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Baalbek

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Tipo: Monumentos

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Continente: Asia

País: Líbano

Localización:

Año: 2900 a. C.

Estado: Terminado

Descripción:B A A L B E C K (Líbano)

Baalbeck es hoy una ciudad libanesa, ubicada en el valle de la Bekaa, entre las cordilleras del Líbano y el Antilíbano, a unos 85 Km de Beirut.

Debido a su emplazamiento, entre los ríos Litani y Asi, en medio del camino de las caravanas que unían la costa cananea a la alta Mesopotamia , el corredor sirio y Egipto, así como por la prosperidad de su suelo, Baalbeck tuvo un gran protagonismo en el Mundo Antiguo

Baalbeck desde el aire. Se aprecia la explanada del templo de Júpiter con las seis columnas y delante, el templo de Baco

Esta importancia se refleja en sus magníficos monumentos, cuyas ruinas asombraron a los viajeros de ayer y de hoy.

Cuenta la leyenda libanesa que allí estaba el Paraíso Terrenal y que Adán vivió en Baalbeck cuando era sólo un oasis poblado de palmeras, rodeado de montañas ricas en frondosos bosques de cedros.

También se dice que en ese lugar moró el patriarca Abraham, hasta que lo vieron montar en un caballo de fuego y desaparecer en las profundidades de la noche de Oriente.

En Baalbeck, por último, Salomón habría edificado, por amor a la reina de Saba, un palacio tan magnífico como no existía en toda Asia.

Más allá de las leyendas, la ciudad de Baalbeck atesora una historia de más de tres mil años, rica en odios y amores, en hazañas increíbles, en conquistas y en guerras de nunca acabar.

Su nombre significa "Ciudad de Baal", nombre derivado de una antigua asociación en la ciudad con el culto a un Baal solar local cananeo , de la tribu semita del mismo nombre , en el l II milenio al que los griegos identificaron con Helios-Apolo De ahí el nombre de Heliópolis con que la rebautizaron.

El culto a este Baal del sol y su pareja Astarté, la diosa de la fertilidad y la fecundidad del II milenio continuó en el I milenio, en la llamada "época fenicia" y llegó hasta el Imperio romano y el Cristianismo.

De aquellos templos consagrados a Baal y a Astarté poco o nada queda hoy en Baalbeck. La ciudad fue conquistada - y saqueada numerosas veces - por los sucesivos invasores asirios, griegos (con Alejandro Magno) y romanos.

Más tarde, sería el turno de los sarracenos y de los tártaros (al mando del Gran Tamerlán).

Simultáneamente a los desastres de la guerra, Baalbeck padeció una sucesión de terremotos: los más severos en 1158, 1203 y 1664, aunque particularmente devastador fue el de 1759, que dejó la ciudad sumida en tinieblas y a sus pobladores creyendo que había llegado la hora del Apocalipsis. Pero ni los invasores ni los seísmos pudieron doblegar del todo el testimonio que allí dejaron los romanos: Un legado de edificios de piedra, parcialmente destruidos, pero tan monumental y de tal tamaño como no hay otro en todo el Próximo Oriente.

En efecto, en Baalbeck - y de ahí su importancia arqueológica - los Príncipes Augusto, Adriano y Caracalla (que gobernaron Roma desde los albores de nuestra era hasta el siglo III) levantaron una ciudad sagrada diez veces más grande que la de Atenas. No hay, ni siquiera en la misma Roma, construcción tan gigantesca.

Augusto, cuyas cuatro décadas de gobierno - desde el año 27 a. De C. Hasta el 14 de nuestra era - fueron las más brillantes de toda la historia del imperio romano (de ahí el llamado "siglo de Augusto"), mandó erigir en Baalbeck un templo al Sol, al que identificaron con Júpiter, originando el culto a Júpiter Heliopolitano.

A deidad tan grande no podía escatimársela espacio: la planta medía 135 metros de largo por 113 de ancho, y el conjunto estaba sostenido por 58 columnas corintias de 22,9 metros de altura. El entablamento medía 4,3, mts de alto.

El templo de construyó al parecer sobre una colina artificial de tierra, con grandes megalitos para sostenerlo.

De estos, tres están en posición en la parte oeste y miden 19,5 mts. por 4,3 mts, pesando 750 toneladas.

El templo de Júpiter, también de orden corintio, mide 69.2 m por 35.7 m y está rodeado por un peristilo de 42 columnas, con 10 columna en el vestibulo.

Vale la pena comparar su dimensión con la de otras dos grandes construcciones realizadas en Roma: el arco de Tito mide 14 metros de altura, y el de Constantino, 11 metros.

Las seis columnas monumentales del templo de Júpiter

El templo del sol de Baalbeck fue, con mucho, , el mayor edificio religioso de la Antigüedad consagrado a este dios (el Zeus de los griegos).

Seis de sus colosales columnas aún están en pie.

El emperador Adriano (reinó de 117 a 138), fascinado por el esplendor de Baalbeck-Heliópolis, siguió de cerca los trabajos del templo de Venus, diosa de la belleza, el amor y el erotismo( trasunto romano de la fenicia Astarté) y sus dependencias e hizo construir el anfiteatro, el foro y grandes avenidas.

Pocos años después de concluido el santuario dedicado a Venus , un edificio circular levantado sobre un basamento de 22 metros de largo por 15 de ancho, rodeado de columnas y estatuas de otros dioses paganos,, se comenzó a construir, justo enfrente del templo de Júpiter, el consagrado al

Baco-Liber Pater romano, el dios más complicado del Panteón romano por sus asimilaciones con el Dioniso griego, el Sabazio traco-frigio y el Sadrapha fenicio.

Según la leyenda griega, Dioniso había nacido de los amores clandestinos de Júpiter con Semele, la bella y joven hija de Cadmo, rey de Tebas.

