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Tipo: Monumentos
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Continente: África
País: Egipto
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Año: -2600
Estado: Terminado
Descripción:Las esfinges -del vocablo griego sphinx, que deriva de la expresión egipcia shesep ankh que significa «imagen viviente»-son esculturas que representan al faraón o a una divinidad protectora. Las expresiones más típicas de la estatuaria egipcia faraónica poseen un cuerpo leonino y una cabeza que puede tener tanto rasgos humanos como los de un animal que representa una divinidad.
Se cree que representa al rey con la fuerza de un león y a la vez con la inteligencia humana. Fue la primera vez que se utilizó esta estatua como guardián de la tumba real, al lado de las grandes avenidas que sirvieron para abastecer los materiales necesarios para la construcción del complejo funerario.
La Esfinge, el gigantesco guardián de la necrópolis de Guiza, era considerada en el Imperio Nuevo como la imagen viviente del dios Harmaquis, una divinidad que reunía en sí la triple forma de la divinidad solar durante su recorrido diurno: Jepri en su nacimiento, Re en el esplendor del mediodía y Atum en el ocaso.
La Gran Esfinge de Guiza es uno de los monumentos emblemáticos de la civilización egipcia. Con su mirada milenaria que contempla, cargada de misterio, el sol naciente en el horizonte, la Esfinge ha atraído a todos los viajeros que han visitado Egipto y a muchos apasionados de las ciencias esotéricas y de la paraarqueología.
La Esfinge se esculpió en tiempos del faraón Quefrén (2520-2490 a.C.), en un saliente calcáreo que quizá ya había sido moldeado groseramente por la acción del viento. De 57 metros de largo por 20 de altura, tenía el rostro del faraón Quefrén como imagen viviente de la divinidad solar, guardiana de la necrópolis de Guiza.
Posteriormente, la Esfinge se identificó con el dios Harmaquis, o mejor con una divinidad sincrética que reunía en sí la triple forma de la divinidad solar durante su recorrido diurno: Jepri por la mañana, Re al mediodía y Atum por la tarde. En el transcurso de los siglos las arenas del desierto fueron cubriendo lentamente la Esfinge hasta que quedó completamente sepultada.
Esto explica por qué Herodoto no hizo ninguna alusión sobre su existencia en su narración. En 1798, tras la Campaña de Egipto, varios científicos efectuaron una excavación y llevaron a cabo una serie de mediciones y relieves. Sin embargo, fue un capitán de marina de origen genovés, Giovanni Caviglia, quien en 1816 realizó la excavación más importante que se llevó a cabo en la Esfinge.
A este capitán se deben unas interesantes observaciones sobre el monumento, del que también encontró fragmentos esparcidos, entre ellos una parte de la falsa barba que adornaba el mentón y que se trasladó al British Museum.
Grandes egiptólogos del siglo pasado como Auguste Mariette, fundador del Museo de El Cairo y del Service des Antiquités Égyptiennes y su sucesor Gastón Maspero, se interesaron por esta enigmática figura, pero fueron los trabajos que llevaron a cabo entre 1925 y 1936 los egiptólogos Emile Baraize -que restauró el cubrecabezas- y Selim Hassán quienes confirieron a la Esfinge su aspecto actual.
http://www.portalplanetasedna.com.ar/la_esfinge.htm
http://www.flickr.com/photos/39943270@N07/5744635949/in/photostream/
LA PIRÁMIDE DE KEOPS, LA ESFINGE DE GIZEH, EL ROBO DE TUMBAS
Escrito por user en Lunes, diciembre 5, 2011
Demos un vistazo a este monumento funerario tan impresionante, la pirámide de Keops.
