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Nombre:

Namib

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Localización:
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Tipo: Naturales

Categoría: Desiertos

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Continente: África

País: Namibia

Localización:

Año:

Estado: Terminado

Descripción:El desierto rojo de Namibia

Por Silvia 11-03-2009

El desierto de Namibia (Namib desert) es el más antiguo del planeta y también una fuente inagotable de inmensos y hermosos paisajes debido a una de sus características más representativas, el tono rojizo de su arena.

Su color se debe a la oxidación de los cristales de cuarzo que forman los granos de arena. Estos a su vez han llegado a formar algunas de las dunas más grandes de la Tierra y un entorno único.

Desierto rojo de Namibia

A lo largo de toda la costa namibia se extiende este particular desierto que encierra en sí mismo un viaje para los sentidos y las experiencias. Si no se viaje en un tour organizado, para recorrer Namibia es imprescindible alquilar un 4×4, ya que fuera de la capital y unas pocas ciudades más, el único modo de alojarse es la acampada.

Hay que tener en cuenta que Namibia supera en extensión a España pero apenas supera los dos millones de habitantes. Aunque en su gran parte desierto y zonas con un nível de lluvias muy escaso, la apariencia yerma de su territorio encierra una abundancia de fauna salvaje y una flora adaptada a las duras condiciones del territorio.

El desierto de Namibia ocupa una extensión de dos mil kilómetros y 1.800 son terreno namibio, aunque continúa al sur en buena parte de la costa atlántica de Sudáfrica. Su historia se remonta a más de ochenta millones de años y estas infinitas dunas rojas que mueren en el Atlántico se han ido formando con un largo proceso de erosión y viaje desde tierras mucho más al interior. La rojiza tierra que forma las dunas proviene del desierto del Kalahari. El río Orange la transportó desde el interior hasta el océano Atlántico y después la fuertes corrientes la arrastraron hacia el norte, para volver a depositarla en tierra firme.

¿Qué ver en el desierto de Namibia?

Las carreteras en Namibia, aunque algunas asfaltadas, en su mayoría son pistas de tierra aplanada, y estas son las que llegan a la mayoría de zonas del desierto y también al parque nacional Etosha. Por eso es imprescindible viajar en 4×4 y con tienda de campaña, aunque muchos de estos todoterreno cuentan con tienda acoplada al vehículo y están equipados con todo lo necesario para viajar con autonomía por el país, ya que el abastecimiento es difícil en extensas zonas de Namibia.

Como en la mayoría de desiertos, el contraste de las temperaturas entre el día y la noche es brusco y pueden producirse heladas durante el invierno austral (verano en el hemisferio norte), pero debido a las corrientes frías que llegan del Atlántico las temperaturas durante el día no son tan altas como en el interior del país, donde se pueden sobrepasar los 45º durante el verano.

La Costa de los Esqueletos

Comienza al sur, en el río Orange y llega hasta el Kaokoland, la árida tierra de los himbas.

La Costa de los Esqueletos le debe su nombre a la gran cantidad de restos de barcos embarrancados que descansan en el litoral, creando un paisaje fantasmal.

Cape Cross

Aquí se encuentra una de las colonias de focas más numerosa y superpoblada de la zona. Durante la época de cría, entre diciembre y enero, pueden llegar a ser más de trescientas mil focas. Su proliferación se debe a la riqueza en pescado de las aguas de la costa namibia.

Su alto número y la cantidad de pescado que llegan a consumir las focas, que supera a las capturas de la flota namibia y sudafricana juntas, ha provocado medidas de control del número de población de focas, con cazas controladas, aunque estas matanzas tampoco han solucionado el problema.

El lugar donde se puede disfrutar de los amaneceres más espectaculares del desierto de Sossusvlei. Los rayos de sol despuntando y el rojizo tono de la arena son un espectáculo único que no se olvida.

Estos son algunos de los puntos ineludibles en el desierto del Namib, pero si visitamos Namibia no podemos perdernos el Parque Nacional Etosha, donde se puede ver una variada fauna, sobre todo en la temporada seca del invierno, cuando todos los animales van desfilando por las excasas reservas de agua en charcas naturales y artificiales para saciar su sed. Aunque para este safari, dedicaremos otra entrada. ¿Alguien está preparando un viaje a Namibia?

http://www.3viajesaldia.com/el-desierto-rojo-de-namibia/

La duna 45 del desierto de Namíbia

Por Marc 29-03-2009

Como ya hablamos en el artículo del desierto de Namib que se encuentra en el Parque Nacional Namib Naukluft, una de las dunas más famosas de la zona del Sossusvlei (donde hay lagos en épocas de lluvia) es la duna 45.

La duna 45 se llama así porque está a 45 km del Cañon Sesriem, y su anaranjada arena proviene de una arena (rica en hierro) que fue arrastrada hasta ese lugar por el río Orange hace 5 millones de años desde el desierto de Kalahari.

La duna 45 es una de las dunas más fotografiadas del mundo, además de ser uno de los sitios más turísticos de Namibia y es muy fácil de ver y fotografiar desde la carretera. Esta duna de más de 180 metros de alto es también una de las más populares de ascender para ver salir el sol a primera hora de la mañana. Los grupos de turistas a las 5 de la madrugada empiezan a subir esta duna, que necesita su tiempo para llegar hasta la cima, con el objetivo de ver los primeros destellos del sol desde el punto más alto de esta bella duna rojiza.

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Por si vistas el desierto de Namib, una de las dunas más altas del mundo es la duna 7.

¿Has subido alguna vez a una duna? ¡Cuéntanos tu experiencia!

http://www.3viajesaldia.com/la-duna-45-del-desierto-de-namibia/

Welwitschia Mirabilis el milagro del desierto de Namibia

Por Marc 07-11-2010

La Welwitschia Mirabilis es una de las plantas más increíbles del mundo y solo se encuentran en Namibia. Esta planta debe su nombre al famoso médico y botánico austriaco Friedrich Welwitsch, que la descubrió el 1860 en el desierto de Namibia, cerca de Angola.

La Welwitschia Mirabilis se considera un fósil viviente de entre 1500 y 2000 años que aun sobrevive todo y las duras condiciones en las que vive. Es una planta capaz de sobrevivir en una tierra donde la media de lluvia anual es de 25mm y donde la niebla que le llega de la costa es equivalente a 50mm. La mayoría de Welwitschia Mirabilis se encuentran a 50 km al este de Swakopmund y en la confluencia del río Khan y Swakop.