Baco fue, en efecto, un dios brillante y alegre, que residía en una fresca caverna sombreada por una parra. Con las uvas que recogía llegó a elaborar un néctar que con el tiempo se llamaría vino, y con el cual Baco (Dionisio para los griegos) convidaba generosamente a los genios del bosque (sátiros) de quienes era muy amigo. Aquellas fueron, sin duda, las primeras borracheras de la historia, algo que enmascara el verdadero carácter mistérico del culto de este dios, que muere y resucita, y con él sus fieles, siendo, en realidad, un dios de la resurrección y la vida eterna.

Los romanos honraban siempre a Baco en sus fiestas y los templos que le dedicaban dan buena cuenta en sus bajorrelieves de los prolongados ritos orgiásticos de sus fiestas Bacanales, prohibidas en Roma en 186 a.C. por el escándalo público que ocasionaban.

El templo de Baco en Baalbeck es quizá el más hermoso de la ciudad. Lo rodeaban cincuenta columnas, cada una de ellas de 18 metros de altura, con bellas cornisas esculpidas.

La puerta principal, de 13 metros de alto por 6 de ancho, está considerada como uno de los más acabados modelos del arte romano de la época: esculpidos en piedra se ven motivos de perlas entrelazadas con gajos y hojas de parra, junto a racimos de uva, copas y ánforas para contener vino, la bebida sagrada del delirio y la inmortalidad,

Los templos erigidos en Baalbeck sobrepasan todas las medidas. ¿Cómo se explica tanta desmesura, a tanta distancia de la capital imperial?.

Se supone que la erección del colosal templo de Júpiter en Baalbeck estuvo relacionada con la demostración de poder que Roma necesitaba hacer a sus lejanas colonias orientales.

Los gobernantes romanos difundieron en los países conquistados el culto a sus dioses oficiales como símbolo del Estado, intentando aglutinar en torno a su culto a todos los individuos por encima de su origen étnico o social.

En definitiva, los fieles demostraran a través del culto al Emperador divinizado y a Júpiter, más que a otros dioses romanos, su lealtad a Roma, al poder establecido. Así, es posible suponer que cuanto más grandes fueran los templos, mayor sería el temor y el respeto que inspiraría el poder imperial que esos edificios representaban.

Pero aquellos cultos paganos habrían de extinguirse con el paulatino avance del cristianismo. Los emperadores Constantino y Teodosio el Grande construyeron allí grandes iglesias. Fue el fin irrevocable del reino de Baal, Astarté, Júpiter, Venus, Baco y otras grandes deidades de los antiguos cultos orientales.

Lo que quedó de todo aquello, pasados muchos se convirtió en uno de los más ricos yacimientos arqueológicos de Medio Oriente.

Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se constituyó paralelamente en poderoso imán turístico, que atrajo multitudes de turistas a ese bello rincón del Líbano.

Hasta 1974, medio millón de personas se acercaban anualmente a las piedras de la antigua Baalbeck para extasiarse ante la contemplación de tanta maravilla. Los viejos dioses parecían conservar, aún, su poder de convocatoria. Festivales de teatro y música aprovechaban, todos los veranos, la impar escenografía de las columnas del templo de Júpiter para montar grandes espectáculos. Durante varias décadas, el Festival Internacional de Baalbeck tuvo fama de saber congregar a los mejores artistas del mundo.

Pero en 1975, en la antigua morada de los dioses volvió a sonar el estruendo apocalíptico. No eran los truenos de Júpiter ni el temblor de nuevos terremotos. Eran los disparos de una guerra civil que terminaría desangrando, por largos años, el Líbano.

Baalbeck, en mitad de una ruta estratégica, que une norte y sur, fue de nuevo el escenario de un infierno. Convertida en bastión de la fracción proiraní Hezbollah, la vieja ciudad padeció cruentos bombardeos que afectaron la estructura de sus viejos monumentos.

Con sus columnas horadadas por las balas -y hasta burdamente pintarrajeadas con graffiti-, los templos quedaron prácticamente abandonados.

La zona respira actualmente un momento de paz. Pero nadie garantiza nada en esas regiones.

En la cercana y ya semirreconstruida Beirut, todavía se recuerda que el programa del Festival Internacional de Baalbeck 1975, que debió suspenderse por la guerra, incluía una famosa obra de Richard Wagner: la tetralogía El Ocaso de los Dioses.

EL MISTERIO DE BAALBECK

Entre los restos de la vieja Baalbeck, anteriores a la época romana, pueden verse aún algunos bloques de piedra caliza de mil toneladas que suscitan las más imaginativas hipótesis. Esos gigantescos trozos de roca, perfectamente tallados, fueron transportados hasta allí desde una cantera cercana y elevados hasta una altura de siete metros. En el fondo de la cantera, a un kilómetro del emplazamiento de los templos, queda un bloque aislado, rectangular, de MIL TONELADAS, que no llegó a ser totalmente desprendido de la roca original.

Los arqueólogos que lo estudiaron cuentan que estaba destinado para la fase final de una inmensa plataforma que quedó inconclusa. El bloque está cortado con una perfección similar a la que se obtiene empleando una moderna herramienta de tallado con rayo láser.

Además, para desplazar semejantes bloques de piedra desde la cantera hasta la ciudadela era necesario el esfuerzo conjunto de cuarenta mil hombres, o de tres mil bueyes. Una tarea ciclópea, que ha hecho abonar hipótesis fantasiosas, que incluyen la intervención de seres extraterrestres. Se llegó a decir que la inmensa plataforma inconclusa había sido diseñada para las maniobras de naves espaciales

http://www.uned.es/geo-1-historia-antigua-universal/FENICIOS/BAALBECK.htm

El misterio de Baalbek

Baalbek (o Balbek) se encuentra en el este del Líbano, en el famoso valle de Beqa’a, entre los ríos Litani y Asi. Se localiza en el cruce de dos rutas comerciales de importancia histórica, una entre el Mediterráneo y la Siria Interior, y la otra entre el norte de Siria y el Norte de Palestina.

