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Nombre:

Machu Picchu

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Tipo: Monumentos

Categoría:

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Continente: América

País: Perú

Localización:

Año: 1450

Estado: Terminado

Descripción:Escribe: ADEL HURTADO VERA* | Cultural

Machu Picchu es uno de los más famosos monumentos arqueológicos en el mundo. Sumergido en un silencio sagrado que el tiempo no puede apagar, atestigua lo que un día fue el poderío del Imperio de los Incas. Como auténtico tesoro de piedra –inmerso en el valle de los Incas- concentra la mitología andina, la realidad y la leyenda.

En Machu Picchu, el ser humano se convierte en un ente de los dioses; se siente transportado a un lugar mágico donde la naturaleza y el tiempo no han perdido su misterio.

MACHU PICCHU EN LA HISTORIA

Machu Picchu fue una región colonizada por etnias originarias asentadas en el Cusco, que trataron de expandir sus fronteras agrarias. Ann Kendall (1994) en el “Proyecto Arqueológico Cusichaca. Cusco”, describe que en esta región se practica la agricultura desde 760 años antes de nuestra era. Esta población posiblemente perteneció a la etnia Tampu del Urubamba. Podrían haber formado parte de la federación Ayarmaca, guerreros antagonistas de los Incas antes de la llegada de Pachacútec.

Martín de Murúa y Miguel Cabello Valvoa -en sus crónicas del siglo XVI- relatan que la quebrada de Picchu fue conquistada por Pachacútec, primer Emperador del Tahuantinsuyo, con el fin de edificar un complejo urbano, teniendo como fondo escénico la montaña de Huayna Picchu.

Machu Picchu fue construida en la mayor dificultad topográfica entre los años 1400-1500 durante el reynado del Inca Pachacútec. En esta joya arquitectónica y arqueológica observamos que el trabajo del hombre y su relación con la naturaleza es el resultado de la cosmovisión andina. Los conquistadores españoles nunca encontraron esta ciudadela colgada sobre el cañón del Urubamba.

HIRAM BINGHAM. UN DESCUBRIDOR TARDÍO

Son múltiples los estudios que se han hecho sobre quién o quiénes fueron los descubridores de Machu Picchu, e innumerables las referencias sobre cómo se mostró al mundo esta majestuosa construcción incaica.

Han tenido que pasar casi 100 años para revisar crónicas, reinterpretar la historia de los Incas, visualizar restos arqueológicos y hacer uso de la ciencia y la tecnología de la posmodernidad, para concluir que no fue Hiram Bingham el ‘descubridor’ de esta señorial obra de ingeniería, sino que las primeras referencias directas sobre los primeros visitantes que arribaron a Machu Picchu un 14 de julio de 1902, fue don Agustín Lizárraga un arrendatario de tierras, acompañado de los cuzqueños Gabino Sánchez, Enrique Palma y Justo Ochoa, tal como escribiera Federico Kauffman (2006) en el libro “Machu Picchu. Tesoro Inca”.

Enrique Palma rememoraba que en aquel tiempo encontraron un arrendatario de apellido Meza sembrando en chacras y algunos andenes de Machu Picchu, y que por el uso de estas tierras pagaba 12 soles mensuales a la hacienda ‘Cutija’. Estos primeros visitantes –aquel 14 de julio de 1902- dejaron un graffiti con sus nombres en uno de los muros del ‘Templo de las Tres Ventanas’, el cual fue verificada por el norteamericano Hiram Bingham.

Bingham (2007), en su libro “Inca Land. Exploration in the highlands of Perú. The Riverside Press, Cambrigde. EE.UU.” escribe que guiado por Melchor Arteaga -un arrendatario de tierras y acompañado por un sargento de la Guardia Civil-, arriba a Machu Picchu un 24 de julio de 1911.

Es más, Bingham testimonia que “...Agustín Lizárraga es el descubridor de Machu Picchu y vive en el Pueblo de San Miguel”.

Este testimonio de Hiram Bingham se encuentra en las memorias relatadas por Alfred M. Bingham (hijo) en su libro “Retrato de un Explorador: Hiram Bingham descubridor de Machu Picchu”.

Estas situaciones histórico-sociales prueban que Hiram Bingham no fue el descubridor de la ciudadela de Machu Picchu.

LA ‘VIDA PÚBLICA’ DE MACHU PICCHU.

Bingham, impresionado por lo que vio en la ciudadela de Machu Picchu, gestiona los auspicios de la Universidad de Yale (EE.UU.), la National Geographic Society y el Gobierno Peruano para explorar científicamente el más famoso Monumento Arqueológico del Perú como escribe Luis Valcárcel.

Acompañado del ingeniero Ellwood Erdis, el Osteólogo George Eaton y la participación de un grupo de trabajadores de la zona, Hiram Bingham dirigió la excavación de tumbas y restos arqueológicos de la ciudadela entre los años 1912 hasta 1915. Con estos sucesos se inicia la ‘vida pública’ de Machu Picchu.

Si bien Hiram Bingham no descubre Machu Picchu, es honesto reconocer que fue la primera persona en llevar a cabo estudios multidisciplinarios y divulgar sus hallazgos ante el mundo.

MACHU PICCHU. UNA CIUDADELA MUTILADA.

Desde aquel 24 de julio de 1911 en que arribaron Bingham y sus acompañantes a Machu Picchu hasta hoy, se han tejido innumerables versiones sobre hallazgos, historia, descubrimientos, redescubrimientos, silencios cómplices, piratería arqueológica y tergiversaciones sobre nuestro Imperio Incaico y Machu Picchu.

Es lógico que esto suceda entre historiadores, antropólogos, arqueólogos, sociólogos, etc., en una sociedad como el Perú tan dividida en sus segmentos e imaginarios sociales, y un Estado que no prioriza el cuidado y protección de nuestra riqueza nacional.

Javier Campos, en una crónica periodística “Desde Machu Picchu a Bagdad”, escribe que siempre se aceptaron tres interpretaciones para explicar el destino pasado de nuestras ruinas. Primero, que Machu Picchu fue el lugar originario donde nacieron los primeros Incas; segundo, fue el lugar que sirvió como último refugio de los Incas en su lucha contra los españoles en el siglo XVI; y, tercero, que fue un centro espiritual sagrado para mujeres que serían sacrificadas.

