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Tipo: Monumentos
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Continente: Asia
País: China
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Año: 1648
Estado: Terminado
Descripción:Situado en la Montaña Hongshan en Lhasa, capital de la Región Autónoma del Tibet, el Palacio Potala se encuentra a 3.700 m sobre el nivel del mar. Se dice que con motivo de la llegada de la princesa Wen Cheng, de la familia imperial Tang, el rey tibetano Sontsan Gampo mandó construir este magnífico palacio de mil salas y pabellones en el año 631. Ocupa un área de 410.000 metros cuadrados y tiene una superficie edificada de 130.000 metros cuadrados. Se trata de la quinta esencia de la antigua arquitectura tibetana.
La parte principal tiene 13 pisos, y se extiende desde el pie de la colina hasta la cumbre de ésta. Comprende el Palacio Blanco, en la parte oriental, que servía como sala de estudio y dormitorio del Dalai Lama; el Palacio Rojo, en la parte central, destinado a la lectura de sutras búdicos, y un salón para los stupa en que se conservan los restos mortales de los Dalai Lamas de diversas épocas.
Al oeste, se hallan los dormitorios de color blanco destinados a los bonzos de confianza que servían al Dalai. Delante del Palacio Rojo, hay un muro blanco donde en días festivos se exhibe el gran retrato de Buda.
Lugar sagrado de los budistas tibetanos, numerosos peregrinos y turistas acuden allí todos los años. La visita se inicia al pie de la colina, donde hay una estela sin inscripciones. Se asciende por escalinatas zigzagueantes y cubiertas de piedra hasta llegar a la Puerta del Este, donde aparecen las efigies de los cuatro dioses guardianes.
Cinco de los palacios tienen tejados de cobre y están pintados de oro. Su diseño y construcción toman en cuenta la luz solar de la meseta, y en sus fundamentos anchos y sólidos hay túneles y ventosas. Cada sala o alcoba tiene una claraboya para la iluminación y ventilación. Las columnas y vigas del palacio están esculpidas, y las paredes poseen murales multicolores. Desde tiempos remotos los tibetanos suelen pintar piezas de madera y cerámica. Los murales en el Palacio Potala suman un total de 2.500 metros cuadrados.
El Palacio Potala conserva muchas piezas de hierro, cobre, oro y plata, entre ellas armas y corazas del Reino de Tubo. Pero también hay utensilios litúrgicos, pieles y cuero, textiles y papel, así como libros de oro, sellos, piezas de porcelana, esmeraldas y recipientes de jade esculpidos que los emperadores del gobierno nacional regalaron al Dalai Lama.
En 1961, el Palacio Potala se incluyó entre las reliquias bajo protección estatal prioritaria. El palacio fue restaurado en 1989 con fondos asignados por el Gobierno Central. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1994
http://www.valvanera.com/allende/potala.htm
http://es.wikipedia.org/wiki/Potala
http://en.wikipedia.org/wiki/Potala_Palace
Un Palacio de altura
El Tibet tierra misteriosa donde en sus escarpados rincones se conjugan el misticismo y la hermosura de lo terreno; y sobresaliendo en la colina roja el palacio Potala.
Tambien llamado segunda montaña Putuo fue construido por por orden de el rey tibetano Sontsan Gampo en el siglo VII; Con una extensión de 130.000 metros cuadrados se ubica a 3.700 metros de altura sobre el nivel del mar en el amplio valle del rio Lhasa lo hizó construir para la princesa Wen Cheng de la dinastia Tang a quien tomaria por esposa luego de tener que participar en una competencia propuesta por el emperador Taizong para escoger al pretendiente digno de ella; para ello envió a su funcionario Lu Dongzan quien ganó para el rey de manera muy sabia la mano de la princesa esta historia se encuentra brevemente descrita en los murales. Su construcción, en un momento en que la rueda todavía no había sido introducida en Tíbet, supuso que todas las piedras tuvieron que ser llevadas por burros o a la espalda de los operarios los cuales sumaban más o menos 7.000 más 1.500 artistas y artesanos.
