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Palmira

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Tipo: Monumentos

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Continente: Asia

País: Siria

Localización:

Año: 266

Estado: Terminado

Descripción:PALMIRA (Siria)

Cuando durante un breve descanso de la “absorbente” Cleopatra, el general Marco Antonio comandó sus legiones para intentar efectuar la conquista de Palmira, se encontró la ciudad totalmente desierta. No quedaba nadie, ni nada remotamente saqueable, lo cual suponemos que no le sentó demasiado bien. Las noticias de su inminente invasión le habían precedido. Sin embargo años más tarde la ciudad no pudo escapar de su obligado tránsito a la toga, y se convirtió en una ciudad clave de la ruta de la seda.

Sus ruinas romanas en pleno desierto sirio son hoy en día un mudo testimonio del poder del imperio, en donde destaca el distintivo Templo de Bel. Este complejo fue dedicado al dios Baal, que aunque suena sacado de una película de Indiana Jones, se refiere al dios de la lluvia y la guerra. (¿Alguien reflexionó seriamente acerca de la conveniencia de juntar lluvia y guerra en la misma divinidad?).

http://www.viajerosanonimos.com/2010/04/30/ruinas-romanas/

Claiming descent from Cleopatra, Zenobia imbues Palmyra with a wild romance. She was, it seems, a woman of exceptional ability and ambition. Wife of Odenathus, king of Palmyra, she may have been involved in his murder. Fluent in Greek, Latin, Aramaic and Egyptian, she effectively turned Palmyra into an independent empire, wrestling control of Egypt from Rome and marching deep into Asia Minor - although in doing so, she also assured her city's eventual destruction.

From her actions, she was obviously headstrong and willful ... Edward Gibbon said of her in The Decline and Fall of the Roman Empire:

She equaled in beauty her ancestor Cleopatra and far surpassed her in chastity and valor. Zenobia was esteemed the most lovely as well as the most heroic of her sex. She was of dark complexion. Her teeth were of pearly whiteness and her large black eyes sparkled with an uncommon fire, tempered by the most attractive sweetness. Her voice was strong and harmonious. Her manly understanding was strengthened and adorned by study.

Zenobia of Palmyra

Apparently, she was also a ruler with a sense of humor. A merchant was to be punished for overcharging and was summoned to the theatre to appear in front of the queen and the public audience. The merchant stood alone in the arena and shook with fear, thinking that a wild beast was to be set upon him. When the beast was released the crowd roared with laughter - the merchant turned around to be confronted by a chicken.

Zenobia was carted off to Rome in 272 CE as Aurelian's trophy and paraded in the streets, bound in gold chains. She spent the rest of her days in Rome, some say in a villa provided by the emperor, others claim she chose to starve to death rather than remain captive. [Encyclopædia Britannica says she married a Roman senator.] Her city was destroyed by the Romans in 273 CE and never regained its fortunes. [- Adapted from Lonely Planet Syria.]

http://www.shunya.net/Pictures/Syria/palmyra/Palmyra.htm

Palmira (en árabe تدمر Tadmor o Tadmir) fue una antigua ciudad nabatea situada en el desierto de Siria, en la actual provincia de Homs a 3 km de la moderna ciudad de Tadmor o Tadmir, (versión árabe de la misma palabra aramea "palmira", que significa "ciudad de los árboles de dátil"). En la actualidad sólo persisten sus amplias ruinas que son foco de una abundante actividad turística internacional. La antigua Palmira fue la capital del Imperio de Palmira bajo el efímero reinado de la reina Zenobia, entre los años 266 - 272.

Historia

En la vecindad del oasis de Afqa se produjeron los primeros asentamientos de los que se conoce su existencia de los archivos de Mari. En la Biblia se menciona con los nombres de Tadmor y Tamar (aunque hay cierta confusión con otra ciudad cerca del Mar Muerto). Durante el predominio de los seléucidas en Siria, Palmira consiguió su independencia.

En el 41 a. C. los habitantes de Palmira huyeron de las tropas de Marco Antonio al otro lado del Éufrates. En el siglo I Siria se convirtió en provincia romana y la ciudad prosperó con el comercio de caravanas al estar situada en la ruta de la seda.

