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Nombre:

Córdoba

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Localización:

Tipo: Urbanismo

Categoría:

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No hay votos

Continente: Europa

País: España

Localización: Provincia de Córdoba, Andalucía

Año: 169 a. C.

Estado: Terminado

Descripción:Por Lourdes Morales Farfán

Miércoles, 10 de agosto de 2011

Situada a orillas del Guadalquivir y dividida en dos por el río, encontramos la ciudad de Córdoba, capital de la provincia andaluza del mismo nombre. Sus orígenes los podemos encontrar en el Paleolítico1, instalándose los primeros pobladores en los alrededores del Guadalquivir. A partir de entonces, las diferentes civilizaciones han ido pasando por Córdoba, haciendo de ella una de las ciudades con mayor patrimonio histórico de España. Capital tartessa de los turdetanos2, los cartagineses se hicieron con ella de la mano del general Amílcar Barca hasta que, en el año 206 a. de C., fue romanizada, emplazándose en ella las tropas romanas primero de manera provisional y después de forma permanente. Desde ese momento, Corduba, nombre dado por los romanos, se convierte en colonia latina. Los datos históricos nos hablan de una posible división de la colonia en dos, estando compuesta por dos distritos: uno de ellos estaría situado donde hoy vemos las ruinas del Templo, mientras que el otro se ubicaría alrededor del núcleo original. Hacia el año 169 a. de C., Corduba es fundada como ciudad, siendo entonces cuando el pretor3 Claudio Marcelo le otorga el título de colonia patricia4 y la nombra capital de la Hispania Ulterior5.

Con el estallido de la guerra civil entre Julio César y Pompeyo Magno (49 a. de C. – 45 a. de C.), Córdoba se mantuvo indecisa entre uno u otro bando, si bien es cierto que en la ciudad abundaban los partidarios de Pompeyo, estando en ella el cuartel general de sus tropas y el tribunal de justicia principal de la provincia. Cuando la guerra acaba, con la victoria de César, Córdoba es destruida gravemente y sufre una disminución demográfica notable; sin embargo, continuó con los privilegios que tenía, ya que el gobernador siguió manteniendo unas buenas relaciones con la aristocracia cordobesa, como por ejemplo, la familia Annaeus, a la cual perteneció Lucio Anneo Séneca6, de quien vemos el monumento que le dedicó la ciudad en la fotografía de inicio. Por entonces, se le otorga a Córdoba el estatuto de colonia, convirtiéndose en capital de la provincia Bética creada por Augusto.

El impulso tomado por la ciudad a lo largo de los tres primeros siglos del Imperio romano se vería en numerosos detalles. Ejemplo de ello era la curia7, formada por cien decuriones8 y siendo de las más prósperas de toda Andalucía. Además, existían escuelas ejemplares por su nivel académico y algunos cordobeses llegaron a ser senadores en Roma. Por otro lado, el comercio de aceite, productos agrícolas, etc. se vio incrementado gracias, en parte, a la construcción de la Vía Augusta que unía Cádiz con Linares (Jaén) y que tenía su paso por el Puente Romano. Tras ser amurallada, seguirá los modelos de ciudades romanas, estando rodeada por una muralla de piedra y albergando en su interior edificios como el palacio del pretor, el teatro y el anfiteatro, o diferentes templos, entre otros. Con la llegada del Cristianismo, los emperadores empiezan a apoyarse en los obispos para gobernar, siendo uno de ellos el Obispo Osio de Córdoba10. Además, la ciudad comenzará a cambiar de aspecto con nuevas construcciones más acordes con la nueva creencia. En la periferia, se levantan basílicas extramuros donde se había enterrado o ajusticiado a los mártires cordobeses: en el Oeste, San Acislo; en el Norte, Santa Eulalia; y en el Este, la de los Tres Santos. Posteriormente, se construyeron basílicas en el interior, como San Vicente.

De las grandes construcciones romanas, han quedado algunos vestigios arqueológicos que trataremos de desgranar en esta página dedicada a la Corduba romana y que nos darán una buena idea de lo que llegó a ser esta ciudad, declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en el año 1994.

http://www.unaventanadesdemadrid.com/otras-comunidades/cordoba-i.html

Por Lourdes Morales Farfán

Miércoles, 7 de septiembre de 2011

Antes de meternos de lleno en el período musulmán de Córdoba, conviene que hagamos un pequeño resumen de lo que fue la ciudad en época visigoda y la transición histórica del dominio romano. Corduba iniciará su declive bajo el mandato del emperador Diocleciano, momento en que la capitalidad se traslada a Hispalis (actual Sevilla) y se expande el cristianismo por Córdoba. En el siglo V, la ciudad es saqueada por los vándalos y, a la par que el poder romano va decreciendo, se instala en la provincia Bética un dux1 visigodo; así, Córdoba asistirá a la lucha entre las distintas facciones, como la de Hermenegildo contra su padre Leovigildo. A partir de entonces, esta minoría, bajo las órdenes del reino visigodo instalado en Toledo, se impondrá sobre la mayoría hispano-romana. De este período ha llegado a nuestros días algunos restos que, tras las excavaciones, han ido viendo la luz. Tal es el caso de la Basílica de San Vicente, construida bajo el reinado católico de Recaredo en los terrenos donde hoy tenemos la Mezquita de Córdoba. Pero si algo caracteriza el período visigodo en la ciudad será, sin duda, el estancamiento socioeconómico y las revueltas y guerras civiles que antecedieron a la invasión musulmana. Sería imposible condensar aquí la amplia historia de la dominación musulmana de España y, concretamente, de Córdoba, además de no ser ése nuestro cometido; por ello, nos limitaremos a contar, a grandes rasgos, los apuntes más importantes relacionados con la ciudad.

En el año 711, los musulmanes consiguen hacerse con el poder en Qurtuba y llevan a cabo una especie de pacto con el que se acordaría respetar la vida de los ciudadanos, salvo la de 400 caballeros que resistían en la Iglesia de Santa Victoria, extramuros de la ciudad, los cuales fueron asesinados. De este modo, los musulmanes se instalaron en el palacio visigodo, cercano a donde hoy está el Alcázar de los Reyes Cristianos, designando un gobernador. Cinco años después, Córdoba accede a la capitalidad de Al Andalus, siendo gobernada por un emir2 dependiente de Damasco. En ese momento, se restauran el Puente Romano y las murallas, y se crea el arrabal (llamado Secunda) en la margen izquierda del Guadalquivir, que hoy conocemos como Campo de la Verdad. Sin embargo, no tardarían en salir a la luz las disputas por el poder entre árabes y bereberes3. Será entonces cuando el omeya4 Abd al-Rahman I, en su huída desde Damasco para librarse de la muerte a manos de los abasíes5, una a los bandos enfrentados al régimen político instaurado y, en el año 756, tome Córdoba y la proclame capital del emirato independiente de Al Andalus, período que estaría vigente entre los años 756 y 929. A partir de ahí, la ciudad verá cómo comienza a desarrollarse culturalmente, asentándose en ella filósofos, médicos, matemáticos, etc. Se iniciaría la construcción de la nueva Mezquita como gran obra de Córdoba y proliferarían por la ciudad obras como baños, infraestructura hidráulica y mezquitas de barrio.

