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Tipo: Urbanismo
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Continente: Europa
País: España
Localización: Comarca del Alto Guadalentín, Región de Murcia
Año:
Estado: Terminado
Descripción:Qué ver en Lorca en un día (Región de Murcia)
Las tres culturas de la perla murciana
Texto: Ana Caro
Tortada recién hecha para desayunar, templos medievales con mil vidas, restos de una sinagoga que conmovió a un rabino ilustre y mesas donde incluso en noviembre los tomates saben a verano. Una Semana Santa presente durante todo el año y una fortaleza que es también oasis de mariposas. Lorca, mucho más que un terremoto.
Lorca fue, junto con Béjar, Sagunto y Tui, la última ciudad en incorporarse a la Red de Juderías de España. En plenas fiestas de Janucá, recorremos una ciudad que reivindica con fervor su pasado sefardí; historias y rincones no le faltan. Carácter y luz, tampoco.
La arquitectura barroca de piedra caliza casi ámbar, los cielos habitualmente de un azul intenso e inmaculado y la impresionante llanura que rodea Lorca hacen del amanecer y el atardecer en esta ciudad un momento mágico. La mañana avanza lenta en las calles de la localidad y la pequeña plaza frente a la iglesia de Santa María resulta un balcón perfecto para pararse a observarla.
"Debajo de nuestros pies se encontraba la mezquita aljama -la mezquita mayor del lugar-", comienza Jay Ruzafa, guía oficial, estupenda anfitriona, y orgullosa lorquina. Se trata de una iglesia-fortaleza, señal del carácter fronterizo de la Lorca medieval, y su portada refleja la "bonanza económica que vivió la ciudad en torno a los siglos XVII y XVIII". A pocos metros de esa portada, una vecina barre la puerta de su casa, escuchando una historia que seguro ya ha oído otras veces, mientras el grupo se adentra en el templo.
Resulta imponente la gran nave donde el gótico levantino, con sus motivos vegetales -hojas de cardo, por ejemplo-, se hace aún más evidente. Allí, en el espacio diáfano con el colorido camarín a la derecha, Jay empieza a relatar algunas de las vidas del lugar. Tras la Guerra Civil entró en una decadencia total, y décadas más tarde fue dañadísima en el desastre de 2011. "Todo sufrió las consecuencias del terremoto, la falla va de Alhama a Andalucía y cruza el pueblo entero", explica Ruzafa; pero lo cierto es que en el caso de Santa María el daño fue de tanta gravedad que en 2011 hubo que acometer obras de emergencia para evitar su colapso.
Donde antes se encontraba el altar mayor ahora se puede apreciar un aperitivo del futuro Museo Medieval de Lorca, próxima funcionalidad del templo, y sobre nuestras cabezas, la crucería gótica luce completamente restaurada. Una escalera de caracol sube al camarín del XVII en el que "se han restaurado las pinturas originales" y desde ahí la panorámica es aún más sobrecogedora. Con esa imagen en la retina, el grupo va saliendo de la nave. De frente otra vez la ciudad de Lorca, con sus casas en primer lugar, sus amplias huertas en segundo, y la sierra de Almenara ocultando el Meditérraneo.
Homenajes a Irlanda desde Murcia
Un par de minutos a pie separan Santa María y San Patricio, el templo más importante de la ciudad, situado en la Plaza de España. Una hilera de árboles cítricos enmarcan una "típica plaza barroca" en la que sería un pecado no sentarse un momento. Bajo sus copas paramos y observamos: a la izquierda se encuentra el Ayuntamiento, antigua Cárcel Real. El edificio, ejemplo del barroco civil que prácticamente define la ciudad, está coronado por las imágenes de la Caridad y la Justicia. "El concejo será para el pueblo lo que es José para el Niño Jesús", entona Ruzafa mientras señala la escultura del santo y su hijo adoptivo en el centro de la composición.
A la derecha se alza imponente el Palacio del Corregidor de 1714, y las Salas Capitulares, "coronadas por San Patricio, que perdió la cabeza en el terremoto", desliza Ruzafa indicando la imagen ya reparada. Casas familiares ilustres del XVIII y XIX quedan a nuestra espalda y, enfrente, la antigua colegiata del XVI que, a pesar de no tener ese título, conserva un poderío del que carece una iglesia al uso. "Es Monumento Histórico-Artístico desde 1941", escuchamos mientras la comitiva se aproxima a la portada del templo.