La ciudadela era el centro de las ‘Vírgenes del Sol’ –se decía-, donde se llevaban a cabo ceremonias dirigidas por un sacerdote que ofrecía al dios Inti el corazón inmolado de las ‘ñustas’ o jóvenes vírgenes.

Más la reciente exhibición del Museo Peabody de Historia Natural de la Universidad de Yale, nos ha demostrado que aquellas tres interpretaciones propuestas por Bingham -y aceptadas desde 1915 por académicos e historiadores en el Perú-, estaban erradas.

Machu Picchu fue un lugar de recreo de los Incas. Esta interpretación se basa en documentos legales españoles del siglo XVI e, históricamente, producto de estudios y análisis detallados de la cerámica encontrada, joyas de cobre y bronce, instrumentos diversos, objetos de las residencias y restos de fósiles.

Lo paradójico es que la mayor parte de la información existente, para llegar a esta nueva interpretación socio-histórica, proviene de los mismos objetos que Bingham había llevado desde el Perú hacia EE.UU. entre 1912 a 1915. Incluso –relata Campos-, muchas de las piezas arqueológicas permanecieron en el sótano del museo de la Universidad de Yale como ‘tesoros olvidados’. ‘Allí seguían esos objetos empaquetados en las cajas originales y envueltos en papel de periódicos del ¡New York Time de los años 20!’, dijeron, la arqueóloga peruana Dra. Lucy Salazar y el arqueólogo norteamericano Dr. Richard Burger, ambos curadores de la exhibición mencionada y especialistas en la arqueología Inca.

La doctora Salazar examinó minuciosamente la cerámica que yacían en esas cajas olvidadas en el sótano y contradijo la especulación de Bingham de que Machu Picchu estaba asociada con los Incas originarios.

Toda la cerámica -dijo la arqueóloga peruana- viene del siglo XV. La ciudadela se comenzó a construir, entonces, alrededor de 1450 durante el reino de Pachacuti (1438-1461). Junto a otras investigaciones, la doctora Salazar y el doctor Burger concluyen que la ciudad fue abandonada 80 años después de su construcción. Probablemente en los mismos años que los españoles derrotaban a los Incas en 1532. Con esas nuevas investigaciones se demuestra que Machu Picchu no fue un refugio secreto de los Incas para esconderse de los conquistadores.

Ahora, que Machu Picchu fue un santuario para inmolar a las jóvenes ‘vírgenes del sol’ porque se encontraron allí esqueletos de mujeres, no era cierto. Un estudio de la Universidad de Tulane mostró que la proporción de esqueletos masculinos y femeninos era semejante. Como Machu Picchu fue una especie de lugar de recreo de los Incas, la mayoría de la gente que vivía allí (750 aproximadamente) eran sirvientes, artesanos y trabajadores que mantenían la residencia imperial. Además, no se encontraron entierros fastuosos pertenecientes a la elite Inca, sino todas las tumbas eran de gente común.

A casi cien años de la ‘vida pública’ de Machu Picchu, no cabe duda que esta maravilla del mundo está mutilada.

Son alrededor de 46,332 piezas arqueológicas de Machu Picchu que se encuentran en el ‘Museo Peabody de Historia Natural’ de la Universidad de Yale.

El Presidente Leguía permitió, a través del Decreto Supremo n° 1529 del 31 de octubre de 1912 y por Decreto Supremo n° 31 del 27 de enero de 1916 -los cuales contravenían la legislación peruana vigente-, que esta riqueza Inca fuera exportada con fines de estudio a cambio de ser divulgadas en nuestro país.

A casi 100 años de este silencio sepulcral, nuestro Presidente de turno siempre ha entibiado su voz y endulzado sus palabras ante la Universidad de Yale, cuando hace alusión a la recuperación de nuestro patrimonio nacional.

Como advertía Marx en el ‘El Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte’ “…la historia se repite una vez como tragedia y luego como farsa.”

Leguía -que entregó nuestra riqueza Inca- fue una ‘tragedia’ para el Perú y terminó como un delincuente en la cárcel. La ‘farsa’ palaciega, en cambio, está en las calles limeñas embaucando a peruanos y extranjeros sobre nuestra Heredad Nacional que nunca supieron defender.

(*) Sociólogo y Periodista; tiene estudios de Doctorado en Sociología en la Universidad Nacional Mayor de “San Marcos”. Lima, Perú. Mail: adelperu@hotmail.com

http://www.historiayarqueologia.com/profiles/blogs/machu-picchu-a-cien-anos-de-un

Machu Picchu, La Joya del Imperio Incaico

La más famosas ciudad inca. Original, Soberbia, Unica, una ciudad de ensueño en la cima de una montaña. Permaneció oculta en la vegetación por casi 400 años, con sus habitaciones, pasadizos y magnificos muros casi intactos. Se dice que Machu Pichu será por siempre una ciudad inca. Los españoles jamás la pudieron encontrar. Está considerada como una de las maravillas del mundo y ha sido declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en 1983.

Ubicación

Maravilla del Mundo

El 07/Julio/2007 Machupichu fue declarada como una de las nuevas 7 maravillas del mundo

Se encuentra dentro del Santuario Histórico Nacional de Machu Picchu, a unos 100 kilómetros al noroeste del Cusco, en la provincia de Urubamba, en la cresta del cerro Machu Picchu ubicado en las laderas orientales de los Andes que dan hacia la cuenca del Amazonas. El Santuario cubre una extensión de 32,592 hectáreas, cortadas por el valle del río Urubamba, que baja desde las cumbres nevadas de los Andes por encima de los 6,000 m.s.n.m. En esta parte baja de la cordillera, el valle es caudaloso y corre encañonado, cortando el macizo andino, lo que genera una formación topográfica de gran impacto visual.

Dentro del Santuario, y unidos a través de una sofisticada red de caminos empedrados, existen otros antiguos poblados menores así como edificios aislados que servían para alojar a los caminantes, puestos de control y tal vez los más impresionantes centros productivos conformados por terrazas agrícolas (andenes) y complejos sistemas de riego.