Pero el mayor auge de la Qurtuba musulmana vino de la mano de Abd al-Rahman III, quien en el año 929 se hace con el título de califa6 y hace de la ciudad un califato independiente de Damasco. Entre sus obras más notables, están la ampliación de la Mezquita y la fundación y construcción de Medina Azahara. Con su hijo al-Hakam II, Córdoba alcanzará su mayor esplendor, pero con su sucesor, Hisam II, la ciudad entraría en declive de nuevo de la mano de Almanzor, su visir y a quien el califa había confiado el gobierno de Qurtuba. Su mala administración y las guerras civiles acabarían con la unión del reino; el rey Sancho de Castilla se unió a los bereberes y juntos tomaron y saquearon Medina Azahara en el año 1010, ocho años después de la muerte de Almanzor. Durante los siglos XI y XII, Qurtuba se convierte en una taifa7 más, pero eso ya lo contaremos más ampliamente en el próximo reportaje que dedicaremos a la ciudad en dichos siglos.

A continuación, veremos los monumentos y lugares de interés construidos a lo largo de los siglos VIII, IX y X y que han llegado hasta nuestros días.

http://www.unaventanadesdemadrid.com/otras-comunidades/cordoba-ii.html

Por Lourdes Morales Farfán

Miércoles, 5 de octubre de 2011

A comienzos del siglo XI, la Qurtuba que cien años antes había vivido su mayor esplendor, como vimos en Córdoba (II): siglos VIII-X, del declive visigodo al Califato de Qurtuba, se convierte en una taifa1 más, quedando ya para el olvido el Califato en el año 1013. Tres años antes, el rey Sancho de Castilla se había unido a los bereberes, saqueando Medina Azahara y reduciéndola a las ruinas que hoy vemos. Ante la imposibilidad de continuar con la dinastía omeya en el poder, se decide crear un gobierno de notables2 que administrara Córdoba y todo su territorio, llegando al poder la República de los Banu Yahwar, que estaría en vigor entre los años 1031 y 1069. El primero de sus gobernantes sería el jeque3 Abú’l Zazm hasta su muerte en 1049. A él, le sucedería su hijo Abí’l Salid Muhammad durante 21 años, momento en que cedería el poder a sus dos hijos, Abd al-Rahman y Abd al-Malik, quienes no tardarían en enfrentarse entre sí. Abd al-Malik decidió recurrir a Abbad II al-Mu'tadid, emir4 de Sevilla, pero al enterarse de esta relación entre ambos Al-Mamún, emir de Toledo, éste decidió sitiar Córdoba y capturar a Al-Malik. La ocupación de Toledo durará hasta que el rey poeta Al-Mutamid suceda a su padre como emir de Sevilla en el año 1069 y venza al ejército toledano un año después, momento en que, lejos de liberar Córdoba, la anexiona a su taifa, haciendo prisionero a Al-Malik, que se exiliará, y poniendo fin a la República de Córdoba. Más tarde, entre 1075 y 1078, será dominada por la taifa de Toledo de los Banu Di-l-Nun y, finalmente, volverá a pasar a Sevilla entre 1078 y 1091. A lo largo del siglo XI, la ciudad no se verá alterada fisonómicamente, ya que serán pocas las construcciones que se llevarán a cabo, como podremos ver a lo largo de esta página.

En el año 1085, Toledo es conquistada por los cristianos con el rey castellano Alfonso VI al frente, algo que será de suma importancia en la historia de Córdoba. Ante el peligro de que la victoria cristiana se extienda por Al-Andalus, la zona se militariza con los ejércitos almorávides5, siendo conquistada por este imperio proveniente del Norte de África en el año 1091. Durante los 58 años que duró el período almorávide, Córdoba apenas sufrió cambios, dedicándose las obras llevadas a cabo únicamente a construir y reformar algunos baños y otras edificaciones domésticas. Sí hay que mencionar la reconstrucción que se hizo de la muralla de la Ajerquía6, en cuyo lienzo en la Ronda del Marrubial se han encontrado los cimientos de su origen del siglo XII. Llegando el final del mandato almorávide, se dieron lo que se ha conocido como “segundas taifas”, período en el que Córdoba estuvo entre varios bandos hasta que se hizo con el poder en 1146 el rey castellano Alfonso VII, teniendo la ciudad bajo vasallaje hasta que en 1148 la conquistan los almohades7.

Los primeros años de dominio almohade continuaron con la inestabilidad que se dio durante el período almorávide, por lo que Al-Andalus continuó fortaleciéndose militarmente. Sin embargo, en 1162, el califa8 ‘Abd al-Mu’min vuelve a convertir Qurtuba en capital del territorio. Por su situación geográfica, la ciudad es un punto ideal para la defensa del sur de Al-Andalus, pero también para la entrada y conquista cristiana hacia el interior. Devuelta la capitalidad a Sevilla, Córdoba pasa a ser una pieza clave defensiva. Por este motivo, se construyen varias fortalezas cercanas al alcázar andalusí. Una de ellas estaba en las inmediaciones de la Torre de la Calahorra; otra fue conocida como Castillo Viejo de la Judería. Todo ello hace que la ciudad vaya creciendo económicamente de manera paulatina y que vaya aumentando su población. Sin embargo, cuando Córdoba es conquistada por las tropas cristianas, en el año 1236, aún estaba sumida en la decadencia debido, principalmente, a la falta de unidad política almohade y a la separación del territorio en taifas.