Antes de entrar, la guía dibuja una imagen pintoresca del lugar: "todos los 17 de marzo (día de San Patricio) en la plaza donde nos encontramos se homenajea al pueblo irlandés, tocando su himno e izando su bandera frente a una representación de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado". Se trata de una tradición con más de 50 años de antigüedad y no extraña a los lorquinos, pues el agradecimiento a San Patricio es una constante en su historia. ¿El motivo? Una batalla ganada los musulmanes un 17 de marzo de 1452.
En el interior de San Patricio, la imagen de San Clemente, patrón de Lorca, luce su manto dorado elaborado por las diferentes bordadoras del pueblo y la cruz de cristal de roca refulge en el altar mayor, esta misma tarde se sacará en procesión y Marcos, vecino de Lorca, aguarda ilusionado. Agujeros en la pintura del altar remiten a la Guerra Civil y aquí y allá se observan restos de dibujos, y policromías recuperadas hace muy poco. "Se han podido recuperar murales originales del XVI, antes del terremoto no sabíamos que esto existía", se vuelve a a asombrar la guía, explicando que con cada epidemia se daba una capa de cal a las paredes, tapando las pinturas. Vecinos entran a ver al recién restaurado San Clemente, en la sacristía descansan las ropas del párroco y un gran bote de gel hidroalcohólico aguarda junto al retrato del Papa Francisco. Se trata de un templo vivido, querido por los lorquinos y que, con toda probabilidad, todavía no ha dado su última sorpresa.
Huerta y sierra murciana en el plato
De vuelta al resplandeciente sol de la Región, toca acercarnos a la Plaza del Caño. Asoma desde la Plaza de España en una de esas esquinas ante las que hay que parpadear dos veces -"Cuenta el mítico origen romano de la ciudad: Elio y Crota sujetando los escudos de la ciudad y de Castilla"- explica Ruzafa. Frente a esa esquina, la puerta lateral del ayuntamiento constituye un mirador inmejorable de la portada de San Patricio. "La Virgen del Alcázar, primera patrona de Lorca, San Clemente y los obispos" capitanean en una fachada que a estas horas del mediodía parece bañada en oro líquido.
Los edificios amarillos y blancos, los balcones de forja y las cúpulas de pequeñas iglesias asomando entre las fachadas de las casas hacen de callejar por Lorca un placer en sí mismo. Según explica Ruzafa, la depresión económica que sufrió Lorca en los 70 ayudó a mantener el patrimonio, a evitar que se llenara todo de edificios de aluvión. Caminando por sus preservadas calles llegamos a 'Casa Roberto', emblema gastronómico de la ciudad.
La chef Alejandra Rodríguez, de 28 años, ha heredado la profesión de su padre y es tanto su orgullo que se emociona al hablar de su cocina. "Es humilde, de sierra, de aprovechamiento", cuentan, antes del desfile de sabores intensos y elaborados. El contundente paté de cordero segureño al Pedro Ximénez fue su apuesta para la última edición de Gastronomika, la original alcachofa con bombón de foie y aire de trufa fue la elegida para Madrid Fusión. El zaragollo murciano, que no podía faltar, y un espectacular tomate con bonito salado cerraron junto con caldo de azafrán y pelotas -carne picada de pava-, los primeros pases. Tras un arroz y pava al punto perfecto, una carillada de chato murciano con parmetier de patata y boniato -"es la mejor que he probado nunca", se oyó en la mesa- llegó la tortada lorquina: un bizcocho bañado en almíbar, rellena de crema pastelera y cabello de ángel y cubierto de merengue.
Luego subiremos a la fortaleza de Lorca pero, primero, para hacer la digestión, toca una incursión en la Semana Santa lorquina, fiesta de Interés Turístico Internacional desde 2007. "La Semana Santa de Lorca es de celebración, no de recogimiento", resume con tino nuestra guía. Aquí las imágenes aparecen en mantos bordados de jinetes y todo se articula a través de dos cofradías rivales: el Paso Blanco y el Paso Azul. El Museo del Paso Blanco tiene tres zonas principales: la capilla del Rosario -con su Virgen de la Armagura-, el espacio central, con vitrinas que protegen los impresionantes mantos bordados, y una zona VIP donde se encuentra, según el presidente, Ramón Mateos, "la Capilla Sixtina del bordado".