Destruido por las guerras fue reconstruido en el año 1648 por Lozang Gyatso quinto Dalai Lama, sirvió como residencia al Dalai hasta 1950 cuando el XIV y actual Dalai se exilia en la India en el palacio de verano el Norbulingka tras la invasión China, a su vez alberga los restos mortales de quienes le antecedieron al actual; en un salón que contiene las stupas o monumentos funerarios.
Actualmente es una hermosa construcción de 13 pisos que abarcan 117 metros de altura, tiene más de 1000 habitaciones, 10.000 capillas y 200.000 estatuas. se encuentra enclavada en las rocas conformada por El Palacio Blanco ubicado al sur que consta de 7 pisos y corresponde a la residencia del Dalai.
En el centro se encuentra el palacio rojo construido en 1694 que consta de 6 pisos en esta edificiación se encuentran las stupas de 8 de los 14 Dalai destacando por su imponencia la del V que es la primera, elaborada en oro y piedras preciosas, ésta se encuentra en El Gran Salón del Oeste que es el más grande del Palacio Rojo. En él se conserva un tablero con la inscripción “Yong Liang Chu Di”(Centro Sagrado del Budismo), escrito por el emperador Qianlong, y dos telones inmensos de brocado bordado, obsequiados al Dalai Lama por el emperador Kangxi (1622-1721). Se dice que para confeccionarlo kangxi ordenó establecer un taller especial, donde los trabajos duraron un año. A partir del Salón Oeste y atravesando la galería de pinturas se llega a la capilla Qujiezhupu (la gruta donde el rey Sontsan Gampo se perfeccionaba en la Doctrina Budista).
Ante la ausencia de los monjes que otrora pasearan por sus pasillos hoy día funciona como museo donde se puede encontrar el apartamento del actual Dalai tal como quedó en su apresurada huida, algunas habitaciones se encuentran cerradas pero las que no conjuntamente con las terrazas nos brindan una vista hermosa la del valle de Lhasa que se extiende delante de él como brindándole reverencia y que únicamente se ensombrece cuando en aquel panorama emerge la prisión de Drapchi para recordar las condenas arbitrarias a que muchos fueron sometidos.
Su arquitectura, pintura y estatuaría son únicas y variadas, y los estilos tibetanos se entremezclan con los indios, nepalíes y chinos. La decoración de algunos de sus salones, así como el esplendor de muchas de sus estatuas y pinturas, lo convierten en un tesoro del arte tibetano y budista, pues, además del arte propiamente tibetano, alberga muchas imágenes obsequiadas a los Dalai Lamas por distintos monarcas extranjeros.
Definitivamente un lugar para estar un poco más cerca del cielo, pero sin alejarnos de los lujos terrenales.
Posteado Galilea. Tejiendo el mundo
http://tejiendoelmundo.wordpress.com/2009/06/02/palacio-potala-la-morada-eterna-del-dalai-lama/
Viajar también es tener un libro en las manos y trasladarte a los lugares que describe. Es mirar una fotografía detenidamente, observando todos los detalles, el paisaje, la gente, la indumentaria, la luz, sintiéndose parte de esa fotografía.
Por eso escribí que este viaje empezó hace muchos, muchos años, cuando vi por primera vez la fotografía del Palacio del Potala en Lhasa. Desde el primer momento supe que deseaba estar allí. Que deseaba subir aquellas escaleras y penetrar en el recinto sagrado, y respirar siglos de tradición budista.
Allí estaba el imponente edificio blanco y rojo oscuro, de techos dorados, sobre una de las colinas. El Palacio Blanco era la antigua residencia del Dalai Lama. El Palacio Rojo era el edificio con funciones religiosas, con capillas y chorten, las tumbas de los Dalais Lamas precedentes, que despertaban auténtico fervor y veneración.
El majestuoso Palacio del Potala fue construido en el s.XII y restaurado en el XVII. La construcción actual data de 1645 y tardó más de cincuenta años en completarse. Consta de 13 edificaciones con paredes de 130m. de altura y más de mil habitaciones.