Una de las técnicas de supervivencia más espectaculares que la planta utiliza es la absorción del agua de la niebla a través de sus hojas. De esta manera el agua se condensa por sus hijas y “alimenta” a la planta. Actualmente hay proyectos de investigación que están intentando emular esta técnica en lugares áridos donde hay niebla para recolectar agua.

http://www.3viajesaldia.com/welwitschia-mirabilis-el-milagro-del-desierto-de-namibia/

Namib: Un ensueño de arena y roca

Manuel Rodríguez Yagüe

Desde Swakopmund, en la costa namibia del Atlántico, partimos una luminosa mañana para recorrer largos kilómetros hacia el sureste por polvorientas pistas de grava y polvo. El paisaje más allá de las ventanillas del camión en el que viajábamos oscilaba entre lo monótono y lo extraordinario. Las amplias y resecas llanuras cubiertas de rala hierba amarillenta llegaban a saturar nuestra atención, pero pronto comenzaron a aparecer montañas, o, para ser más precisos, grandes colinas rocosas por las que el camión ascendía resoplando en primera. Los pasos elevados proporcionaban una magnífica visión del extenso y desolado entorno. Juegos de luz y sombra caracoleaban entre los intersticios e irregularidades de las grandes rocas. Estas inhóspitas tierras, que parecen desiertas y abandonadas por los dioses y los hombres, han sido, no obstante, objeto de deseo por estos últimos. Y eso sólo ha ocasionado, como de costumbre, desgracias para quien aquí habita.

Guerrillas, incursiones, matanzas, inseguridad, miedo, tensiones y odios encarnizados causaron y fueron causados por más de dos décadas de conflicto con Sudáfrica, que se negaba a desprenderse de un territorio rico en minerales oponiéndose al mandato internacional que así se lo ordenaba. Al final, en 1988 comenzaron las conversaciones multilaterales que llevarían a la promulgación de una constitución en febrero de 1990 y a la independencia definitiva un mes más tarde. Teniendo en cuenta el turbulento pasado del país a lo largo de los últimos veinticinco años, su trayectoria en los siguientes dieciocho ha sido francamente buena, con ausencia de conflictos y un crecimiento continuado y equilibrado.

Pese a sus antiguas inclinaciones marxistas, el SWAPO -que empezó como una guerrilla nacionalista de izquierdas para ascender a fuerza gobernante- no ha resultado ser un partido radical o sectario. Su visión es pragmática en cuanto a la economía doméstica y las relaciones internacionales y ha llevado a cabo una política de reconciliación nacional. En la actualidad, Namibia no es considerado por las Naciones Unidas como un país pobre o subdesarrollado, sino que se considera como una nación de desarrollo medio. Pero aunque su situación es indudablemente mejor que la de otros estados de su entorno, las cifras esconden una gran disparidad de la que no están exentas las tensiones entre razas y tribus. Así, aunque el PIB per cápita asciende a 7.400 dólares americanos (muy alto para el estándar africano) existen profundas desigualdades entre los diversos grupos de población: el 5% de los habitantes controlan el 72% de la economía. El país cuenta con mano de obra cualificada y una clase media competente, pero la mayor parte de los habitantes son muy pobres. Hasta tal punto llegan las disparidades que el 50% de los namibios viven por debajo del umbral de pobreza (Lo que no quiere decir que exista hambre. Aunque carecen de lo que en nuestras sociedades occidentales consideramos como básico, desarrollan una economía de subsistencia ajena a la economía monetaria, en la que el cultivo y el ganado proporcionan la mayor parte del propio sustento). El 55% de la población viven con dos dólares al día. En términos físicos, es un país rico: sus yacimientos mineros son los cuartos mayores de África; sus caladeros se cuentan también entre los más ricos del mundo y el sector turístico ha experimentado un crecimiento continuado. Una riqueza que no es necesario repartir entre una población numerosa (dos millones de habitantes en una superficie 1,5 veces superior a la española). Esperemos que Namibia se consolide como un país pionero en la salida del caos en el que parece sumido el continente.

A las cinco y media de la mañana salimos hacia uno de los puntos destacados dentro de la parte del desierto accesible al turismo: la Duna 45. El fabuloso Parque Nacional Namib Naukluft tiene una extensión formidable y una belleza sorprendente. Ocupa una superficie de unos 50.000 km2 (el área protegida más grande de Namibia y de mayor tamaño que países como Suiza) al sur del desierto del Namib, el más antiguo del mundo, y se extiende desde Swakopmund hacia el sur hasta la desembocadura del río Orange, que forma la frontera de Namibia con Sudáfrica. Con una longitud total de dos mil kilómetros -de los que 1.400 corresponden a la costa namibia- y una anchura que varía entre 80 y 140 kilómetros, ocupa toda la larga franja costera de Namibia, Sudáfrica y el extremo sur angoleño. Sus inmensos océanos de dunas brotan al pie del Atlántico y avanzan para morir en las planicies pedregosas del interior, que llegan a alzarse mil metros sobre el nivel del mar.

Este vasto mar de arena, con su aire de infinitud y permanencia, es en realidad un universo en movimiento continuo, un movimiento oculto en su mayor parte al ojo del visitante circunstancial. Los campos de gigantescas dunas, de cientos de metros de altura, a diferencia de las que se pueden encontrar en algunas partes del cercano Kalahari, son dinámicas, es decir, el viento las transforma con el pasar del tiempo, las esculpe en una amplia variedad de formas y tonos. Lo que hace a lugares como el circo de Sossusvlei tan especiales son el modo en que las variaciones de luz inciden sobre diminutos granos de cuarcita y cambian las tonalidades del granate al dorado y ocre.

La costa de este desierto es desoladora, incluso su extremo occidental, donde muere en el océano Atlántico. Después de su encuentro, en 1850, con esta árida extensión de fantasmales y brumosas dunas de arena, el explorador sueco Charles Andersson escribió: “Difícilmente otro lugar del mundo simbolizaría mejor las regiones infernales. Cuando contemplé su temible desolación, me invadió un escalofrío que rayaba en el miedo. Preferiría la muerte a ser deportado a este sitio”.