Sin embargo, no todo en estos dos siglos fue nefasto. Así, en Córdoba vieron la luz numerosos personajes ilustres que han pasado a la historia y que han hecho de la ciudad un emblema. Tal es el caso del poeta Aben Hazam, del filósofo Averroes y de los médicos Al-Gafequi y el judío Maimónides. De ellos y de algunos lugares de interés que han llegado a nuestros días vamos a hablar a continuación.

http://www.unaventanadesdemadrid.com/otras-comunidades/cordoba-iii.html

Por Lourdes Morales Farfán

Miércoles, 2 de noviembre de 2011

Si hay un siglo de especial importancia para Córdoba es el siglo XIII. En junio de 1236, las tropas cristianas del rey de Castilla y León Fernando III “el Santo” conquistan la ciudad, encontrándose un lugar sumido en la decadencia tras el mandato almohade1, especialmente por la división de Al-Andalus en taifas2 y la consecuente desunión política. Una división que también se hacía presente en la fisonomía cordobesa, separada la urbe en dos zonas amuralladas y comunicadas entre sí por varias puertas y portillos abiertos en la parte Este de la cerca de la Villa: por un lado, la Medina3, llamada “Villa” después de la conquista cristiana; y por otro lado, al-Sarquiyya, también conocida como Axerquía, o Ajerquía4. La ciudad irá transformándose poco a poco a medida que va creciendo, sobre todo en la Villa: comenzarán a crearse algunas calles secundarias a las dos vías principales, se ensancharán algunas ya existentes, desaparecerán otras y surgirán pequeñas plazas. Principalmente, habrá un mayor desarrollo en la parte de la Ajerquía paralela al muro Este de la muralla de la Villa y en la zona del Alcázar Viejo, actual Barrio de San Basilio, dos lugares que hasta entonces apenas habían sido poblados por razones de defensa militar.

El origen de las Iglesias fernandinas

Pero sin duda, algo que marcará el crecimiento de Córdoba será su nueva división en lo que se han venido a llamar “collaciones”, algo que en la actualidad se puede asimilar a los distritos. Serán un total de catorce (añadiéndose posteriormente una más), de las cuales siete estarán en el interior de la Villa y las otras siete en la Ajerquía. Cada collación estaría presidida por una parroquia (con su respectivo cementerio al lado), de la que toma el nombre, y se subdividiría a su vez en barrios. Además, se construirían varios hospitales, así como asilos para pobres, niños y enfermos. Y por otro lado, Fernando III agradecerá a los monjes que le habían seguido en sus campañas dotándoles de propiedades en las que fundar e instalar sus conventos, algo a lo que también contribuiría buena parte de la nobleza cordobesa y que continuaría pasado en siglos posteriores al XIII.

Volviendo a las Iglesias, éstas serán construidas prácticamente casi en su totalidad sobre primitivas mezquitas de barrio, conservándose en algunas de ellas la estructura del alminar en las bases de las torres de los templos cristianos, como iremos viendo a lo largo de esta página y como ya contamos en Córdoba (II): siglos VIII-X, del declive visigodo al Califato de Qurtuba.

http://www.unaventanadesdemadrid.com/otras-comunidades/cordoba-iv.html

Por Lourdes Morales Farfán

Miércoles, 30 de noviembre de 2011

En el reportaje dedicado al siglo XIII Córdoba (IV): siglo XIII, la Conquista cristiana y las Iglesias fernandinas, ya contábamos cómo el rey Fernando III “el Santo” dividió la ciudad en catorce collaciones, o distritos, habiendo siete en el interior de la Villa1 y otras siete en la Ajerquía3, dotando a cada una de ellas de una parroquia principal. Así, en el siglo XIV, Córdoba irá adquiriendo una vez más una nueva fisonomía. Durante la primera mitad del siglo, las murallas de la Villa serán ampliadas debido a la construcción del Alcázar de los Reyes Cristianos llevada a cabo, básicamente, por el rey Alfonso XI. Además, la comunidad judía instalada en la zona de la Judería de Córdoba desde tiempos de los romanos construirá su Sinagoga en 1315. Cabe destacar aquí que, al igual que pasaba en Toledo, en Córdoba vivían en paz judíos, árabes y cristianos, algo que hizo de la ciudad un foco cultural de suma importancia.

Ya casi en la segunda mitad del siglo XIV, en 1349, la peste negra hará sus estragos en la ciudad, algo que se repetiría quince años más tarde. Esto conllevó unos altísimos índices de mortalidad, viéndose agravada la situación por la escasez de comida y de dinero. Por otro lado, se reforzará el Alcázar, construyéndose, por ejemplo, la llamada Torre de la Inquisición. Además, se levantará la muralla de la Huerta del Alcázar como método defensivo del Sur de la ciudad y de la propia fortificación. Esta sobreprotección la veremos más significativamente en la construcción de la Torre de la Calahorra. La relativa paz imperante a lo largo del siglo XIII tras la conquista cristiana se verá truncada en el XIV, especialmente por la mala situación que se vivía en el Reino de Castilla, donde el rey Pedro I “el Cruel” y su hermanastro Enrique II de Trastámara lucharon en una Guerra Civil (1351-1369)4 por hacerse con el trono. Entre 1366 y 1369, tiene lugar en Córdoba una lucha entre los partidarios de uno y otro bando, saliendo vencedor Enrique II.

Pero sin duda, uno de los hechos más dramáticos ocurridos en Córdoba tendrá lugar en 1391, año en que se produce un asalto en la Judería. La tensión y las revueltas habían comenzado años antes en Sevilla, expandiéndose de ahí a ciudades como Córdoba y Toledo. Uno de los motivos por los que comenzaron los asaltos a las juderías fue la culpa atribuida a los judíos de la peste que asolaba Europa, acusándoles de envenenar las aguas de la ciudad. Los pocos judíos que consiguieron salir con vida, tuvieron que convertirse al cristianismo, mientras veían cómo su Sinagoga pasaba a tener una función hospitalaria católica y cómo los asaltantes se apoderaban de sus casas y demás pertenencias. Así, en 1399, se hace necesario repoblar este barrio, creándose una nueva collación, la de San Bartolomé, que estará presidida por la Capilla Mudéjar del mismo nombre.

