AdelaidaAdelaida

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Nombre:

Marrakech

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Localización:
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Tipo: Urbanismo

Categoría:

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Continente: África

País: Marruecos

Localización:

Año: 1062

Estado: Terminado

Descripción:Marrakech: La Perla del Sur

Marrakech es una de las ciudades más importantes de Marruecos y la tercera del país en población, luego de Casablanca y Rabat, con alrededor de un millón de habitantes.

Durante su larga historia de casi mil años fue en dos ocasiones capital del país; es por ello una de las cuatro "ciudades imperiales" de Marruecos (junto a Fes, Meknes y Rabat, la actual capital) y ostenta el orgullo de haber dado su nombre al país. Aunque las fuentes históricas no se ponen de acuerdo en ello, Marrakech significaría "tierra de dios" o "tierra santa", aunque otros sostienen que proviene de la expresión masmouda marrakouch, "vete rápido", haciendo referencia a que en sus orígenes era un lugar de temer.

Ubicada al pie de las montañas del Atlas, se la conoce como la Perla del Sur o también la Puerta del Sur. Los paisajes en los alrededores de Marrakech son de gran belleza y, por ello, motivo de numerosas excursiones, en especial al Djebel Toubkal, el pico más alto de Marruecos con 4167m.

La ciudad está constituida por la medina, que es el centro histórico de Marrakech, la Ciudad Nueva o Gueliz, creado en tiempos del protectorado francés y llamado también Barrio Europeo, que constituye el centro comercial y financiero de la ciudad, la zona de Hivernage, esencialmente con hotelería de alto nivel, y por último, zonas residenciales que se extienden al sur y al oeste.

http://www.mundocity.com/africa/marrakech/datos.html

Turismo en Marrakech

Sin ser la ciudad capital del país ni tampoco la más accesible geográficamente para el turista europeo, Marrakech ha llegado a ser la preferida a la hora de comenzar a descubrir el continente africano. El turismo en Marrakech tuvo un crecimiento muy importante en los últimos años, con el consiguiente desarrollo de la infraestructura hotelera y de servicios, y en la actualidad más de dos millones de turistas la visitan anualmente.

¿Cuáles son los atractivos de Marrakech? Para comenzar, la medina, el corazón histórico de la ciudad, es la más grande y la más poblada del país. Sus murallas, que le dieran el apodo de "Ciudad Roja", encierran las principales atracciones, tales como el efervescente zoco que congrega desde hace siglos a artesanos de todos los géneros, la animada Plaza Djemaa el Fna, la Mezquita Koutoubia y su bello minarete, los museos de la ciudad y refinados edificios en el tradicional estilo morisco que vale la pena definitivamente descubrir.

Pero aunque Marrakech vale en sí misma el viaje hasta el sur marroquí, no hay que olvidar que se encuentra en un valle a los pies de las montañas del Atlas y que los paisajes naturales que rodean a la ciudad son impactantes. Un recorrido por los poblados del valle del río Ourika, el monte Toubkal y su parque nacional o las cascadas de Ouzud son algunas de las excursiones que pueden hacerse a partir de Marrakech.

http://www.mundocity.com/africa/marrakech/turismo.html

La Medina de Marrakech Rodeada por una extensa muralla, la medina es el centro histórico y turístico de Marrakech, donde se concentran sus principales atractivos

Con la palabra medina se designa en los paises de influencia árabe a la parte más antigua de una ciudad, aunque hasta la aparición de los barrios modernos en la periferia la medina constituía la ciudad en sí misma.

La medina de Marrakech fue en sus orígenes campamento militar y mercado. En el siglo XII fue necesaria la construcción de una Kasbah (fortificación amurallada) para defenderse de ataques externos. El trazado de la muralla fue modificado y ampliado varias veces por las sucesivas dinastías gobernantes hasta el definitivo que vemos actualmente.

La medina de Marrakech es la más extensa de todo Marruecos, con sus 600 hectáreas, y la muralla que la rodea mide 19 kilómetros de longitud, entre 8 y 10 metros de altura y un espesor que varía entre 1,60 y 2 metros. Por ser la piedra muy escasa en la región, se utilizó una especie de arcilla rojiza que el sol hace variar en tonalidades según el momento del día y que le dio a Marrakech su apodo de Ciudad Roja.

En sus orígenes la medina amurallada, respondiendo a su función defensiva, no contaba con la cantidad de puertas (bab) que vemos hoy y que la conectan a la Ciudad Nueva. Entre las más antiguas se encuentran dos bellos ejemplos de arquitectura almohade que resistieron el paso de los siglos: Bab er Robb y Bab Agnaou; ésta última forma parte de los restos de la antigua Kasbah. Otras puertas que destacan por su monumentalidad son Bab Doukala, Bab Aghmat y Bab Aylen. Algunas llevan nombres de tribus, otras tienen nombres que evocan actividades artesanales. En total son 22 las puertas que comunican a la medina con Gueliz e Hivernage.

Qué ver en la medina

Dentro de la medina se encuentran la mayor parte de las atracciones turísticas de Marrakech:

- La céntrica Plaza Djemaa el Fna, considerada Patrimonio Oral de la Humanidad, puede tomarse como punto de partida para todos los recorridos.

- El gran zoco de Marrakech, que sigue siendo, como desde hace cientos de años, un gran centro comercial, y el zoco de curtidores de cuero, con sus técnicas ancestrales de tratamiento de las pieles.

- Los museos de la ciudad: el Museo de Marrakech, el Museo Dar Si Said y la pequeña Casa Tiskiwin, todos dedicados al arte tradicional marroquí.

[Entrada al Palacio Real] - Edificios remarcables, como el Palacio Real, residencia oficial del rey de Marruecos cuando visita la ciudad (no está abierto al público), el deslumbrante Palacio de la Bahia y la Medersa Ben Youssef con su mezquita, que fuera la escuela coránica más importante del Maghreb.

