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Tipo: Monumentos
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Continente: África
País: Egipto
Localización: Guiza, El Cairo
Año: 2570 a. C.
Estado: Terminado
Descripción:La pirámide es un monumento de carácter religioso presente en diversas civilizaciones muy alejadas entre sí, desde la India hasta América del Sur. La forma piramidal fue una evolución lógica en las construcciones, al constituir una estructura resistente —gracias a su amplia base— y muy elevada, que permitía una cercanía simbólica a los dioses.
Las pirámides egipcias
La vida después de la muerte, fue para los egipcios su firme creencia. Para que esto se materialice, se requería la preservación física del difunto retomando en el mismo su espíritu o también conocido como el Ka, desaparecido tras la muerte, siendo de vital importancia para ellos, acompañar para una mejor prosperidad en la vida que le esperaba, todo aquello que le fuera imprescindible. Para ello se crearon técnicas avanzadas de embalsamamiento o conservación del cuerpo, y junto a ello se inhumaban los más cumplidos y ricos menajes funerarios. Es así que, como resultado de la conservación, protección y culto de los difuntos, se crearon los más sólidos y con el paso de los años cada vez más complejos ámbitos funerarios. Las más extraordinarias tumbas que hoy conocemos fueron levantadas para los faraones, ya que su sofisticación y tamaño estaba determinada por la posición económica y social del fallecido. Entonces las pirámides egipcias son la manifestación en si de la relación mantenimiento físico (muerte) y la supervivencia en el más allá (vida).
En el templo de Heliópolis, se atesora una piedra llamada ben-ben, a la cual se considera como el primer cúmulo de tierra que irrumpió de las aguas del caos cuando el dios solar creó el mundo. Se cree que la forma de esta piedra, es la que se tomo como forma de las pirámides. Pero a su vez, su forma geométricamente perfecta, evidencia un significado mágico y mitológico, que alude sin lugar a dudas, a la autoridad real. Ya que era la forma mas adecuada de representar a la eternidad e indicar el camino de ascenso de las almas predilectas hacia el dios- sol (Ra), con el que estaban consignadas a unirse eternamente.
Génesis de las pirámides
Las primeras pirámides fueron las truncadas que estaban construidas de ladrillos cocidos al sol, en las cuales las tumbas se emplazaban bajo mastabas (erigida sobre la cámara subterránea, que constaba de una sala para ofrendas, la capilla y la cámara mortuoria propiamente dicha). Ello ocurrió durante el 3100-2700 a.C. (en las Dinastías I y XI). Durante este período, Egipto evidenciaba un importante auge económico, social y artístico; en donde por ejemplo en lo que respeta a este último sector, se experimentan mejoras en las técnicas y materiales que se emplean para la construcción. Esto ocurre en las dinastías III a IV (2700-2185 a.C.), con la llegada de Imperio Antiguo o Menfita. Pero finalmente, es cuando aprovechando las crecidas del río Nilo (hacia 2660 a.C.), se introduce el uso de la piedra para tal edificaciones, proviniendo las mismas de las canteras de Assuán y de Tura y transportándose luego hasta los sitios próximos a las zonas de construcción de dichas pirámides.
Hacia el año 2900 a.C., el arquitecto Imhotep, diseño y dirigió la construcción con bloques de piedra caliza, la mayor y más antigua de todas las pirámides egipcias. Con una base de 122 por 107 m, se levantan seis pirámides truncadas una sobre otra, con dimensiones crecientes y en donde la cúspide de la pirámide superior se eleva a casi 62 m de altura. Es aquí, en esta gran obra, edificio central de la mastaba de Sakkara, donde reposan los restos del faraón Zoser, el primer gobernante de la III dinastía. Convirtiéndose a partir de este momento la pirámide en una tumba faraónica por excelencia.