http://www.unaventanadesdemadrid.com/otras-comunidades/cordoba-v.html

Por Lourdes Morales Farfán

Miércoles, 28 de diciembre de 2011

Con el cambio de siglo en Córdoba no llegó la calma a la ciudad. Las epidemias y las malas cosechas trajeron una gran crisis demográfica y económica, al igual que ya pasara en Toledo y en otras partes de España. Además, el antisemitismo seguía en alza. Pero uno de los hechos más importantes que marcará la historia de este siglo será la boda entre Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, conocidos como los Reyes Católicos. Unidos ambos reinos tras el matrimonio, el siguiente paso será la unificación de toda la península, así como la expulsión definitiva de los judíos no conversos, algo que terminaría de hundir económicamente la ciudad. En 1478, los reyes se instalan en Córdoba, concentrando aquí las tropas militares para conquistar finalmente el Reino de Granada. Así, en la ciudad nacería cuatro años más tarde su hija María, futura reina de Portugal. Además, instauraron aquí el Tribunal de la Inquisición. En 1486, recibieron en el Alcázar a Cristóbal Colón, quien les presentó el proyecto para viajar a las Indias y que conllevó el descubrimiento de América en 1492. Este hecho es recordado por el monumento que hay levantado en los jardines del Alcázar de los Reyes Cristianos y cuya imagen acompaña estas líneas. Y uno de los cordobeses más ilustres del siglo XV y que merece ser recordado en este reportaje es Gonzalo Fernández de Córdoba1 (Montilla, Córdoba, 1453 – Loja, Granada, 1515), más conocido como el Gran Capitán por sus buenas dotes militares al servicio de los Reyes Católicos.

Y si en el siglo XIV contábamos cómo se había sobreprotegido la ciudad construyéndose y mejorando varios elementos defensivos, en el XV tendrá lugar una reconstrucción de la muralla, levantándose a comienzos de siglo la que hoy conocemos como Torre de la Malmuerta, que veremos más adelante. También cabe mencionar que, como en años anteriores, se continuaría con la fundación de conventos e instituciones ligadas casi siempre al clero, destacando aquellas que se destinaban al asilo y cuidado de pobres y niños huérfanos, así como de enfermos. Tal es el caso del antiguo Hospital de la Caridad y el de los Ríos. Por otro lado, serán varias las casas edificadas por las distintas familias de nobles para instalarse en la ciudad.

A continuación, veremos aquellos lugares de interés levantados en córdoba en el siglo XV y que han perdurado hasta nuestros días.

http://www.unaventanadesdemadrid.com/otras-comunidades/cordoba-vi.html

Por Lourdes Morales Farfán

Miércoles, 25 de enero de 2012

El cambio de siglo traerá consigo el comienzo de la Dinastía de los Austrias con la figura de Carlos I, nieto de los Reyes Católicos, hijo de Felipe el Hermoso y de Juana la Loca, que será coronado rey en 1516. Sin embargo, el monarca no sería aceptado por todos; entre las diferentes causas, estaba su desconocimiento del castellano y el nombramiento que hizo de sus consejeros en puestos de relevancia tanto en la Corte como en la Iglesia. Esto unido a la creación de nuevos impuestos motivó que no se hicieran tardar las revueltas internas, dándose lo que se ha llamado “sublevación de las Comunidades de Castilla”, más conocida como "de los Comuneros". Sin embargo, estas tropas fueron derrotadas en 1521, cayendo Toledo, capital del reino, un año más tarde e imponiéndose el absolutismo en España. Por otro lado, durante la segunda mitad del siglo XVI será Felipe II el protagonista, llegando a reinar sobre Aragón, Castilla, Navarra, Cerdeña, Filipinas, el Franco-Condado, Milán, Nápoles, Orán, los Países Bajos, Sicilia, Túnez, la parte descubierta de América y, a partir de 1580, Portugal y su imperio en África y Asia. Viendo esto, no es de extrañar que se afirmara que España era un imperio en el que nunca se ponía el sol. Uno de los hechos más relevantes de su reinado fue el traslado de la Corte desde Toledo a Madrid en 1561, así como el inicio de la construcción del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial.

En Córdoba, al igual que ocurriría en el resto de la península, el siglo XVI significaría una época de expansión económica, especialmente durante la segunda mitad del siglo. La principal forma de vida continuaba siendo la agricultura, si bien ésta se vio perjudicada por las graves sequías. Importante llegó a ser el sector textil, especialmente el dedicado a la realización de paños con la lana que se traía de Castilla, exportando después los productos a otros puntos de la península. Históricamente, cabe destacar un hecho de suma relevancia como es la llamada Rebelión de las Alpujarras1 en 1568, sublevación iniciada por los moriscos en protesta por la Pragmática Sanción que les obligaba a convertirse en católicos y dejar de llevar a cabo sus prácticas religiosas. En 1570, Felipe II celebrará las Cortes del reino en Córdoba, adonde se había trasladado para dirigir las operaciones para acabar con las revueltas.

http://www.unaventanadesdemadrid.com/otras-comunidades/cordoba-vii.html

Por Lourdes Morales Farfán

Miércoles, 22 de febrero de 2012

El siglo XVII comenzará en España en general, y en Córdoba en particular, arrastrando la crisis económica que azotaba el país a finales del XVI debido, entre otros factores, a las malas cosechas producidas por las sequías, así como a las epidemias y a las revueltas sociales. En este último caso, recordamos aquí la Rebelión de las Alpujarras1 que protagonizaron los moriscos en 1568 en contra de la Pragmática Sanción aprobada por Felipe II y con la que les obligaba a convertirse a la fe católica. Será su hijo y sucesor Felipe III quien decida finalmente la expulsión definitiva de los moriscos en el año 1609, con la consecuente pérdida de mano de obra en el campo y el abandono de algunas zonas.

La crisis también fue consecuencia de la participación de España en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), momento en que el Conde-Duque de Olivares, hombre de confianza de Felipe IV, establece que todos los reinos de España, y no sólo el de Castilla como hasta entonces, colabore mandando tropas. La negativa de Cataluña hizo que se iniciara una guerra contra ella en 1640, terminando en 1652 con la recuperación de Barcelona. Este esfuerzo económico hizo que en España empeorara aún más si cabe su situación económica.

En Córdoba, la crisis en la que estaba sumida el resto de la Península tuvo su consecuencia más significativa en 1652. Las malas cosechas, por un lado, y el hecho de que los panaderos guardaran reservas para poder vender más caro, por otro, hicieron que el precio del pan se disparara. A esto, había que sumar la situación en que se encontraba la ciudad tras las epidemias de peste de 1649 y 1650. De este modo, no es de extrañar que el 6 de mayo de 1652, la gente más empobrecida se armara y fuera en busca del Vizconde de la Peña Parda, entonces corregidor3 de Córdoba, así como del obispo y de los caballeros, entrando en la casa de estos últimos para llevarse la harina y el trigo que encontraran. Es lo que se llamaría el Motín de Pan, o del Hambre. El grano que reunieron fue llevado al Pósito y a la Iglesia de San Lorenzo, adecuada como almacén. Será entonces cuando el pueblo, desesperado, acuda a Don Diego de Córdoba, caballero muy querido en Córdoba al que le pidieron que sustituyera en el cargo de corregidor al Vizconde. La propuesta fue rechazada en un principio, pero finalmente fue convencido por el obispo, entre otros. Tras convencer al pueblo de que desistiera en continuar con la violencia, aceptó el cargo, prometiendo que, de nuevo, habría pan a un precio más bajo.