- La emblemática mezquita Kutubia, con su minarete de 70 metros, que destaca entre los más de 300 minaretes de mezquitas de la medina.

- Las refinadas tumbas saadíes, con sus mausoleos exquisitamente decorados.

Otras atracciones incluyen las ruinas del Palacio Badi y la qubba almorávide, una preciosa fuente con varios siglos de antigüedad.

Las laberínticas calles de la medina a menudo esconden tras los muros desnudos confortables residencias en torno a cuidados jardines: son los típicos riads, normalmente convertidos en hoteles, que ofrecen una opción más "tradicional" para hospedarse que los lujosos hoteles de las afueras. Y hablando de lujo, el Hotel La Mamounia, considerado entre los más distinguidos hoteles del mundo, también se encuentra en la medina de Marrakech, aunque actualmente está cerrado por trabajos de restauración y se espera que abrirá sus puertas a fines del 2008.

http://www.mundocity.com/africa/marrakech/medina.html

El zoco de Marrakech

Hoy, como desde hace cientos de años, el zoco de Marrakech sigue siendo un importante centro comercial y artesanal

Los zocos, llamados bazares en oriente y simplemente mercados o mercadillos en occidente, son una constante en las ciudades árabes; desde tiempos remotos fueron el lugar de encuentro de las caravanas que viajaban por el desierto para comerciar, concluir negocios, encontrarse con otras tribus, beber té con amigos o incluso arreglar bodas.

El zoco de Marrakech es el mercado más grande de todo el Maghreb y se puede acceder a él directamente desde la Plaza Djemaa el Fna. Inmediatamente se percibe el bullicio y la animación en las callejuelas laberínticas, algunas cubiertas por lamas de madera para protegerse del sol, donde comerciantes y artesanos intentan cada día hacer su negocio con locales y turistas.

Un poco de historia

La palabra zoco, souk en árabe, designa 'un gran desorden' y podriamos pensar que el término es más que acertado para definir esta zona tan efervescente y ruidosa donde nada parece seguir ninguna regla. Sin embargo, los zocos fueron desde siempre mercados muy ordenados que respondían a una organización social y geográfica de diferentes corporaciones de artesanos, vigente aún hoy después de más de ocho siglos de existencia.

Fueron primero los tejedores y los curtidores de cueros quienes se instalaron y poco a poco se fueron agregando otras actividades, cada una estableciéndose en una zona bien delimitada para desarrollar su actividad.

Cada corporación tenía sus reglas y jerarquías profesionales bien precisas; en general, existía una escala jerárquica en la cual el aprendiz estaba en el nivel más bajo durante un cierto tiempo (a veces años) para aprender el oficio. Cuando era capaz de realizar una pieza por sí mismo era juzgado por sus maestros o maalems y si era aprobado podía instalarse y comerciar como los demás artesanos. Los maalems eran, entonces, los que transmitían los secretos de la profesión, y eran liderados por el amine, elegido de entre ellos para resolver conflictos entre artesanos o entre maestros y aprendices.

La ubicación de cada actividad dependía del valor de la mercancía y de la incomodidad que significara para los vecinos. Así, el zoco de los curtidores de cueros (con sus técnicas ancestrales de tratamiento de las pieles), el taller de los alfareros y el mercado de camellos fueron ubicados al exterior de la medina.

Los alimentos, por ser productos económicos y perecederos, ocupaban las zonas de la periferia: se podían encontrar olivas, huevos, aves, carnes rojas, dátiles... También los ligados a las actividades rurales, como los que confeccionaban riendas y sillas de montar para los caballos. Próximo estaba el zoco de los carpinteros, cuyos talleres invadían prácticamente la calle.

La zona central del gran zoco se reservaba a los artículos más costosos y delicados: las telas de seda, las especias y joyas de oro, así como los productos para el cuidado personal y el arte del tatuaje con henna (un arbusto espinoso que produce una tintura utilizada para tatuar o teñir el cabello).

El zoco hoy

En la actualidad, pese a la degradación causada por la invasión de la cultura occidental y los productos made in china, el zoco congrega alrededor de 2600 artesanos y 40 corporaciones que aún mantienen vivo el arte tradicional marroquí, confiriendo un encanto especial al mercado más grande del norte africano.

La variedad de artículos que se puede encontrar abarca casi todo lo imaginable: vestimentas, joyas, tapices, babuchas, objetos de tierra cocida, madera, metálicos o de cuero, especias, frutos secos, carnes y otros alimentos, hierbas medicinales... la lista sería interminable.

Negociar antes de comprar, además de ser toda una tradición comercial árabe, en este caso resulta además indispensable ya que los precios suelen ser bastante elevados; si el comerciante ve real interés en el producto convidará al cliente con un té de menta y apreciará hacer un buen negocio, pero se sentirá ofendido si sólo se busca regatear por diversión.

El zoco es un placer para disfrutar con todos los sentidos y la mente abierta. Sólo hay que dejarse llevar por las callejuelas y dejar que ese pequeño gran mundo de olores, sabores y sonidos nos invadan y sumerjan en una forma de vida que es, seguramente, muy diferente a la que estamos acostumbrados.

http://www.mundocity.com/africa/marrakech/zocos.html

La Mezquita Koutoubia

Su minarete de 70 metros de altura es visible aún

a varios kilómetros de la ciudad y forma parte

de la postal de Marrakech

La Mezquita de Koutoubia o Kutubia es uno de los sitios más visitados de Marrakech y el edificio más representativo del arte almohade en la ciudad. Como en la mayoría de las mezquitas, la entrada está prohibida a los no musulmanes; no obstante nada impide que cada año miles de turistas fotografíen su bello minarete o que descansen en los jardines que la rodean.

Ubicada en una posición ideal, la Koutoubia está muy próxima a la concurrida plaza Djemaa el Fna y los bulliciosos zocos. Por otro lado, la Avenida Mohammed V parte justo frente a la mezquita y lleva directamente a Gueliz, la Ciudad Nueva.