Todo el complejo tenía numerosas construcciones, santuarios, aposentos, bibliotecas y terrazas. Empezamos la ascensión de las numerosas escaleras que nos adentraban en el recinto amurallado. De cerca se veía una gruesa capa de cal en los muros, de un blanco cegador; debían restaurarlos cada año. Entramos por grandes portalones con pomos de bronce de los que colgaban adornos coloridos de lana trenzada. Era un laberinto de pasillos, recintos y capillas, con columnas rojizas y techos con vigas pintadas de azul cobalto.
En casi todas las salas y capillas había grandes calderos con mantequilla de yak que alimentaba las mechas encendidas perennemente. Los peregrinos llevaban botellas de plástico rellenas con mantequilla que vaciaban en los diferentes calderos; otros llevaban recipientes con mantequilla sólida y la colocaban con una cuchara, y los más modernos llevaban termos de mantequilla líquida.
En cada estancia había un monje guardián removiendo la manteca y custodiando los tesoros. Miles de estatuas de Budas y otras divinidades, como Milarepa. El Buda de la Compasión tenía mil ojos y mil brazos para abarcar todo lo que contemplaba. La gente arrojaba billetes pequeños de un yuan en ofrenda. Montones de billetes se acumulaban y caían por los suelos, siendo pisoteados y rotos. Los peregrinos cantaban su salmodia en murmullos, y una cantinela acompañaba nuestros pasos.
Hicimos la kora alrededor del Palacio del Potala. Seguimos las ruedas de oración, observando a los cientos de peregrinos y viendo como cambiaba la perspectiva de la imponente fortaleza. Al anochecer, contemplado desde la gran plaza, parecía un sueño. Un lugar mítico, imposible de olvidar.
http://lacomunidad.elpais.com/nuri-9/2010/12/18/el-majestuoso-palacio-del-potala
http://locuraviajes.com/blog/palacio-potala-la-casa-del-dalai-lama/
El Tíbet, según la propaganda china
Coincidiendo con el 50 aniversario del exilio del Dalai Lama, una propagandística exposición organizada por el régimen de Pekín se vanagloria de haber llevado la democracia al techo del mundo al acabar con el sistema feudal, teocrático y esclavista de los monjes budistas.
En una imagen trucada de la muestra, campesinos tibetanos portan en procesión el retrato de Mao para darle las gracias por las buenas cosechas
Mientras el Tíbet sigue cerrado a cal y canto por motivos de seguridad a la espera de que se abra a los turistas el domingo, en Pekín se celebra una exposición que no tiene desperdicio. Bajo el, como mínimo curioso, título 50 años de reformas democráticas en Tíbet, el Museo de las Minorías Étnicas ofrece la visión del Gobierno chino del medio siglo de ocupación liberación, según la propaganda de esa conflictiva región del Himalaya que lucha por su independencia.
La muestra ha sido organizada para coincidir con el 50 aniversario del exilio del Dalai Lama, quien huyó a la India atravesando a pie las montañas del Himalaya tras la fallida rebelión que empezó el 10 de marzo de 1959.
Como suele ser habitual en los regímenes totalitarios, la exposición arranca con los retratos de las cuatro generaciones de líderes históricos del Partido Comunista (Mao Zedong, Deng Xiaoping, Jiang Zemin y Hu Jintao) reunidos con tibetanos o en sus visitas a la región.
A continuación, la exhibición se divide en tres grandes salas que realizan un recorrido cronológico desde que el Tíbet empezó a estar bajo el control de la Administración china. Ocurrió durante la dinastía Yuan (1206-1368) que instauró el nieto del caudillo mongol Gengis Khan, Kublai Khan, cuyos dominios constituyeron el mayor imperio del mundo y se extendieron por todo lo que hoy es la República Popular China, incluyendo el Tíbet.