Sin embargo, esta decadencia no hará que Córdoba pierda parte del esplendor conseguido y continuará creciendo en lo que a edificaciones se refiere. Entre ellas, es de destacar el gran número de edificios religiosos que se construirán en el siglo XVII, así como algunos notables palacios. Todos ellos vamos a verlos a continuación con más detalle, agrupados en Casas, palacios y lugares públicos e Iglesias y edificios religiosos.

http://www.unaventanadesdemadrid.com/otras-comunidades/cordoba-viii.html

Por Lourdes Morales Farfán

Miércoles, 21 de marzo de 2012

La decadencia en la que se vio sumida Córdoba durante el siglo XVII continuó asentada en la ciudad a lo largo del XVIII, máxime cuando el inicio del siglo estuvo marcado por la Guerra de Sucesión (1701-1713). La llegada de los Borbones al trono español no conllevó una recuperación económica; por el contrario, la escasez aumentaba en la administración y en los hogares cordobeses. Como ejemplo, cabe mencionar que en el último tercio del siglo XVIII, la Junta de Comercio y Moneda de Córdoba hacía una relación los de telares que había en la ciudad, los cuales no llegaban a la centena.

En cuanto a la estructura urbana, el cambio de siglo trajo consigo el comienzo de la destrucción de la muralla que rodeaba Córdoba; en la segunda mitad de este período, se demolerían la torre albarrana1 que había frente a San Antonio Abad, el lienzo que había entre la Puerta de Andujar y la de Plasencia, el torreón de la Puerta de Gallegos y el lienzo entre la Puerta del Osario y el Convento de Capuchinos. Pero no todo fue destrucción, sino que también se restauraron varias puertas de la ciudad, como la de Gallegos.

A pesar de la ruina económica en la que se encontraba la localidad, varias serán las obras que se hagan en Córdoba, dejando patente las huellas del barroco y del neoclasicismo en numerosos establecimientos religiosos, así como en cantidad de edificios palaciegos. El XVIII será también el siglo en el que comenzarán a erigirse los Triunfos2 del Arcángel San Rafael como ejemplo de máximo esplendor y devoción religiosa. Todo ello lo detallaremos más adelante. También será significativo el número de hospitales y colegios que habría funcionando en Córdoba. Ejemplo de los primeros será el Hospital de San Jacinto o el del Cardenal Salazar, mientras que de los segundos lo será el Colegio de Santa Victoria.

http://www.unaventanadesdemadrid.com/otras-comunidades/cordoba-ix.html

Por Lourdes Morales Farfán

Miércoles, 18 de abril de 2012

Los inicios del siglo XIX serán desastrosos para toda España debido al estallido de la Guerra de la Independencia contra Francia (1808-1814). En el conflicto, habrá un personaje que participará de manera muy activa; se trata del poeta romántico cordobés Ángel de Saavedra, más conocido como Duque de Rivas1. En el año 1810, los franceses ocupan la localidad de Córdoba tras la Batalla de Alcolea (así llamada por haber sido su escenario en el Puente de Alcolea), instalándose en la ciudad e intentando durante su mandato realizar algunas reformas que llevaran la modernidad a los núcleos urbanos. En este ámbito, tenemos el ejemplo de la creación de la Academia de Ciencias, Bellas Letras y Nobles Artes, así como la construcción de algo tan importante hoy día como fueron los cementerios para evitar que se continuara con la práctica de enterrar en el interior de las iglesias.

Por otro lado, este siglo también traerá consigo la culminación de la decadencia del Imperio Español, algo que se materializará en los diferentes conflictos bélicos que traerían como consecuencia la pérdida de las colonias que el reino poseía en América y en Asia. Esto conllevaría numerosos problemas económicos, a los cuales se sumarían las expediciones militares en el exterior, los pronunciamientos en el interior de la península y los continuos enfrentamientos llevados a cabo entre absolutistas y liberales, esto último también dejándose notar en la ciudad. Durante la segunda mitad del siglo XIX, Córdoba se convierte en bastión de los liberales, quienes en la Revolución de 1868 destronarían a Isabel II como reina. En ese mismo año se producirá la segunda batalla que ha vivido el ya mencionado Puente de Alcolea. Será Amadeo I de Saboya quien sustituya a Isabel II, abdicando tres años más tarde e instaurándose la I República Española, que duraría entre 1873 y 1874. En ese momento, la monarquía volverá a ser la protagonista del país con la figura de Alfonso XII, hijo de Isabel II, a la cabeza.

Pero volvamos a la configuración de la ciudad. A comienzos de siglo, el por entonces alcalde de Córdoba Domingo Francisco Jordi Badía y Leblich planteará la creación de los Jardines de la Agricultura fuera del casco histórico de la ciudad para disfrute de los ciudadanos, siendo éstos inaugurados en 1811. Durante el primer tercio de siglo se organizará el alumbrado público de la ciudad a través de una Real Orden y usándose para ello aceite (1831). Durante la segunda mitad, se utilizará para ello el petróleo (1865), siendo sustituido poco después por gas (1870). La electricidad sería utilizada a partir de 1893. Por otro lado, a mediados del siglo XIX, se terminará de construir el conocido como “Murallón del Guadalquivir”, obra que pretendía proteger la ciudad de las crecidas del río. En cuanto al recinto amurallado, que ya vimos en Córdoba (IX): siglo XVIII, decadencia económica y llegada de los Borbones como había comenzado a ser destruido entonces, continuará siendo demolido a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX. Así, se asistirá al derribo de las puertas del Rincón (1852), de Sevilla (1865), de Baeza (1869), de Andujar (1870), de Plasencia (1879), de la Misericordia (1882) y de la Puerta Nueva (1895), además del lienzo de la muralla que continuaba en la Torre de la Malmuerta.