Por el contrario, la pirámide de Dashur, construida por el faraón Snefru (dinastía IV), presenta un perfil quebrado que le ha valido el nombre de pirámide romboidal o también conocida como torcida. Esto se debe a que para la construcción en su último tramo, se empleo materiales de menor calidad, tal vez por razones económicas, lo que produjo un quiebre estructural en su mitad superior, consecuentemente modificando su forma y reduciendo su altura. Cerca de la pirámide del faraón, emblema de su grandeza, y por su forma, símbolo del dios solar Ra, se agrupaban las mastabas, las necrópolis privadas donde se enterraba a la familia real y a los funcionarios reales, para acompañar al soberano en su viaje al más allá. Pero Snefru, quiso trasformar en Médium, la pirámide escalonada del rey Huni (III dinastía) en una pirámide perfecta, avance que solo consiguió de modo parcial. Por ello, Snefru constituyó al sur de Dashur una pirámide totalmente regular de 104 m de altura. En ocasiones junto a la pirámide, se levantaba un templo funerario, destinado al culto del faraón y, cerca del río, el templo del valle, donde era recibido el cuerpo del monarca para practicarle la momificación. Ambos templos quedaban unidos por una avenida cubierta, a través de la cual era llevado al cuerpo del interfecto.
Las pirámides de Gizeh
La necrópolis de Gizeh, es un extraordinario conjunto funerario que data de la dinastía IV (2600-2480 a.C.). Aquí encontramos la pirámide más grande y antigua del conjunto a la vez, ella es la que forja la tumba del faraón Keops (2580 a.C.). para tal construcción, fueron trasladados desde lejanas canteras, dos millones y medio de bloques de piedra, con un peso medio de 2,5 toneladas cada uno. Con una superficie de 48.000 m2, posee una base cuadrada, y cada lado de la misma mide 233 m y su altura alcanzó en aquellos tiempos 146m, sin embargo hoy con el paso de los años y debido a diferentes factores su altura oscila en los 138 m. La entrada a dicha pirámide se encuentra al norte de la misma, de la cual partía un corredor en rampa que desembocaba en una cámara falsa en la base de la construcción. Sin lugar a dudas, dentro de la misma se sitúan otras cámaras, una de ellas es la denominada de la reina y la otra es la gran cámara, a la cual se llegaba por medio de un estrecho pasillo, la cual era la cámara real.
Esta habitación ocupa el centro exacto de la pirámide; para que su realización no provocara el desplome de los sillares, los arquitectos idearon inteligentes soluciones constructivas: colocaron sobre este espacio cuatro o más lajas de piedra dispuestas horizontalmente y dos más en forma de cubierta a dos aguas, que servían para desviar el peso .y los fuertes empujes que se producen en este punto. La Habitación del Rey contiene un sarcófago, por lo que ha sido considerada como la morada definitiva del faraón, aunque el hecho de no haberse encontrado la momia del mismo, unido a las especiales características de la pirámide, han conducido a numerosas especulaciones; así, algunos autores consideran que Keops no llegó a ser enterrado en la Gran Pirámide o que, tal vez, puedan existir más cámaras aún ocultas. De hecho, a mediados de 1980, varios equipos científicos detectaron vacíos estructurales en la pirámide y. localizaron una serie de almacenes en el lado oeste del corredor de la Cámara de la Reina, algunos rellenos de arena; podría tratarse de cámaras de descarga, parecidas a las ubicadas sobre la Cámara del Rey.
La pirámide de Kefrén es algo más pequeña, pero casi igual de alta que la anterior, debido a la mayor inclinación de sus paredes. Igual que la de su padre, estaba revestida de granito rosa y rematada con cubierta de oro. La de su hijo Micerino es mucho más modesta. Alrededor de las tres había un complejo religioso con templos. y pequeñas tumbas para los altos funcionarios de la corte.
La entrada estaba guardada por la esfinge, inmensa escultura de piedra caliza de más de 20 m de altura, con cuerpo de león y cabeza humana. Se alza sobre una base de 70 m. Durante mucho tiempo su significación fue un enigma; actualmente se acepta que representa al rey Kefrén. (Ver: La Maldición de la Pirámide)
Otras pirámides
Durante las dinastías V y VI se produjo un resurgimiento de las creencias solares y un profundo cambio social y cultural. Se siguieron construyendo pirámides —de tamaño más reducido y menor calidad—, en las que se introdujeron nuevos elementos alejados de la austeridad de la época de Kéops, tal como se aprecia en los escasos res1 tos del conjunto de Sahure en Abusir, o en ¡os de lsesi o Unas, quienes construyeron su pirámide de nuevo en Sakkara.