Fue Keops, hijo de Snofru, faraón de la dinastía IV, quien eligió para su pirámide la meseta de Gizeh, al norte de Saqqara. La gran pirámide como se la conoce es la mayor de todas. Tiene 230 metros de lado, y su altura original era de 146 metros. Han desaparecido la cúspide y la mayoría de los sillares de revestimiento, pues se utilizó como cantera para las construcciones de El Cairo y sus alrededores. Se utilizaron en su construcción sillares de piedra caliza de Tura y el basamento se hizo con granito de Asuán. En el interior se combina el empleo de piedra labrada con morteros como material de relleno, y también hay espacios huecos. La cámara no se encuentra en el subsuelo, está en el centro hacia arriba. Para acceder a ella se hace por un corredor descendente que lleva a otro ascendente y después a la gran galería, su falsa bóveda resuelta con dovelas por aproximación de hiladas es una proeza constructiva, está desemboca en la cámara funeraria de Keops, que es de granito y contiene un sencillo sarcófago sin tapa. Hay dos orificios en la cámara para que el Ba tuviera por donde entrar y encontrar al difunto. Hay otra cámara más abajo posiblemente la de la reina pero no se sabe con certeza. No hay decoración en ninguno de los corredores ni en las estancias interiores.
Con este tipo de construcciones funerarias, queda patente el convencimiento de que el faraón es un dios en la tierra, es la esencia divina misma, él tenía que hacer patente esta condición con obras de gran arrogancia.
Junto a la pirámide de Keops se encuentran las de Kefrén y Mikerinos, también estaban sus templos funerarios y otras tumbas modestas de los allegados al faraón y aquellos que obtenían el favor para hacerlo.
Pero sobre todos destacaba el guardián de estas regias tumbas la Esfinge.
La esfinge es una gran escultura realizada sobre la roca natural del terreno y forma parte del complejo funerario del faraón Kefrén de la IV dinastía, y su rostro es un retrato del monarca. Hubo una época que entre sus patas se alzaba un pequeño templo. Labrándola y añadiéndole bloques de piedra se le dio la apariencia de un león con cabeza de faraón, con su tocado real y su barba postiza, antes pintadas. En la esfinge se combinan la fuerza y la realeza. Tiene una longitud de 57 metros y una altura de 20, es de piedra caliza.
La esfinge es un personaje mitológico, con cuerpo de león y rostro humano que simboliza la fuerza y la inteligencia.
Lleva un tocado a la antigua todo plisado llamado nemes, tiene forma triangular en la parte trasera, le falta la barba y la nariz. En época otomana fue utilizada como campo de tiro y se le cayó la nariz.
Se trata de una figura cargada de simbolismo. El faraón, a quien en las paletas protodinásticas se le representaba ya como un león furioso en medio de sus enemigos, vuelve a ser representado aquí de la misma manera, en el umbral de su reino eterno de ultratumba.
Hay una leyenda que dice que Tutmosis III, estando de cacería descanso en la zona donde estaba la esfinge enterrada bajo la arena, se durmió y en su sueño la esfinge le pidió que la desenterrara y le devolviera su esplendor, así lo hizo Tutmosis y mando hacer una estela que puso entre las patas de la esfinge contando lo acontecido, allí se encuentra todavía.
El saqueo de tumbas reales parece ser que ocurría frecuentemente, por eso nos han llegado algunos procesos que hacen referencia a estos hechos. Las penas impuestas eran muy duras, se empleaba la tortura para que el individuo confesara, a base de bastonazos al final se confesaban culpables. También se podía aplicar la tortura a testigos que nada tenían que ver con el asunto, esto se hacía con una vara menos rígida. También se torcían los pies y las manos. Los servidores se podían ver obligados a responder de sus amos y el hijo o la mujer, de su padre o de su marido. A los ladrones de tumbas se los empalaba. Por no hablar de los funcionarios corruptos.
El robo significaba la aniquilación total, una vez una tumba era violada su reconstrucción era prácticamente imposible, los objetos eran vendidos o transformados por eso es muy difícil reconstruir en su totalidad los ajuares funerarios. Se cometía un sacrilegio, por eso se reproducían en estatuas los difuntos, así si su cuerpo se perdía, su reencarnación se produciría en la escultura. Esto para los egipcios era muy importante ya que sin su ajuar y sin su momia no tendrían la ansiada vida eterna.
http://losojosdehipatia.com.es/?p=5301
viernes, 19 de octubre de 2007
LA ESFINGE DE GIZA EN PELIGRO DEBIDO AL AGUA Y AL VIENTO
La Esfinge de Giza (la estatua mitad humana, mitad león) fue construida hace 6.000 años para custodiar a las tres pirámides. Contemplarla en vivo resulta maravilloso. De día, es una maravilla, de noche una delicia para los ojos. La Esfinge y las tres pirámides suponen el lugar más impresionante de la Tierra en mi humilde opinión.