Lugar Estratégico

La ubicación de Machu Picchu, en pleno cañón del Urubamba, no pudo haber sido mejor elegida. Resulta evidente que Machu Picchu fue una construcción planificada y diseñada minuciosamente para compenetrarse con el paisaje natural. Es el resultado de un conjunto de experiencias únicas, donde la obra del hombre y la naturaleza se confunden e integran con gran acierto. La irregular topografía fue transformada en terrazas con fines agrícolas y urbanos, mimetizándose con el entorno, aunque también muestra dos docenas de rocas, por lo menos, que a manera de maquetas representan la topografía circundante.

Historia

La construcción de Machu Picchu corresponde al momento en que el pequeño señorío Inca comenzó a crecer. Según el arqueólogo Antonio Zapata, en esta zona se definió la victoria sobre los chancas que cubrió de prestigio y otorgó el poder al Inca Pachacútec.

Existen evidencias de que éstas fueron sus tierras. Pachacútec llevó a cabo la expansión del Tahuantinsuyo y se lo reconoce como el “constructor” del Cusco. Una de sus grandes obras fue Machu Picchu. La elección del sitio debió ser hecha con sumo cuidado, pues francamente es un lugar perfecto para levantar un centro ceremonial. Se ubicaba, según el investigador Antonio Zapata, en la cadena de montañas más importante por su carácter sagrado, que comienza con el Salcantay (el apu mayor) y termina con el Huayna Picchu, y era un lugar privilegiado para observar el movimiento de las estrellas y del sol, divinidades incaicas. Además, de acuerdo con sus investigaciones, el lugar contaba con una cantera que los podía proveer de las más finas piedras de granito blanco.

A pesar de ser uno de los monumentos incaicos más importantes, todavía es muy poco lo que se conoce de Machu Picchu. Quizá estuvo habitado incluso muchos años después de la llegada de los españoles al Cusco, pero aquello es sólo una suposición.

Descubrimiento y redescubrimiento

Machu Picchu (1914), poco despues de las primeras labores de excavación.

Fue el norteamericano Hiram Bingham quien, al frente de una expedición de la Universidad de Yale, descubrió Machu Picchu el 24 de julio de 1911. Sin embargo, en aquella época, la meta de Bingham era otra: encontrar la legendaria capital de los descendientes de los Incas, Vilcabamba, tenida como baluarte de la resistencia contra los invasores españoles, entre 1536 y 1572, Al penetrar Bingham por el cañón del Urubamba, en el desolado sitio de Mandorbamba, el campesino Melchor Arteaga le relató que en lo alto del cerro Machu Picchu existían abundantes ruinas. Alcanzarles significaba ascender por una empinada ladera cubierta de tupida vegetación. Aunque excéptico, conocedor de los muchos mitos que corren acerca de las ciudades perdidas, Bingham insistió en ser guiado al lugar.

Llegando a la cima, uno de los niños de las dos familias de pastores que residían en el lugarlo condujo donde, efectivamente, asomaban imponentes construcciones arqueológicas cubiertas por el manto verde de la abigarrada vegetación tropical y en evidente estado de abandono desde hacía siglos. Mientras inspeccionaba las ruinas, Bingham, asombrado, anotaba en su diario: "Would anyone believe what I have found?" (¿Creerá alguien lo que he encontrado?).

Después de su trascendental hallazgo, Bingham volvió al lugar en 1912 y, en los años subsiguientes (1914 y 1915), diversos expedicionarios levantaron mapas y exploraron detalladamente el sitio y los alrededores.

Sus excavaciones, no muy ortodoxas, en diversos lugares de Machu Picchu le permitieron reunir 555 vasijas, aproximadamente 220 objetos de bronce, cobre, plata y de piedra , entre otros materiales. La cerámica muestra expresiones primorosas del arte inca y lo mismo debe decirse de las piezas de metal hallados: brazaletes, orejeras, prendedores decorados y aretes, además de cuchillos y hachas. Aunque no se encontraron objetos de oro, el material identificado por Bingham era suficiente para inferir que Machu Picchu se remonta a los tiempos del esplendor inca, algo que ya evidenciaba su estilo arquitectónico.

Bingham reconoció también otros importantes grupos arqueológicos en las inmediaciones: Sayacmarca, Phuyupatamarca, la fortaleza de Vitcos e importantes tramos de caminos (Cápac Ñam), todos ellos soberbios ejemplos de la arquitectura inca. Tanto los restos encontrados como las evidencias arquitectónicas conducen a los investigadores a creer que la ciudad de Machu Picchu fue levantada entre fines del siglo XV e inicios del XVI, en tiempos del denominado "Incario histórico".

Sin embargo, el lugar siguió habitado con posterioridad a la invasión española al Perú, por lo menos durante el siglo XVI. Con el tiempo, Machu Picchu, terminó siendo olvidada o recordada sólo en las brumas de la leyenda.

Hiram Bingham, Polémico Explorador

Hiram Bingham fue un controvertido antropólogo, historiador o, simplemente, un explorador estadounidense aficionado a la arqueología. Este antropólogo de la Universidad de Yale inició los estudios arqueológicos y realizó una investigación de la zona. Bingham acuñó el nombre de "La Ciudad Perdida de los Incas" a través de su primer libro Lost City of the Incas .

En el año 2002, se encontraron vestigios de otro desconocido explorador del siglo XX, cuyas huellas Bingham habría tratado de eliminar para quedarse con el título de descubridor de Machu Picchu.

El descubrimiento le ha sido adjudicado a Bingham, según el investigador del Cusco, Simone Waisbard. No obstante, el hallazgo fue producto de la casualidad, ya que habrían sido Enrique Palma, Gabino Sánchez y Agustín Lizárraga, los primeros en visitar estos restos arqueológicos sobre cuyas piedras dejaron grabados sus nombres el 14 de julio de 1901. Bingham buscaba, en realidad, la ciudad de Vitcos, el último punto de resistencia inca contra los españoles. De manera que, el citado descubrimiento de Bingham, se reduciría a la difusión del hecho para la ciencia. Sin embargo, para él, no fue producto del azar, sino de una extenuante investigación basada en las informaciones proporcionadas por campesinos del lugar, además de varios años de viajes y exploraciones por la zona.

Bingham se llevó 5.000 piezas arqueológicas a su universidad en los Estados Unidos. Hasta la fecha no han sido devueltas, a pesar de los reclamos que desde hace décadas lleva realizando el gobierno peruano.

Actualmente, crece la opinión de que Bingham debiera ser considerado como uno de los mayores ejemplos de expoliación del patrimonio cultural que ha sufrido este país.