Semana Santa a todo color
"Enseñar la Biblia a la gente que no sabía leer". Esa fue la motivación primaria de esta celebración que, a día de hoy, resulta verdaderamente impresionante. Los mantos también visten las grupas traseras de los caballos de Mahón, que traen expresamente para las procesiones cada año. El origen de esta tradición se sitúa en el siglo XIX, cuando la desamortización de Mendizábal "dejó la ciudad sin imágenes". Es una historia que cuentan al alimón Jay Ruzafa y el presidente del paso, mientras coloridas escenas bordadas nos retrotraen a diferentes civilizaciones hasta que llegamos a la muerte y resurreción de Jesuscristo: la historia del rey David, la caballería del rey Salomón, el libro del Apocalípsis de San Juan.
Según Ruzafa y Martos, el bordado erudito salió de las iglesias, pasó por las casas de los pudientes y finalmente llegó a las confradías. A día de hoy, 12 bordadoras trabajan a jornada completa para el Paso Blanco, con el objetivo de estrenar un manto cada año. Alguno de los que se guardan en la "zona VIP" del museo, se tardó en bordar casi 20 años. Cuando lo ves de cerca, se entiende todo.
Para conocer la Semana Santa lorquina en conjunto, hay que visitar también la otra perspectiva: el Paso Azul. Aquí también bordan mantos para jinete y caballo, pero el estilo del museo y de los bordados es tan distinto que cualquiera puede distinguirlos. El patio interior del edificio que acoge este museo invita a quedarse un rato más, una de las paredes está cubierta por fotos de vecinos de Lorca disfrazados de civilizaciones lejanas, y hay cuadros del Prado en los caperuzos de los nazarenos. Un manto que lleva saliendo en procesión desde 1904 y todo un relato sobre la cultura egipcia, griega y romana.
Todo esto alberga el Museo Azul de Semana Santa (MASS), donde siempre se encuentran dos o tres exposiciones temporales, y aún se conservan restos de pinturas de cuando el edificio era un convento de franciscanos. También con sus propias bordadoras, la temática del Paso Azul se centra más en otras culturas que en la temática religiosa, como bien muestra uno de los últimos bordados, de 2015, donde se observa a Cleopatra con sus dos conocidos amantes: Julio César y Marco Antonio.
El final del día, en la Fortaleza del Sol
Con la lección bien aprendida, y tras una parada de avituallamiento en la cafetería y obrador 'Blanco y Azul' para merendar una milhoja, un librito o un puñado de chochos blanquiazules, dejamos el centro de la ciudad para subir a la Fortaleza del Sol antes de que atardezca, queremos estar arriba para verlo.
En el mismo recinto, coronando el pueblo, se encuentra el Castillo de Lorca, los restos de la antigua sinagoga y el Parador en el que haremos noche. Al subir por la parte militar del castillo, se puede apreciar un jardín de una naturaleza controlada, donde los más pequeños juegan como si fuera un parque municipal. A la derecha, a orillas del ya seco Guadalentín, una fábrica de curtidos domina una parte de la llanura, "en el lugar donde estaban los curtidores del siglo XV". Jay va explicando la evolución histórica del pueblo, que se entiende mucho mejor en el antiguo patio de armas del castillo. Allí se celebra cada año, por San Clemente, una refriega de moros, cristianos y judíos, en la que cada familia forma parte de una religión y se disfrazan como tal, también para el desfile posterior.
Después de subir a la Torre Alfonsina, "donde también se puede reservar para una cena privada" y contener el aliento ante esa vista de 360º del paraje que rodea Lorca -curiosidad: se trata del segundo término municipal más grande de España, solo después de Cáceres- es el momento de atravesar los restos de la judería y entrar en los restos de la sinagoga, a unos cinco minutos del castillo. Si hay tiempo y paciencia, el camino de vuelta puede ser mucho más entretenido, buscando mariposas, "se trata del primer oasis de mariposas de la Región de Murcia", explica nuestra guía.
Los restos de la judería se encuentran justo bajo el Parador y allí conviene parar, mientras el Sol va cayendo sobre la Sierra de Tercia. Jay explica que en los edificios se intuye la distribución de una casa del siglo XV y, para rematar la explicación toma el relevo Enrique Pérez: "estamos en la parte civil del castillo, se observan 18 casas excavadas -de unas 50 que calculan que hay- y una casa grande que recibe servicio, podría ser la casa del rabino o la posada", cuenta, con esa prudencia tan propia de los arqueólogos. En cuanto a los restos de la sinagoga, descubiertos en 2004, tienen la particularidad de no haber cambiado su estructura. Quizá por eso cuando, en 2013, llegó un rabino de Jerusalén, se le cayeron las lágrimas. "Dejadme solo, he llegado a casa", cuentan que dijo.