El egiptólogo Bassam El Shammaa ha lanzado una campaña para salvar esta estatua de uno de sus peores enemigos, el agua. "Hace unos 5 meses estaba en la zona de las Pirámides cuando encontré frente al Templo Wali, a pocos metros de la Esfinge, una capa de césped, lo cual implicaba la existencia de agua. Días atrás, comprobé que este césped ha crecido y que se han formado pequeñas lagunas de 40 y 50 centímetros de profundidad", relató el conocido egiptólogo.
Bassam El Shammaa ha creado un sitio en internet para alertar sobre los peligros que corre la Esfinge. El Shammaa explicó que "el agua siempre encuentra un camino y tiene esa poderosa habilidad de subir. Si el agua sube dentro de la Esfinge va a disolver la piedra caliza. Toda esta área es piedra caliza que es una piedra fuerte y resistente, pero se va disolviendo con agua. Además, transporta sal y los cristales salinos se van a insertar en la piedra provocando grietas".
No obstante, el agua no supone el único peligro que acecha a la Esfinge. El viento también la golpea sin tregua, explicó el director técnico de IBM para Egipto, Ahmed Tantawy. Esta compañía informática creó un modelo computarizado de la esfinge para analizar los efectos de la erosión en su estructura."Cuando las partículas de arena llevadas por el viento golpean la superficie de la piedra dejan su marca y si esto se repite por siglos la superficie tiende a desaparecer", dijo Tantawy.
La principal preocupación de los científicos pasa por que la piedra de la cabeza de la Esfinge es más resistente que la piedra del resto de la estructura, lo que podría en algún momento desestabilizar el cuello."El efecto de la presión en el cuerpo, sobre todo de la cabeza sobre el cuello al ser éste más pequeño, puede acarrear riesgos, pero debido a la forma de la cabeza, la presión del viento en el rostro es menor porque el viento rodea la cabeza y se va hacia atrás" apuntó Tantawy.
http://fernannn.blogspot.com.es/2007/10/la-esfinde-de-giza-en-peligro-debido-al.html
http://miguelveny.blogspot.com.es/2010/11/galeria-fotografica-el-cairo-i-egipto.html
http://www.arqhys.com/fotos-de-la-esfinge-de-gizeh-egipto.html
http://egiptoatuspies.blogspot.com.es/2011/10/galeria-de-fotos-esfinge-y-templo-de.html
Al igual que las pirámides que se encuentran en el mismo emplazamiento que La Esfinge de Giza, ésta tampoco tiene ninguna inscripción que la identifique con su constructor.
Entre los años 1.816 y 1.818 el Capitán Giovanni Battista Caviglia se encargó de desenterrar La Esfinge y los templos que la rodean. Su proximidad a la Pirámide de Kefren fue inmediatamente razón más que suficiente para asociar su construcción a la figura de este faraón, defendiéndose incluso la idea de que el rostro de La Esfinge es la del propio Kefren (2.520-2.494 a.C.). Desde entonces esta teoría ha permanecido inamovible hasta nuestros tiempos, y es una de las piezas fundamentales de la cronología establecida de la historia de Egipto por parte de la egiptología oficial.
Con sus 57 metros de longitud y casi 20 metros de altura, construidos en un sólo bloque de roca natural, ha permanecido gran parte de su historia enterrada por las arenas del desierto. Así la vieron los ejércitos de Napoleón a finales del Siglo XVIII, y en el 1.400 a.C. el Faraón Tutmosis IV, quien según cuenta la leyenda, un día, cuando aún era príncipe, se tumbó cansado a la sombra de la cabeza de La Esfinge que sobresalía de la arena y se durmió. De repente La Esfinge abrió la boca y le habló, diciéndole que era el Dios Harachte-Chepere-Ra-Atón, y que a cambio de desenterrarla le prometía entregarle la corona de Egipto, y hacerle poseedor de riquezas inimaginables.
Sin embargo personajes de la talla de Herodoto, que visitaron Giza y nos dejaron testimonio de la grandeza de sus pirámides, no hicieron referencia a la presencia de ninguna esfinge.