La estructura

De acuerdo al arqueólogo Alfredo Valencia, Machu Picchu puede ser dividido en dos grandes partes: el sector urbano y el sector agrícola. Cada uno tiene dos sub-sectores -el occidental y el oriental- que se definen de acuerdo a su ubicación en la topografía.

El sector agrícola

El sector agrícola está dividido en alto y bajo. El alto presenta cinco recintos, la apacheta ( piedra que marca un lugar sagrado), y más de cuarenta andenes. El bajo, a su vez, tiene siete recintos, cuatro canchones y aproximadamente 80 andenes. La sucesión casi infinita de logradas terrazas agrícolas las mostraba como distintamente conectadas: algunas por escaleras conformadas por piedras empotradas en los muros de contención de las terrazas a manera de peldaños, y otras por escalinatas de múltiples gradas de piedra dispuestas a manera de corredores. El diseño de las terrazas o andenes está en perfecta armonía con las montañas que rodean el lugar, lo que le otorga aquella impresión ya mencionada de que las laderas hubieran sido esculpidas para armonizar con la naturaleza.

El sector urbano

A este sector, marcadamente diferenciado del anterior por un gran muro perimétrico, se accedía a través de una hermosa portada lítica de doble jamba -detalle arquitectónico propio del estilo constructivo inca- donde desemboca el camino que venía desde la ciudad del Cusco. Este sector está compuesto por 172 recintos de distintas formas y tamaños, comunicados por 109 escalinatas que permitían transitar por las escarpadas laderas.

Los barrios

Los recintos están organizados en forma de “barrios”, cada uno con funciones específicas de acuerdo a sus características formales y a las evidencias culturales encontradas en las excavaciones. Por ejemplo, un sector estaba destinado para depósitos, sin duda, de las cosechas del maíz o de la coca que se producía en las terrazas agrícolas. Otro sector llama la atención más bien por la cantidad de morteros de molienda (16), probablemente para la fabricación de la chicha (cerveza de maíz), tan utilizada aún hoy en el mundo andino para las festividades religiosas. Un tercer sector está conformado por las viviendas de las personas que habitaban en el lugar con el fin de realizar actividades productivas especializadas, o cultos religiosos, o la administración de la producción agrícola.

Los acabados

Algunos recintos sobresalen por el precioso y fino acabado de sus muros, comparables con las exquisitas construcciones existentes en el Cusco, como el Coricancha o el Acllahuasi. Estos fueron, quizá, los edificios más importantes del lugar.

La gran plaza y los espacios sacramentales

Los recintos se complementan con una gran plaza pública en el centro del sector urbano, así como con dos plazas menores. Existen también unos edificios de evidente función ceremonial, que completan el sector urbano. Destacan sobre todo el Templo de las Tres Ventanas y el Intihuatana (5), piedra esculpida específicamente para realizar observaciones astronómicas. También se encuentra aquí un complejo sistema ritual de baños y fuentes de agua. Resulta innegable que Machu Picchu contiene una serie de objetos y paisajes que tuvieron un carácter sagrado que ponen en evidencia las creencias incaicas.

Un lugar único

Resulta evidente que Machu Picchu fue una construcción planificada con sumo cuidado, diseñada minuciosamente para compenetrarse con el paisaje natural. Es el resultado de un conjunto de experiencias únicas, donde la obra del hombre se confunde y se integra exitosamente con la naturaleza. La irregular topografía fue transformada en terrazas con fines agrícolas y urbanos, mimetizándose con el entorno, pero también muestra por lo menos dos docenas de rocas, que a manera de maquetas representan la topografía circundante.

Arquitectura Machu

Picchu es una verdadera joya arquitectónica. La belleza y el misterio de sus palacios de piedra son realzados por el grandioso paisaje del entorno, casi virgen, de abrupta topografía que la exhuberante flora selvática tiñe de verde.

Las construcciones han sido levantadas armónicamente sobre la superficie angosta y desnivelada de una colina bordeada por los precipicios del imponente cañón del Urubamba, en el que ruge y serpentea el río 400 metros más abajo. Machu Picchu está ubicado sobre los 2.400 m.s.n.m., en lo alto de una meseta situada entre dos picos de diferente envergadura, siendo el más pequeño, el Huayna Picchu, el que caracteriza tipográficamente el sitio. El nombre original de las ruinas pasó al olvido con los siglos. Machu Picchu es sólo una denominación topográfica, cuyo significado equivale a "cima vieja", así como Hayna Picchu significa "cima joven"; en el presente caso, la traducción debe relacionarse al concepto de volumen significando así "cima mayor" y "cima menor", respectivamente.

Desde su descubrimiento en 1911, Machu Picchu es un auténtico e insoluble enigma arqueológico. Su historia y función siguen intrigando a los estudiosos y tal vez nunca puedan ser aclaradas del todo.

"Machu Picchu es un viaje a la serenidad del alma, a la eterna fusión con el cosmos, allí sentimos nuestra fragilidad. Es una de las maravillas más grandes de Sudamérica. Un reposar de mariposas en el epicentro del gran círculo de la vida. Otro milagro más"

—Óscar Bech, escritor y periodista.

Todas las edificaciones en Machu Picchu siguen el clásico estilo arquitectónico inca: construcciones con muros pulidos de forma regular y junturas perfectas entre los bloques de piedra, sin emplear mortero. Un par de datos que evidencian el nivel de perfección técnica y arquitectónica que alcanzaron son: primero que entre piedra y piedra no cabe la hoja de un cuchillo y, después, la durabilidad de sus construcciones. Han llegado hasta nuestros días, prácticamente, intactas. Ni el paso del tiempo ni fenómenos geológicos han alterado la estructura inicial.

Es importante señalar, que los incas conocían la forma redonda (al dios Inti, lo representaron así); pero no la rueda. Cómo movían los enormes bloques de piedra que empleaban en sus construcciones es un misterio. Sin embargo, sí conocieron el plano inclinado. Lo que podría aventurar una teoría sobre cómo se las ingeniaron para elevarlos. Lamentablemente, los incas no dejaron registro escrito, debido a que tampoco conocieron la escritura.