Miles de personas abarrotan cada día la exposición, que tiene lugar en el Museo de las Minorías Étnicas de Pekín
Entre 1268 y 1334, la Administración central estableció varios censos en el remoto techo del mundo, pero ya antes se habían producido contactos más que fluidos entre los dirigentes chinos y los tibetanos, que celebraron 191 visitas oficiales y ocho encuentros de alto nivel documentados. De hecho, el poderoso monarca tibetano Songtsen Gampo, soberano del entonces conocido como Reino de Tubo, se casó con la princesa Wencheng de la dinastía Tang (618-907).
Lo cierto es que en aquella época las hordas tibetanas eran temidas por sus incursiones en las regiones chinas de alrededor, como demuestran el saqueo que sufrió la entonces capital imperial de Chang´an (hoy Xi´an) durante la estirpe Tang y sus frecuentes ataques a las provincias de Sichuan, Yunnan o Xinjiang, donde llegaron a hacerse con el control de la Ruta de la Seda.
El asesinato de Songtsen Gampo en el año 842 frenó la expansión tibetana y niveló la balanza del poder hacia el lado chino. Por eso, el control administrativo que empezó a ejercer la dinastía Yuan cuatro siglos después fue heredado por los emperadores Ming (1368-1644) y Qing (1644-1911). Sin ir más lejos, éstos últimos implantaron la figura del ministro del Tíbet, que tenía tanto poder como el Dalai Lama y el Panchen Lama, las máximas autoridades políticas y religiosas de la región.
Los estudiantes son traídos en autobús desde los colegios y toman notas para escribir las redacciones ordenadas por los profesores
La caída del último emperador de China, Pu Yi, en 1911 y el caos que siguió durante los años de la Primera República y la ocupación japonesa otorgaron al Tíbet una independencia de facto que duró hasta 1950. Justo después de que Mao Zedong derrotara al Generalísimo Chiang Kai-chek en la guerra civil (1945-49) y fundara la República Popular China el 1 de octubre de 1949, las tropas comunistas volvían a entrar en el Tíbet.
Según la exposición, lo hacían para liberar a los millones de siervos tibetanos que permanecían esclavizados por la brutal y atrasada teocracia que dirigían los monjes budistas, de la que se ofrece bastante información.
Tal y como explican en mandarín e inglés los paneles indicativos, en aquella época había en el Tíbet 2.676 monasterios con 114.925 personas (el 12 por ciento de la población), incluyendo 500 monjes de alto rango y 4.000 con poder económico. Ninguno de los monjes trabajaba porque vivían de los siervos y se dedicaban a la política y la Administración, por lo que en los monasterios había juzgados y prisiones con cámaras de tortura donde se cortaba las manos y se arrancaba los ojos a los reos.
Dichas explicaciones están acompañadas de argollas, grilletes, jaulas y otros instrumentos para castigar a los presos, así como de fotografías donde aparecen esclavos encadenados y medio desnudos trabajando en duras faenas agrícolas. Otras imágenes muestran a presos esposados que piden limosna en la calle porque, a tenor de la muestra, en las cárceles no se les daba comida.
http://abcblogs.abc.es/trasunbiombochino/2009/04/02/el-taabet-segaan-propaganda-china/
http://www.viajarasia.com/2008/06/16/el-palacio-potala-de-lhasa-en-el-tibet/
http://www.happytellus.com/tibet/china/spanish
Dalai Lama y la CIA: amistad en el Himalaya
Documentos secretos recientemente desclasificados revelan que en los años 60 la CIA financió con más de un millón de dólares anuales las actividades del Dalai Lama en el exilio. También entrenó en Estados Unidos a tibetanos exiliados. El objetivo era desestabilizar los gobiernos comunistas de la URSS y China.