En el Primer Periodo Intermedio (2200-2010 a. C.) —dinastías VII a XI—, Egipto se vio sumido en el caos y la anarquía. Los enterramientos bajo pirámide se abandonaron y muchas de ¡as tumbas del rico y poderoso Imperio Antiguo fueron expoliadas y destruidas. La reunificación del país y el retorno a un Estado centralizado durante el Imperio Nuevo (2050-1792 a. C.) —dinastía XII— inauguraron una etapa de estabilidad en la que se retomaron las antiguas tradiciones y, entre ellas, la construcción de pirámides, que, pese a poseer grandes proporciones y estar dotadas de dispositivos interiores muy complejos, casi auténticos laberintos, se caracterizaron por la pobreza de sus materiales.
Aunque las pirámides no fueron olvidadas del todo, con el transcurso de los siglos quedaron relegadas a meros vestigios del un pasado glorioso al que Egipto retomó sólo de manera esporádica. El último de estos períodos de auge sucedió durante el siglo VIIIa. C., con la invasión de los nubios procedentes del reino de Kush, en Sudán. Los kushitas entronizaron la XXV dinastía (760-657 a. C.), creadora de un poderoso reino que asimiló la historia y las tradiciones del país del Nilo: los «faraones negros» adoptaron su lengua, se convirtieron en devotos del dios-sol Amán Ra y recuperaron el enterramiento en pirámides, que erigieron en sus necrópolis de Kurru y Nuri, al norte del Sudán.
Las pirámides americanas
Las culturas de las antiguas civilizaciones mesoamericanas —extendidas desde el sur de México al noroeste de Centroamérica— de los olmecas, toltecas, aztecas, zapotecas y mayas desarrollaron un tipo de arquitectura piramidal que también estaba al servicio de los dioses, pero que, a diferencia de las pirámides egipcias, carecía de finalidad funeraria2—si se exceptúa el templo maya de Palenque, que tiene una cámara funeraria con la tumba y el ajuar de un sacerdote—.
Eran construcciones macizas, a veces bastante elevadas, en ocasiones erigidas sobre montículos, de estructura tronco-piramidal. Se levantaban superponiendo distintas plataformas a manera de pisos coincidentes, de altura, número y forma variable, y cuya única función era servir de basamento a un templo abierto —de una o dos habitaciones y sin ventanas—, ubicado en la parte superior del monumento, y al que se accedía mediante rampas escalonadas. Los restos de estas pirámides son numerosos y se hallan repartidos por todo el territorio: en Teotihuacán—pirámides del Sol y de la Luna—, Monte Albán, El Tajín, los asentamientos mayas de Palenque, Copán, Chichén ltzá y Uxmal, y en la misma Tenochtitlán.
También se encuentran restos de pirámides en el área andina, aunque son más escasas y no tan altas como en Mesoamérica. Durante el Periodo Intermedio (200 a. C.-600 d. C.) se construyeron en Perú algunas pirámides de adobe que posteriormente sirvieron como basamento para edificios religiosos. En la costa norte del país, las pirámides más conocidas pertenecen a la cultura moche, y son las llamadas huacas del Sol y de la Luna.
Fuente Consultada: Gran Enciclopedia Universal Espasa Calpe
http://www.portalplanetasedna.com.ar/piramides.htm
http://www.jmhdezhdez.com/2011/04/gizeh-pyramid-giza-cairo-egypt.html
Poco monumentos en el mundo causa el respeto que produce la simple presencia de las pirámides de Egipto. Símbolos de la grandeza de un gran imperio, recuerdo eterno de una civilización pasada, muestra del poder y la soberbia faraónica, Gizeh parece el lugar elegido por los dioses para dibujar sobre la Tierra su mapa cósmico. No en vano estas pirámides marcaron el tránsito a una vida más allá de la propia vida terrenal; no en balde fueron las construcciones elegidas por aquellos grandes faraones como si, extraidas de su propia espiritualidad, simbolizaran las escaleras que necesitarían para alcanzar el cielo.