La parte septentrional del parque está formada por las llanuras Welwitschia, por donde el río Swakop, totalmente seco, atraviesa un terreno de guijarros salpicado de formaciones rocosas y alineaciones de modestas colinas. Los elementos de relieve llamados inselbergs (o islas-montaña) dominan un paisaje abrasador, hostil, casi yermo, en el que, a pesar de la dureza, viven algunas euforbias y extraordinarias welwischias. Estas últimas plantas, endémicas del Namib, fueron descubiertas por la ciencia en 1859. Aunque no presentan el mejor de los aspectos (parecen unas ensaladas pasadas y resecas), son en cambio unos auténticos matusalenes entre sus congéneres: pueden superar los 1.500 años de antigüedad, cifra que hay que poner, además, en el contexto del duro entorno en el que viven. Hasta que no alcanzan los 20 años de edad, no florecen por primera vez. Su extraordinaria longevidad viene quizá explicada, al menos en parte, porque en ellas se encuentra algún elemento que repele el gusto de los herbívoros. Sus partes exteriores se marchitan bajo el sol ardiente y producen una masa enredada de vegetación de la que sólo sobresalen dos correosas hojas, todo lo que este superviviente del mundo vegetal consigue generar en sus siglos de existencia. Esas hojas no cesan de crecer y el implacable viento se encarga de romperlas en tiras, lo que le da su triste aspecto de planta moribunda. Cuando la niebla se condensa en su superficie, la planta absorbe humedad por los poros de sus hojas, aunque también succiona, a través de sus raicillas, el agua que se filtra al suelo. Su raíz central, que llega a medir hasta 3 metros, le sirve de reserva, pues en ella almacena agua y alimento para las temporadas de sequía.

Aunque las guías suelen decir que el nombre de Duna 45 proviene de la distancia en kilómetros que la separa de la entrada del parque, lo cierto es que no es más que un número asignado a la montaña de arena para su rápida localización sobre un mapa. Dicen esas mismas guías de viaje que es desde lo alto de la Duna 45, donde se contemplan los más espectaculares colores del amanecer en el desierto.

La vista desde lo alto de aquella catedral de arena, una de las más altas del planeta, era magnífica. Desde sus 300 metros de altura dominábamos un valle seco flanqueado por cordilleras de dunas anaranjadas de mayores dimensiones que muchos edificios. Ondulados dedos de arena tocaban el valle a intervalos de un kilómetro.

En las regiones arenosas, el viento sopla y amontona la arena en forma de dunas, que pueden ser de distintos tipos dependiendo de la dirección en que soplen los vientos dominantes. Hay acumulaciones de arena que se deshacen y otras se mueven, crecen y progresan, llegando a cubrir cuanto encuentran a su paso. Aquí, en el Namib, esas formaciones están entre las mayores del mundo. Algunas pueden llegar a medir 300 m. de altura. Y son estáticas. El aire arrastra la arena superficial hasta la cima antes de llevársela, por lo que sólo mueve la capa exterior de estas montañas. La base de estas dunas puede llevar cinco mil años estática.

El alucinante paisaje causa efectos ópticos que pueden producir sorpresas: las dunas son gigantescas y jamás parecen hallarse tan lejos como en realidad están. Uno se pone a conducir, no digamos a caminar, y siempre parecen retroceder, como si estuvieran vivas. Hasta que se consigue alcanzar su base es difícil imaginar el tamaño que tienen puesto que no hay elementos de referencia familiares (árboles, edificios, personas) sobre los que establecer sus dimensiones excepto otras dunas tan colosales como ellas.

La zona de las dunas se encuentra separada de las grandes llanuras de grava del norte por el cauce del río Kuiseb. A unos 100 km. de la costa, en el límite oriental del parque, se encuentran las montañas Naukluft, lugar de nacimiento de muchos ríos fugaces y de dos de mayor caudal, el Tsondab y el Tsauchab. Pero incluso cuando estos ríos estacionales llenan su cauce, unas pocas veces por siglo, éstos nunca llegan al océano, pues terminan por transformarse en unas charcas entre las dunas que sirven de refugio para la escasa pero fascinante fauna de la zona: springboks, oryx del Cabo, cebras, reptiles...

Regresé al campamento a las nueve y media de la mañana para engullir un magro desayuno y salir antes de que las temperaturas alcanzaran su nivel máximo hacia el cañón de Sesriem, una caminata de algo más de cuatro kilómetros por una polvorienta pista de polvo y grava suelta. Dada la distancia de que se trataba, podría pensarse que sería una simple y agradable paseo pero eso es si uno no tiene en cuenta las condiciones reinantes en el desierto. Lo que en Europa sería una marcha sencilla y ligera, se convierte aquí en un ejercicio bastante más exigente. La ausencia total de sombras hace imprescindible un sombrero o gorra y suficiente provisión de agua para no caer víctima del implacable sol africano. Cuando pasaba algún todoterreno llevando y trayendo turistas al cañón, dejaba una nube de polvo espeso que se posaba sobre uno y obligaba a aguantar la respiración, resecando la piel y la lengua. Una larga cinta cuya próxima curva nunca parecía llegar, castigada por el calor y habitada por un ejército de moscas y mosquitos que se lanzaban sin miedo hacia cualquier pedazo de piel descubierta -ojos, boca, nariz y ojos incluidos- ansiosos por hurtar algo de mi sudorosa humedad.

Aparte de los molestos insectos voladores, salieron a mi encuentro numerosos escarabajos de inmenso tamaño y un par de serpientes que atravesaban parsimoniosamente la pista. Las diversas especies de lagartos, serpientes e insectos del desierto del Namib sorprenden por haberse adaptado a la dureza de este hábitat. En las dunas y la llanura, de hecho, viven criaturas que no habitan en ningún otro lugar. Por ejemplo, la víbora enana que dispone de ojos en la parte superior de la cabeza, una característica que le permite permanecer enterrada bajo la arena y estar en guardia por si se aproxima una presa. Para conseguir agua, esta serpiente de pequeño tamaño presiona su cuerpo contra el suelo por las noches y deja que la fría niebla se condense en sus escamas. Otro habitante de las dunas poco común es una araña de gran tamaño denominada “señora blanca” que, cuando quiere realizar una salida rápida, encoge las patas y desciende rodando por la duna. Gran parte de la fauna del desierto del Namib y, sobre todo los insectos y otros organismos, no sobreviven gracias a la lluvia y la maleza (ambas muy escasas y apreciadas aquí) sino a la bruma que llega del océano Atlántico y las brisas que soplan desde el interior y traen trozos de hierba y otros restos orgánicos.

Ante la proximidad de las blancas nubes, los escarabajos “patas arriba” se agitan en el lado de las dunas costeras que se orienta hacia el viento y adoptan la desgarbada posición a la que deben su nombre: se balancean al revés, con la cabeza entre las patas y el dorso contra el viento. Tras condensarse la niebla que ha chocado contra él, el agua gotea hasta la sedienta boca del animalito. Los escarabajos negros y de botón, en cambio, cavan en la arena diminutos surcos en ángulo recto, paralelos a la dirección del viento. Al descender, la bruma se condensa en los granos de arena superficiales, y los escarabajos la sorben. Su alimentación se complementa con desechos orgánicos hallados en las arenas.