Localización de Baalbek

Los orígenes de Baalbek son un misterio. Se ha supuesto que inicialmente fue una ciudad fenicia, centro del culto al dios babilónico Baal-Hadad, y su nombre significaría “Ciudad de Baal”; posteriormente, los griegos asimilarían esta deidad a Helios, de ahí que pasara a llamarse Heliópolis. Sin embargo, no existe ninguna evidencia arqueológica de ese supuesto asentamiento fenicio inicial, y dada la ausencia de referencias en las fuentes históricas de un asentamiento semejante, lo más probable es que éste haya sido o de muy escasa importancia o, mucho más probablemente, inexistente. El nombre “Baalbek” no denota una inconmensurable antigüedad. Ni se usó durante la época romana, ni existe evidencia de que se haya utilizado alguna vez con anterioridad a ésta. No parece muy probable que el sitio comenzara a llamarse “Baalbek” en honor a un Baal cualquiera en tiempos posteriores, pues para entonces la región ya se había cristianizado, para ser más tarde sometida por el Islam.

Las primeras referencias firmes acerca de la ciudad datan precisamente del período posterior a la conquista romana.

Baalbek

La famosa terraza de Baalbek es una de las principales bazas de los defensores de la hipótesis de los “Antiguos Astronautas“, según la cual, en un pasado lejano, habitantes de otros mundos habrían visitado la Tierra. Esos navegantes de los espacios interestelares habrían dejado como prueba de su paso mitos dispersos y edificios inexplicables.

La Gran Terraza es una plataforma construida con las mayores piedras talladas conocidas, bloques megalíticos que fueron cortados con gran precisión y colocados para formar unos fundamentos de 460.000 metros cuadrados de superficie. En esta plataforma se encuentran los tres colosales bloques conocidos como el Trilithon, cada uno de los cuales mide casi 20 metros de largo, con una altura de aproximadamente 4 metros y un ancho de 3. El peso de cada uno de esos monolitos monstruosos se ha estimado entre mil y dos mil toneladas; son de granito rojo, y fueron extraídos de la cantera a más de un kilómetro de distancia, valle abajo respecto a la construcción.

Una de las 3 piedas del Trilithon

Aún es más extraordinario el hecho de que en la cantera haya quedado un bloque aún mayor, conocido por los árabes como Hajar el Gouble, o Piedra del Sur.

La piedra del sur

En 1851, el estudioso francés Louis Felicien de Saulcy, quien más tarde realizaría una de las primeras excavaciones sistemáticas de Jerusalén, permaneció en Baalbek dos días, del 16 al 18 de mayo, y se convenció de que el basamento de la Gran Terraza eran los restos de un templo prerromano; dejó sentada esta opinión en su libro “Voyage autour de la Mer Morte” (“Viaje alrededor del Mar Muerto”) que data de 1864.

La hipótesis del origen extraterrestre de la terraza de Baalbek aún tardaría en llegar. El primero en exponerla fue el físico bielorruso Matest M. Agrest, en 1959. Agrest es considerado como el primer científico en avanzar la hipótesis de que la Tierra fue visitada en tiempos prehistóricos por inteligencias venidas del espacio exterior; su famoso artículo “Astronautas de la Antigüedad” (Kosmonauty Drevnosty) se publicó en 1961. En sus hipótesis, Agrest le da una gran importancia a la historia bíblica de Enoch, y a la oscura referencia del Génesis que habla de los Nefilin. Propuso, asimismo, que las tectitas son prueba de esas visitas extraterrestres y que lo que realmente ocurrió en Sodoma y Gomorra fue una explosión nuclear. Para Agrest, la Gran Terraza habría sido una pista de aterrizaje para los cosmonautas de la antigüedad. Curiosamente, la única fuente de información de Agrest respecto a Baalbek parece haber sido un indefinido libro publicado en París en 1898.

Profesor Mates M Agrest

La hipótesis de Agrest respecto a Baalbek en particular, y a los “antiguos astronautas” en general, hizo escuela. Zacharia Sitchin y Däniken siguen también esta misma línea. Las innumerables toneladas de los bloques de Baalbek parecen ser tan fascinantes que existen autores que no se resisten a mencionarlas, aunque no tengan nada que ver con el tema del que están tratando; por ejemplo, Charles Berlitz, quien en medio de un catálogo de maravillas que aparece en su magna obra “El Triángulo de las Bermudas” menciona “las enormes piedras de las fundaciones del templo de Júpiter, en Baalbek, Siria, emplazadas allí mucho antes de la construcción del templo y una de las cuales pesa 2.000 toneladas”. Por cierto, en la actualidad Baalbek no queda en Siria, sino en el Líbano, pero pasémosle por alto este pequeño lapsus.

Es de hacer notar que las especulaciones que atribuyen la Terraza de Baalbek a la acción de los “antiguos astronautas” parten de dos supuestos básicos: que la plataforma fue construida en un pasado muy remoto, mucho antes de los templos que la coronan, que el peso de los grandes bloques supera la capacidad de transporte de la tecnología humana de la época en que se levantó la plataforma (¡y aún en el día de hoy!). Pero ¿son ciertas estas suposiciones? Si seguimos al pie de la letra la leyenda, tal y como se repite una y otra vez, sólo podemos concluir que las ruinas de Baalbek son simplemente imposibles e inexplicables, un misterio sin solución humana.

En los años 1904 – 1905 una expedición alemana realizó la primera excavación sistemática en las ruinas de Baalbek. Los arqueólogos alemanes excavaron a través de la plataforma y realizaron hallazgos muy interesantes. La aparentemente sólida terraza está construida de sólidos megalitos únicamente en sus muros externos. En el interior, bajo el foro, encontraron un laberinto de cámaras rellenas de escombros compactados, con paredes de ladrillo en la típica forma romana de panal; debajo de todo esto, el lecho de roca sólida. En resumen, sólo albañilería y restos romanos. Los cimientos de los templos están fundamentados en el lecho de rocas para poder soportar su peso, ya que la plataforma simplemente se hundiría si descansaran sobre ella. Las paredes megalíticas son en realidad un muro de contención en declive.