Tras una visita, el emperador Adriano otorgó a Palmira los derechos de ciudad libre y cambió el nombre a Palmyra Hadriana.

Tras la captura del emperador romano Valeriano en la guerra contra los sasánidas, Palmira defendió las fronteras bajo el mando del gobernador Septimio Odenato. Tras su asesinato, su viuda Zenobia en nombre de su hijo Vabalato, estableció en Palmira la capital de su reino nabateo. Mantuvo su independencia durante seis años frente al acoso y sitio por Roma consiguiendo extender su área de influencia hasta Egipto. En 272 fue derrotada y llevada cautiva por el emperador romano Aureliano quien la hizo tirar de un carro encadenada con cadenas de oro durante su marcha triunfal. Luego fue perdonada y se pudo retirar a una villa en Tibur. Tras una segunda revuelta de sus habitantes, Palmira fue arrasada en el 273.

Diocleciano reconstruyó Palmira aunque la nueva ciudad era más pequeña y estableció un campamento en sus cercanías como defensa contra los sasánidas. En el año 634 fue tomada por los musulmanes y en el 1089 fue completamente destruida por un terremoto.

Turismo

La principal atracción de Palmira son las ruinas, entre las que se destaca el templo de Bel. Edificado en el año 32 después de Cristo, fue consagrado al culto de Bel, derivación del término babilónico Baal, que significa amo. Era el dios supremo de los habitantes de la ciudad, el dios de los dioses. En el templo, que fue transformado en iglesia en el siglo IV, se hacían sacrificios de animales.

A pocos metros del templo comienza una gran columnata de 1200 m que era el eje de la vieja ciudad, que llegó a tener cerca de 200.000 habitantes (número enorme para una ciudad de aquella época). Entre las columnas, por la amplia calle, transitaban los animales, y debajo de las columnas había veredas para el tránsito de las personas. A los lados de la extensa columnata hay una serie de ruinas en mayor o menor grado de conservación: el templo de Nebo, deidad babilónica; el templo funerario; el campamento de Diocleciano, que antes había sido el palacio de la reina Zenobia; el teatro y, entre otros, el ágora, donde se realizaban operaciones comerciales y se discutía. Un poco alejado de la columnata hay un hermoso templo cuya función no se conoce con exactitud, pero el edificio se conserva muy bien.

Saliendo de la ciudad, adentrándose un kilómetro en las montañas, hay un sitio de paisaje inquietante y desolador, con construcciones como torres cuadradas y macizas. Es el valle de las tumbas. Hay tres tipos de tumbas y fueron construidas en los tres primeros siglos de esta era. Algunas de estas construcciones podían llegar a albergar hasta 500 cuerpos.

Otros valores de interés

Esta ciudad fue objeto de devoción por parte de la excéntrica exploradora británica Lady Hester Stanhope en 1813.

En las inmediaciones de Palmira se localizó, a principios del siglo XXI, una pequeña colonia de un ave que se creía extinta en la zona, el Ibis eremita. La comunidad científica internacional está intentando salvar esta población que representa la única en libertad del área oriental de esta especie; la otra única colonia, esta de más de 100 parejas, se encuentra en el Parque Nacional de Souss-Massa, en Marruecos.[cita requerida]

http://es.wikipedia.org/wiki/Palmira

http://en.wikipedia.org/wiki/Palmyra

http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=654606&langid=5

http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=628015

http://www.pasaporteblog.com/increible-puesta-de-sol-en-el-oasis-de-palmira-viaje-a-siria/

miércoles 20 de octubre de 2010

Palmira – la reina del desierto

En pleno desierto, rodeadas por un oasis de palmeras, se esconden las ruinas de Palmira. Una extensión de 50 hectáreas alberga cientos de columnas, un anfiteatro, el templo de Bel, torres funerarias y un largo etcétera.

Las primeras referencias a Palmira son del segundo milenio aC y la Biblia hebrea cita a esta ciudad creada por el Rey Salomón, hijo de David. Su privilegiada localización así como el citado oasis la conviertieron en ciudad de paso –y de peso- en la Ruta de la Seda, entre china y el mediterráneo.