En todo el conjunto, se encuentran alrededor de 140 construcciones entre templos, santuarios, plazas y núcleos residenciales. Hay más de cien escalinatas de piedra, muchas veces esculpidas íntegramente en un solo bloque de granito; gran cantidad de fuentes de agua interconectadas por canales con desagües perforados en la roca, destinadas al original sistema de riego.

En la actualidad, no es posible explicar cómo los incas pudieron trasladar hasta la cima de Machu Picchu bloques de piedra de hasta veinte toneladas.

El Huayna Picchu

El Huayna Picchu guarda también en su cima curiosas contrucciones incas.

Si se encuentra bien aclimatado y desea ascender al Huayna Picchu, debe dirigirse al norte del cerro Machu Picchu, sobre el cual se encuentra la ciudadela, se alza un cerro más elevado conocido con el nombre de Huayna Picchu.

Se encuentra a 2,667 m.s.n.m. y abarca una extensión de 2,000 m2. Fue explorado por vez primera por la Expedición de la Universidad de Yale, la cual encontró alrededor de una docena de asentamientos. El más importante, sin duda, fue el descubierto por Hiram Bingham, quien lo bautizó como “La gran caverna”, renombrada luego como el “Templo de la Luna”. Subir hasta aquí toma aproximadamente dos horas y media y sólo se lo puede hacer hasta antes de la 13:00 hs. Es necesario registrarse en la caseta que se encuentra al comienzo del recorrido.

Construyendo las laderas

En la cumbre misma del Huayna Picchu existen muchas estructuras como terrazas, pequeños recintos, rocas labradas, pasajes y túneles, todos ellos muy logrados. Hasta ahí conduce un camino que atraviesa otros restos arqueológicos ubicados en las laderas.

El “templo de la luna”

El llamado “Templo de la Luna” está compuesto por un recinto de planta rectangular adosado a una gran roca, que muestra tres puertas de 1.60 de alto cada una, además de una lateral. En el interior de la paredes se encuentran seis nichos trapezoidales. El “templo” propiamente dicho está constituido por una gran plataforma por debajo de una roca, levantada a casi 5 metros, y una entrada de 8 metros de altura. Hacia la izquierda se divisan cinco nuevos nichos trapezoidales de doble jamba, uno de los más delicados trabajos de cantería que se pueden encontrar en Machu Picchu.

Los alrededores

Otros edificios y estructuras completan la ocupación Inca en el Huayna Picchu. Delante del “Templo de la Luna” existe un conjunto de andenes, de más de 50 metros de longitud por 2 de alto, interconectados por una escalinata en piedra. Existen además edificios individuales de dos pisos de alto, llamados canchas, y otros conjuntos de andenes y edificios. En suma, podría decirse que la montaña contiene un total de ocho sitios arqueológicos.

El Entorno de Machu Picchu

El conjunto

La importancia que tuvo la ciudadela para el Tahuantinsuyo es evidente. En su época, estuvo densamente poblada y, de todas las construcciones, Machu Picchu fue sin duda la principal. No cabe duda de que estos asentamientos gozaron de una extraordinaria planificación y estuvieron interconectados entre sí, y con el Cusco, por caminos empedrados. Parte de la importancia de esta región fue su capacidad productiva, pues la mayoría de sitios son complejos agrícolas de gran magnitud. Considerando el medio ambiente que reina en la zona, el maíz, y tal vez la coca, debieron ser los productos agrícolas privilegiados.

Un mismo diseño

Prácticamente todos los sitios existentes dentro del Santuario Histórico de Machu Picchu sugieren la existencia de una misma mano creadora y un mismo estilo constructivo. El visitantes advierte de inmediato el uso recurrente de una serie de elementos incas típicos, cuyo afán principal era integrar su espléndida arquitectura con la naturaleza, aun más extraordinaria.

El entorno natural

La ecología del Santuario es sumamente diversa y compleja, ya que incluye diez zonas de vida, desde el bosque seco montano bajo -a orillas del valle- hasta el nivel en las cumbres de la cordillera. En términos altitudinales, esto significa que se extiende desde los 1,725 m.s.n.m. a nivel del río Urubamba, hasta los 6,271 m.s.n.m. en la cumbre del nevado Salcantay. Estas variaciones geográficas, y su singular topografía, tienen por consecuencia una diversidad muy amplia de flora y fauna silvestres.

El paraíso de los botánicos

Las variadas condiciones medioambientales han permitido la generación de una flora muy diversa, cubriéndose una enorme gama que va desde cerrados bosques propios de ceja de selva hasta ralas cumbres de montaña. Por todo ello, Machu Picchu ha sido calificado, no sin razón, como el paraíso de los botánicos.

La vegetación forestal está representada por especies madereras como el cedro, romerillo o intimpa, laurel, etc. Además, de las especies mencionadas predominan los géneros Ocotea, Pedocarpus, Guarea, Weinmania, Clusia, Cedropia, Cinchena, Eritrina o Pisonay, Ilex entre otros. De igual manera, existen muchas especies de begonias y puyas. Pero obviamente, dentro de la flora característica, la que más llama la atención son las orquídeas; se han identificado más de 30 géneros y alrededor de 100 especies, muchas de las cuales se encuentran en vías de extinción.

Refugio animal

La fauna de Machu Picchu es tan abundante como variada. Destacan varias especies en vías de extinción, como el oso de anteojos, el gallito de las rocas y el venado enano, por lo que el gobierno del Perú ha declarado la zona como una Área Natural Protegida. Existen, asimismo, muchas otras especies, como el puma, el zorro andino, la nutria de río, la taruca, el gato montes, el hurón; numerosas aves entre las que destaca el cara-cara, los picaflores, el pato de los torrentes, los loros, la pava de monte y muchas aves menores de variado colorido; reptiles como el jergón bothrops y el coral micrurus, peligroso por su activo veneno; lagartos, ranas, quirópteros y una numerosa entomofauna andina y amazónica que se compenetra en la zona, las que hacen del Santuario un lugar donde la observación y el estudio se conviertan en un atractivo adicional para turistas o investigadores.

http://www.portalinca.com/machupicchu/

http://machupicchu.made-in-peru.info/

El hombre que descubrió Machu Picchu

EXPLORADORHace cien años, el estadounidense Hiram Bingham se convirtió en un héroe por su hallazgo de la ciudad sagrada de los incas. Sin embargo, terminó sus días tildado de mitómano y saqueador de tesoros.