Construida en el siglo XII durante el reinado del sultán Abd Al-Mumin, perteneciente a la dinastía almohade, pronto se instalaron a su alrededor numerosos mercaderes de manuscritos, por lo cual la mezquita tomó el nombre de Kutubia, que significa mezquita de los libreros (kutub: libro en árabe).

La mezquita original data, en realidad, de los tiempos de la dinastía berber de los almorávides, allá por el año 1120, pero fueron los almohades quienes realizaron cambios significativos en el estilo que le imprimieron el aspecto que perduró hasta nuestros días.

Los almohades quisieron una mezquita que destacara por su sobriedad y sus líneas sencillas. Respondiendo a la forma tradicional, la planta de la Koutoubia tiene forma de "T", extendiéndose sobre un rectángulo de 60 metros de largo por 90 metros de ancho. El minarete cuadrangular es un elemento característico en la arquitectura musulmana occidental y fue agregado más tarde, alrededor del año 1196.

De medidas bien proporcionadas, 12,8 metros de lado y una altura total de 77 metros, el minarete tiene una decoración diferente en cada cara, combinando adornos florales y epigráficos con entrelazados en relieve, que intercalan pinturas, bandas de azulejos y arcadas. Aunque bastante afectado por el paso del tiempo, el minarete aún es dueño de una sobria belleza.

En el interior, seis salas superpuestas son conectadas por una rampa que permite acceder al balcón, tarea realizada por el muecín (persona seleccionada en la mezquita para convocar a la población para la oración gritando desde lo alto) cinco veces cada día (adhan) y todos los viernes.

En lo alto, el minarete remata con cuatro bolas doradas, superpuestas y de tamaño decreciente, la más grande de 2 metros de diámetro. Las leyendas cuentan que originalmente estas bolas eran tres, representando los mundos terrestre, celestial y espiritual. La cuarta habría sido una donación de una de las esposas del sultán Yaqub el-Mansur, quien habría fundido sus joyas de oro para realizarla como penitencia por haber roto el ayuno del Ramadán comiendo tres uvas...

Por su arquitectura y sobriedad en la decoración, la Kutubia ha sido tomada como modelo para la construcción de la torre Hassan en Rabat y la Giralda de Sevilla.

http://www.mundocity.com/africa/marrakech/kutubia.html

Palacio El Badi El palacio más fastuoso jamás imaginado fue totalmente desmantelado y hoy sólo quedan sus muros desnudos gastados por el tiempo sobre los que anidan las cigüeñas.

Cinco meses después de su resonante victoria sobre las tropas portuguesas en la batalla de los Tres Reyes el 4 de agosto de 1578, el sultán saadí Ahmed al-Mansur Ed-Dahbi (El Dorado) emprendió la construcción de un palacio monumental dedicado a las grandes recepciones y audiencias reales.

Las obras comenzaron ese mismo año, en 1578, prolongándose hasta 1594, y ciertos trabajos fueron acabados recién en 1603.

El impresionante conjunto palaciego constaba de 360 habitaciones dispuestas en grandes pabellones en torno a un patio central: El Pabellón de Cristal, el Pabellón de Audiencias, el Pabellón Verde y el Pabellón del Heliotropo. En el enorme patio de 135 por 110 metros se había instalado un estanque de 90 por 20 metros con una hermosa fuente. Otros estanques marcaban las esquinas del patio.

La grandiosidad del palacio destacaba aún más por la abundancia y riqueza de la decoración: el lujo reinaba por doquier y abundaban los materiales preciosos como el ónix, el jaspe y el oro, este último proveniente de Sudán, al que Al-Mansur había conquistado recientemente. Las columnas eran de mármol de Carrara, que aparentemente el sultán habría canjeado a comerciantes italianos por su peso equivalente en azúcar de caña. Tal vez hubo en ello un mensaje visual: el gran sultán transformando el azúcar en blanco mármol... Los artesanos llegaban de todas partes para embellecer los cielorrasos de estucos y maderas finamente talladas.

Esta profusión en la ornamentación dio al palacio el apodo de El Badi, « el incomparable ».

Cómo un palacio tan imponente acabó siendo sólo un gran conjunto de piedras?

Se dice que en el curso de una de las grandes ceremonias de la corte el destino del majestuoso palacio fue predicho. Uno de los invitados tenía reputación de visionario, y el sultán lo interrogó burlonamente: -¿Qué piensas de este palacio?- A lo que el visionario respondió: -Cuando sea demolido, será un gran montón de piedras! Este presagio habría asustado mucho al sultán, quien ordenó encarcelar de por vida al infeliz vidente.

Más allá de las anécdotas, en la historia de Marruecos diferentes dinastías se sucedieron y cada una estableció la capital del imperio en la ciudad de su preferencia. Marrakech fue la ciudad elegida por los saadíes, pero cuando la dinastía alauita llegó al poder, el sultán Moulay Ismail decidió borrar de Marrakech todo vestigio de la dinastía precedente (sólo las tumbas saadíes se salvaron por su temor al sacrilegio) y así fue como mandó desmantelar el palacio para construir la ciudad imperial de Meknes, establecida como nueva capital del imperio en 1675.

Las crónicas relatan que El Badi, cuya construcción demandó alrededor de 25 años, fue despojado de todas sus riquezas en menos de una década, y se dice que no hubo una sola ciudad en Marruecos que no recibiera parte de sus ruinas...

Las excavaciones arqueológicas comenzadas en 1953 apenas pudieron dar prueba de la grandiosidad del Incomparable con la determinación del plano del conjunto palaciego. Del Pabellón de Cristal no queda prácticamente nada y el Pabellón de Audiencias subsistió hasta nuestros días bajo la forma de altas murallas erosionadas. Sólo se encontraron algunos fragmentos de mármol de las columnas, restos de las fuentes, azulejos y estucos. Se sabe de la fastuosidad del palacio esencialmente por las crónicas históricas y relatos de embajadores e invitados reales, quienes llegaron a conocerlo en sus tiempos de esplendor y dan cuenta de la elegancia y refinamiento de los saadíes.