Pero fue en el IIIer siglo de nuestra era cuando Palmira alcanzó su máximo esplendor, bajo la tutela de la reina Zenobia. Según cuenta la Historia, Zenobia era descendiente de Cleopatra pero aún más bella, más inteligente y si cabe más ambiciosa. Su reinado fue breve pero intenso. En sólo seis años expandió la ciudad, cosntruyó en ella templos, erigió estatuas y conquistó territorios hasta llegar al oeste de Egipto. Se enfrentó con éxito al Imperio Romano, aunque este hito también marcó su final. Los romanos no se resignaron y el castigo fue duro. Zenobia acabó siendo prisionera y exhibida en Roma con enormes cadenas de oro atando su cuerpo.

Zenobia hizo de Palmira un imperio rico y desarrollado, con su propia lengua y arte. La piedra caliza y dorada de las montañas que la rodean son símbolo de aquel imperio, del que hoy quedan unas ruinas alucinantes. Una columnata de un kilómetro de largo se mezcla con la arena y los colores del desierto mientras que el anfiteatro, recién restaurado, nos traslada a un mundo muy distinto al nuestro.

Visitar Palmira es un viaje al pasado, a ese en el que se mezclaron diferentes culturas heredadas de los pueblos que la ocuparon, porque después de los romanos llegaron los árabes ya en el siglo VII y el imperio Otomano, con el cual decayó por completo su importancia.

Un buen ejemplo de la mezcla de culturas es el templo de Bel. Su patio mide 210 por 205 metros y está también repleto de columnas y pese a que está medio destruido aún refleja lo que debió de ser durante su apogeo. Este templo fue en un principio lugar de sacrificio en honor al dios Bel (el equivalente a Zeus), después una iglesia en la época bizantina, una fortaleza con los árabes y una mezquita con los mamelucos. Pero su esplendor se acabó en el siglo XV, cuando un saqueo lo destruyó junto al resto de la ciudad. No fue hasta el s.XVII cuando fue redescubierta por exploradores extremadamente valientes (el viaje desde Aleppo o Damasco en aquella época era peligroso y muy largo, unos 4 días a través del desierto) y hasta el XIX no se interesaron los arqueólogos, que a día de hoy siguen trabajando en la zona.

En la distancia, casi camufladas en los colores del desierto, se erigen enormes torres funerarias que pertenecieron a las familias nobles de Palmira. Es el valle de las tumbas.

Pero la extensión de las ruinas es de tal magnitud que sólo puede apreciarse y contemplarse como merece desde el Qalaat Ibn Maan, una fortaleza árabe del siglo XVI construida en lo alto de una montaña cercana. Fue construida por un príncipe libanés que intentó conquistar el desierto de Palmira sin mucho éxito, pero nos dejó como legado este increible mirador desde el que admitar la que hace siglos fue una de las ciudades más gloriosas de la región.

http://laelfa.blogspot.com.es/2010/10/palmira-la-reina-del-desierto.html

http://grupofotocta.galeon.com/Exposicion/siria.html

Palmira: una joya en el desierto

Palmira, Siria — lunes, 29 de septiembre de 2003

El oasis comercial

Surgiendo entre las palmeras datileras y olivares que transformaron la desnudez en un tapiz vegetal en medio del desierto, Palmira ha sabido ganar su nombre en la historia.

De las ruinas que salpican el desierto de Siria, Palmira es la más estupenda. Su estratégica ubicación en el camino de Damasco a la Mesopotamia y la presencia de un abundante manantial de agua jugó un rol fundamental en la región, durante la expansión comercial Helénica. Las caravanas que venían de la India, China, Persia, Egipto y Fenicia debían reponer fuerzas en esta ciudad antes de seguir. De esta manera, Palmira creció hasta convertirse en un gran centro comercial y cultural, poblado por arameos y árabes de origen nabateo, cuyas manos levantaron también la fabulosa Petra, otra estrella del desierto de Jordania.

En el año 106 de nuestra era, el Imperio Romano la anexó a sus vastos dominios. Entonces la ciudad mutó su antiguo nombre de Tadmor (ciudad de los dátiles) por el de Palmira (ciudad de las palmeras), convirtiéndose en una de las ciudades más poderosas de su época, rivalizando incluso con una Roma en decadencia.