Muchos misterios se han encerrado tras su construcción; muchos símbolos se han creido ver en sus formas perfectas; muchos nexos entre lo material y lo metafísico. Pero en suma, por encima de todo lo que nuestra fé, nuestras creencias, o lo que nuestra imaginación quiera dibujar en nuestro interior, queda la silueta de unos monumentos eternos, capaces por sí sólos de vencer al tiempo y ser testigos mudos de siglos de Historia.
Gizeh es una gran explanada que se encuentra en los alrededores de El Cairo, la capital de Egipto. Casi dos mil metros cuadrados de terreno arenoso donde se levanta majestuosa la necrópolis, y donde esperan pacientes la visita de miles de turistas, no sólo las tres pirámides más famosas del mundo, la de Keops, Kefrén y Micerinos, sino también la de las reinas y, sobre todo, la esbelta figura de la gran Esfinge.
KEOPS Y SU PIRAMIDE
Año 2.750 a.C. Imhotep, el más famoso arquitecto que ha dado la historia de Egipto, construyó la primera de las grandes pirámides que se conoce: la pirámide escalonada de Zóser. Comenzó así la era de la construcción de grandes edificaciones que estaban destinada a contener el cuerpo y alma de los grandes faraones, moradas reales que sirvieran de puente en su presentación ante los dioses. Dos siglos después el farón Keops mandó construir su propia pirámide. Veinte años duró su construcción, la de la pirámide más grande de las tres, la más imponente, la más intrincada en su interior para que nadie pudiera profanar sus restos.
Esta pirámide medía en sus origenes 146 metros de altura aunque por el desgaste del tiempo la misma se ha visto reducida a 137, tras perder todo el revestimiento exterior que tenía. Midiendo su base, podría albergar en ella las superficies de la Abadía de Westminster, las catedrales de Florencia, Milán y Londres, y la de San Pedro del Vaticano. 230 metros de longitud de cara y más de dos millones trescientos mil bloques de piedra caliza… Sorprendente para la época, sin duda alguna, y motivo por ello, de muchas controversias acerca de su construcción.
Pero si impone ponerse a sus pies, entrar dentro produce una extraña sensación de desasosiego. Como si en su interior estuviera aún el alma del faraón vigilándote, sensación que se une a la de la fuerte claustrofobia que se siente al estar bajo tantas toneladas de piedras.
Por un estrechísimo pasaje y subiendo por unas empinadísimas escaleras que te invitan a no mirar abajo ascendemos por una galería de 47 metros de largo y ocho metros de altura que nos llevará a una cámara rectangular de pared lisa donde en su día estaba el sarcófago: es la Cámara del Rey. Muy cerca, se encuentra también la Cámara de la Reina, y bajando por otro aún más estrecho pasillo (hay que pasarlo practicamente agachado) se baja a la Cámara del Caos.
LA PIRAMIDE DE KEFREN
Es quizás la que guarda el mayor de los secretos de Gizeh pues bajo ella hay una galería y además una calzada con columnas que conduce directamente hasta la Esfinge. Datada en el siglo XXVI a.C. es, sin embargo, una pirámide algo más simple que la de Keops, pues sólo tiene en su interior una cámara funeraria. Es, además, más baja a pesar de que parezca más alta que la de Keops, efecto óptico que se produce porque está construido sobre una parcela de tierra más alta que la anterior.
MICERINOS, LA PIRAMIDE MAS PEQUEÑA
La de Micerinos es la más pequeña de las tres pirámides. Cuenta con 66 metros de altura y en su interior se encontró un misteriosos sarcófago de basalto que, desgraciadamente, se perdió en un naufragio frente a costas portuguesas.
Como satélite a esta pirámide se encuentran las tres pirámides de las Reinas, entre la que se encuentra la de la esposa del faraón Nehti II.
LA GRAN ESFINGE, la elegante señora de Gizeh
Con 73 metros del ongitud la Gran Esfinge representa a la figura de un león acostado con cabeza humana. Construida en el siglo XXVI a.C. se cree que la cara realizada es la del faraón Kefren (recordad que está unida a la pirámide de este faraón).