Hoy, la vasta explanada poblada de naranjos y los muros desgastados por el tiempo coronados de nidos de cigüeñas no faltan de un cierto aire poético y romántico. Subiendo a la terraza se puede apreciar una bella vista de la ciudad.

Cada año, durante los fines de semana del mes de julio, el Badi revive con el festival de música y danza tradicional, y en septiembre se muestran filmes durante el Festival de Cine de Marrakech. En el complejo tiene su sede un pequeño museo donde se exponen restos del palacio y un minbar móvil (púlpito para sermones) proveniente de la mezquita Koutoubia.

Dirección: Medina de Marrakech

Precio de la entrada: 10 Dirhams para visitar el palacio - 20 Dirhams incluyendo visita al minbar (1 Euro = dirhams.)

http://www.mundocity.com/africa/marrakech/palacio-badi.html

El Palacio de la Bahia El suntuoso palacio "de la bella" habría sido dedicado por el vizir Ahmed ben Moussa

a una de sus favoritas

La construcción del Palacio de la Bahia fue encargada por Ahmed ben Moussa, hombre influyente, hábil y poderoso, que fue visir (el cargo más alto luego del monarca) del sultán Abdelaziz a finales del siglo XIX.

A partir de una antigua residencia, que fuera propiedad de su padre, y apropiándose de un conjunto de casas adyacentes, el visir encargó el trabajo de diseño y construcción de su palacio al arquitecto marroquí Muhammad al-Mekki. Las obras se prolongaron durante 6 años, desde 1894 a 1900, durante los cuales los mejores artesanos y obreros de todo el país trabajaron sin interrupción.

El palacio tiene 160 habitaciones, dispuestas en una sola planta y a un mismo nivel; el vizir tenía problemas de movilidad debido a su obesidad. Habiendo surgido de la reunión de diversos inmuebles, el conjunto palaciego dio como resultado una sucesión, que puede parecer desordenada, de pequeños patios, jardines, salones y dependencias en los que no es difícil perderse sin un guía. El denominador común es una decoración exquisita, típica de la arquitectura marroquí, que alcanza sus puntos culminantes en las dependencias donde el vizir recibía visitas oficiales. En torno al palacio, las 8 hectáreas de parque son un verdadero remanso en medio de la medina.

Se dice que Ahmed ben Moussa dedicó este magnífico palacio especialmente a su preferida entre las 4 esposas y 24 concubinas que conformaban su harén; de hecho, palacio de la Bahia significa palacio de la bella o la brillante.

Se puede visitar sólo un tercio del palacio; el resto es propiedad privada de la familia real.

Sin duda, lo que más impresiona del palacio de la Bahia es el gran patio, llamado Patio de honor. Consiste en una inmensa explanada de 50 por 30 metros, cubierta de mármol y zelliges (mosaicos geométricos típicos de Marruecos), rodeada completamente por una galería que apoya en esbeltas columnas de madera decapada. Las numerosas habitaciones que dan a este patio eran ocupadas por las concubinas del visir y sus hijos. También a este gran patio daba la imponente Sala de Honor de 20 por 8 metros, la más grande y suntuosa del palacio, utilizada en recepciones oficiales y cuyo cielorraso pintado destaca por su belleza.

También se pueden visitar pequeños patios interiores que dan paso a salas donde Moussa recibía a los gobernantes y embajadores, tales como la Sala del Consejo, donde resalta especialmente el cielorraso pintado, u otras que fueron sus apartamentos privados. Más tarde, en estas salas fueron instaladas las oficinas del mariscal Lyautey, en tiempos del protectorado francés en Marruecos.

El visir Ahmed ben Moussa era un hombre influyente, envidiado y temido por su crueldad, hasta el punto en que el mismo sultán, cuando Moussa fallece en el año 1900, ordenó saquear el palacio de la Bahia y trasladar las pertenencias a su propio palacio...

Dirección: Calle de la Bahia casi Zitoun el-Jedid - Medina de Marrakech

Horarios de visita: Abierto todos los días de 8.30 a 12 hs. y de 14.30 a 18 hs.

Precio de la entrada: 10 Dirhams (1 Euro = dirhams.)

http://www.mundocity.com/africa/marrakech/palacio-bahia.html

Historia de Marrakech

La historia de Marrakech comienza con su fundación en 1062 por Ibn Tasfin, que instaló en ella la sede de la dinastía de los almorávides "habitantes de las rábidas" escuelas propagadoras de la fe, desde la que los almorávides conquistaron todo Marruecos. A Ibn Tasfin se le considera el padre de Marruecos.

El califa almorávide Abd al Mu-min mandó construir dos mezquitas, una de ellas es la famosísima Mezquita Koutoubia inspirada en el arte del Al-Aldalus que recuerda a la Giralda.

Derrotados los almorávides, se instaló la dinastía de los almohades, "unificadores" del Islam, beréberes que negaban la intercesión de los morabitos o santones ante Dios. La época almohade fue un periodo de gran esplendor para Marrakech. Numerosas construcciones la recuerdan, como la majestuosa entrada de la Qasba, fortaleza en la que existe también una mezquita.

En 1230 al-Maymun, de la dinastía de los benimerines, ayudado por Fernando II conquistó Marrakech. Poco después su hermano Abu Yusuf eliminó a los almohades y los benimerines gobernaron Marrakech durante dos siglos. En la etapa benimerin, la ciudad estuvo un poco olvidada y no hay vestigios que resaltar de su paso.

A la dinastía benimerin o marinie, como también se la denomina, la siguió la dinastía de los Wattasi y de ésta, y por último, el poder pasó a la dinastía de los Jerifes.

Los Jerifes son descendientes de Mahoma por línea de su hija Fátima casada con Ali. De Ali procede el nombre de Alauíes, dinastía a la que pertenece el actual rey de Marruecos y de ahí la denominación de "reino alauita", anteriormente también llamado "imperio jerifiano".