Del supuesto asentamiento fenicio previo no se encontraron restos, ni tampoco de ningún otro de una inconmensurable antigüedad. Mucho menos, restos de equipos de láser, pilas de fusión atómica o motores de plasma.

Uno de los recursos más efectivos e impresionantes de los que se sirvieron los ingenieros y arquitectos romanos fue la creación de masivas plataformas en terrazas para soportar grandes edificios o grupos de ellos. Esta idea venía de Grecia, pero fueron los romanos quienes lograron desarrollar todas las ventajas estructurales de construir masivas subestructuras para explotar el potencial funcional de lugares geográficamente accidentados. Ejemplos de estas terrazas se han encontrado en Tiddis (África del Norte), Terracina (Italia), Praeneste (Palestina), y muchos otros sitios.

La conclusión, por extraño que parezca, es que, de acuerdo a los datos disponibles, el emplazamiento es de origen romano. Ni fenicio, ni extraterrestre. Y en cualquier caso, como pista de aterrizaje hubiera resultado francamente deficiente, pues cualquier nave espacial de regular peso hubiera hundido el pavimento.

¿Y los bloques del famoso Trilithon? ¿Cómo es posible que hayan sido desplazados desde la cantera hasta su posición final en la plataforma, por los romanos o por quien fuera?

Aquí son necesarias algunas precisiones. La primera: los bloques no son tan pesados como suelen afirmar los divulgadores de la hipótesis de los “antiguos astronautas”. Ya vimos que von Daeniken les atribuye “casi 2.000 toneladas” y “20 metros de lado”; esto último hace pensar de inmediato en un monstruoso cubo, pero en realidad se trata de “aproximadamente 20 metros de largo”, ya que cada megalito tiene forma de paralelogramo. Berlitz sigue a von Daeniken en el dislate, y habla también de “2.000 toneladas”. Puestos a fantasear, no falta quien les atribuya “millones de toneladas”. Todo esto hace sospechar que existe mucha gente que habla del tema sin molestarse en hacer algunas comprobaciones elementales, para las cuales no es necesario viajar a Baalbek ni excavar en la plataforma. Todo lo que se requiere es conocer la densidad del granito, las dimensiones de los bloques y una modesta calculadora de mano.

La densidad del granito, dependiendo de su tipo, varía entre 2,63 y 2,75 g/cm3. Respecto a las dimensiones de los bloques, no hay dos fuentes que den las mismas medidas; sin embargo, todas coinciden en que ninguno llega a los 20 metros de largo. Según parece, el mayor de los megalitos del Trilithon mide 19,80 por 4 por 3,6 metros. Esto daría un volumen de 285,12 m3. Asumiendo que la densidad de la piedra es de 2,75 g/cm3, el peso del bloque sería de 784,08 toneladas. Por debajo de las 800 toneladas y muy lejos de las 2.000 que Daeniken y Berlitz citan tan alegremente. Por supuesto, en este cálculo casero pueden haberse filtrado varios errores: las piedras pueden tener unas dimensiones reales un poco mayores (¡o menores!) que las mencionadas; la densidad del granito puede ser menor que 2,75 g/cm3 (intencionalmente he usado el valor mayor que he encontrado y no el menor); en la conversión de pies a metros siempre se pierden algunos decimales. De hecho, existen estimaciones aún más moderadas y probablemente más precisas, en torno a las 600 toneladas, y en todo caso, siempre por debajo de las 800.

En cuanto a la piedra más pesada, la llamada “Piedra del Sur” (otras fuentes le dan el nombre de “Piedra de la Mujer Preñada”), esta sí pesa más de 1.000 toneladas. Mide nada menos que 21,31 metros de largo, por 4,08 por 4,72, para un volumen de algo más de 410 m3. Diversas estimaciones le atribuyen un peso entre 1.050 y 1.200 toneladas (mi cálculo casero da aproximadamente 1.127 toneladas). Aunque estamos aún muy lejos de las “2.000 toneladas”, de todas formas resulta impresionante. Salvo por un detalle, que siempre se menciona de pasada y sin darle mayor importancia: este fenomenal pedrusco no llegó a salir de la cantera, por lo que de ningún modo se puede hacer un misterio de su transporte, ya que simplemente no fue transportado a ninguna parte. ¿Por qué dejaron los ingenieros romanos este monstruo en la cantera? A este respecto, y a falta de documentos, sólo se pueden aventurar hipótesis: quizás cometieron un error de cálculo y se encontraron con que habían tallado un bloque demasiado grande y que luego les fue imposible mover, o quizás modificaron el proyecto de la obra, o… En cualquier caso, la misma pregunta habría que hacérsela a los que le atribuyen el bloque a la tecnología alienígena.

Sigamos con las precisiones. La cantera de donde se extrajeron los famosos bloques no se encuentra “valle abajo” respecto a la construcción; se encuentra entre 10 y 15 metros por encima de ella. La cantera está a 1.160 metros de altura y el templo a unos 1.145. Indudablemente siempre resultará más fácil transportar una gran masa cuesta abajo que cuesta arriba. Por otra parte, la cantera se encuentra a sólo 600 metros de la plataforma, aunque al tener que sortear una zanja, la distancia a recorrer se alarga hasta unos 1.100 metros.

Sin embargo, podría parecer que aunque algo minimizado, el misterio aún persiste. ¿Tenían los romanos la capacidad técnica para movilizar bloques de semejante peso, aunque fuera en una distancia relativamente corta?