Conocida en tiempos faraónicos como Horem Akhet (Horus está en el Horizonte), su nombre derivó, de manos de Herodoto, el gran estudioso de Gizeh, hacia Harmakis y, de manos de los árabes, hacia Abu-el-Hol, el “Padre del Terror”.
Desgraciadamente su situación en el desierto la hizo estar enterrada durante muchos años, sufriendo un profundo desgaste. Tras su primer enterramiento por la acción natural, fue el faraón Tutmosis IV quien la mandó descubrir nuevamente. Su abandono hizo que volviera a quedar bajo la arena y redescubierta varias veces más. Muchos han sido los episodios históricos que se han vivido frente a su rostro, uno de los cuales le dejó profunda huella, cuando los mamelucos la utilizaron como diana para su disparos. También frente a ella se postró respetuoso Napoleón Bonaparte entre otros..
Siglos de Historia han pasado, pero ella permenece impertérrita al paso del tiempo. Eternidad. Apelativo que podría darse a monumentos que como las pirámides perdurarán para siempre…
Os dejo con un interesante artículo escrito sobre los misterios de su construcción: la construcción de las pirámides
http://diariodeunturista.com/las-piramides-de-gizeh-en-el-cairo/9019
http://es.wikipedia.org/wiki/Gran_Pirámide_de_Guiza
¿Quién construyó la Gran Pirámide?
La Gran Pirámide fue llamada por los antiguos egipcios Mer Ajet Jufu, es decir, "Pirámide del Horizonte de Jufu". Jufu, es la abreviación de Jnum-Jufuy (El dios Jnum le protege o El protegido de Jnum) y es el nombre egipcio del rey Keops. Por la fascinación que produce esta impresionante construcción, han corrido ríos de tinta sobre ella; por desgracia en la mayoría de las ocasiones ha sido víctima de las teorías más absurdas defendidas por corrientes esotéricas y basadas en su profundo desconocimiento sobre el tema (escritura jeroglífica, costumbres funerarias, evidencias arqueológicas... las bases de la egiptología al fin y al cabo) y lo impactantes que puede resultar para el público en general las fantásticas historias que ellos inventan. Para lograr tan deplorable misión, estas personas no tienen el menor reparo en falsear los datos que sean necesarios e incluso intentar manchar la memoria de algunos de los pioneros de la egiptología. Nos referimos en este caso al Coronel R. Howard Vyse:
Una grieta en el techo de la primera cámara de descarga (llamada de Davison) permitió a Vyse introducir una caña sin tropiezos, comprobando así que había otra cámara por encima. Decidió abrir un camino y saltándose las dificultades iniciales, lo hizo a base de dinamita. Gracias a esto descubrió, en el año 1.837, las cuatro cámaras que había por encima y lo que es más importante, encontró en ellas el nombre del rey Jufu, pintado en ocre en varias ocasiones y formando parte de los nombres de los equipos de trabajo que habían puesto ahí los bloques que forman las cámaras. Dado que las cámaras descubiertas habían permanecido totalmente inaccesibles desde la construcción de la pirámide hasta ese momento, aquello significaba que estaba ante una prueba indiscutible sobre quién fue el constructor.
Algunos han querido cambiar la verdadera historia de este descubrimiento, acusando a Vyse de falsificar la prueba encontrada, pero no vamos a entrar a tratar ni discutir aquí todas las falsedades y estupideces inventadas sobre Vyse, simplemente demostraremos que su hallazgo es y seguirá siendo, una evidencia indiscutible sobre la autoría de la Gran Pirámide, a pesar de que alguno que otro nunca quiera reconocerlo o su escasez neuronal se lo impida.
http://www.egiptomania.com/piramides/keops.htm
http://hawkebackpacking.com/egypt_2009_cairo_pyramids.html
http://egypt-circe.over-blog.es/article-las-mastabas-de-iymery-y-shepseskaf-ankh-49306360.html
Vídeo:
Web recomendada: http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=1256395
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