Los Jerifes tomaron el poder en el siglo XVI. De esta época destacan la mezquita de Bab Dukkala, de Muassin y de Sidi al-Yazuli, la madrasa de Ibn Yusuf de 1570 y el mausoleo del saadie al-Mansur y su familia.

Marrakech pasa por todos los avatares históricos del propio Marruecos donde portugueses, españoles y franceses pusieron sus pies, unas veces para eliminar a los corsarios, otras por represalias por permitir la piratería y, en general, por el control de sus riquezas naturales y su privilegiada situación de puerta de África.



Historia convulsa hasta la independencia de Marruecos en 1956, con escasas épocas de paz propiciadas por las ambiciones de los países europeos que se neutralizaban entre sí.

En 1911 la capital de Marruecos pasó a ser Rabat y Marrakech pasó a un segundo plano. Hoy es una ciudad que vive principalmente del turismo, de los productos agrícolas que se exportan a Europa y de las conservas vegetales. Es centro comercial de su región y centro del trasporte del mineral extraído en el Atlas.

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Plaza de Jamaa el Fna

La Plaza de Jamaa el Fna es la plaza central de Marrakech y el lugar más importante de la medina. En ella se desarrolla la vida pública de Marrakech tanto de día como de noche.

Lo mejor de la Plaza de Jamaa el Fna es la transformación que va sufriendo en el transcurso del día.

Por el día

Por el día encontraréis muchas cosas que os llamarán la atención: desde domadores de monos que se te subirán encima hasta encantadores de serpientes, pasando por dentistas exponiendo sus últimas piezas extraídas.

Además de los extraños personajes, en Jamaa el Fna también encontraréis multitud de puestos de zumo de naranja, especias, menta y caracoles.

Por la noche

Según atardece, la plaza cambia totalmente. Al caer la noche desaparecen los tenderetes de la mañana y se llena de puestos de comida donde poder cenar, músicos improvisados y espectáculos de diferente índole.

Si os atrevéis a cenar en los puestos de la plaza, hay que decir que la comida no está nada mal y los precios son bastante económicos.

Imprescindible

Cualquier hora es buena para pasear por Jamaa el Fna y disfrutaréis recorriéndola a diferentes horas.

La plaza está rodeada de tiendas de suvenires, bares y restaurantes. Os recomendamos que entréis a alguno de los bares que cuentan con terraza. Tomarse una consumición por 10 dirhams y ver la vida de la plaza desde las alturas es algo obligatorio.

http://www.disfrutamarrakech.com/plaza-jamaa-el-fna

Tumbas Saadíes

Las Tumbas Saadíes son uno de los lugares más visitados de Marrakech. Fueron abiertas al público en 1917, año en que fueron descubiertas.

Estas tumbas datan de finales del siglo XVI y están localizadas en un jardín cerrado al que se accede a través de un pequeño pasillo.

En el mismo jardín se pueden ver más de 100 tumbas decoradas con mosaicos. En ellas están enterrados los cuerpos de los sirvientes y guerreros de la dinastía saadí.

El mausoleo principal

El edificio más importante de las Tumbas Saadíes es el mausoleo principal. En él está enterrado el sultán Ahmad al-Mansur (el creador) y su familia. El mausoleo consta de 3 habitaciones, siendo la más conocida la de las doce columnas, en la que están enterrados sus hijos.

Nuestra opinión

Aunque personalmente nos gustan más nuestros cementerios, siendo una de las visitas más importantes de la ciudad y por sólo 10 dirhams, debéis dedicar la media hora que merece la visita.

http://www.disfrutamarrakech.com/tumbas-saadies

Palacio Bahia

El Palacio Bahia es una de las obras arquitectónicas más importantes de Marrakech. Fue construido a finales del siglo XIX con el objetivo de ser el palacio más impresionante de todos los tiempos.

La construcción del palacio llevó más de una década y fue llevada a cabo por el gran visir del sultán Abdelaziz, Si Moussa. A finales del siglo XIX quedó en manos de Abu Bou Ahmed, un esclavo negro que llegó a ser visir. Éste ayudó a llevar al palacio a su máxima expresión.

En las 8 hectáreas de extensión que tiene el palacio se ubican 150 habitaciones que dan a diversos patios y jardines. La parte más interesante del Palacio Bahía es el harén de las 4 esposas y las 24 concubinas de Abu Bou Ahmed.

Como curiosidad, el nombre del palacio significa "el bello" o "la bella". Hay diversas teorías de si el nombre viene dado por el palacio en sí, o por la mujer preferida del visir, en cuyo caso sería "El Palacio de la Bella".

Habitaciones desoladas

Si hay algo que achacar a este palacio es que todas sus habitaciones se encuentran vacías. Cuando murió el visir mucha gente, incluidas sus esposas y el propio sultán, decidieron desvalijar por completo cada una de las estancias.

Por suerte, la impresionante decoración del techo aún permanece.

Imprescindible

Aunque mucha gente opina que no es demasiado espectacular, lo cierto es que, de los edificios que se pueden visitar en Marrakech, el Palacio Bahia es uno de los mejores.

Excepto que no tengáis tiempo para hacer ninguna visita turística, no os arrepentiréis de pagar los 10 dirhams que vale la entrada.

Mejor con guía

Dado que el palacio se encuentra vacío y no hay carteles explicativos en castellano, para poder disfrutar la visita y saber lo que es cada sala, recomendamos contratar un guía turístico.

http://www.disfrutamarrakech.com/palacio-bahia

Jardines de Menara

Los Jardines de Menara son los jardines más conocidos de Marrakech. Fueron creados en 1870 sobre un antiguo estanque almohade.

En estos jardines podréis ver un gran estanque presidido por un edificio muy llamativo y miles de olivos que se riegan gracias a él.

El edificio central que preside el lago fue encargado por el sultán Sidi Mohammed y se dice que antiguamente fue el lugar de los encuentros amorosos de los sultanes de la ciudad.