Sin embargo, fue una mujer quien marcaría a fuego su historia. En el año 266 ascendió al trono la reina Zenobia. Considerándose a sí misma como descendiente de Cleopatra, su excepcional habilidad y ambición la llevaron a conquistar gran parte de Medio Oriente, hasta enfrentar a las tropas de Aureliano. En 271, Zenobia se enfrentó contra las fuerzas romanas, pero sucumbió estrepitosamente y la ciudad fue incendiada. Un terremoto selló su destino en 1089, permaneciendo oculta bajo las arenas del desierto que la protegieron hasta que, a principios del siglo XX, comenzó a ser excavada y redescubierta.

Hoy los hoteles, restaurantes y cafés se encuentran en los alrededores de las ruinas, dándole una nueva vida a esta tierra de mitos entre la arena.

Las ruinas en detalle

Antes de empezar...

El museo es digno de visitar antes de salir a conocer las ruinas. En uno de los cuartos hay una reconstrucción realmente grande del templo de Bel -el dios más importante de la antigua ciudad-, lo que hace más interesante llegar a conocer el verdadero. Las piezas expuestas han sido escogidas con discernimiento a fin de cubrir todos los aspectos de la civilización de Palmira a través de sus edades.

Reseñas preciosas, suficientemente desarrolladas, se han redactado en francés y en árabe, a fin de que los turistas puedan comprender mejor la historia del lugar. Grandes paneles explicativos ilustran los puntos principales. Las tres salas y la galería que se extiende a lo largo del hall de entrada están ocupadas principalmente por magníficas esculturas funerarias.

La entrada es de 150 libras sirias, y los martes permanece cerrado.

Una vez que se visitó este sitio, se puede llegar a las ruinas mediante taxi -que no son muy caros- por mini buses o el medio más extraño y más disfrutable: el camello. Montar en uno de ellos al comienzo puede ser incómodo, pero luego de un tiempo uno aprende a disfrutar del paseo.

La Gran Columnata

Era la arteria principal de la ciudad antigua. Son 1200 metros de piedra coronados por un pórtico colosal, adornado de cariátides. El aspecto que ofrece es imponente, el sol se refleja con esplendor en esta espectacular construcción, que nos propone imaginar una Palmira rebosante de vida entre sus corredores de piedra. Hoy es la columna vertebral de donde parte el recorrido para conocer el resto de los fabulosos monumentos que ofrece la antigua y caída ciudad.

El templo de Bel

El templo del Bel es el complejo más completo de Palmira: hay tanto que ver dentro del complejo que puede fácilmente mantener a una persona ocupada por varias horas. Convertido en fortaleza por los árabes en 1132, el templo conservó su estructura original, por lo que todavía puede verse el pasillo que asciende hacia el altar de sacrificio. El templo principal está dedicado a Bel, el dios más importante de Palmira. Hay también tallas y decoraciones impresionantes sobre la roca: en la entrada del templo, si uno se acuesta en el piso y mira debajo de ellas, se pueden ver los colores originales de los diseños. La entrada sale 150 libras sirias, y está abierto de 8 a 4 de la tarde, por lo que es recomendable salir temprano si se va en un tour.

Anfiteatro

Más lejos, la gran columnata está rodeada por el muro exterior del teatro. Dos arcos trazan en el cielo una curva perfecta y dan acceso a la calle en semicírculo, también bordeada de altas columnatas en el hemiciclo. De lo alto de la gradería, se puede ver el foso de la orquesta, la estrada del escenario y del muro decorado que evoca la fachada de un palacio. El conjunto del paisaje ofrece un aspecto precioso. Aquí pareciera que todo está en su sitio como para una próxima representación.

El valle de las Tumbas

En las vertientes de las colinas situadas al este, las tumbas antiguas han permitido avanzar en el estudio de la civilización palmireña. Se encuentran en este sector cuatro tipos de edificaciones: la tumba-torre (edificio cuadrado cubierto por estrechas ventanas), la tumba-casa, la torre de hipogeo (una escalera que enlaza una red de cuartos subterráneos al interior de una torre-tumba) arreglada para recibir durante dos siglos a los descendientes de una misma familia que es una verdadera casa decorada con frescos, y la torre de Elahbel.