A continuación, veremos las distintas construcciones que se llevaron a cabo en la ciudad a lo largo del siglo XIX, no sin antes mencionar dos acontecimientos sucedidos en Córdoba durante este siglo que, dada la temática de nuestra página, nos resultan de sumo interés: uno, la toma de la primera fotografía en Córdoba en el año 1854 de la mano de J. Albors, quien en ese mismo año instalaría en la ciudad su estudio fotográfico; y la publicación de los tres tomos de Paseos por Córdoba de Teodomiro Ramírez de Arellano entre los años 1873 y 1875.

http://www.unaventanadesdemadrid.com/otras-comunidades/cordoba-x.html

Por Lourdes Morales Farfán

Miércoles, 16 de mayo de 2012

El siglo XX no comenzó en Córdoba mucho mejor de lo que había acabado el XIX. La pérdida de las últimas colonias en el año 1898 trajo consecuencias fatales tanto a nivel nacional como a nivel local: cordobeses repatriados de vuelta a España, unos; muertos, o desaparecidos, otros; se unían a las revueltas que estaban llevándose a cabo en la ciudad debido, principalmente, a la mala situación por la que pasaba el sector agrario (casi un 20% de la población censada trabajaba en el campo) a comienzos del siglo XX. A estos conflictos se sumaron los de otros sectores, llegándose a decretar el estado de sitio por parte del Gobernador Civil. Entre tanto, surgen iniciativas con la idea de sacar adelante Córdoba renovando las listas políticas. Es el caso de Ricardo Martel y Fernández de Córdoba, Conde de Torres Cabrera, quien creará numerosas organizaciones con este propósito, como la Unión Agraria Española (1902), o el Centro de Acción Nacional (1908), entre otras. Sin embargo, nada de ello acabó con el bipartidismo1 que imperaba entonces, ni con el caciquismo2 local. Ante esta pasividad, no es de extrañar que en la ciudad se recibiera con entusiasmo el pronunciamiento militar de Miguel Primo de Rivera en Cataluña y su consecuente Dictadura (1923-1930). Y lo mismo ocurriría, en 1931, con la llegada de la II República (1931-1939). Ambos momentos fueron vistos por cordobeses como un paso para emprender el camino hacia la modernización.

Y en cierto modo, así fue; ejemplo de ello fue el aumento de la población censada, que pasó de poco más de 56.000 personas en 1900 a más de 101.500 en 1930 gracias, en parte, al descenso de la mortalidad. El estancamiento del sector agrario dio paso a una expansión en el ámbito económico. Así, los principales bancos instalaron en Córdoba algunas de sus sucursales; tal es el caso de Banesto (1918), o del Hispano Americano y Central (1923), entre otros. También crecieron otros sectores, como el de la artesanía en metales preciosos (oro y plata), o la construcción. Una importante empresa que verá la luz en estos años será la Sociedad Española de Construcciones Electromecánicas (SECEM), fundada en 1917 con capital hispano-francés. Por otro lado, cabe reseñar las numerosas mejoras que se vivieron en materia de urbanismo y servicios públicos, como la electricidad, el alcantarillado, el teléfono en los hogares, o el transporte (con la creación en 1922 de la Sociedad Anónima “Autobús de Córdoba”). En todo este proceso fue fundamental la actuación de alcaldes como Don José Cruz Conde, quien llevó a cabo la ordenación más importante de la ciudad, la pavimentación de sus calles y la ampliación de las zonas verdes, así como numerosas actividades para incentivar la cultura y el turismo.

http://www.unaventanadesdemadrid.com/otras-comunidades/cordoba-xi.html

CÓRDOBA: "Encrucijada de culturas" ...

Es Córdoba, con todo lo que se ha hablado de ella y lo apreciada que es en el mundo entero, una sorpresa aún mayor cuando se conoce su pasado. Quizás no todos sepan que en el s. XI contaba con ser la mayor y más culta capital de Europa; en ella convivieron en perfecta armonía judíos, musulmanes y cristianos. Fue cuna de filósofos, científicos, artistas y sabios, y en ella se forjaron pilares del saber que hoy ni sabemos de dónde procedieron.

Los años y la reconquista pasaron, y aunque los cordobeses, en su mayoría, por aquel entonces no acogieron con agrado lo que consideraron el desmantelamiento de una gran cultura, supieron sin embargo conservar esa atmósfera de arte y cultura. Aún hoy se considera que el cordobés tiene alma de filósofo, siendo también Córdoba, en relación con su tamaño, cuna de un importante número de artistas, entre otros muchos, importantes nombres en los toros y el flamenco. Y no es sólo ello lo que lleva a gala esta ciudad, pues también se dice que de Córdoba proceden las mujeres más guapas de Andalucía. Una visita al museo de Julio Romero de Torres, puede dar una idea al respecto.

En Córdoba impresiona la Mezquita, como síntesis cultural y como uno de los más excepcionales monumentos del mundo. Embrujan sus bellos patios, profusamente decorados de flores, y nos hacen soñar sus atardeceres lánguidos y rosados en el silencio de sus pintorescas callejuelas. Una visita a Córdoba y su provincia depara muchas sorpresas, y merece tomarse el tiempo para vivirlas.

http://www.red2000.com/spain/cordoba/1cordob.html

Córdoba: Visita Turística

La Mezquita de Cordoba: Mezquita y Catedral

Uno de los monumentos más importantes y emblemáticos de España La que por su extensión (23.000 m2) es la tercera mezquita del mundo en tamaño es adicionalmente uno de los edificios más bellos y originales de España.

Recorridos próximos a la Mezquita

La Calleja de las Flores, constituye una estampa de gran tipismo, donde se disfruta de una bella perspectiva de la torre de la Catedral, y, muy cerca la portada gótico-plateresca de la iglesia de San Jacinto, hoy palacio de Congresos y Exposiciones.

El Palacio Episcopal, en cuyo interior se han hallado restos del Alcázar Califal, antiguo palacio de los Gobernadores Visigodos, reconstruido durante la dominación omeya y unido a la Mezquita por un pasadizo. Fue abandonado por el traslado de la Corte a Medina-Azahara Foto y posteriormente, tras la caida de ésta, volvió a ser residencia de los reyes de Taifas.

La Puerta del Puente fue parte de la muralla árabe reconstruida posteriormente en estilo renacentista.

El Puente Romano, Foto con sus 16 arcos sobre el Guadalquivir, en tiempos romanos estaba integrado en la Via Augusta. En su extremo sur podemos apreciar la Torre de Calahorra, Foto fortaleza árabe de dos torres unidas por un arco y ampliadas en el s. XIV a tres torres con almenas unidas entre sí. Este conjunto representa las grandes religiones del mundo y nos recuerda que una vez en Córdoba musulmanes, judios y cristianos vivieron en paz y armonía.