Sábado 9 Julio 2011

Cuando George Lucas y Steven Spielberg llevaron hace treinta años al cine la historia de Indiana Jones, un profesor de Arqueología que en sus ratos libres se dedicaba a viajar por el mundo en busca de reliquias y ciudades perdidas, a muchos les pareció familiar la figura de este hombre apuesto, de contextura alta y sombrero de explorador.

Hiram Bingham, un profesor estadounidense de la Universidad de Yale que saltó a la fama por haberle mostrado al mundo Machu Picchu, tenía las mismas características y, aunque Lucas y Spielberg nunca afirmaron que les sirvió de inspiración para crear a uno de los personajes más grandes de Hollywood encarnado por Harrison Ford, cuesta trabajo pensar en otro más parecido.

Por estos días, el nombre de Bingham vuelve a cobrar protagonismo, pues el 24 de julio se conmemoran cien años de su llegada a Machu Picchu, la ciudadela inca declarada una de las Siete Maravillas del Mundo Moderno.

Este lugar es uno de los destinos turísticos más visitados de Latinoamérica y la principal muestra arqueológica de la grandeza del Imperio inca.

Aunque cerca de un millón de personas celebrarán allí por todo lo alto el aniversario, muchos no recuerdan al explorador norteamericano como un héroe, sino como un mitómano y una figura mediática que quiso ganar fama con el hallazgo y saquear las reliquias que encontró en su camino. Esos críticos sostienen que se trataba de un personaje fatuo y presuntuoso, que buscaba más su figuración personal que el éxito científico.

Hijo de una familia protestante, Bingham no quiso seguir los pasos de su padre y su abuelo, misioneros religiosos en el antiguo Reino de Hawái durante el siglo XIX. Por el contrario, dedicó su vida a estudiar y obtuvo un PhD en la Universidad de Harvard, donde dictó clases de Historia y Ciencia Política.

La Universidad de Yale lo nombró profesor de la cátedra de Historia de América del Sur, motivo por el cual empezó a viajar a ese subcontinente.

Primero fue a Santiago de Chile, donde representó a su país en el Congreso Científico Panamericano de 1908. Un año después, decidió regresar para recorrer a caballo el antiguo camino real de Buenos Aires a Lima, pero su idea era partir desde Cuzco.

Cuando llegó allí, contactó al prefecto de dicha localidad, quien lo invitó a unirse a una expedición hacia las ruinas de Choquequirao, una ciudadela construida aproximadamente en el siglo XV.

La mayoría creía que esa era la mítica Ciudad Perdida de los Incas, donde el último emperador enfrentó a los conquistadores españoles en el siglo XVI y cuya localización se había olvidado con el paso de los años. Pero Bingham no se dejó impresionar, pues según sus investigaciones debía quedar en otra región.

El explorador entonces viajó a Estados Unidos en plan de conseguir recursos para organizar una nueva expedición que le permitiera confirmar su teoría. Se desplazó hacia Cuzco nuevamente a mediados de 1911, y luego de recorrer durante dos semanas el cañón del Urubamba, en la mañana del 24 de julio llegó al puente de Mandor.

Allí, un niño nativo, hijo de un residente de la zona llamado Melquíades Richarte, lo condujo a través de la espesa vegetación y le mostró las ruinas de Machu Picchu, que significa ‘montaña vieja’ en lengua quechua. Deslumbrado, Bingham describió el lugar en su bitácora como “un laberinto de muros y edificaciones recubiertas por selva verde”.

A pesar de que no quedaba donde el explorador creía, inmediatamente pensó que había encontrado lo que buscaba. Y fiel a su costumbre de inflar sus hazañas, fue mucho más allá. “Bingham no solo consideró que era la Ciudad Perdida, sino también la cuna de la civilización inca.

Él era un romántico, y a pesar de que no había suficiente evidencia científica, lo consideró así porque hacía de su viaje una historia fantástica y digna de contar”, le explicó a SEMANA Christopher Heaney, autor de una biografía sobre el explorador titulada Cradle of Gold: The Story of Hiram Bingham, a Real-Life Indiana Jones, and the Search for Machu Picchu. Bingham siempre estuvo convencido de que tenía la razón y dio testimonio de ello en La Ciudad Perdida de los Incas, un libro que se convirtió en best-seller en 1948 y que posteriormente fue rebatido por expertos.

Hoy los historiadores coin-ciden en que Machu Picchu no es la famosa Ciudad Perdida y que en realidad fue construida alrededor del año 1450, es decir, en el periodo tardío del Imperio inca, como un sitio exclusivo para las élites. Allí se reunían entre 500 y 800 personas, principalmente mujeres, a descansar y realizar ritos religiosos.

Además de ser una obra maestra de la ingeniería civil, los especialistas afirman que fue construida en una zona geográfica sagrada. De hecho, en los días del equinoccio de invierno y verano, los rayos del sol entran por la ventana central del observatorio astronómico de la ciudadela, lo cual demuestra que esta civilización, al igual que muchas de la era precolombina, era muy avanzada en astronomía, geología e ingeniería.

El peso de la fama

Un año después, Bingham organizó una expedición más grande con el apoyo financiero de la Universidad de Yale, de la National Geographic Society de Washington y de su esposa, Alfreda Mitchell, dueña de la joyería Tiffany de Nueva York.

En esa ocasión lo acompañó un equipo conformado por geólogos, arqueólogos, ingenieros y topógrafos, para terminar de quitar la maleza y así estudiar mejor las ruinas. Como dato curioso, la revista National Geographic, bajo la dirección del inventor del teléfono, Alexander Graham Bell, celebró su vigésimo quinto aniversario en 1913 con una edición especial dedicada al hallazgo, que incluía las primeras fotos de la ciudadela.

El interés que generó entre la comunidad científica le permitió a Bingham reunir recursos para realizar una tercera expedición, en 1915. Ya desde el viaje anterior había acordado con el presidente peruano Augusto B. Leguía llevarse algunas piezas del lugar para examinarlas en Estados Unidos y devolverlas 18 meses más tarde.

Pero cuando se cumplió el plazo, no las retornó porque, según él, acababa de enlistarse en la Fuerza Aérea y no le había quedado tiempo de revisarlas. Al final, el trato se enredó y las cerca de 46.000 reliquias, entre vasijas, huesos y artículos de cerámica y metal, permanecieron durante casi un siglo en los estantes de Yale.