Los ingenieros romanos fueron expertos en la movilización de bloques pétreos de gran tamaño, incluso en condiciones mucho más difíciles que las que pudieran haberse dado en Baalbek, donde la cantera se encontraba relativamente próxima. Durante la época imperial, muchos obeliscos egipcios fueron transportados desde sus emplazamientos de origen hasta la península itálica; al menos una docena de éstos fueron erigidos de nuevo en Roma misma. Entre éstos el que actualmente se encuentra en la plaza de San Juan de Letrán, erigido inicialmente por Tutmosis III en Karnak, hacia el siglo XV a.C. Su altura es de 32 metros, los lados de la base miden 2,70 y los de la cúspide 1,88.

Durante el reinado de Teodosio I (379-395), otro obelisco procedente de Karnak fue colocado en la “spina” del hipódromo de Constantinopla. Los detalles al respecto se conocen a través de la obra del historiador bizantino Marcelino Comes (siglo VI d.C.) y por las inscripciones en el plinto de mármol de seis metros de alto sobre el que fue erigido. Este obelisco mide 19,59 metros de altura. Los relieves de la cara norte del plinto muestran escenas de la erección del monumento, bajo la vigilancia atenta del Emperador. Estos relieves son un valioso registro de las técnicas de la época.

El obelisco tuvo que ser trasladado una distancia de alrededor de tres kilómetros en subida desde el nivel del mar hasta su emplazamiento final en el hipódromo, mientras que en Baalbek la distancia fue bastante menor y cuesta abajo. Para realizar el trabajo, los romanos no dependían de la pura fuerza bruta de un ejército de esclavos tirando al unísono a una orden del capataz, sino que empleaban máquinas diseñadas ex profeso. Una de las novedades tecnológicas introducidas por los ingenieros romanos fue el amplio uso del movimiento rotatorio; por ejemplo, el uso de grúas potenciadas por norias. Para el traslado de bloques de gran peso, utilizaban malacates, en los que el movimiento rotatorio se transformaba en tracción.

El transporte del obelisco de Teodosio se logró al parecer con doce malacates, manejado cada uno por veinticuatro hombres.

Los malacates eran colocados en postes enterrados en el suelo a los lados de la vía de transporte, en dos hileras paralelas, a ambos lados del bloque a desplazar; cada malacate se ubicaba a cinco metros del siguiente. Cada una de las parejas de malacates de cada lado tenían un ángulo diferente para halar el peso. Cuando el ángulo de dos de los malacates era impracticable, los malacates se desmontaban y se colocaban más adelante. Por supuesto, el transporte era lento (se ha estimado en unos 30 metros diarios), por la necesidad de desmontar y volver a montar las máquinas cada pocos metros para aprovechar mejor la fuerza. Sin embargo, en vista de que en Baalbek se movieron varios bloques, es posible que los malacates se hayan armado en forma de callejón sin llegar a desmontarlos, para utilizarlos con los bloques sucesivos. El traslado de cada bloque hubiera sido así algo más rápido.

Conclusión

Sin la menor duda, la construcción de Baalbek fue una verdadera hazaña. Pero una hazaña humana, no el producto de alguna privilegiada mente extraterrestre. Si bien no ha alcanzado aún, ni quizás alcance nunca, la fama de la Gran Pirámide, Baalbek sigue siendo una referencia ineludible a la hora de especular sobre viajeros procedentes del espacio exterior. En rigor, su misterio ni siquiera debiera haber nacido, pues ya en 1905 no era misterio. Y sin embargo, la misma historia sigue repitiéndose una y otra vez…

Referencias:

http://intercosmos.iespana.es/reportajes/ciencia/baalbek.htm

http://www.akasico.com/noticia.asp?ref=1217

http://en.wikipedia.org/wiki/Baalbek

http://www.paleoastronautica.com/088_baalbek.html

http://www.lamentiraestaahifuera.com/2010/06/22/2491/

La plataforma de Baalbek…

Por todo el mundo podemos hallar restos de construcciones megalíticas de proporciones descomunales que la moderna capacidad tecnológica queda muy lejos de poder emular.

Estas ruinas vendrían a ser supuestamente restos de una civilización antigua desaparecida por un cataclismo antes de la actual historia del mundo. La datación de esas ruinas sería muy anterior a la que oficialmente se le atribuye.

Por ejemplo, la plataforma de Baalbek, en el actual Líbano, es una proeza de la ingeniería antigua. Esta plataforma está formada por piedras de 1500 toneladas de peso cada una. Estos asombrosos megalitos de 24 x 5 x 5 m., están dispuestos con tal precisión que sería difícil introducir el filo de un cuchillo entre ellos.

En la cantera en que cortaron estas gigantescas piedras aún se encuentra la más grande de ellas, con peso mayor a las 2000 toneladas (para tener una idea, equivale a 50 trailers de 40 toneladas cada uno). Por lo visto, fue abandonada allí de forma súbita por los constructores, y aún está en espera ser transportada al lado de sus hermanas.

Pero en la actualidad no hay grúas ni otros aparatos que puedan mover y mucho menos levantar los titánicos bloques de piedra de Baalbek. Por lo tanto la mayor piedra tallada conocida en el mundo deberá permanecer donde está hasta que, acaso, los arquitectos originales regresen para completar su obra y resolver el enigma de lo que estaban construyendo.

Ni el folklore ni la ciencia son capaces de explicar adecuadamente el misterio de la plataforma de Baalbek, aunque pudiéramos pensar que “bloques de esas dimensiones tuvieron que ser tallados y puestos allí por gigantes o por miembros de una civilización que conociera los secretos de la levitación y la antigravedad”, sugiere Maurece Chatelain. La biblia, incluso, alude a la existencia de gigantes en la tierra en tiempos muy remotos.