Otra vez la estela inventario
En el tema "Evolución e involución en las pirámides del Imperio Antiguo", ya hablábamos de la existencia de una estela mandada erigir por el Faraón Keops y descubierta por Auguste Mariette, en la que se relataba que tanto la Gran Pirámide como La Esfinge, ya existían mucho antes de la aparición de los gobernantes de la IV Dinastía. Esta estela conocida con el nombre de la Estela Inventario, jamás fue tomada en serio por los egiptólogos, pues suponía el admitir que todos sus conocimientos y medallas académicas mantenidas durante un siglo, quedaban en papel mojado, teniendo que rescribir de nuevo toda la historia de Egipto desde el principio. Era más cómodo hacer oídos sordos e ignorar tan molesto y peligroso elemento desestabilizador de sus irrefutables "verdades" sobre la antigua historia de Egipto.
Nuevas y molestas evidencias
Sin embargo, "alucinados" jamás han faltado que molesten el plácido sueño en el que viven los "grandes maestros de la egiptología". Y es que con el termino de "alucinados" y aficionados, se refirió el prestigioso arqueólogo y Jefe de Excavaciones de Giza, el señor Zahi Hawass, cuando a comienzos de los años noventa distintos investigadores con el norteamericano John Anthony West a la cabeza cuestionaron la datación de La Esfinge basándose en las huellas de erosión que sobre el cuerpo del monumento se pueden apreciar, y que retrasaban su construcción como mínimo en 13.000 años.
Una vez más y al igual que con las cronologías recogidas por distintos autores como Manetón, La Esfinge también señalaba que la historia de Egipto se remontaba mucho tiempo atrás a la que se nos querían hacer creer. J.A.West en colaboración con el geofísico Thomas Dobecki y el geólogo Robert Schoch de la Universidad de Boston, llevaron a cabo un análisis minucioso de la roca caliza de La Esfinge, en el que se concluía que la erosión era producto de la lluvia. ¿Lluvia en Egipto?, pero ¿cuándo?. Este era el punto crucial, pues ésta misma lluvia existió antes del cambio climático que asoló al Desierto del Sahara al finalizar la Ultima Era Glacial.
Pero todos estos datos hubiesen quedado en el olvido sino hubiesen contado con el apoyo de cientos de geólogos, tras la presentación de un informe muy detallado por parte de J.A.West a la Sociedad de Geología Norteamericana, la cual prometió fondos económicos y ayuda técnica para la continuación de los estudios en Giza. ¿Cuál fue entonces la reacción de la egiptología oficial?. Muy sencillo teniendo en cuenta lo que se jugaban, presionaron al Gobierno egipcio para que prohibiese la realización de pruebas geológicas cerca de La Esfinge, y trataron de desprestigiar este tipo de estudios geológicos que habían irrumpido en una parcela de "uso y disfrute exclusivo", de la egiptología oficial.
Nuevos datos e informes siguieron apareciendo, incluso a través de medios tan prestigiosos como el "New York Times", donde se cuestionaba a través de un informe forense otro de los axiomas de la egiptología clásica, que mantenía que la cara de La Esfinge era la del Faraón Kefren.
Los resultados demostraban que en poco o nada se parecían. Del mismo modo también conmocionó a la opinión pública otro informe de R. Schoch y T. Dobecki en el que se denunciaba la presencia en el subsuelo de La Esfinge, de numerosas cámaras y galerías secretas, incluso algunas conectadas con las pirámides.
Golpe a la razón
La ira y la rabia de la comunidad arqueológica oficialista terminó por hacer ceder al Gobierno de Egipto, que a partir del año 1.993 prohibió todo tipo de investigaciones a locos extranjeros que no constasen con la aprobación y el beneplácito del Sr. Zahi Hawass y sus colegas académicos.
Posteriormente nuevos detalles han aparecido para tener en cuenta, como el propuesto por Robert Baubal y Graham Hancock, que hacen especial hincapié en la gran desproporción existente entre la cabeza y el resto del cuerpo de La Esfinge, con el detalle de que la cabeza apenas sufre de la misma erosión que se puede apreciar a simple vista en el cuerpo, además de ser diferente, dado que no parece que sea producto de la lluvia. Esta situación les ha hecho pensar que con casi total seguridad la cabeza original de La Esfinge se perdiese después de alguna remodelación sufrida con posteridad, ya en tiempos climatológicos más semejantes a los actuales.