Así, llega la hora de recogerse a digerir lo aprendido y lo disfrutado. El Parador, inagurado en 2012, constrasta con la antigüedad que le rodea, se impone como sostenido sobre los restos del barrio judío. Grandes cristaleras, piedra vista y un solar inmenso en mitad de la fortaleza hacen sentir pequeño a cualquiera, pero también protegido. Nos vamos a la cama rumiando una frase que hemos oído durante el día a colación de la cultura sefardí y el terremoto de 2011: "Independientemente de si vas a poder volver o no, lo primero que coges al huir en un momento de peligro son las llaves de tu casa" .
https://www.guiarepsol.com/es/viajar/vamos-de-excursion/que-hacer-en-lorca-en-24-horas/
Qué ver y hacer en Lorca
Lorca sufrió el 11 de mayo de 2001 la mayor catástrofe sísmica del último medio siglo en España. Ese día, un terremoto de magnitud 5,1 con epicentro a cinco kilómetros de la población murciana, precedido de otro de 4,5 grados sentido en toda la región y provincias limítrofes, provocó pérdidas humanas y materiales. Estas últimas afectaron a cerca de la mitad de edificios del casco urbano de la ciudad. Pero hoy en día, gracias al plan de reconstrucción, Lorca luce tan bella como siempre.
El castillo de Lorca
La responsable de aquel terremoto, y de otros más acontecidos en diferentes momentos de la historia, es la falla de Alhama, que se puede contemplar desde el patio de armas del castillo de Lorca. Sobre un cerro habitado desde la prehistoria, la fortaleza se levanta imponente, dominando todo el territorio. De hecho, el papel de este castillo fue relevante durante la Edad Media, ya que se trataba de un puesto de control fronterizo entre los Reinos de Castilla y Granada.
Las torres vigía son de la época árabe, pero en el año 1244, con la capitulación de la ciudad al infante Alfonso, pasó a ser uno de los bastiones más importantes del reino de Castilla. Entonces se mandó fortificar el castillo y construir la torre del homenaje y la torre Alfonsina. Toda la fortaleza sufrió importantes daños por el terremoto de 2011, aunque en la actualidad ya ha sido restaurado. El ascenso de los 128 peldaños de la torre Alfonsina tiene como recompensa unas vistas privilegiadas.
El descubrimiento de la judería
Se intuía la presencia judía en Lorca por documentos del Archivo Municipal. Sin embargo, hasta comienzos del siglo XXI, con las excavaciones arqueológicas realizadas para la construcción del Parador Nacional, no se encontraron los restos que confirmaron su presencia material.
Los judíos en esta zona se dedicaban a la ganadería, la agricultura, al comercio o a tareas propias de zonas fronterizas. En 2003 aparecieron los restos judíos más importantes de Lorca gracias a la construcción del Parador Nacional: la sinagoga y parte del antiguo barrio de Alcalá, la judería de Lorca. Su singularidad está en que era un barrio que se encontraba en el interior del recinto del castillo, en su parte no destinada a uso militar, y que las viviendas eran especialmente grandes. Hoy en día se han localizado casi una veintena de casas, los restos de una carnicería y de un taller de vidrio.
El barrio y la sinagoga
Las excavaciones de este barrio han permitido conocer cómo eran las viviendas judías de la época, con planta rectangular de grandes dimensiones, divididas en habitaciones, y en las que se pueden identificar espacios destinados a diferentes funciones como salones, cocinas, almacenes, alacenas… Y, a su vez, la torre Alfonsina alberga en su interior los restos de la sinagoga, uno de los símbolos de Lorca.
Conservada en un estado excepcional debido a que nunca fue usada como iglesia, es como una cápsula del tiempo que nos lleva directamente a 1492. Aunque fue sometida a un paulatino expolio con el pasar del tiempo, tiene un valor arqueológico excepcional. En su interior, aparte del suelo de ladrillos en espiga, destacan diferentes elementos que señalan su uso religioso, como los asientos o bancos corridos y el hejal, donde se encontraba un armario que guardaba la Torá o la tevá.
Una Semana Santa que dura todo el año
Aunque la Semana Santa de Lorca comienza con el Viernes de Dolores y acaba el Viernes Santo, en realidad su espíritu se vive durante todo el año gracias a los museos de bordados de sus dos cofradías principales: el Paso blanco y el Paso azul, que viven con rivalidad e intensidad la preparación de la Semana Santa con la confección de unos maravillosos mantos bordados.