Los saurios consiguen agua a través de estos pequeños insectos, pues se alimentan con escarabajos y con grillos de las dunas. El nocturno geco ha desarrollado, además, una lengua muy larga y flexible, con la que lame el rocío de la superficie de sus ojos para “saciarse” de agua. Su peor enemigo es la serpiente ondulante de las arenas, que se desliza sobre las dunas dejando tras de sí huellas paralelas en un ángulo de 45º con respecto a la dirección de su propio movimiento, método lateral de locomoción que le permite desplazarse rápidamente por la arena con un contacto mínimo con la abrasadora superficie. Para cazar, se oculta en la arena, vigilando la llegada de su inocente presa; inyecta veneno a los lagartos que se acercan y los engulle enteros.

Los animales de mayor tamaño no logran adaptarse al desierto. Requieren más agua de la disponible y el intenso calor amenaza con elevar la temperatura de su sangre a grados irresistibles para su cerebro. Con todo, el antílope órix se ha adaptado notablemente: a falta de agua, deja de sudar; antes de llegar al cerebro, su sangre se enfría mediante un sistema capilar en la nariz.

Cuarenta minutos después llegaba al cañón de Sesriem, una grieta irregular que se abre como una enorme cicatriz en el reseco suelo del desierto. Con una profundidad de treinta metros y una extensión de un kilómetro, ha sido pacientemente excavado por el río Tsauchab a lo largo de 15 millones de años. Si bien el lecho estaba seco, durante los años con una precipitación lluviosa extraordinaria arrastra grandes cantidades de agua e inunda las lagunas desecadas de Sossusvlei, setenta kilómetros al sur, creando un espectáculo insólito: a las enormes charcas que se forman al pie del mar de dunas, acuden flamencos y ánades de todo tipo, y un territorio extremadamente árido y desolado, se vuelve puro bullicio de fauna. El cañón debe su nombre a que los primeros pioneros necesitaban ses rieme (seis cuerdas de cuero) para hacer bajar un cubo y extraer agua. Es todavía un lugar donde se puede encontrar el precioso líquido, pero sólo se benefician de él los pájaros y mamíferos de pequeño tamaño que pueden acceder sin dificultades salvando el desnivel. Eso sí, la angosta garganta proporciona una bienvenida sombra en la que recuperarse de la caminata.

Cuando volví al campamento conseguí ponerme de acuerdo con el joven piloto sudafricano que llevaba un negocio de transporte de pasajeros y mercancías en su pequeña avioneta. Nos subimos a su furgoneta y nos dirigimos a la tosca pista de aterrizaje -una lámina de arena roja, apenas una porción de desierto desbrozado y alisado- donde nos aguardaba la Cessna 210 anclada al suelo. El piloto quitó las calzas y los cables de acero que la amarraban al suelo, nos montamos en el pequeño aparato y tras las comprobaciones pertinentes, levantamos el vuelo.

Las nubes habían ido desapareciendo, consumidas por la aridez del día. Sobrevolando el desierto, las dunas parecen pequeñas arrugas sobre una manta multicolor. En realidad, Sossusvlei alardea de poseer las más altas del planeta, hasta 400 metros. Un ondulado mar de arena se extiende cien kilómetros a la redonda. El paisaje era magnífico, alienígena. Se diría que hubiera sido colocado sobre la tierra como parte de un ejercicio práctico de composición para un examen de fotografía. Dunas de todos los colores y formas: anaranjadas, amarillas, escarlata, parabólicas, en forma de estrella, océanos de arena peinados por el viento en la misma dirección. Las nubes iban matizando con su sombra el paisaje, como si fuera un enorme puzzle en movimiento. Desde el aire se consigue tener un destello de la magnitud y diversidad del paisaje namibio.

Allá se veía el seco valle del río Tsauchab, flanqueado por dunas y estirándose hacia Sossusvlei. Más allá, las montañas Uri Uchab. De repente, la costa se abre ante nuestros ojos, barrida por las gélidas aguas del Atlántico. Dos mares se encuentran a muchos metros bajo nuestros pies: uno azul y violento contra uno amarillo y estático. Las montañas de fina arena caen a pico sobre el mar sin dejar espacio siquiera a una pequeña playa. El agua va lamiendo la arena y arrancándola para transportarla hacia el norte siguiendo la corriente de Benguela. Acabará depositándola en la conocida como costa de los Esqueletos más allá de Swakopmund. Juntos, mar y arena, esculpen día a día una costa mutante a la que es difícil seguir la pista con mapas y que supuso la desgracia de muchos navíos.

Los océanos son eficientes acumuladores de calor. Transportan agua cálida o fría por toda la tierra y ejercen una gran influencia en el clima de los continentes. Por ejemplo, los efectos benéficos de la Corriente del Golfo moderan el clima de Europa Occidental, que de otra manera sería mucho más frío. Las corrientes oceánicas se mueven principalmente empujadas por los vientos. La corriente de Benguela -que sube desde los mares australes bordeando la costa occidental africana- es fría y tiende a reducir las precipitaciones en las tierras junto a las cuales discurre (fenómeno que imita su corriente gemela, la corriente ascendente desde la Antártida paralela al continente sudamericano que ha creado el desierto chileno de Atacama): el aire frío que se halla sobre la corriente retiene poca humedad, por lo que no suelen formarse nubes.

Aunque en promedio llueve menos de 25 mm. al año en este desértico litoral, la única fuente de humedad de la región -su niebla- permite la supervivencia, como vimos, de diversos animales pequeños. Cada diez días, los húmedos y cálidos vientos del Atlántico soplan sobre la fría corriente de Benguela, generando así una densa neblina que envuelve la costa y buena parte del desierto en una turbulenta y cenagosa nube. Escarabajos, termitas, avispas, arañas y lagartos dependen de la bruma para conseguir agua; como vimos, es entonces cuando todos hacen gala de ingenio evolutivo para obtener la humedad que necesitan.

Desde el aire parecía que aquella desolada porción de la Tierra había permanecido inalterada desde el origen del planeta. Nada más lejos de la realidad. Desde su nacimiento hace ochenta millones de años, el Namib no ha permanecido intacto, como hoy lo conocemos. Esa arena roja que contemplamos desde el cielo es originaria del desierto del Kalahari. Hace cinco millones de años, el curso del río Orange transportó esa rica mezcla de piedras preciosas y grava desde los alrededores de Kimberley, Sudáfrica. La grava se integró al lecho oceánico desde donde la corriente de Benguela la empujó hacia el norte y la depositó en la costa namibia. A partir de aquí se internó en tierra firme gracias a los vientos oceánicos, que la han hecho avanzar de oeste a este, formando las dunas actuales.