Nuestra opinión

Personalmente la visita al Jardín de la Menara no nos entusiasmó. Más que jardines se puede decir que es un huerto donde, con este tipo de árboles, no podrás conseguir ni alejarte del sol. Si hace calor la visita se torna un poco incómoda.

http://www.disfrutamarrakech.com/jardines-menara

Jardines Majorelle

Los Jardines de Majorelle fueron creados en 1924 por Jacques Majorelle, pintor francés que se asentó en Marrakech en 1919.

En un principio los jardines sirvieron al pintor como fuente de inspiración, pero en 1947 se abrieron al público en general.

Desde 1980, los Jardines de Majorelle son propiedad de Yves Saint Laurent.

Si os gusta el arte islámico, en los jardines podréis visitar un pequeño museo.

Tipos de plantas

Los Jardines Majorelle son unos jardines bastante grandes con multitud de plantas distintas. Las plantas están divididas en cactus, palmeras, bambú, plantas de jardín y plantas acuáticas.

Recomendado

Aunque no sean tan conocidos como los Jardines de Menara, los Jardines Majorelle para nosotros son unos jardines mucho más bonitos que los primeros.

Otra ventaja sobre la Menara es que, al existir árboles frondosos, el frescor que se respira gracias a ellos es muy de agradecer si el día es caluroso.

Web oficial de los jardines:

http://www.jardinmajorelle.com/

http://www.disfrutamarrakech.com/jardines-majorelle

Palmeral de Marrakech

El Palmeral de Marrakech tiene más de 100.000 palmeras y fue plantado durante la dinastía almorávide en un terreno de más de 13.000 hectáreas.

Actualmente el palmeral está considerado una zona de lujo y es el centro de un gran plan urbanístico que incluye residencias, hoteles y campos de golf. Por ahora, el palmeral sigue conservando un aire místico y la invasión no resulta muy perceptible.

El palmeral sigue siendo una fuente de riqueza para la ciudad. Además de los dátiles y la madera que se obtiene de las propias palmeras, éstas crean un buen ecosistema para los árboles frutales y las plantaciones que allí conviven.

¿Cómo visitarlo?

La forma más agradable de visitar el palmeral es en calesa. Contratando uno de estos coches de caballos durante 2 horas podréis realizar el trayecto que separa la Plaza de Jamaa el Fna del Hotel Palmeraie Golf Palace, uno de los puntos más lejanos y un buen símbolo de la realidad actual de la zona.

Si no tenéis tanto tiempo, la otra opción es hacer una visita más breve en taxi aunque, desde nuestro punto de vista, pierde todo el encanto.

¿Qué hacer en el palmeral?

Además de tomar un té en uno de los hoteles de lujo que hay en el palmeral, lo más habitual y lo preferido por los más pequeños es dar un paseo en camello. Encontraréis camelleros a lo largo de toda la ruta.

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Gueliz, la ciudad nueva de Marrakech

La parte nueva de la ciudad de Marrakech queda representada en las grandes avenidas Mohamed V y Mohamed VI. Gueliz es la zona elegida para vivir por la mayoría de los extranjeros residentes en Marrakech.

Para que os hagáis una idea de lo que encontraréis en la zona, basta con decir que en la avenida Mohamed V hay una gran tienda de Zara de reciente construcción.

A lo largo de la avenida Mohamed V encontraréis las tiendas de ropa más lujosas de la ciudad.

Un buen sitio para cenar

Si estáis cansados de la cocina marroquí, en Gueliz encontraréis restaurantes más occidentales (e incluso un McDonald´s).

Aunque parezca una zona más lujosa, los precios siguen siendo baratos y cenar en una pizzería cerca de los grandes hoteles de la avenida Mohamed VI no supondrá más de 120-140 dirhams para dos personas.

http://www.disfrutamarrakech.com/gueliz

Guía de turismo y viaje a Marrakech

¿Piensas visitar Marrakech próximamente? Descubre qué ver, las mejores zonas para alojarte y los riads, casas tradicionales marroquies donde podrás dormir y sentirte como en un cuento de las Mil y una Noches. Todo esto y mucha más información de valor te la facilitamos en nuestra guía actualizada en abril del 2012 por un residente en ciudad.

En tiempos de la dinastía almohade, Marrakech era reconocida como la ciudad más importante del occidente musulmán, la capital del imperio del Magreb y Al-Andalus.

Se supone que en el inicio fue un campamento militar de Abu Bekr, jefe almorávide (alrededor del año 1070). Fue su sucesor, Yusef Ben Tachfin, quien convirtió ese primitivo campamento en la capital del imperio, construyendo edificios, ordenando la perforación de pozos de agua y fortificándola. Fue capital hasta 1269 en que la invasión merinida decidió trasladar la administración a Fez.

Los marroquíes se refieren a esta ciudad como Medina al-Ham’ra, que en árabe significa “La Ciudad Roja”, por el color de sus edificaciones y murallas. También se la denomina “Perla del Sur”.

“De primeras te extraña y después te entraña”, dijo Fernando Pessoa de Marrakech. Sin duda, con su plaza, sus zocos, sus vendedores ambulantes, sus sonidos, aromas y colores, Marrakech es una ciudad difícil de olvidar.

Es la segunda ciudad más grande de Marruecos y su centro cultural. El centro neurálgico es la Plaza Jemma el Fna, en la Medina, siempre en actividad, hormigueante de tenderos, contadores de cuentos, vendedores de zumos frescos. La Medina fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1985.

En esta guía de turismo de Marrakech destacamos:

El atardecer es especial en Marrakech. Todo se pone en movimiento. Es el momento ideal para sentarse en la terraza de alguno de los restaurantes y cafés que rodean la Plaza Fna, tomar un té de menta, por ejemplo, y dejar pasar las horas tan sólo mirando como debajo, en la plaza, todo se mueve y bulle y cambia de color, mientras se escuchan las voces y sonidos que llegan desde el corazón mismo de la ciudad.