Al igual que el grupo de estatuas de la Isla de Pascua o las de Tiahuanaco, en un momento repentino, algo debió ocurrir: Fue algo inesperado que interrumpió para siempre los trabajos de la plataforma de Baalbek, y que seguramente se hacían con algún propósito.

http://oswaldolilly.blogcindario.com/2005/06/00081-la-plataforma-de-baalbek.html

La historia de Baalbek comenzó hace 2,900 años antes de la edad moderna, cuando se asentaron antiguos hombres pertenecientes a la edad de bronce. Este lugar está lleno de historia pues además en épocas pasadas fue el santuario fenicio dedicado al dios Baal, formó parte de la expansión griega, albergó a la cultura seléucida y fue también colonia del Imperio Romano.

¿Qué significa Baalbek? Pues el nombre nace en base a la divinidad fenicia de Baal, que significa en lenguas semíticas “Señor”. Baalbek entonces significa “Señor de la Bekaa”. Pero ¿Quién fue Baal? Pues el dios del sol, de la tempestad y de la fertilidad de la tierra. Cuenta la historia que en esta zona se practicaban sacrificios de animales y humanos como ofrendas para esta divinidad. ¿Usted sabía que la ciudad es citada en la Biblia?Precisamente se le nombra en el Libro de Josué al ser la zona geográfica donde el patriarca Josué realizó su conquista. Posteriormente la ciudad fue rebautizada como Heliópolis o “Ciudad del sol” por el Imperio Seléucida

BAALBEK

la Terraza de Baalbek, que es una plataforma construida con enormes losas algunas de las cuales miden 20 metros de lado y pesan casi 2.000 toneladas.¿Sabía que estos santuarios fueron erigidos en honor de las divinidades de Júpiter, Mercurio y Venus? Sí, los griegos construyeron estos templos sobre antiguas ruinas de otro santuario posiblemente edificado por los fenicios. Lo curioso es que

La Gran Terraza es una plataforma construida con las mayores piedras talladas conocidas, colocados para formar unos fundamentos de 460.000 metros cuadrados de superficie. En esta plataforma se encuentran los tres colosales bloques conocidos como el Trilithon. El peso de cada uno de esos monolitos, extraídos de la cantera a más de un kilómetro de distancia, es de dos mil toneladas. Realmente inconcebible. Tenga en cuenta que hoy en día no existe ningún mecanismo ni tecnología capaz de mover un peso de este tamaño. Aún en la cantera se puede observar un bloque gigante conocido por el nombre de Piedra Sur.

PIEDRA SUR

Ya en el año 64 antes de la era común, los romanos conquistan la ciudad y refaccionan el templo construido por la cultura helenística. Se construyó un altar que precede al templo, un gran patio, un patio hexagonal del santuario y un templo adicional en honor al dios Baco. Adicionalmente, Heliópolis fue elevada al rango de colonia y se le nombró “Colonia Iulia Augusta Felix Heliopolis”.

BAALBEK

En el año 637, los árabes conquistan en lugar y transforman a Baalbek en una ciudadela fortificada. Se construye además una gran mezquita al estilo omeya de la cual hoy en día tan sólo podemos ver sus ruinas. ¿Qué pasó luego? El califato de Abbasí toma la administración de la ciudad hasta que llegaron los bizantinos en el año 974 y posteriormente es ocupada por Saladito, y luego por los mamelucos. ¿Algo más? Sí, los mongoles saquean la ciudad en el año 1260, en el 1516 forma parte del imperio otomano y en los siglos sucesivos es poblada por los musulmanes chiítas. Para ese entonces la ciudad había perdido su esplendor hasta que en el siglo XVIII, exploradores europeos redescubrieron las ruinas del famoso santuario tan disputado por distintas culturas. Gracias a distintos trabajos de excavación y restauración los turistas que visitan el lugar pueden apreciar las seis columnas del templo de Júpiter que aún quedan en pie.

Quien sea que haya construido estos magníficos monumentos, dejó a la humanidad una demostración imponente de lo que el ser humano es capaz de hacer!

http://gimbocat.jimdo.com/aenigmatis/monumentos-imposibles/baalbek/

Baalbek: Esta en medio de las montañas y tiene un complejo con ruinas que es impresionante, lo mejor el Templo de Baco (150 A.D.). Al estilo del Partenon pero mas grande y mejor conservado, eso solo hace que valga la pena ir hasta ahí. Se encuentra en muy buen estado y entre otras cosas en su decoración se pueden apreciar hojas de parra y uvas (Baco Dios del Vino) junto con estelas con huevos y puntas de flechas (que simbolizan la vida y la muerte respectivamente). Ademas en el complejo se pueden ver entre otras cosas los 6 inmensos pilares de lo que era el Templo de Júpiter (60 A.D) que era aún mayor que el de Baco. Y en la entrada están las ruinas del Templo de Venus. Es una visita agradable de medio día desde Beirut, se puede ir en minibus desde la estación de Cola (LL 6000, 3 horas).

http://www.viajandoseva.com/2010/03/libano-con-base-en-beirut.html

LA PLATAFORMA DE BAALBEK (PARTE I)