La tumba subterránea más importante es la llamada de los "tres hermanos", que cuenta unos 400 nichos funerarios y cuyas paredes están recubiertas de frescos de una admirable vivacidad. A pesar del ambiente un tanto asfixiante, vale la pena disfrutar de las obras allí escondidas.

La torre de Elahbel

La torre de Elahbel es otro ejemplo de torre funeraria. Esta torre tiene 4 pisos altos y muy bien preservados. Originalmente, dentro de esta torre, varios centenares de ataúdes habrían sido guardados, conteniendo cada uno un retrato de piedra tallado. Estas tallas ahora se han quitado, pero se puede las ver en el museo nacional, en Damasco. Es también posible subir a la terraza de esta torre para disfrutar de la excelente vista panorámica sobre el valle circundante. La sensación de vastedad que se tiene allí es incomparable.

La entrada a la tumba es de 150 libras sirias. El boleto se compra en la ciudad, en el museo. Es bueno pedirlos con anticipación, ya que no es fácil conseguir el ingreso a este lugar.

Y las Fortalezas

Hay dos fortalezas perdidas en medio de las arenas, una al noroeste de Palmira: Qasr al-Hir ash-Sharqui (por 15 kilómetros de una pista insegura que se toma a 99 kilómetros de la ruta de Deir ez-Zor). Y la otra, al sudeste de Palmira: Qasr al-Hir al-Gharbi, más accesible porque está situada en la orilla del camino transitable Palmira-Damasco. Estos castillos construidos en la época de las invasiones otomanas ofrecen una perspectiva fascinante de las construcciones fortificadas de aquella era.

Estos conjuntos, a la vez palacios y campamentos militares, contienen una arquitectura típicamente islámica, con torres redondas en los ángulos y dos torres semicirculares junto a la entrada principal. La vista panorámica que se puede disfrutar de allí, en especial al atardecer, llena de misterio a todo el ambiente, bañando en oro a las sombras de estas ruinas.

Y además de estas dos, desde la nueva ciudad , en lo alto, se puede visitar el castillo árabe situado en un cono volcánico. Construido en el S. XVII por un emir libanés con el fin de ejercer el control de esta ciudad como centro comercial, la vista que ofrece luego de una dura y árida subida vale el esfuerzo.

El recorrido completo de las ruinas, si se disfruta en todo su esplendor, puede llevar más de un día, y en este ambiente cálido y bastante seco, junto con los vientos y la arena, pueden darle un toque de aventura al recorrido, e incluso uno se puede llegar a cruzar con los beduinos, los nómades que aún siguen viviendo por estas zonas, y que con su característica hospitalidad pueden ofrecerle un lugar junto a ellos para comer el típico cordero asado o cocido con cebollas, que tiene siempre un sabor diferente del que se puede disfrutar en un restaurante.

http://www.viajeros.com/diarios/palmira/palmira-una-joya-en-el-desierto-3

http://www.mundofotos.net/foto/mundo_imag/791138/ruinas-de-palmira-siria-asia

http://sdelbiombo.blogia.com/2010/082902-palmira.-un-sueno-en-medio-del-desierto.-primera-parte-.-la-gran-via-columnada.php

http://fotosdehoy.wordpress.com/2011/05/13/fotos-del-templo-de-bel-de-palmira-siria/

http://www.vivoenitalia.com/el-viaje-a-palmira-diario-de-mis-vacaciones-en-siria-ii-parte/

http://www.david-guerrero.com/viajes/orientemedio2003/palmira/index.html

http://photosynth.net/view.aspx?cid=3d3547d1-4815-476f-afb3-19d233e4c23c&m=false&i=0:0:9&c=1.39364:-0.382252:0.0335263&z=431.486629335176&d=1.50229402877142:-2.29472691421206:-2.96261258436263&p=0:0

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Web recomendada: http://www.viajeros.com/diarios/palmira/palmira-una-joya-en-el-desierto-3

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