JIM MANN
Durante buena parte de los años 60 la CIA suministró al movimiento tibetano en el exilio 1.700.000 dólares anuales para operativos contra China, incluido un subsidio anual de 180 mil dólares para el Dalai Lama, según documentos de Estados Unidos recientemente publicados.El dinero destinado a los tibetanos y al Dalai Lama fue parte del esfuerzo mundial de la CIA durante los primeros años de la guerra fría por socavar los gobiernos comunistas, especialmente el de la Unión Soviética y el de China. El comité gubernamental de Estados Unidos que aprobó las operaciones tibetanas es el mismo que autorizó la desastrosa invasión a Bahía de los Cochinos en Cuba. (N. de la R.
La operación de la CIA contra Cuba fue planeada y autorizada durante el gobierno del presidente Dwight Eisenhower, quien dejó el poder en enero de 1961.)Los documentos publicados el mes pasado por el Departamento de Estado ilustran la historia del Tíbet hoy, cuando China sigue acusando al Dalai Lama de ser un agente de fuerzas extranjeras que busca separar al Tíbet de China.El programa de la CIA incluía apoyo a la guerrilla tibetana en Nepal, una sede clandestina de entrenamiento militar en Colorado, Casas del Tíbet, establecida para promover la causa tibetana en Nueva York y Ginebra, educación para los operadores tibetanos en la Cornell University y provisiones para equipos de reconocimiento.El propósito del programa es salvaguardar el concepto político de un Tíbet autónomo vivo dentro del Tíbet y entre las naciones extranjeras, principalmente la India, y construir una capacidad de resistencia contra posibles episodios políticos dentro de China comunista, explica un memo escrito por altos funcionarios de inteligencia de Estados Unidos.
Los documentos históricos que ya perdieron su carácter confidencial revelan los detalles internos del programa encubierto de la CIA, de diez años de duración, para apoyar el movimiento por la independencia del Tíbet. En esa época, la CIA se proponía debilitar el poder de Mao Zedong en China. Los tibetanos buscaban ayuda para mantener vivo su movimiento luego de que el Dalai Lama y sus partidarios huyeron del Tíbet tras una revuelta fallida en 1959 contra el gobierno chino.Exiliados tibetanos y el Dalai Lama reconocieron que en un tiempo recibieron apoyo de los servicios americanos de inteligencia. Pero hasta hoy Washington se había negado a dar información sobre los operativos tibetanos de la CIA.El apoyo de los servicios de inteligencia de Estados Unidos a los tibetanos terminó a principios de los años 70, tras la apertura diplomática de Nixon a China, según los escritos del Dalai Lama, ex funcionarios de la CIA y expertos independientes.En su autobiografía el Dalai Lama escribió que el apoyo de Estados Unidos fue un reflejo de sus políticas anticomunistas antes que un genuino apoyo a la restauración de la independencia tibetana.Las cifras del presupuesto para el programa tibetano de la CIA están contenidas en un memo con fecha 9 de enero de 1964. El memo fue escrito para justificar la constante financiación de las operaciones clandestinas de inteligencia.Apoyo para 2.100 guerrilleros tibetanos con sede en Nepal, 500 mil, dice el documento. Subsidio al Dalai Lama, 180 mil. Tras enumerar otros costos concluye: Total: 1.735.000. El archivo indica que esta solicitud de presupuesto fue rápidamente aprobada.Un documento posterior indica que estos gastos anuales siguieron por otros cuatro años, hasta 1968.
En ese momento la CIA suprimió sus programas de entrenamiento para tibetanos dentro de Estados Unidos y redujo el presupuesto para el conjunto del programa a 1.200.000 dólares anuales.En su autobiografía de 1990, Libertad en el exilio, el Dalai Lama explicó que sus dos hermanos se contactaron con la CIA durante un viaje a la India en 1965. La CIA acordó la ayuda, no porque les importara la independencia de Tibet, sino como parte de sus esfuerzos mundiales para desestabilizar a los gobiernos comunistas, escribió el Dalai Lama. Naturalmente, mis hermanos consideraron oportuno no darme esa información. Sabían cómo hubiera reaccionado yo.El Dalai Lama también lamenta en su libro que la CIA haya entrenado y equipado a los guerrilleros tibetanos que hicieron incursiones en el Tíbet desde sus bases instaladas en Nepal.Lodi Gyari, representante personal del Dalai Lama en Washington, dijo la semana pasada que no sabía del subisidio anual de 180 mil dólares de la CIA, ni de cómo se gastaba ese dinero.No tengo ninguna clave, dijo Gyari. Refiriéndose en términos más generales al pasado apoyo de la CIA a los tibetanos, Gyari reconoció: Es un secreto abierto, no lo negamos.Warren W. Smith, autor de un libro reciente sobre la historia del Tíbet, dijo que cree que los documentos recién publicados son los primeros que describen las operaciones tibetanas de la CIA.Hasta el momento, la información sobre planes de la CIA vino de exiliados tibetanos y de algunos agentes de la CIA, dijo Smith. Ninguno de los agentes involucrados tenía información detallada sobre cosas como el presupuesto.
