamente a la experiencia del comodoro Porter, Josiah Tattnall III quedó encantado con lo que encontró. Las Dry Tortugas, informó, consistían en 11 pequeños cayos y arrecifes y bancos circundantes, sobre los que rompía el mar. Había un puerto exterior y otro interior. El primero ofrecía un fondeadero seguro en cualquier época del año y era lo bastante grande como para que pudiera fondear un gran número de barcos. Más importante aún, el puerto interior combinaba una profundidad de agua suficiente para los buques de línea con una estrecha entrada de no más de 120 yardas (110 m). Tattnall señaló que si una potencia hostil ocupaba las Dry Tortugas, la navegación de Estados Unidos en el Golfo correría un peligro mortal, y sólo podría prevalecer una superioridad naval absoluta. Sin embargo, si eran ocupadas y fortificadas por Estados Unidos, las Dry Tortugas constituirían el puesto de avanzada para una defensa de la costa del Golfo. Robert E. Lee, entonces capitán del ejército estadounidense, compartía esta opinión y en febrero de 1845 escribió una carta a Thomas Blake (Comisionado de la Oficina General de Tierras) recomendando la reserva de las Dry Tortugas para uso militar. El capitán John G. Barnard realizó entonces un reconocimiento detallado en noviembre de 1844 y el 17 de septiembre de 1845, las Dry Tortugas se convirtieron en reserva militar nacional.
La construcción del Fuerte Jefferson (llamado así en honor al tercer presidente de EE.UU., Thomas Jefferson) comenzó en Cayo Jardín en diciembre de 1846, bajo la supervisión del teniente segundo Horatio Wright, después de que los planos elaborados por el teniente Montgomery C. Meigs fueran aprobados en noviembre. Los planos de Meigs se basaban en un diseño de Joseph Totten. El jefe de ingenieros Totten visitó finalmente el fuerte en 1855, acompañando a Louis Agassiz.
El nuevo fuerte se construyó de forma que el faro existente de Garden Key y la cabaña del farero quedaran dentro de los muros del fuerte. El faro siguió cumpliendo una función vital para guiar a los barcos por las aguas de las islas Dry Tortugas hasta que en 1876 se instaló la actual torre de luz metálica sobre un muro adyacente del fuerte. La torre del faro original de ladrillo se derribó en 1877.
Diseño
El diseño preveía casamatas de dos niveles en un esquema de seis lados, con dos muros cortina que medían 325 pies (99 m), y los otros cuatro que medían 477 pies (145 m). Los bastiones de las esquinas, que son grandes salientes diseñados para permitir el fuego defensivo a lo largo de las caras de los muros a los que se unían, contenían cañoneras, polvorines y una escalera de caracol de granito. Cada nivel de casamatas contenía 150 cañones, y otros 150 estaban situados en la parte superior del propio fuerte. Los cañones pesados estaban montados en el interior de las murallas en una serie de casamatas abiertas, o cañoneras, orientadas hacia el mar a través de grandes aberturas llamadas troneras. El patio de armas de 5,3 hectáreas contenía otros polvorines, un cuartel general, un hospital, alojamientos para oficiales y tres grandes barracones.
El ejército empleó a carpinteros civiles, albañiles, obreros generales y esclavos de Cayo Hueso para ayudar en la construcción del fuerte. En agosto de 1855 había 233 trabajadores blancos contratados, aunque los esclavos "... eran la columna vertebral de la cuadrilla...", según Albert Manucy. Los ladrillos fueron suministrados por la empresa Raiford and Abercrombie de Pensacola. En 1859, el científico Joseph Bassett Holder asumió la responsabilidad de médico del fuerte.