Este complejo, largo y fascinante proceso ha continuado de forma ininterrumpida: los ríos han volcado sedimentos continentales en el mar, y éste los ha devuelto a la costa, desde donde el viento oceánico los arrastra hacia el este, hacia el interior. Las dunas más antiguas, como las de Sossusvlei, son las que más lejos han llegado. Las más recientes ocupan la franja costera. Las tonalidades también marcan la edad de las dunas. El color de la arena, formada principalmente por cristales de cuarzo, depende de su antigüedad. Las arenas de la costa, más jóvenes, tienen tonalidades ocres. En cambio, las del interior adoptan tonos más rojizos a medida que la oxidación tiñe los granos con el paso del tiempo.

Un vuelo sobre el Namib es una experiencia única, que proporciona una perspectiva totalmente nueva de este excepcional desierto, uno de los más antiguos y áridos de la Tierra , un lugar descubierto no hace mucho por productores de anuncios publicitarios, diseñadores, cineastas, fotógrafos y, en último término, operadores turísticos. Hay quien piensa que todos los desiertos son iguales, que son parajes monótonos y aburridos, faltos de vida, perspectivas, atractivos y matices. A ellos les animo a viajar a esta esquina del continente africano, de frías aguas de un azul intenso, arenas rojas y dunas colosales. Jamás volverán a mirar un desierto con los mismos ojos.

http://www.fronterasdepapel.com/enero2010/El_desierto_de_ Namib_Namibia_Africa_Sur_reportaje.htm

El desierto de Namibia es uno de los lugares más bellos del mundo

Este inmenso territorio árido ubicado en Africa, cuenta con las dunas más altas del planeta.

por latercera.com - 13/05/2009 - 16:35

Namibia es un país del sudoeste de Africa que ocupa el territorio de lo que fue conocido hasta los años sesenta como Africa del Sudoeste, y además es una nación muy joven con sólo 18 años de vida.

Y es que desde sus inicios fue un territorio muy disputado pot diversos países como Portugal, Inglaterra, Holanda y Alemania.

En tanto, es una nación con escasa población, ya que no es nada fácil soportar la dureza de su clima desértico.

Según un artículo del diario El País de España, el desierto del Namib ocupa toda la costa namibia, con una extensión cercana a los 80.000 kilómetros cuadrados. Aunque sólo el que quiera vivir una experiencia dura pero inolvidable, debe visitar este inhóspito rincón, que es también uno de los lugares más bellos del mundo.

DESIERTO DE NAMIBIA

Desde Windhoek, la capital de Namibia, y a unas cinco horas en auto hacia el oeste, se llega al desierto del Namib. Durante el camino, el verde intenso de los alrededores de la ciudad, por lo menos en época de lluvias, se transforma en un verde dorado, el de los pequeños arbustos que aparecen en el trayecto.

A unos 150 kilómetros de la capital, los arbustos comienzan a desaparecer y, a medida que se avanza por el desierto, las dunas se van haciendo más grandes y se convierten en montañas. El turista podrá sentirse muy pequeño en este océano de arenas rojas, donde no hay nada alrededor.

ARENAS

El desierto de Namibia no es cualquiera, ya que se trata del desierto más antiguo del planeta, existía hace 65 millones de años, cuando se extinguieron los dinosaurios.

En tanto, este inmenso territorio árido cuenta con las dunas más altas del mundo, casi 300 metros, donde viven más de 150 especies animales. Además, es el único desierto que cambia de color dependiendo de las horas y donde se emplaza la duna 45, cuya perfecta silueta la convierte en la preferida de los turistas, que se maravillan ante ella.

Namibia es también uno de los desiertos más secos de la Tierra, con apenas un centímetro cúbico de lluvia al año.

PARQUE NAMIB NAUKLUFT

Dentro del parque nacional Namib Naukluft, la arena acumulada durante cinco millones de años, arrastrada por el río Orange desde el desierto de Kalahari, ha ido formando el espectacular anillo dunar de Sossusvlei.

Elevaciones de arena donde se puede acampar libremente o elegir alguno de los campamentos, que van desde las pequeñas carpas hasta los lodges de lujo.

Los guías levantan a los turistas a las cinco de la mañana para llevarlos a ver el amanecer desde la famosa duna 45. Se trata de una tradición imperdible para quienes lleguen a este maravilloso lugar.

Al amanecer, la arena se vuelve dorada, y a los pocos minutos, cuando el sol empieza a escalar en el cielo, la tierra cobra un tono cada vez más rojizo. El color rojo se debe a la presencia de óxidos de hierro que cubren los granos de arena.

DUNAS

Cada una de las dunas tiene un número, como si fueran calles. La 45 es la más hermosa y perfecta. Pero cada una de ellas tiene su forma y su propio encanto. El viento las peina, se mueven como si fueran olas y se transforman suavemente por las ligeras corrientes de aire.

Subir por la cresta de las dunas es fácil y para bajar, lo más divertido es hacerlo corriendo. La arena es muy fría por la mañana y muy caliente a mediodía.

PARQUE NACIONAL DE ETOSHA

Su nombre significa "enorme lugar blanco". Se trata de una extraordinaria reserva natural donde el avistamiento de animales está asegurado. Tiene una superficie de 20.000 kilómetros cuadrados y alberga a 114 especies de mamíferos protegidos, 340 de aves y 16 tipos de anfibios y reptiles.

Es uno de los parques más impactantes de Africa y donde los visitantes pueden toparse con casi todos los mamíferos del continente, como elefantes, jirafas, leones o rinocerontes negros.

COSTA

Ya en la franja litoral del desierto de Namibia, el paisaje y el clima cambian. El cielo se torna gris de repente y la niebla cruza el territorio, por el choque entre los vientos cálidos del desierto y las gélidas aguas oceánicas.

Es precios seguir la ruta hacia el norte y llegar a una zona donde la arena del desierto se topa con el mar (océano Atlántico sur). De esa manera surge un territorio algo siniestro convertido en parque natural.

Se trata de un cementerio de mil kilómetros donde descansan cientos de esqueletos de barcos que un día naufragaron en estas violentas aguas. Con ellos conviven vértebras de ballenas o cráneos extraviados de antílopes que llegaron a la playa huyendo del desierto.

PARAISO DE LOS HIMBA

Once tribus tratan de convivir con una minoría blanca que posee más de la mitad de las tierras. La más popular es la de los himba.

Si se continúa rumbo al norte, antes de llegar a la frontera con Angola, cerca del río Kunene, se pueden encontrar las aldeas de esta tribu, que mantiene aún la mayor parte de sus tradiciones, como el sofisticado arreglo de sus mujeres, las cuales demoran más de tres horas al día en vestirse y adornarse.