Los documentos no dan detalles sobre el subsidio anual de 180 mil dólares para el Dalai Lama. Pero sugieren que el dinero se usaba para pagar al personal y sus actividades en nombre del pueblo del Tíbet.El mismo memo de 1964 habla de seguir subsidiando el entorno del Dalai Lama en Dharamsala, la ciudad del norte de la India que albergo al Dalai Lama y fue sede del gobierno tibetano en el exilio.Una breve historia interna de las operaciones tibetanas de la CIA indica que la administración Eisenhower primero aprobó formalmente el apoyo encubierto a la resistencia tibetana en setiembre de 1958, en un momento en que los tibetanos hacían incursiones guerrilleras contra unidades del ejército chino.Las operaciones de inteligencia estadounidenses eran supervisadas en Washington por el Comité 303, un organismo secreto del ejecutivo. El 20 de mayo de 1959, sólo unas semanas después de la fallida revuelta tibetana, el Comité 303 aprobó el primer apoyo encubierto para el Dalai Lama, que acababa de llegar a la India. Los programas encubiertos de la CIA fueron aprobados de nuevo varias veces durante la década del 60.Los archivos muestran que los tibetanos seguían de cerca las políticas de Estados Unidos hacia China. De hecho, a veces tenían un sentido más acertado de lo que Washington iba a hacer con China que el resto del mundo.El 6 de diciembre de 1968, un mes después de que Richard Nixon fue electo presidente, pero antes de que asumiera, el hermano del Dalai Lama le dijo a un alto funcionario del Departamento de Estado que los exiliados tibetanos tenían miedo de que Estados Unidos se pusiera de acuerdo con los comunistas chinos.
El subsecretario de estado Eugene V. Rostow le dijo que no se preocupara, que Estados Unidos no se va a poner de acuerdo con los comunistas chinos a expensas del Tíbet. En los cuatro años siguientes, la administración Nixon llevó a cabo su apertura a China, y las operaciones tibetanas de la CIA se terminaron.(C)Los Angeles Times y Clarín. Traducción: Marta Vassallo.
http://edant.clarin.com/suplementos/zona/1998/12/13/i-01201e.htm
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=64980
http://www.aporrea.org/internacionales/a53559.html
Gerardo Yong
Lasha, Tibet.- Tan sólo verlo desde la plaza principal de Lhasa, capital de Tibet, deja una sensación de majestuosidad, de una extraña belleza que cautiva los ojos de propios y extraños a un grado que nadie puede resistirse a su encanto místico. El templo Potala proyecta el blanco de sus enormes paredes al cielo, sólo delimitada por retoques marrones que evidencian la forma arquitectónica que caracteriza a este recinto tibetano, construido en 1648, como centro de oración para los monjes budistas.
Este palacio-templo, que cuenta con 13 pisos y mide 110 metros de altura, fue construido con piedra y madera. Sus paredes están hechas de granito y en algunas partes llegan a tener un grosor de hasta 5 metros. EN 1994, la Unesco la declaró como Patrimonio Mundial de la Humanidad.