Para mantener a una población tan numerosa en una zona carente de agua dulce, se construyó un innovador sistema de cisternas en los muros del fuerte. Se colocaron columnas rellenas de arena a intervalos regulares en los muros interiores, abarcando su altura desde el tejado hasta los cimientos. Las columnas estaban destinadas a filtrar el agua de lluvia del tejado para almacenarla a largo plazo en una serie de cámaras subterráneas. Sin embargo, el agua de lluvia disolvía sales en la arena, o las cisternas no se habían hecho estancas, por lo que el agua no era apta para beber, pero sí para lavar y cocinar. Sólo el agua de lluvia almacenada bajo el patio de armas era potable. Dos condensadores de vapor destilaban 26.000 litros de agua de mar al día durante la Guerra Civil. El fuerte disfrutaba de "... mucha mejor agua de la que hemos tenido hasta ahora", que se almacenaba en las cisternas del patio de armas.
Guerra Civil
Al comienzo de la Guerra Civil, 62 hombres del Segundo Regimiento de Artillería de los Estados Unidos, bajo el mando del Mayor Lewis Golding Arnold, fueron trasladados al fuerte, evitando que cayera en manos de las fuerzas rebeldes. El capitán Meigs asumió el cargo de ingeniero superintendente en 1860 y trabajó febrilmente para mejorar la seguridad y las defensas, de modo que los cañones pesados del fuerte se dispararon por primera vez el 26 de enero de 1861. El fuerte tenía entonces una población de 168 personas, incluidos mujeres y niños.
Dos compañías, 160 soldados, del 6º New York Zouaves llegaron el 4 de julio de 1861, bajo el mando del coronel Bill Wilson. La 7ª Infantería Voluntaria de New Hampshire llegó en marzo de 1862, bajo el mando del coronel Haldimand S. Putnam, para relevar a los Zuavos. El 90º Regimiento de Infantería Voluntaria de Nueva York, al mando del Teniente Coronel Louis W. Tinelli, relevó a los soldados de New Hampshire en junio de 1862. Fueron relevados por el 47º Regimiento de Infantería de Pensilvania en diciembre de 1862. Fueron relevados en marzo de 1864 por el 110º Regimiento de Infantería Voluntaria de Nueva York.
En septiembre de 1861 aparecieron los primeros soldados prisioneros, los condenados por consejos de guerra a confinamiento y trabajos forzados por actos como conducta amotinada. El presidente Lincoln sustituyó entonces la ejecución por el encarcelamiento en las Dry Tortugas de los culpables de deserción. En junio de 1863, sólo quedaban 22 trabajadores negros tras la Proclamación de Emancipación. En noviembre de 1863, el número de convictos militares alcanzaba los 214, satisfaciendo la demanda de mano de obra no cualificada, y la proporción entre soldados y prisioneros era de aproximadamente cuatro a uno. En junio de 1864, la proporción era casi igual, con 653 soldados y 753 convictos. En noviembre de 1864, sólo 583 soldados custodiaban a 882 prisioneros y ocho lograron escapar.
Después de la Guerra Civil
El 24 de julio de 1865 llegaron cuatro prisioneros civiles especiales. Se trataba de Samuel Mudd, Edman Spangler, Samuel Arnold y Michael O'Laughlen, que habían sido condenados por conspiración en el asesinato del presidente Abraham Lincoln. Mudd intentó ir de polizón en un transporte de vapor, cuando la 82ª Tropa de Color de EE.UU. relevó al 161º Regimiento de Infantería Voluntaria de Nueva York el 25 de septiembre de 1865. Esto provocó su detención en el "calabozo" del fuerte, sobre el que se leía: "Quien entra aquí deja atrás toda esperanza" (del Canto III del Infierno de Dante). Otro prisionero estatal, el coronel George St. Leger Grenfell llegó el 8 de octubre de 1865.
En noviembre de 1865, llegó la 5ª Artillería de EE.UU. y en diciembre de 1865, había un total de 470 soldados y 273 prisioneros. En febrero de 1866, los prisioneros se redujeron a 207, y a 193 en mayo. La construcción casi se detuvo ese verano y en enero de 1867 sólo quedaban 56 prisioneros. El 3º de Artillería de EE.UU. sustituyó al 5º en 1869.