Al norte de Damasco se extiende la terraza de Baalbek: una plataforma construida con enormes losas algunas de las cuales miden 20 metros de lado y pesan casi 2.000 toneladas. ¿Por qué y cómo se construyó la terraza de Baalbek? ¿Quiénes fueron sus constructores? Hasta ahora, la Arqueología no ha podido ofrecer ninguna explicación convincente. Con todo, el profesor ruso Agrest, así como algunos autores clasicos de la tematica OVNI, como DANNIKEN o ZECHARIA SITCHIN, creen posible que esa terraza represente los restos de una gigantesca pista de aterrizaje extraterrestre.Por supuesto, la Gran Terraza de Baalbek es una de esas construcciones que la arqueología moderna, con todos los recursos de que dispone, es incapaz de explicar. Nadie sabe quién la edificó, ni cuándo, ni cómo. Un conjunto de templos de la época romana fue construido entre los siglos I y III de nuestra era sobre ruinas griegas previas, y los edificios griegos sobre otras aún anteriores. La Gran Terraza es una plataforma construida con las mayores piedras talladas conocidas, bloques megalíticos que fueron cortados con gran precisión y colocados para formar unos fundamentos de 460.000 metros cuadrados de superficie. En esta plataforma se encuentran los tres colosales bloques conocidos como el Trilithon, cada uno de los cuales mide casi 20 metros de largo, con una altura de aproximadamente 4 metros y un ancho de 3. El peso de cada uno de esos monolitos monstruosos se ha estimado entre mil y dos mil toneladas; son de granito rojo, y fueron extraídos de la cantera a más de un kilómetro de distancia, valle abajo respecto a la construcción. No existe ningún mecanismo en la actualidad, ninguna tecnología moderna, capaz de mover su gran peso y colocarlo precisamente en ese lugar. Aún es más extraordinario el hecho de que en la cantera haya quedado un bloque aún mayor, conocido por los árabes como Hajar el Gouble, o Piedra del Sur.

Naturalmente, respecto a todo esto, la ciencia oficial guarda un silencio embarazoso.

En 1851, el estudioso francés Louis Felicien de Saulcy, quien más tarde realizaría una de las primeras excavaciones sistemáticas de Jerusalén, permaneció en Baalbek dos días, del 16 al 18 de mayo, y se convenció de que el basamento de la Gran Terraza eran los restos de un templo prerromano; dejó sentada esta opinión en su libro "Voyage autour de la Mer Morte" ("Viaje alrededor del Mar Muerto") que data de 1864.

Sin embargo, la hipótesis del origen extraterrestre de la terraza de Baalbek aún tardaría en llegar. El primero en exponerla fue el físico bielorruso Matest M. Agrest, en 1959. Agrest es considerado como el primer científico en avanzar la hipótesis de que la Tierra fue visitada en tiempos prehistóricos por inteligencias venidas del espacio exterior; su famoso artículo "Astronautas de la Antigüedad" (Kosmonauty Drevnosty) se publicó en 1961. En sus hipótesis, Agrest le da una gran importancia a la historia bíblica de Enoch, y a la oscura referencia del Génesis que habla de los Nefilin. Propuso, asimismo, que las tectitas son prueba de esas visitas extraterrestres y que lo que realmente ocurrió en Sodoma y Gomorra fue una explosión nuclear. Para Agrest, la Gran Terraza habría sido una pista de aterrizaje para los cosmonautas de la antigüedad. Curiosamente, la única fuente de información de Agrest respecto a Baalbek parece haber sido un indefinido libro publicado en París en 1898.

La hipótesis de Agrest respecto a Baalbek en particular, y a los "antiguos astronautas" en general, hizo escuela: los libros de Erich von Daeniken; Zacharia Sitchin sigue también esta misma línea... Las innumerables toneladas de los bloques de Baalbek parecen ser tan fascinantes que existen autores que no se resisten a mencionarlas, aunque no tengan nada que ver con el tema del que están tratando; por ejemplo, Charles Berlitz, quien en medio de un catálogo de maravillas que aparece en su magna obra "El Triángulo de las Bermudas" menciona "las enormes piedras de las fundaciones del templo de Júpiter, en Baalbek, Siria, emplazadas allí mucho antes de la construcción del templo y una de las cuales pesa 2.000 toneladas". Por cierto, en la actualidad Baalbek no queda en Siria, sino en el Líbano, pero pasémosle por alto este pequeño lapsus.

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LA PLATAFORMA DE BAALBEK (PARTE II)

Es de hacer notar que las especulaciones que atribuyen la Terraza de Baalbek a la acción de los "antiguos astronautas" parten de dos supuestos básicos: que la plataforma fue construida en un pasado muy remoto, mucho antes de los templos que la coronan, que el peso de los grandes bloques supera la capacidad de transporte de la tecnología humana de la época en que se levantó la plataforma (¡y aún en el día de hoy!). Pero ¿son ciertas estas suposiciones? Si seguimos al pie de la letra la leyenda, tal y como se repite una y otra vez, sólo podemos concluir que las ruinas de Baalbek son simplemente imposibles e inexplicables, un misterio sin solución humana. Pero existen algunos hechos que se han quedado fuera de la leyenda; y es en estas curiosas omisiones donde se haya la clave del "misterio". Veamos cuáles son esos hechos.

Los orígenes de Baalbek son oscuros. Se han hecho intentos tan conjeturales como inconcluyentes de identificarla con Baal Gad (Josué 11-17; 13-5) o Biqueat-Aven (Amos, 1-5). Por su parte, Velikovski intentó identificarla con la Dan bíblica. Se ha supuesto también que en su origen fue una ciudad fenicia, centro del culto al dios babilónico Baal-Hadad, y su nombre significaría "Ciudad de Baal"; posteriormente, los griegos asimilarían esta deidad a Helios, de ahí que pasara a llamarse Heliópolis. Sin embargo, no existe ninguna evidencia arqueológica de ese supuesto asentamiento fenicio inicial, y dada la ausencia de referencias en las fuentes históricas de un asentamiento semejante, lo más probable es que éste haya sido o de muy escasa importancia o, mucho más probablemente, inexistente. El nombre "Baalbek", contra lo que pudiera parecer, no denota una inconmensurable antigüedad. Ni se usó durante la época romana, ni existe evidencia de que se haya utilizado alguna vez con anterioridad a ésta. No parece muy probable que el sitio comenzara a llamarse "Baalbek" en honor a un Baal cualquiera en tiempos posteriores, pues para entonces la región ya se había cristianizado, para ser más tarde sometida por el Islam. Es casi seguro que Baal no tuvo nada que ver con el nombre de la ciudad; con posterioridad a la época romana el nombre del lugar fue "Bal Bekaa", que significa simplemente "valle de Bekaa" (o valle de Beqa'a), nombre que conservó hasta el siglo XIX.