El templo más alto del mundo
Las nubes que se apilan en lo alto de sus edificios le dan un efecto trascendental; al grado que los creyentes tienen la impresión de realizar un viaje espiritual al cielo mismo. La perspectiva desde lejos muestra precisamente esa imagen de ascenso divino que induce a la preparación de los peregrinos, que a diario recorren sus estrechos accesos para lograr favores espirituales. No es para menos, Potala es el templo más alto del mundo. Se encuentra ubicado en la cumbre de la montaña Hongshan, a 3 mil 700 metros de altura.
En realidad se trata de un conjunto de construcciones integradas por el palacio Norbulingka que durante mucho tiempo albergó a congregaciones de monjes y a los Dalai Lama, líderes espirituales del budismo tibetano. También se encuentra integrado el templo Jokhang, que es donde se resguardan diversas representaciones de Buda, así como de monarcas y sus esposas, que han gobernado a esa región autónoma durante siglos. En 2001, estas dos estructuras también se unieron a la lista de la Unesco.
La Casa Roja
Sus escalinatas externas son amplias para permitir que grandes grupos de visitantes y peregrinos puedan transitar sin mayor problema hacia la cúspide del templo. A través de un pequeño túnel se llega a una plazuela ubicada a la mitad del palacio. Este es el último lugar donde el visitante podrá tomar sus fotos, ya que una vez que ingrese por un empinado acceso hacia la parte central del palacio, conocido como Casa Roja, no podrá usar su cámara en respeto a los rituales que se realizan en el lugar. Este nivel es el más importante porque está dedicado a los sutras, que son invocaciones a Buda, realizados en forma de resonancias labiales y guturales.
El recorrido por el interior de la Casa Roja pasa por cuatro niveles. Sus paredes están llenas de dibujos que muestran relatos épicos budistas y que combinan diseños tibetanos tradicionales con los de la etnia china Han. Por momentos, los pasillos se llenan de turistas, visitantes y peregrinos, creando tumultos que impiden avanzar por los desgastados pasadizos de madera. La situación está justificada. De hecho, es como una prueba religiosa que induce a la tolerancia y la paciencia en un lugar de absoluta adoración.
Un mantra para la rectitud
Los peregrinos tibetanos y de la región, ataviados con vestimentas simples, se desplazan portando veladoras, cuyas flamas deben permanecer encendidas durante el recorrido. Todo esto se hace recitando un mantra de seis sílabas: “O ma né pe me hom”, que es una invocación a Buda y a fortalecer el alma en el camino de la rectitud. También es pronunciado para facilitar la meditación y es como una ofrenda de solemnidad al lugar. Los visitantes chinos también muestran un profundo respeto a las imágenes y representaciones al grado que participan del rito budista, aunque ofreciendo sus oraciones con tres bastones de incienso. La oración debe ir acompañada de una donación por parte del creyente como un sello del compromiso hecho a Buda.
Compromisos y votos
Contrario a otras religiones en el mundo, el budismo tibetano se caracteriza porque sus fieles ofrecen compromisos y votos para llevar una vida tan clara como el agua, alejada de la ambición, del odio y el egoísmo; los tres vicios que el budismo identifica como el origen de todos los males y de los cuales recomienda alejarse para iniciar el camino a Buda. La forma en que el pueblo tibetano se expresa del templo Potala es siempre mediante frases de halago y alabanzas que resaltan su belleza arquitectónica. Usa expresiones como: Potala, tin tzé se balá, que significa: “Potala es realmente muy hermoso” o “Potala, nin gia botú”, que quiere decir: “Potala es muy bello”. Esto es porque el creyente tibetano identifica la belleza con un espíritu libre y compasivo.
http://www.siempre.com.mx/2011/12/potala-una-vida-tan-clara-como-el-agua/
http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=1188377
http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=204053
http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=1265205
http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=531641
http://sobrechina.com/2008/07/15/el-palacio-del-potala-morada-ancestral-del-dalai-lama/
http://www.taringa.net/posts/info/1008359/Palacio-Potala-_Tibet_.html
https://www.flickr.com/photos/katwishes/tags/potalapalace/
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Web recomendada: http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=531641
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