Alojarse en uno de los Riads de Marrakech, o casas tradicionales, les transportaran a un pasado de cuento árabe y harán de su estancia un experiencia inolvidable.

Como sitios históricos para ver, todavía se conservan la Madrasa de Ben Youssef, el Palacio Badi, la Koubba, la Mezquita Koutoubia, el Jardín Majorelle, entre otros.

Los zocos, por supuesto, son ineludibles. Allí encontrará las más bellas artesanías: hilados, espejos, lámparas, artículos de piel, tapetes. Para entusiasmarse y regatear.

Una experiencia interesante son los hammams o baños árabes y mezclarse con los locales en los baños clásicos o si se prefiere hacerlo en un hammam para turista con masaje y acompañado de tu pareja.

Si te gustan las actividades deportivas, desde la ciudad podrás salir en bicicleta, por ejemplo, a recorrer el circuito de la Palmeraie, a 5km. del centro, o a realizar una excursión por el desierto y conocer la cultura bereber, o practicar golf en el Royal Golf Club, o hacer trekking en las estribaciones de los Atlas, y, ¿ por qué no?, ver la ciudad desde el cielo volando en globo aerostático.

Pasa y conoce con nuestra guía de turismo de Marrakech esta preciosa ciudad.

http://www.101viajes.com/Marrakech/Guia-turismo-viaje-Marrakech

Marrakech2 (nombre original en bereber tamurt n Akkuc, Tierra de Dios; en árabe, مراكش Marrākuš, pronunciado coloquialmente Mrrākeš; en castellano antiguo: Marruecos, escrito en grafía francesa Marraquech) es una de las ciudades más importantes de Marruecos, cuenta 1.545.541 habitantes y está al sur del país, al pie del Atlas, a 466 msnm de altura. Posee numerosos monumentos patrimonio de la Humanidad, lo que la convierten en el principal atractivo turístico del país.

Es, junto a Mequinez, Fez y Rabat, una de las cuatro ciudades imperiales de Marruecos.3 Fue fundada en 1062 por los almorávides y fue la capital del Imperio islámico. La ciudad posee el mercado tradicional (suq) más grande del país y una de las plazas más concurridas de África y del mundo, Djemaa el Fna.4 En la plaza se citan acróbatas, cuenta-cuentos, vendedores de agua, bailarines y músicos. Por la noche, la plaza se llena de puestos de comida, convirtiéndose en un gran restaurante al aire libre.

Toponimia

Coloquialmente esta ciudad es apodada Medina Al-Ham'rá es decir, en árabe, «La Ciudad Roja» por el color de sus edificaciones y las tonalidades predominantes en el entorno. También se la denomina extraoficialmente «Perla del Sur» y «Puerta del Sur». En cuanto al nombre Marrakesh o Marrākiš tiene una posible etimología Tamazight (Bereber) a partir de las palabras mur (n) akuch cuyo significado es Tierra de Dios. (El radical "mur" aún se usa en los lenguajes bereberes sólo en la forma de género femenino o "tamurt"). Notar que la palabra "mur/mawr" puede estar asociada con los moros y con Mauritania, pero esta posible segunda sutil etimología se considera improbable actualmente.[cita requerida]

Toponimia

Coloquialmente esta ciudad es apodada Medina Al-Ham'rá es decir, en árabe, «La Ciudad Roja» por el color de sus edificaciones y las tonalidades predominantes en el entorno. También se la denomina extraoficialmente «Perla del Sur» y «Puerta del Sur». En cuanto al nombre Marrakesh o Marrākiš tiene una posible etimología Tamazight (Bereber) a partir de las palabras mur (n) akuch cuyo significado es Tierra de Dios. (El radical "mur" aún se usa en los lenguajes bereberes sólo en la forma de género femenino o "tamurt"). Notar que la palabra "mur/mawr" puede estar asociada con los moros y con Mauritania, pero esta posible segunda sutil etimología se considera improbable actualmente.[cita requerida]

Marrakech fue fundada en 1062 por Youssef Ibn Tachfin, primer emir de la dinastía bereber de los almorávides. La ciudad nació como avanzadilla, primero militar y luego comercial, para garantizar a la tribu la supremacía sobre una región de fundamental importancia estratégica, puesto que por la zona pasaban las rutas de caravanas hacia el África negra a través del Sahara. Desde su base de Marrakech, los almorávides consiguieron, hasta el siglo XI, ampliar su dominio sobre todo Marruecos. Desembarcaron en España, derrotaron a los cristianos y conquistaron así gran parte de la península Ibérica. Marrakech se convirtió en una gran capital amurallada con exuberantes jardines y magníficos palacios y mezquitas, de los cuales hoy por desgracia no queda nada, a excepción de la pequeña Koubba Ba’adiyn. El reino perduró hasta 1147, cuando los almohades –una federación rival de tribus bereberes provenientes de las montañas del Atlas– conquistaron la ciudad después de un largo asedio y la arrasaron, para después reconstruirla. La arquitectura almohade produjo grandes obras, como la Mezquita Kutubia y la mezquita Kasbah, la monumental Bab Agnau y los jardines de la Minara. Mientras, la ciudad se convertía en un faro de la cultura islámica, atrayendo célebres pensadores y literarios de todo el mundo árabe. Pero después de un siglo de dominio, también la luz almohade se apagó. Las tropas almohades fueron derrotadas en varias ocasiones en España y a su regreso a Marrakech, en 1248, el ejército cayó en una emboscada que le tendió una tribu del desierto, capitaneada por Banu-Merin, que prosiguió su marcha victoriosa hasta Fez, donde fundó una nueva dinastía, la de los benimerines. El último sultán almohade fue definitivamente derrotado en 1276, cuando los benimerines extendieron su dominio por todo el sur de Marruecos.