En el río destacan los restos de los molinos árabes, como el de la Albolafia, cuya inmensa rueda transportaba el agua hasta los jardines al Alcázar. Enfrente se encuentra el Monumento a San Rafael, patrón de la ciudad, obra barroca de 1781.

El Alcázar de los Reyes Cristianos

A pesar de su aspecto musulmán este palacio fue iniciado en 1328 por Alfonso XI, y posteriormente fue ampliado con jardines, fuentes y albercas. En sus cuatro esquinas se levantan La Torre de Los Leones, la más antigua, por la que se accede al Alcázar, la Torre del Homenaje, de planta octogonal, la Torre del Río, cilíndrica, y la Torre de la Vela que desapareció en el s. XIX. En este alcázar se alojaron los Reyes Católicos hasta la conquista de Granada y permaneció preso el rey moro Boabdil. De especial interés son los bellos baños y jardines árabes, el patio morisco, los mosaicos romanos y un sarcófago de mármol del s. III.

El recorrido por el alcázar termina en las murallas que delimitan el jardín al Oeste y la Puerta de Sevilla, con el monumento al poeta Ibn Hazm,

La Judería

La judería es un encantador barrio blanco lleno de flores que queda como testimonio del núcleo judío que existió ya en la época romana y visigoda y que llegó a ser un importante reducto intelectual en tiempos de Abderramán III, cuando se atrajeron a la corte filósofos, científicos y poetas. En esta época de esplendor nació Maimónides, en 1135, que, expulsado por los moros en su juventud, viajó por el mundo estudiando medicina y religión. Ocho siglos tomó a los cordobeses erigir un monumento a este hijo errante, haciendolo aquí, en su barrio, en 1965, en la pequeña plaza de Tiberias, donde en verano las mesas del restaurante de la plaza rodean a este sabio.

Asimismo en su parte occidental, combinando estanques y jardines, se rinde homenaje a otros dos ilustres cordobeses: Séneca, el escritor y filósofo romano (año 4 a.C- año 65 d.C), cuya estatua está situada en una encantadora plaza, junto a la Puerta de Almodovar y la estatua de Averroes en la calle de la Muralla.

En la Calle de los Judíos se encuentra la Sinagoga, construida en 1315. Es una de las pocas que en España han conservado su estructura original, con la galería de las mujeres, el Arón, donde se guardaban los rollos sagrados de la Ley y su profusa decoración mudéjar. Las casas colindantes se supone que fueron edificios anejos de la misma, como la Escuela Talmúdica.

Muy cerca de la Sinagoga está el Museo Municipal Taurino, que expone trofeos, trajes y carteles de eminentes toreros cordobeses como Lagartijo, Machaco, Guerrita, Manolete y El Cordobés.

A continuación se encuentra el Zoco, donde se reúnen las tiendas de artesanía y, en verano, un tablao flamenco. Desde aquí se llega a la Capilla de San Bartolomé, gótico-mudéjar, con su bella y extraña combinación de elementos decorativos, la Casa del Indiano, mudéjar e isabelina y los minaretes que conservan la Iglesia de San Juan y el Convento de Santa Clara, ambas del s. XI. Terminando el recorrido en los Baños Árabes de la calle de Comedias.

Museos

El Museo arqueológico, instalado en un palacio renacentista, demuestra la riqueza histórica de Córdoba con sus restos prehistóricos, ibéricos (León de piedra de Nueva Carteya), romanos (cabeza de Druso), visigodos (tesoros de Donjimeno), hispano-musulmanes (ciervo de bronce de Medina-Azahara), mudéjares y renacentistas entre otros.

El Museo de Bellas Artes, en el antiguo Hospital de la Caridad de los Reyes Católicos, reúne una importante colección de pinturas y esculturas, destacando entre ellas las obras de Zurbarán, Murillo, Goya, Sorolla y Mateo Inurria.

El Museo de Julio Romero de Torres, el insigne pintor cordobés que reflejó en sus lienzos la singular belleza de la mujer cordobesa, es visita obligada.

El Palacio de Viana, Foto es un valioso museo de mobiliario, tapices, cientos de piezas de porcelana fina, azulejería y pintura. Alberga en su selecta biblioteca cinegética más de 7.000 volúmenes. El edificio acapara en su interior 14 extraordinarios patios y jardines ocultos de gran belleza. En su visita le explicarán la anécdota de la marquesa de Viana, que dio a luz en una de sus escaleras.

Plazas

No podemos olvidar el interés de plazas como La Plaza del Potro, citada por Cervantes en el Quijote, la porticada Plaza de la Corredera, donde se celebraban en el s. XVII corridas de toros y la Plaza de las Tendillas, centro neurálgico de la ciudad, cuyo reloj marca las horas con el rasgueo de una guitarra.

Ruinas Romanas

En la calle Claudio Marcelo, pueden contemplarse, junto al Ayuntamiento, los restos de un templo romano del s. I y al noroeste de la ciudad, junto a la Torre de la Malmuerta, encontraremos las murallas romanas.

http://www.red2000.com/spain/cordoba/1sight.html

La Mezquita-Catedral de Córdoba

CONSTRUCCIÓN RELIGIOSA

SIGLOS VIII-XVIII

ÉPOCA MEDIEVAL-MODERNA

UBICACIÓN: CALLE TORRIJOS-CARDENAL HERRERO-MAGISTRAL GONZÁLEZ FRANCÉS-CORREGIDOR LUIS DE LA CERDA

La Mezquita-Catedral de Córdoba (Patrimonio de la Humanidad desde 1984) es el monumento más importante de todo el Occidente islámico y uno de los más asombrosos del mundo. En su historia se resume la evolución completa del estilo omeya en España, además de los estilos gótico, renacentista y barroco de la construcción cristiana.

El lugar que hoy ocupa nuestra Mezquita, Catedral parece haber estado, desde antiguo, dedicado al culto de diferentes divinidades. Bajo dominación visigoda se construyó en este mismo solar la basílica de San Vicente, sobre la que se edificó, tras el pago de parte del solar, la primitiva mezquita. Esta basílica, de planta rectangular fue compartida por los cristianos y musulmanes durante un tiempo. Cuando la población musulmana fue creciendo, la basílica fue adquirida totalmente por Abderraman I y destruida para la definitiva construcción de la primera Mezquita Alhama o principal de la ciudad. En la actualidad algunos elementos constructivos del edificio visigodo se encuentran integrados en el primer tramo de Abderraman I.