Mudd ayudó a proporcionar atención médica durante una epidemia de fiebre amarilla en el fuerte en 1867. La epidemia mató a muchos prisioneros, entre ellos a O'Laughlen, y a Joseph Sim Smith, cirujano del 5º de Artillería. En el patio de armas sigue habiendo un monumento a Smith y a su hijo. Mudd, Arnold y Spangler fueron indultados por el presidente Andrew Johnson y puestos en libertad.
El malecón se completó finalmente en 1872 y se colocaron seis cañones Rodman de 15 pulgadas (38 cm) en la barbeta (tercera grada). El número total de cañones de gran calibre era de 243. Los cañones nunca se dispararon.
Los frecuentes huracanes y las epidemias de fiebre amarilla convencieron al Departamento de Guerra para retirar la guarnición, dejando una pequeña fuerza cuidadora del armamento y las municiones en 1874. En 1889, el Ejército entregó el fuerte al Servicio de Hospitales de la Marina para que funcionara como estación de cuarentena. La Marina de los EE.UU. utilizó el Cayo como estación carbonera.
Descuidado, saqueado por los vándalos, barrido por las repetidas tormentas tropicales que aplastaban el ladrillo y el hormigón y doblaban las vigas, Fort Jefferson se deterioró rápidamente. Permaneció desocupado hasta que estalló la guerra hispanoamericana en 1898. La flota estadounidense estaba estacionada allí. Uno de los barcos que cargó carbón allí fue el USS Maine antes de su fatídico viaje a La Habana.
En 1902, la propiedad fue transferida al Departamento de Marina, y se construyeron plataformas de carbón y plantas de destilación de agua. Cuando éstas fueron destruidas por los huracanes en 1906, el fuerte fue abandonado de nuevo. Dos años más tarde, todo el grupo de islas fue declarado reserva federal de aves. Hasta 1934, Garden Key y sus ruinas en ruinas fueron un mero punto de encuentro para pescadores y turistas.
Durante la Primera Guerra Mundial, el faro fue desmantelado, pero funcionó una estación de radio y una instalación naval de hidroaviones.
Designación del parque
El 4 de enero de 1935, el presidente Franklin D. Roosevelt designó la zona Monumento Nacional de Fort Jefferson[5]: 129 Entre 1935 y 1938, la Works Progress Administration llevó a cabo trabajos de renovación estructural y conservación histórica en el lugar, que fue incluido en el Registro Nacional de Lugares Históricos el 10 de noviembre de 1970. El 26 de octubre de 1992, las Dry Tortugas, incluido Fort Jefferson, se establecieron como Parque Nacional.
Accesibilidad
Se puede llegar a Fort Jefferson en un transbordador diario desde Cayo Hueso, así como en hidroavión fletado y barco privado. Como parque nacional, está permitido acampar en la playa. Los visitantes en ferry suelen pasar cuatro horas en la isla, tiempo suficiente para una visita guiada del fuerte, almorzar en el barco y darse un baño (se proporciona equipo de snorkel) en el arrecife. El fuerte también alberga un museo y una librería.
https://en.wikipedia.org/wiki/Fort_Jefferson_(Florida)
https://www.themarkerkeywest.com/blog/forts-of-key-west/
https://www.flickr.com/photos/38117207@N03/albums/72157648663926979
https://tourskeywest.com/product/seaplane-full/
https://www.parkcation.com/nationalparks/drytortugas/fort-jefferson-visitor-center/
https://marinas.com/view/landmark/qjsqz_Fort_Jefferson_Landmark_Dry_Tortugas_FL_United_States
Vídeo:
Web recomendada: https://www.drytortugas.com/fort-jefferson/
Contador: 633
Inserción: 2023-08-21 20:37:40
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