Marrakech volvió a ser capital tres siglos más tarde, cuando la tribu de los saudíes, proveniente del sur, destituyó a los benimerines y, en 1549, trasladó de nuevo la corte a la ciudad. Le siguió un período de gran crecimiento y esplendor, que hizo de Marrakech una de las ciudades más pobladas del mundo árabe, llena de espléndidos palacios, entre los que destaca el de Badi. Pero esta dinastía tampoco duró mucho en el poder y a principios del siglo XVII el país se sumió en una guerra civil, que no terminó hasta 1668, cuando un príncipe árabe, Moulay Rachid, subió al trono, de quien sus descendientes gobiernan el país todavía hoy. Marrakech perdió el título de capital y el sucesor de Rachid, Moulay Ismail, la trasladó a Mequinez, expoliando el palacio Badi de todas sus riquezas. Cuando el monarca murió, el país se vio sumido en la anarquía durante más de un siglo, hasta salir de ella como un reino cada vez más débil.

Mientras, Marrakech inició sus primeros contactos y relaciones comerciales con Europa, en primer lugar con Gran Bretaña, que se multiplicaron a lo largo del siglo XIX. En aquella época fue cada vez mayor el interés de las grandes potencias europeas por adueñarse del norte de África. Así, el control de Marruecos se dividió entre Francia y España. El gobierno de los sultanes era cada vez más débil y finalmente aceptó la imposición oficial del gobierno colonial francés, formalizado con el Tratado de Fez de 1912. Pero enseguida estallaron motines y revueltas, sobre todo en Marrakech y en el sur. Para conseguir mantener el control, la administración francesa hizo un pacto con Thami el Glaoui, uno de los señores de la guerra que estaba al frente de las tribus de las montañas del Atlas, y en 1912 lo nombró señor de Marrakech, dándole carta blanca sobre la ciudad y el Marruecos Meridional. Thami el Glaoui se instaló en un palacio de la ciudad y desde allí gobernó con mano de hierro durante más de 40 años, hasta 1955. Déspota cruel, extravagante y amante de los excesos, era también un hombre perspicaz y brillante, que organizaba suntuosos banquetes para sus huéspedes y los cubría de generosos regalos. En los años treinta, la administración francesa construyó la ville nouvelle fuera de las murallas de la Medina, una verdadera ciudad con amplias avenidas arboladas, edificios modernos de estilo morisco, escuelas y hospitales, mientras la Medina se fue degradando poco a poco.

En los años treinta también se desarrolló el movimiento nacionalista que encontró su expresión política en el Partido de la Independencia. Después de la Segunda Guerra Mundial, el seguimiento del partido aumentó e incluso el sultán, Mohammed V, empezó a presionar por la independencia. Así, en 1953, los franceses lo exiliaron y lo sustituyeron por un gobierno fantoche, lo cual no sirvió más que para encender la chispa de la revolución, que en un primer momento intentaron apagar con el apoyo de Thami el Glaoui. Pero los franceses ya estaban haciendo frente a la sangrienta revuelta de Argelia y pronto suavizaron sus posiciones; en 1955 dejaron regresar al sultán. Mientras, a principios de 1956, Thami el Glaoui murió y Marrakech se liberó de su tirano. En marzo de 1956 Marruecos obtuvo la independencia.

Marrakech es hoy la ciudad internacional de Marruecos, con una comunidad de expat (extranjeros que viven permanentemente aquí) vasta y en continuo crecimiento. Los pioneros fueron los millonarios de los años veinte y treinta, seguidos por artistas e intelectuales de los años sesenta entre extravagancias y fiestas psicodélicas. Nació en aquellos años el mito del Marrakech exótico y bohémienne que arrastró a la generación sucesiva de extranjeros, que desembarcó en la ciudad a partir de los años ochenta. Algunos de ellos decidieron trasladarse a vivir a la Medina, recuperando antiguos edificios en plena decadencia. La población marroquí, en cambio, por lo menos la que se lo puede permitir, vive en el sueño de una casa "moderna" en la ville nouvelle. El fenómeno de los europeos en la Medina en un primer momento era algo esporádico, pero a mediados de los noventa estalló el boom, con la contribución determinante de un programa de la televisión francesa que explicaba cómo en Marrakech, con el dinero de un pisito en París, se podía comprar un "riad", un verdadero palacete, y vivir a lo grande. Y así fue como en pocos años en la ciudad nació el "pueblo del riad", una comunidad heterogénea que tiene en común las ganas de inventar un nuevo estilo de vida. Hoy tener casa en Marrakech es un sueño cada vez más practicado y caro. Los precios han subido, aunque siguen siendo inferiores a los de las grandes ciudades europeas y americanas. Y empiezan a aparecer las primeras contradirecciones, y aunque la Medina ha sido declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad no existen todavía normativas rígidas para conservar el patrimonio histórico y arquitectónico. Por ello, se está reforzando un movimiento de opinión preocupado por el riesgo de un expolio moderno. Y luego está la no menos importante cuestión del respeto hacia la cultura y la sensibilidad de los residentes del lugar. Pero el camino parece marcado y el futuro de la ciudad se dirige cada vez más hacia el turismo y el mundo exterior.

Geografía

Clima

Marrakech presenta un clima semiárido, con inviernos suaves y húmedos y veranos cálidos y secos. Las temperaturas medias pasan de 12 grados Celsius en invierno a 23 grados Celsius en verano. El esquema de precipitaciones invierno húmedo/verano seco de Marrakech sigue la misma pauta que sucede en climas mediterráneos. En comparación con éstos, sin embargo, la ciudad recibe menos lluvia, de ahí que esté clasificada como semiárida.

http://es.wikipedia.org/wiki/Marrakech

http://fr.wikipedia.org/wiki/Marrakech

http://en.wikipedia.org/wiki/Marrakesh

Pinche para ver las Fuentes seleccionadas

Vídeo:

Web recomendada: http://www.ville-marrakech.ma/

Contador: 6012

Inserción: 2014-10-19 16:11:08

 

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