Las mujeres se trenzan el pelo y se adornan con joyas hechas de huesos, conchas y cueros. Lucen un tono rojizo en la piel y se dejan fotografiar divertidas, ya que han aprendido a convivir con los turistas.

http://latercera.com/contenido/730_127132_9.shtml

El misterio de los «círculos» de Namibia

Los «anillos de hadas» que se cuentan por miles en el desierto de Namibia aparecen y desaparecen por causas desconocidas

josé manuel nieves / madrid

Día 28/06/2012 - 14.09h

Un equipo de biólogos de la Universidad Estatal de Florida acaba de descubrir que los "anillos de hadas" que se cuentan por miles en el desierto de Namibia siguen una especie de "ciclo vital" que los hace aparecer y desaparecer con regularidad. Los nuevos datos, que se publican esta semana en PLoS ONE, añaden, si cabe, aún más incertidumbre sobre la naturaleza de estas formaciones que nadie ha logrado explicar todavía. Su origen sigue siendo un misterio. Se trata de decenas de miles de extrañas "calvas" círculares, de entre 2 y 12 metros de diámetro, que motean las polvorientas praderas africanas del desierto de Namibia, justo entre Angola y Suráfrica. En el interior de esos círculos la hierba no crece, pero muchos de ellos están rodeados por un anillo de vegetación más alta que la de alrededor, una especie de corona verde que marca claramente el perímetro de la zona seca.

Los habitantes de la región los llaman "las huellas de los dioses". Y los científicos que han intentado dar alguna explicación a estas curiosas formaciones han vuelto, todos, con las manos vacías. Fenómenos similares se conocen en bosques y praderas de casi todo el mundo (en España se llaman "anillos de hadas" o "corros de brujas"), pero se producen sólo ocasionalmente y se sabe que muchos de ellos están producidos por la acción de varias clases de hongos, que afectan de esa extraña forma al crecimiento de la vegetación.

Pero lo que sucede en el desierto de Namibia es, o parece ser, algo completamente diferente. Los círculos se cuentan por decenas de miles y las explicaciones que han servido en otros lugares no han conseguido aquí romper la barrera de misterio que los rodea.

Más que una vida humana

Ahora, Walter Tschinkel, un biólogo de la Universidad Estatal de Florida, ha descubierto algo que se desconocía por completo. Y es que los círculos africanos siguen una especie de "ciclo vital" que los hace aparecer y desaparecer con regularidad y sin un motivo aparente. Los más grandes pueden persistir incluso más tiempo de lo que dura una vida humana. El estudio de Tschinkel no resuelve el misterio, pero al menos aporta algo más de luz a la cuestión.

En su artículo, Tschinkel revela que los círculos más pequeños tienen una duración media de 24 años, mientras que los más grandes pueden llegar hasta los 75. "La cuestión del por qué se forman es muy difícil de resolver -afirma el investigador-. Hay sobre la mesa un buen número de hipótesis, pero las pruebas no son convincentes para ninguna de ellas".

Tschinkel se interesó por primera vez en los círculos en el año 2005, durante un safari por el desierto de Namibia. A su regreso a Estados Unidos, se dio cuenta de que muy pocos investigadores habían podido estudiar el fenómeno con detalle. Se trata, en efecto, de una zona muy remota y de difícil acceso. La población más cercana está a casi 200 km de distancia y abunda la fauna salvaje.

Al principio, Tschinkel pensó que los círculos marcaban los límites de colonias subterráneas de termitas. Pero al excavar bajo un buen número de ellos no encontró ni rastro de esos insectos. Otras hipótesis, como la acción de hongos, o sutiles diferencias en los nutrientes del terreno, o la emanación de vapores tóxicos desde el subsuelo, tuvieros que ser descartadas.

Una de esas cosas inexplicables

Incluso los datos recabados por Tschinkel deben ser tomados con cautela. Durante su investigación, el biólogo estudió centenares de imágenes aéreas y de satélite de la zona, y comparó las diferencias entre colecciones de fotografías de los mismos lugares obtenidas con cuatro años de diferencia, en 2004 y 2008. Fue entonces cuando se dio cuenta de que los círculos, en el momento de aparecer, tenían ya su tamaño final o crecían muy rápidamente hasta alcanzarlo. Los más pequeños tienen unos dos metros de diámetro, mientras que los mayores alcanzan los doce metros.

Una vez formados, la erosión del viento crea en el interior de los círculos ligeras depresiones. E incluso hay algunos que han sido "recolonizados" por la vegetación y son ya apenas perceptibles. Tschinkel utilizó las imágenes de satélite para averiguar cuánto tiempo necesitan los círculos desde que se forman para pasar a la fase de madurez y "muerte", cuando vuelven a ser ocupados por la vegetación.

Tschinkel se dio cuenta también de que los círculos sólo se forman sobre terrenos muy arenosos o en los que hay muy pocas piedras. Pero nunca sobre dunas o aluviones, donde la arena ha sido depositada por el agua.

Muchos de los experimentos y análisis están aún en curso, y el propio Tschinkel lamenta que ninguno de ellos permita aún explicar las razones que se ocultan tras el fenómeno. Se ha llegado incluso a pensar que se trata de un complejo (y desconocido) patrón de crecimiento de las plantas, que de alguna forma se "organizarían" para repartirse los nutrientes en un ambiente donde éstos escasean. Pero nadie sabe cómo las plantas pueden ser capaces de crear este patrón, y de seguirlo incluso si están dispersas en un área de muchos kilómetros cuadrados.

Al final, el propio Tschinkel piensa que los "círculos de hadas" de Namibia nunca dejarán de ser un misterio. Es posible, afirma, que sea una de esas cosas que la Ciencia nunca consiga explicar.

http://www.abc.es/20120628/ciencia/abci-misterio-circulos-namibia-201206281322.html

El desierto del Namib se extiende a lo largo de la costa de Namibia, entre el río Orange, que marca la frontera con la República de Sudáfrica, al sur, y el río Kunene, que marca la frontera con Angola, al norte. Tiene una longitud de unos 1.600 km, una anchura que varía entre 80 y 200 km y una extensión cercana a los 80.000 kilómetros cuadrados. Su nombre, Namib, significa “enorme” en lengua nama.

Algunos geógrafos consideran que el biotopo o la ecorregión propiamente dicha (tal como está definida por Fondo Mundial para la Naturaleza [WWF]) se extiende entre el río Uniab, 200 km al norte de Cape Cross, y la población de Lüderitz en el sur. La parte del Namib que se extiende al norte del río Uniab se denomina desierto de Kaoko y se adentra en Angola; tiene un río siempre con agua, el Kunene, llueve más (hasta 100 mm en tormentas esporádicas de octubre a marzo) y la fauna y la flora son más abundantes. La parte del Namib que se extiende al sur de Lüderitz se denomina Karoo (Karoo suculento y Karoo nama) y se adentra notablemente en Sudáfrica; tiene un río siempre con agua, el Orange, en otro tiempo poblado de hipopótamos, y se caracteriza por ser la región del mundo más abundante en especies de plantas suculentas (más de 10.000).