Con el paso del tiempo, el gobierno peruano demandó a esa institución porque los objetos hacían parte de su patrimonio cultural, pero las directivas de Yale se negaron a devolverlos. Tras una larga batalla legal, la justicia les dio la razón a los peruanos y el año pasado llegaron las primeras piezas al país. Se espera que la colección esté completa a finales de 2012 y que sea exhibida en un museo de Cuzco de forma permanente.

La polémica por el tesoro acabó con la reputación de Bingham en Perú, pero no es la única que afecta su imagen. Poco después de su hazaña, el misionero británico Thomas Payne afirmó que había estado en Macchu Picchu antes que el estadounidense y que había cometido la ingenuidad de darle pistas de su ubicación.

Y recientemente se supo también que el ingeniero y comerciante alemán Augusto Berns arribó a ese lugar alrededor de 1860, es decir cuarenta años antes que Bingham.

De hecho, hay registros históricos que prueban que vivió allí y además diseñó los primeros mapas de esas tierras y obtuvo un permiso para remover algunos de los tesoros que había en esa área. Hoy varios académicos coinciden en que el norteamericano estaba al tanto de las actividades de sus antecesores, y que era una exageración proclamarse su descubridor.

Si se trata de ahondar aún más en el debate sobre el verdadero descubridor, basta recordar las evidencias que existen de la época de la Conquista. “Este sitio arqueológico está mencionado en documentos del siglo XVI -dijo a SEMANA el reconocido antropólogo peruano Jorge Flores Ochoa-. Se sabe, por ejemplo, que Machu Picchu estaba entre los lugares que Francisco Pizarro recorrió, y que para finales del siglo XIX había gente que conocía y vivía cerca de las ruinas”. Por eso, según él, es importante aclarar que el evento que se conmemora este mes es el hallazgo científico.

Para quitarse de encima la fama de ladrón de tesoros e ideas, Bingham trató de reinventarse en el mundo de la política. Luego de luchar como piloto en la Primera Guerra Mundial, fue elegido vicegobernador de Connecticut y más adelante, gobernador. En este último cargo solo duró un día, pues tras la sorpresiva muerte de un senador republicano, ganó una elección especial para ocupar esa vacante en el Congreso.

Pero su carrera de legislador también terminó mal, al ser hallado culpable de corrupción en la década de los treinta. No pudo volver a aspirar a un cargo público y pasó los últimos años de su vida en puestos administrativos menores. Paradójicamente, el hombre que alguna vez afirmó que su descubrimiento era comparable con el de Cristóbal Colón murió en 1956, a los 80 años, completamente desprestigiado.

Independientemente de la controversia que rodeó a Bingham, la mayoría de los historiadores admiten que solo gracias a su trabajo el mundo se percató de la existencia de Machu Picchu.

Desde que la noticia salió a la luz, se convirtió en un sitio de peregrinación obligado y hoy alrededor de 800.000 personas lo visitan cada año. “Más que un homenaje, el centenario debe ser una oportunidad para que los peruanos reafirmen su compromiso de preservar este lugar sagrado”, explicó a esta revista David Ugarte, antropólogo y exdirector del Instituto Nacional de Cultura de Cuzco.

Porque, aunque lo de Bingham fue más un show mediático muy al estilo de Indiana Jones, no hay que desconocer que Machu Picchu es ciertamente una maravilla que la humanidad tenía derecho a conocer.

http://www.semana.com/gente/hombre-descubrio-machu-picchu/159997-3.aspx

http://directoriodenoticias.wordpress.com/2011/07/11/el-hombre-que-descubrio-machu-picchu/

Machu Picchu: 100 años // Centenario de su descubrimiento

Publicado por Netzine

el 18 ene 2011 11:00am

Machu Picchu (del quechua sureño machu pikchu, “Montaña Vieja”) es una fortaleza de piedra construida principalmente a mediados del siglo XV en el promontorio rocoso que une las montañas Machu Picchu y Huayna Picchu en la vertiente oriental

Según documentos de mediados del siglo XVI, Machu Picchu habría sido una de las residencias de descanso de Pachacútec . Sin embargo, algunas de sus mejores construcciones y el evidente carácter ceremonial de la principal vía de acceso demostrarían que ésta fue usada como santuario religioso. Ambos usos, el de palacio y el de santuario, no habrían sido incompatibles. Algunos expertos parecen haber descartado, en cambio, un supuesto carácter militar, por lo que los populares calificativos de “fortaleza” o “ciudadela” podrían haber sido superados.

En Julio de 1911 fue descubierto en una expedición encabezada por el explorador estadounidense Hiram Bingham llegó a la ciudadela de Machu Picchu, entonces cubierta bajo una espesa vegetación acumulada en siglos de abandono.

A casi 100 años de su descubrimiento, Machu Picchu es una riqueza cultural que permite al visitante maravillarse con la arquitectura, su geografía y el respeto que los antiguos peruanos tenían por la madre tierra [Pachamama]. Sus apus o dioses, han hecho ganar la admiración de muchos visitantes. Y ahora también es considerada una de las 7 nuevas maravillas del mundo.

Sin embargo, este patrimonio cultural tendría mucho más que ofrecer y mostrar al mundo, si no fuese porque una entidad educativa tan reconocida como la Universidad de Yale mantiene los tesoros encontrados en las excavaciones del señor Bingham bajo custodia, sin permitir a los herederos de este considerado patrimonio de la humanidad, poder recuperar las más de 5000 piezas arqueológicas y exhibirlas a muchos de los visitantes que año a año congrega el santuario de Machu Picchu.

Es así que este año 2010 el Presidente Peruano Alan García ha puesto en marcha la campaña nacional e internacional por la reivindicación y recuperación de las piezas arqueológicas de Machu Picchu que se encuentran en la Universidad de Yale.

Lo mejor de todo, es que ésta no pasó desapercibida, ya que peruanos residentes en USA apoyaron la campaña participando en la Maratón de Nueva York en el Times Square. Allí recibieron el apoyo de miles de latinos este 07 de Noviembre, cada uno de ellos llevaba puesta una camiseta con las inscripciones “Yale, devuelve las reliquias de Machu Picchu”.