La gran Mezquita consta de dos zonas diferenciadas, el patio o sahn porticado, donde se levanta el alminar (bajo la torre renacentista), única intervención de Abd al- Rahman III, y la sala de oración o haram. El espacio interior se dispone sobre un concierto de columnas y arcadas bicolores de gran efecto cromático. Cinco son las zonas en las que se divide el recinto, correspondiendo cada una de ellas a las distintas ampliaciones llevadas a cabo.

http://www.turismodecordoba.org/mezquitadecordoba.cfm

Puente Romano

La presente sección tiene como objetivo analizar aquellos monumentos y rincones de interés, que sin tener la relevancia de los anteriormente expuestos, pueden ser de gran interés para el turista. Partiendo de esta idea, y como no podía ser de otra manera, comenzamos nuestro recorrido por el conocido como "Puente Romano".

Decimos que es conocido como Puente Romano porque, como relata Miguel Ángel Ortí Belmonte, de época romana apenas se conserva el trazado de sus líneas y la cimentación.

Aulo Hircio, capitán e historiador de la guerra de César contra los hijos de Pompeyo, en la que nuestra ciudad tomó parte en pro del bando de éste último, narraba el episodio de la entrada de César en la ciudad: "Habiendo llegado César… hizo echar en él grandes cestos llenos de piedras, sobre los cuales construyó un puente… y allí pasó el ejército hasta tres veces". Partiendo de la idea de que César tuviera que construir un puente provisional para cruzar el río y así penetrar en la ciudad, es razonable pensar que no habría puente alguno y que, a buen seguro, el que nos ocupa fuese construido años más tarde, en época del Emperador Augusto, momento en que nuestra ciudad alcanzó el rango de Colonia Patricia.

Los romanos fueron, como otros muchos tipos de edificaciones, expertos en puentear los ríos. Lo primero fue elegir una correcta ubicación del mismo, y como sucede en otros ejemplos conservados en nuestro país se decantaron por la zona más baja del meandro, junto al Molino de Martos, buscando el cauce profundo del río. El resultado fue un puente realizado en piedra caliza (material erosionable dicho sea de paso) de la sierra, compuesto de dieciséis arcos de medio punto apoyados en robustos pilares con tajamares en ángulo y circulares.

Tenemos constancia documental del puente en tiempos de ocupación árabe. Es interesante el texto, de Ajbar Madmua, en el que narra la lluviosa noche en que los ejércitos venidos del Norte de África entraron en la ciudad atravesando el puente. Fueron numerosas las reparaciones sufridas por el edificio durante ésta época, unas motivadas por las continuas crecidas del río, otras por la fragilidad natural del material que lo componía; incluso sabemos que fueron muchos los años en los que no era posible transitar por él, hasta el punto de tener que trasladar a los fallecidos en barcas al cementerio árabe del Arrabal, situado a la otra orilla del río.

En período cristiano medieval, tal y como nos redacta Beatriz Sánchez, se veía al puente como un enclave fundamental, por lo que se trató de conservarlo en la medida de sus posibilidades.

A mediados del siglo XVII estalló una epidemia de peste en la ciudad que causó estragos en la población. Cuando la peste remitió, fue colocada en el puente una imagen del Arcángel San Rafael, obra del escultor Bernabé del Río, por iniciativa del Padre Juan Bautista Caballero. Debajo, una lápida de mármol blanco reza: "A mayor gloria de Dios y culto de nuestro Santo Custodio, el gremio de curtidores y fabricantes de guantes renovó ésta santa imagen… septiembre 10 del año 1789". Se trata del arcángel más cercano al pueblo, y por ello siempre se le encuentra colmado de una espesa nube roja de velas, todas consumidas, fiel reflejo del cariño y la más profunda devoción que siente el pueblo de Córdoba hacia él.

Desde muchos años atrás, nuestra ciudad tenía una deuda pendiente con el Puente Romano. A las ya de por sí nefastas “restauraciones” efectuadas a principios del siglo XX, se le unía el mal estado de conservación, tanto material como visual o incluso acústico diría yo… esto unido a que no hace muchos años por él transitaban todo tipo de vehículos, incluidos los pesados “autobuses de línea”.

El pasado 9 de Enero de 2008 fue inaugurado el puente tras un largo proceso de restauración, no exento de polémica, en parte con cierta lógica, que perseguía retornar a la imagen primitiva del mismo. Destacar que se ha recuperado el humilladero dedicado a San Acisclo y Santa Victoria, los santos patronos de la ciudad, y que, desde muy antiguo, se encontraba enfrente a la citada imagen del Arcángel San Rafael.

Si desea conocer el Puente Romano de Córdoba no dude en contratar alguna de nuestras visitas guiadas. Somos expertos en la interpretación del patrimonio histórico cordobés. Si ha elegido hacer turismo en Córdoba, elija una opción de calidad, elija ArtenCórdoba.

Texto: J.A.S.C.

http://www.artencordoba.com/OTROS-MONUMENTOS/Index-Otros-Monumentos-Cordoba.html

Córdoba es una ciudad de Andalucía, España, capital de la provincia homónima, situada en una depresión a orillas del Guadalquivir y al pie de Sierra Morena.

Es la tercera ciudad de Andalucía más grande y más poblada tras Sevilla y Málaga. Hoy es una ciudad de tamaño medio, en cuyo casco antiguo aún podemos contemplar edificaciones con elementos arquitectónicos de cuando Córdoba fue la capital de la Hispania Ulterior en tiempos de la República romana, o de la provincia Bética durante el Imperio romano y del Califato de Córdoba durante la época musulmana, cuyos dirigentes gobernaron gran parte de la península ibérica. Según los testimonios arqueológicos, la ciudad llegó a contar con alrededor de un millón de habitantes hacia el siglo X, siendo la ciudad más grande, culta y opulenta de todo el mundo.1

https://es.wikipedia.org/wiki/Córdoba_(España)

https://www.flickr.com/search/?user_id=54661355@N06&view_all=1&text=Córdoba

https://www.flickr.com/photos/gmucordoba/sets/72157634461983635

https://www.flickr.com/photos/acastrofoto/sets/72157624060095401

https://www.flickr.com/photos/7402324@N05/sets/72157627247779840

https://www.flickr.com/photos/vicente_crespo_macias/albums/72157646580095072

http://www.artencordoba.com/

http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=568844

Vídeo:

Web recomendada: http://www.cordoba.es/

Contador: 6557

Inserción: 2015-10-10 23:03:59

 

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