El Namib está considerado el desierto más viejo del mundo y se tiene constancia de que ya existía durante la Era Terciaria, hace 65 millones de años, época en que se extinguieron los dinosaurios.

Ecosistema

El Namib se divide en dos regiones climáticas, divididas en el centro por la bahía de Walvis Bay y el trópico de Capricornio. Al norte, las lluvias aumentan progresivamente y oscilan entre los 20 mm de la costa y los 85 mm del interior, y siempre se reciben en verano. Al sur, en la reserva de Namib Naukluft Park y hasta el río Orange, las lluvias son incluso más escasas y esporádicas y pueden aparecer en cualquier época del año. En esta zona, las temperaturas son más bajas, y no son extrañas las heladas durante el invierno.

En todos los casos, el límite del desierto lo marca una cadena montañosa que recibe el nombre de Gran Escarpe. En el norte, este sistema montañoso es atravesado por diversos ríos estacionales que alcanzan la costa y sirven de corredor a la fauna y a la flora, pero desde el cañón de Kuiseb, en las cercanías de Walvis Bay, hacia el sur, la barrera de dunas convierte el desierto en una barrera infranqueable.

La costa está recorrida de sur a norte por la corriente de Benguela, de aguas muy frías y ricas en nutrientes y en plancton, con una gran abundancia de peces y una nutrida colonia de osos marinos. El agua fría del mar y los vientos constantes hacia tierra favorecen la presencia de nieblas costeras al menos 180 días al año, que hacen que las temperaturas sean muy inferiores en la costa a las del interior del país, que superan con facilidad los 45 °C en verano.

La vida en el desierto del Namib está asociada a varios factores. Entre ellos, las nieblas, que favorecen la existencia de determinadas plantas y animales adaptados a esta aportación extra de humedad, como un tipo de escarabajo característico del Namib, del género Stenocara, cuyos élitros están diseñados para hacer que los húmedos vientos matinales depositen gotitas de agua sobre su espalda.

Otros factores que favorecen la existencia de vida son la estrechez del desierto, que permite la incursión desde zonas donde hay herbazales de los animales de gran tamaño, y la presencia de cañones y valles, que aunque en el sur no atraviesan las dunas, dan lugar a charcas y pozas donde se puede encontrar agua. En el norte, estos valles llegan hasta el mar y se convierten en corredores de vegetación de fácil acceso.

Estos factores permiten la presencia en el Namib de animales como oryx, antílopes, avestruces, chacales, hienas y caballos salvajes en el sur, y además de éstos, en el norte se encuentran elefantes, cebras, leones, y jirafas.

En cuanto a la vegetación, la especie más notable del Namib es la Welwitschia mirabilis, una planta adaptada a la vida en el desierto que puede vivir hasta dos mil años. Fue descubierta en 1860 en el sur de Angola por el austriaco Friedrich Welwitsch, y los ejemplares más grandes se encuentran en el Welwitschia Fläche, en una llanura desértica, 50 km al este de Swakopmund. El aspecto de la planta, que sólo crece en el Namib, es el de una inmensa zahahoria prominente (la mayor tiene 1,5 m de altura), de la cual emergen dos hojas anchas y rastreras que pueden crecer más de seis metros y que en sus extremos se deshilachan.

De sur a norte: entre el río Orange y Lüderitz

El desierto del Namib se inicia en la frontera sudafricana, definida por el río Orange. Al norte se encuentra una concesión diamantífera de acceso restringido, la Restricted Diamond Area Sperrgebiet, cuyo límite se encuentra en la carretera nacional B4, que atraviesa el desierto entre las ciudades de Aus, en el interior, y Lüderitz, en la costa, a doscientos kilómetros del fronterizo río Orange.

Muy cerca de Lüderitz se encuentra la ciudad fantasma de Kolmanskop, devorada poco a poco por la arena del desierto. En su tiempo fue la penúltima parada de la línea férrea que une Aus con Lüderitz y prosperó gracias a los diamantes, pero cuando éstos desaparecieron de las cercanías, la ciudad fue abandonada.

El Namib Naukluft Park

Al norte de la línea férrea que une Aus con Lüderitz y hasta el río Kuiseb, al norte, se encuentra el Namib Naukluft Park, una región deshabitada junto al mar que tiene unos 320 km de longitud y alrededor de 120 km de anchura. Está formada en su mayor parte por dunas de hasta 300 m de altura. Las más cercanas al mar forman alineaciones paralelas a la costa debido a los vientos dominantes del oeste. Su origen está en las arenas arrastradas por el río Orange del interior del Kalahari, que son depositadas en el mar y llevadas luego hacia el norte por la corriente de Benguela. En el interior, sin embargo, durante una época del año, los vientos soplan en dirección contraria y, a unos 80 km del mar, las dunas tienen forma estrellada.

En el centro geométrico de Naukluft se encuentra una de las zonas más interesantes de la región, el área de Sossusvlei, a la que se accede desde la zona de acampada de Sesriem, a la entrada del parque. Sossusvlei recibe este nombre por los lagos (vlei) que se forman en esta zona cuando llueve. Muchos de ellos están secos desde hace cientos de años y en este caso reciben el nombre de Deathvlei, de gran belleza por su fondo blanco y plano rodeado de dunas de color cobre de trescientos metros de altura, adornados además con los esqueletos de las acacias muertas que aparecen diseminadas por su interior.

Es fácil encontrar en Sossusvlei lagos vivos después de un episodio de lluvias y ver en ellos alguna de las 180 especies de aves que se han encontrado en el Namib. A Sossusvlei se accede siguiendo el amplio valle del Tsauchab, rodeado de dunas cobrizas. Allí se encuentra la famosa duna 45, a la que ascienden los visitantes al amanecer para ver la salida del sol. Sus 300 m no pueden competir, no obstante, con la duna 7, la más alta del mundo, de 380 m de altura. Las dunas más cercanas al mar y paralelas a la costa están numeradas como si fueran calles, pero las dunas interiores, en forma de estrella, tienen números particulares. La duna 45 recibe este nombre porque se halla a 45 km de Sesriem. A 4 km de esta zona de acampada se encuentra el cañón de Sesriem, que también merece una visita.