Actualmente Machu Picchu es el atractivo cultural, histórico y turístico más importante de Sudamérica. Las autoridades pertinentes están preparando un festejo especial que tendrá lugar en julio de 2011 por los 100 años de su descubrimiento, se tiene previsto organizar una serie de actos conmemorativos contando con la participación de importantes personajes, tanto de artistas como personajes políticos. [Dicen que Sting dará un concierto]

¿Cómo llegar a Machu Picchu?

Viajar a Péru desde cualquier punto de Latinoamérica es relativamente económico. Desde México las tarifas oscilan entre los 500 y los 800 dólares dependiendo de la temporada y la agencia de viajes. Por lo general si viajas a Lima, la aerolínea te ofrece por una cantidad extra un vuelo redondo a la ciudad de Cuzco.

El tren desde Cuzco

Hiram Bingham, así se llama el ferrocarril más lujoso que todos los días parte de Cuzco cargado de turistas que quieren hacer su sueño realidad. No podía tener otro nombre más que el del arqueólogo que descubrió la ciudadela en 1911. En aquel entonces seguro que no imaginó que peregrinar a aquel lugar iba a convertirse en una importante fuente de ingresos para el país.

De ahí que este tren al estilo del “Orient Express” tenga precio de lujo y vagón panorámico desde el que no perder detalle del frondoso paisaje. Aun así, existen otras alternativas más modestas dentro de los “precios para guiris”, la más barata es el tren Backpacker, que tarda cinco horas en llegar a Aguas Calientes, la población que se articula junto al santuario. Aunque los asientos están decorados al estilo indígena, no es excesivamente confortable, pero sí es una buena manera de conocer a otros viajeros e intercambiar impresiones.

El tren desde Ollantaytambo

Esta es la opción que suelen tomar los peruanos y la más rápida, ya que se encuentra a tan sólo 42 kilómetros de Machu Picchu. Sale más barato y permite pernoctar en este lugar con mucho encanto, donde todavía quedan casas de construcción inca. Los restos arqueológicos son variados y de gran valor, como la fortaleza, el Templo del Sol o los depósitos de Pinkuylluna. Como curiosidad, en el cerro donde se enclavan estos últimos aparece tallado un gran rostro de piedra. Dicen que es el dios Viracocha, que domina el paisaje con su rostro severo. Si se decide a detenerse en este lugar, también puede ser interesante acercarse hasta la comunidad de Willoc, a 20 kilómetros, donde sus pobladores son campesinos indígenas que siguen viviendo de manera tradicional.

A pie por el camino del Inca

Y si no viaja en tren, tendrá que calzarse las botas de trekking, porque no existe otra alternativa más para llegar a Machu Picchu. Imposible llegar por carretera. Eso sí, será un privilegiado, porque el camino del Inca, con sus 70 kilómetros de recorrido, es una de las mecas del senderismo internacional. Para hacerlo, conviene estar en buena forma, tanto física como mental, y haberse habituado previamente a la altura, ya que transcurre por zonas boscosas y montañosas a más de 4.000 metros.

Esta senda toma su nombre de la red de caminos que recorrían todo el Imperio y que desde sus cuatro rincones llevaban a Cuzco, la ciudad sagrada. Hoy en día, el recorrido oscila entre los 3 y los 5 días de caminata, dependiendo del punto de partida, normalmente suele ser Ollantaytambo. Es un itinerario precioso, que combina ruinas, naturaleza, vistas espectaculares, agujetas y emoción. Existe un número limitado de visitantes por día, por eso hay que contratar los servicios de un guía o de un tour-operador. No existe la posibilidad de ir totalmente por libre.

Los dos primeros días suelen ser los más duros, conviene llevar ropa especial, porque las noches suelen ser frías. La mejor época del año para realizarlo es entre abril y octubre. En febrero se cierra siempre para mantenimiento, ya que el paso de los más de 50.000 caminantes anuales deja su huella tanto en los restos de piedra como en la naturaleza.

http://www.apolorama.com/2011/01/machu-picchu-100-anos-centenario-de-su-descubrimiento/

http://moleskinearquitectonico.blogspot.com/2007/07/machu-picchu-aspectos-de-ingeniera.html

Machu Picchu (del quechua sureño machu pikchu, "Montaña Vieja") es el nombre contemporáneo que se da a una llaqta (antiguo poblado andino inca) de piedra construida principalmente a mediados del siglo XV en el promontorio rocoso que une las montañas Machu Picchu y Huayna Picchu en la vertiente oriental de los Andes Centrales, al sur del Perú. Su nombre original habría sido Picchu o Picho.1

Según documentos de mediados del siglo XVI,2 Machu Picchu habría sido una de las residencias de descanso de Pachacútec (primer emperador inca, 1438-1470). Sin embargo, algunas de sus mejores construcciones y el evidente carácter ceremonial de la principal vía de acceso a la llaqta demostrarían que ésta fue usada como santuario religioso.3 Ambos usos, el de palacio y el de santuario, no habrían sido incompatibles. Algunos expertos parecen haber descartado, en cambio, un supuesto carácter militar, por lo que los populares calificativos de "fortaleza" o "ciudadela" podrían haber sido superados.4

Machu Picchu es considerada al mismo tiempo una obra maestra de la arquitectura y la ingeniería.5 Sus peculiares características arquitectónicas y paisajísticas, y el velo de misterio que ha tejido a su alrededor buena parte de la literatura publicada sobre el sitio, lo han convertido en uno de los destinos turísticos más populares del planeta.6

Machu Picchu está en la Lista del Patrimonio de la Humanidad de la Unesco desde 1983, como parte de todo un conjunto cultural y ecológico conocido bajo la denominación Santuario histórico de Machu Picchu.

El 7 de julio de 2007 Machu Picchu fue declarada como una de las nuevas siete maravillas del mundo moderno en una ceremonia realizada en Lisboa, Portugal, que contó con la participación de cien millones de votantes en el mundo entero.

http://es.wikipedia.org/wiki/Machu_Picchu

http://enperu.about.com/od/Atracciones-En-Per-U/ss/Machu-Picchu.htm

http://www.inkas.com/tours/cuzco_machu_picchu/santillan_photos.html

http://www.machupicchu360.org/machu-picchu/galeria-fotos-machu-picchu/

http://www.arqueologiadelperu.com.ar/machupic.htm

http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=510645

Vídeo:

Web recomendada: http://www.machupicchu.gob.pe/

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