La región cayó en poder de los griegos con las conquistas de Alejandro, en el año 332 a.C. Después de la muerte de éste, en el 323, quedó bajo el control de los Lágidas de Egipto, y se ha supuesto que es en esta época cuando la ciudad pasaría a llamarse Heliópolis, posiblemente en honor a su homónima egipcia. Sin embargo, es de hacer notar que de esta Heliópolis helenística en el valle de Beqa'a tampoco existen restos seguros. Más tarde, en el año 200 a.C., el lugar fue conquistado por los Seleucidas, en cuyas manos permaneció hasta la caída de la dinastía en el 64 a.C., cuando paso al control romano.

Los partidarios de la hipótesis de los "antiguos astronautas" suelen insinuar que las ruinas romanas de Baalbek resultan insignificantes en comparación con la masiva plataforma que las soporta. No es verdad. La acrópolis de Baalbek es el mayor y mejor conservado ejemplo de la arquitectura romana que ha llegado hasta nosotros, y su Templo de Júpiter el mayor de todos los conocidos. En otras palabras, una obra auténticamente monumental.

En los años 1904 - 1905 una expedición alemana realizó la primera excavación sistemática en las ruinas de Baalbek. Esta investigación es medio siglo posterior a Louis Felicien de Saulcy, y posterior también a la fuente original de Matest Agrest, pero muy anterior a la aparición de la hipótesis de los "antiguos astronautas". Y sin embargo, los proponentes de ésta suelen ignorarla.

La conclusión, por extraño que parezca, es que, de acuerdo a los datos disponibles, el emplazamiento es de origen romano. Ni fenicio, ni extraterrestre. Y en cualquier caso, como pista de aterrizaje hubiera resultado francamente deficiente, pues cualquier nave espacial de regular peso hubiera hundido el pavimento.

¿Y los bloques del famoso Trilithon? ¿Cómo es posible que hayan sido desplazados desde la cantera hasta su posición final en la plataforma, por los romanos o por quien fuera?

Aquí son necesarias algunas precisiones. La primera: los bloques no son tan pesados como suelen afirmar los divulgadores de la hipótesis de los "antiguos astronautas". Ya vimos que von Daeniken les atribuye "casi 2.000 toneladas" y "20 metros de lado"; esto último hace pensar de inmediato en un monstruoso cubo, pero en realidad se trata de "aproximadamente 20 metros de largo", ya que cada megalito tiene forma de paralelogramo. Berlitz sigue a von Daeniken en el dislate, y habla también de "2.000 toneladas". Puestos a fantasear, no falta quien les atribuya "millones de toneladas" (!!!!!!!). Todo esto hace sospechar que existe mucha gente que habla del tema sin molestarse en hacer algunas comprobaciones elementales, para las cuales no es necesario viajar a Baalbek ni excavar en la plataforma. Todo lo que se requiere es conocer la densidad del granito, las dimensiones de los bloques y una modesta calculadora de mano.

Sin la menor duda, la construcción de Baalbek fue una verdadera hazaña. Pero una hazaña humana, no el producto de alguna privilegiada mente extraterrestre. Si bien no ha alcanzado aún, ni quizás alcance nunca, la fama de la Gran Pirámide, Baalbek sigue siendo una referencia ineludible a la hora de especular sobre viajeros procedentes del espacio exterior. En rigor, su misterio ni siquiera debiera haber nacido, pues ya en 1905 no era misterio. Y sin embargo, la misma historia sigue repitiéndose una y otra vez...

http://plqhq.blogspot.com/2010/05/la-plataforma-de-baalbek-parte-ii.html

http://wespenre.com/after-the-deluge.htm

Cruzo a El Líbano, recorrido por dos cordilleras paralelas. En medio, el valle de la Bekaa, donde está Baalbek, la vieja Heliópolis o Ciudad del Sol, un yacimiento romano espectacular. Las leyendas afirman que tiene poderes esotéricos, que se celebraban bacanales sexuales, que es un punto cósmico de equilibrio. Hasta aquí llegaron precoces viajeros que grabaron su nombre en las piedras, como hizo en el interior de una exedra un tal Joseph Constantin en 1880. En el patio del Templo de Baco se celebra un célebre festival donde han actuado desde Karajan a Joan Baez.

La localidad es territorio de Hizbollá. Los taxistas cuelgan del retrovisor cuentas y cordones verdes; el color del Partido de Dios. Los turistas del ideal compran camisetas alegóricas del martirio antisionista. A tan solo treinta kilómetros se encuentra Zhale, ciudad católica con treinta iglesias y alegres muchachas vestidas de corto y rimel. En el McDonald's local sirven un menú de vigencia planetaria: Coca-Cola, big mac, patatas fritas... Pero la sorpresa acontece al entrar en el baño: ¡está limpio!

http://elviajero.elpais.com/articulo/viajero/Damasco/Baalbek/elppor/20110413elpepuvia_1/Tes

Baalbek, en árabe Ba'lbakk (بعلبك), es actualmente una localidad de Líbano de 25.000 habitantes a unos 200 km al este de Beirut. La economía se basa en el cultivo de viñas y árboles frutales. En la antigüedad fue un santuario fenicio dedicado al dios Baal; fue ciudad griega, y a partir de la época de los seléucidas se le llamó Heliópolis, siendo colonia romana desde Augusto. Según algunas versiones cristianas Santa Bárbara (mártir) vivió en esta ciudad.

Es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del cercano oriente, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1984. Es notable una zona de templos de entre los siglos I-III d.C. en honor de la Tríada heliopolitana: Júpiter, Mercurio y Venus. Las primeras excavaciones se iniciaron hacia 1900.

http://es.wikipedia.org/wiki/Baalbek

http://en.wikipedia.org/wiki/Baalbek

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