El color de las dunas es debido a las arenas del Kalahari, que tienen un alto contenido en hierro, y que dan nombre al río Orange también, que es quien las deposita en la costa para que luego el viento las lleve hasta el interior del Namib. Las dunas están formadas básicamente de cuarzo, pero basta con acercar un imán a la arena para separar las limaduras de hierro que abundan como muchos otros minerales en esta región.

Walvis Bay y Swakopmund

El avance de las dunas hacia el norte queda detenido abruptamente por el cañón de Kuiseb, que marca el límite del parque. Se extiende a continuación una planicie desértica cuyo ascenso progresivo hacia el este conduce hasta Windhoek, la capital de Namibia, a poco más de 300 km de las dos ciudades costeras más importantes de Namibia: Walvis Bay y Swakopmund.

Walvis Bay está situada en la bahía de su nombre y es el puerto más importante del país. La corriente fría de Benguela favorece la existencia de una gran cantidad de peces en la costa namibia, visitada por diversas flotas pesqueras que recalan en el puerto de Walvis y que procesan en muchos casos el pescado en las numerosas factorías que hay en los alrededores. Walvis Bay tiene unos 40.000 habitantes, divididos entre los antiguos colonizadores, que viven en una ciudad moderna de aspecto centroeuropeo y las barriadas de africanos que fueron separados en la época del Apartheid, cuando Namibia pertenecía a Sudáfrica.

A 30 km de Walvis Bay se encuentra la ciudad de Swakopmund, de unos 30.000 habitantes. Aquí acuden los namibios del interior del país, y sobre todo de Windhoek, durante el caluroso verano. En el Namib se alcanzan fácilmente los 45 °C en verano, pero en la costa la presencia de nubes bajas y el viento fresco del mar hace que las temperaturas sean 15 a 20 grados inferiores e incluso más en los días en que la niebla es espesa. Swakopmund es una ciudad moderna de aspecto centroeuropeo, con amplias avenidas y notables edificios coloniales construidos durante la dominación alemana.

Cape Cross

Unos 70 km más al norte se encuentra Cape Cross, el primer lugar donde amarraron los europeos en esta costa en 1486. El portugués Diego Cao instaló la cruz que le dio nombre, y en 1893 los alemanes la enviaron a su país. Actualmente, este pedregoso cabo es famoso por la colonia de osos marinos que en su día alcanzó los 250.000 ejemplares, pero que se ha ido reduciendo hasta quedar convertida en unas pocas decenas de miles rodeados de turistas y chacales. Estos depredadores acuden a devorar a las crías de los otarios que mueren al nacer, aplastadas o desnutridas cuando sus madres no acuden a ellas. Hay que decir que los otarios compiten con los pescadores por los bancos de peces y que se producen matanzas programadas para reducir esta competencia.

Skeleton Coast

Cape Cross se encuentra en la National West Coast Tourist Recreation Area, que termina en el río Ugab. Desde aquí y hasta el río Kunene, 500 km más al norte, en la frontera con Angola, se extiende el Skeleton Coast Park. Se trata de una de las zonas menos accesibles de Namibia. Se puede llegar por carretera hasta Torra Bay, a la mitad del parque, y desde aquí sigue una pista que queda situada entre las dunas y el mar, con el aliciente de que los días en que las mareas son muy altas el agua llega hasta las dunas. Por eso es fácil encontrar aquí vehículos abandonados, del mismo modo que se encuentran viejos barcos embarrancados y esqueletos de ballenas.

A pesar del aislamiento de la región y de las escasas lluvias que se producen en la zona costera, la estrechez del desierto en este lugar, de no más de 50 km, la abundancia de nutrientes en las aguas marinas, que favorecen la presencia de colonias de otarios, los cursos de agua (Khumib, Hoarusib, Hoanib, Uniab, Koigab, Huab y Ugab) que, aunque secos la mayor parte del año, mantienen algunas charcas y corredores de vegetación y abren el paso hacia el interior, la cercanía de macizos montañosos como Tönnesenberge, Giraffeberge, Grootber y Brandberg, y la proximidad del Parque Nacional de Etosha, permiten la existencia de numerosas especies de animales, entre ellos elefantes, jirafas, rinocerontes negros y leones, además de antílopes, avestruces, hienas y chacales.

El número de elefantes en el Skeleton Coast, de la especie Loxodonta africana, ha descendido peligrosamente, debido a la reducción del Parque Nacional de Etosha y a la creación de un corredor norte-sur para el poblamiento humano que separa el parque de la costa, pues los proboscídeos suelen acercarse al mar en época del lluvias desde el interior.

En la región del río Kunene, más húmeda, al norte del parque, los elefantes se han convertido en un trofeo de caza y se calcula que su número se reduce actualmente a unos 300 ejemplares. Los elefantes de estas regiones son capaces de recorrer más de 60 km en un día entre uno y otro pozo de agua. A veces, el líquido elemento está a tanta profundidad, que las madres tienen que absorber el agua con la trompa y dársela a través de ella a las crías, incapaces de alcanzar el fondo por sí mismas. La vegetación en estos cursos de agua se compone de mopanes, tamariscos, carrizos y juncos.

El rinoceronte negro, de la especie Diceros bicornis, es relativamente abundante en Etosha y a pesar de que resulta prácticamente imposible que en el actualidad se desplace entre esta zona y la costa, se sabe que en la región de Kunene sobreviven un centenar de ejemplares.

El león, de la especie Panthera leo, se encuentra esporádicamente en el Skeleton Coast, puesto que depende de la presencia de su alimento principal: los oryx y las gacelas, y de los desplazamientos de éstos. Los osos marinos, que podrían resultar un alimento fácil y suelen estar rodeadas de chacales,se encuentran demasiado lejos de las fuentes de agua dulce como para atraer a los leones, aunque en alguna ocasión excepcional se les ha visto matar otarios.

En los cursos de agua y en la zona más húmeda de Kunene se encuentran también jirafas (Giraffa camelopardalis), papiones (Papio hamadryas, el babuino sagrado egipcio), la gineta (Genetta genetta), el caracal (Caracal caracal) y el gato salvaje (Felis sylvestris), por no hablar de las 180 especies de aves clasificadas en el Namib.

http://es.wikipedia.org/wiki/Namib

http://en.wikipedia.org/wiki/Namib

http://www.ocholeguas.com/2010/10/19/africa/1287505874.html

http://www.namibian.org/travel/namibia/namib-naukluft.htm

http://www.jonbowermaster.com/photo/gallery/2011-02-death_valley/deathvalley.php

http://gigantesquedesaparecen.blogspot.com.es/2012/03/desierto-de-namib-el-desierto-mas-viejo.html

Vídeo:

Web recomendada: http://www.namibweb.com/

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Inserción: 2012-07-02 13:53:11

 

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