No es cualquier bordado, el lorquiano es excepcional, casi un óleo a base de hilo que es candidato oficial a Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO. Declarada de Interés Turístico Internacional, la Semana Santa de Lorca es única por las escenas del Antiguo Testamento que se representan en los desfiles Bíblico Pasionales de Semana Santa con grandes carrozas alegóricas, espectaculares tiros de caballos y otros grupos ecuestres.
Es fácil quedarse boquiabierto cuando se contempla la creatividad de sus bordados a mano en seda y oro en plena acción. Los dos museos que permiten una inmersión en esta tradición fuera del calendario son el muBBla Museo de Bordados Paso Blanco, con piezas bordadas entre las que hay que destacar las de su “Cámara de las maravillas” y el MASS Museo Azul de la Semana Santa.
Un universo de monumentos y patrimonios
La ciudad murciana tiene todo para enamorar, no sólo un castillo o una sinagoga. Tras visitar el Museo de Bordados del Paso Blanco, que permite maravillarse también con la belleza barroca del convento de Santo Domingo de los dominicos, hay que acercarse a la Plaza de España. Allí se encuentra la antigua colegiata de San Patricio que, de estilo renacentista y barroco, es uno de los monumentos más destacados junto a la casa del Corregidor.
Hay que marcar en el plano también el palacio de Guevara con su imponente portada con columnas salomónicas y decoración con motivos vegetales. La casa fue donada al municipio y actualmente es utilizada como Oficina de Turismo y Escuela municipal de Artes plásticas. Es posible visitar su patio interior.
Además de toda la ruta urbana por Lorca, el municipio es uno de los más extensos de España, por lo que no faltan los planes para hacer senderismo. En las Tierras Altas, por ejemplo, se pueden recorrer sus pedanías siguiendo la Ruta Espartaria, que concentra historia y naturaleza. Quienes busquen más historia, se puede seguir el antiguo trazado de la antigua Vía Augusta romana que atraviesa el municipio. En el valle del Guadalentín, en la pedanía de Almendricos, se puede optar por recorrer la Vía Verde a lo largo de 6,6 km. Ya en la costa se puede recorrer el sendero GR-92 y llegar a lugares tan bellos como los de Mazarrón y Cabo Cope.
¿Y un poco de playa?
La costa lorquina es una privilegiada con 11 kilómetros de playas y calas vírgenes y salvajes frente al Mediterráneo. Hay hasta 14 en Lorca para disfrutar de un día de sol y mar, pero la de Calnegre concentra todas las miradas.
El poblado pesquero de Puntas de Calnegre y la cala de Calnegre, en el Parque Natural de la Sierra de la Almenara, las Moreras y Cabo Cope, son ideales para un baño familiar. Del resto, puede decirse que son paradisíacas e incluso a algunas de ellas es casi imposible acceder a pie. El Baño de las mujeres, playa Larga o Los Hierros son otros de los recursos playeros que tiene el municipio.
https://www.escapadarural.com/blog/que-ver-y-hacer-en-lorca/
Lorca es una ciudad y municipio español perteneciente a la Región de Murcia, situada en la comarca del Alto Guadalentín, en el sureste de la península ibérica. Es la tercera población en importancia de la Región de Murcia tras Murcia y Cartagena, con 97 151 habitantes (INE 2022); de ellos, 63 154 habitantes correspondían al casco urbano9 y el resto a sus numerosas pedanías, distribuidas a lo largo y ancho de los 1675 km² de término municipal,10 el segundo más extenso de España tras el de Cáceres, y que cuenta con una densidad poblacional de 57,99 habitantes por km².
Lorca es conocida por su castillo, su arquitectura barroca y sus procesiones de Semana Santa, declaradas fiesta de interés turístico internacional.
Gracias a su denso patrimonio heráldico es también llamada «la ciudad de los cien escudos», nombre que le otorgó el antiguo alcalde José Antonio Gallego, mientras que de su nombre original (Eliocroca) toma el título de ciudad del sol.123 Su casco antiguo y el recinto del castillo,11 fueron declarados conjunto histórico-artístico el 5 de marzo de 1964,12 siendo el primero de la Región de Murcia con esta distinción.
https://es.wikipedia.org/wiki/Lorca
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https://viajerosblog.com/palacio-de-guevara-el-tesoro-barroco-de-lorca.html
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