Son muchos los textos antiguos y leyendas que apoyan que el rostro de La Esfinge representaba a un dios, como así cuenta en la estela que mandó erigir el propio Tutmosis IV entre las garras de La Esfinge, después de su experiencia personal a través del sueño en el que le habló La Esfinge y le prometió el trono de Egipto, a cambio de que la desenterrara. Tal vez un dios de los que dominó Egipto en el "Zep-Tepi" o Tiempo Primero, como lo denominan los antiguos textos egipcios y que, procedentes de las estrellas gobernaron durante miles de años a las orillas del Rio Nilo.
La respuesta, como tantas otras, permanece perdida y en parte oculta por la intransigencia de aquellos que se creen en poder de la verdad absoluta. Sólo a ellos se les debe reprochar tan triste y lamentable actitud que en nada beneficia nuestro innegable derecho a conocer y saber nuestra historia, dejando a un lado banderas o credos, pobres lastres creados por la ignorancia y la arrogancia del ser humano.
http://www.bibliotecapleyades.net/esp_esfinge_1.htm
por Nacho Ares
publicado en la revista Año Cero
Agosto de 1998
El redescubrimiento en los años ochenta de una galerías que discurrían bajo el cuerpo de la Esfinge de Gizeh parece dar la razón a los cronistas antiguos y modernos que defendieron su existencia. Ahora la Egiptología debe evaluar hasta qué punto son ciertas las leyendas que atribuyen al subsuelo de la meseta de Gizeh la posesión de un entramado de galerías con los tesoros materiales y psíquicos de civilizaciones legendarias.
Aquella mañana de septiembre, muy temprano, desde la ventana del hotel, presencié cómo la niebla comenzaba a disiparse por la meseta de Gizeh. Ya se podía observar las cimas de las tres pirámides. Cogí el material que había amontonado sobre la cama y me dispuse a caminar hasta la meseta. El lugar, casi vacío después de los últimos atentados terroristas, daba pie a pensar que el trabajo iba a resultar tranquilo. Tras veinte minutos a pie, ante mis ojos se encontraba, majestuosa como siempre, la Esfinge de Gizeh.
Auténtico logotipo de la cultura faraónica, Abu-el-Hol o Padre del terror tal y como la llaman los actuales egipcios, este león larguirucho mantiene en silencio uno de los secretos mejor guardados de la civilización egipcia. Aunque a ciencia cierta se desconozca la fecha de su construcción y a quien representa, suele vincularse más mal que bien con el faraón Kefrén de la IV dinastía (ca. 2550 a. C.). La popularidad que siempre la rodeó ha motivado que tan ilustre monumento haya protagonizado las leyendas más bellas y a la vez, los espectáculos luminotécnicos de peor gusto a los que uno pueda asistir.
Tutmosis IV tenía razón
Entre los relatos más hermosos que acompañan la historia de esta figura milenaria, se encuentra el celebérrimo encuentro con el entonces príncipe y futuro faraón Tutmosis IV (ca. 1425 a. C.). cuando el príncipe tras una cacería se quedó dormido a la sombra de la Esfinge, el león se le apareció en sueños anunciándole que reinaría aunque, realmente Tutmosis por aquel entonces, no fuera más que un segundón. También le pidió que fuera clemente con su sufrimiento y que la liberara de la ardiente arena del desierto que la cubría. Tras ser coronado, Tutmosis mandó erigir una estela de granito entre las patas de la Esfinge para rememorar el encuentro divino.
Dejando de lado la veracidad o no de la historia descrita en la estela, son más interesantes y enigmáticos los relieves que aparecen grabados sobre la luneta. En ella se ha representado una escena duplicada, en donde aparece el faraón Tutmosis IV realizando una serie de ofrendas ante una esfinge. La estatua del león se presenta con todos los aditamentos decorativos que debió de tener en la antigüedad y, lo más curioso de todo, reposa sobre una construcción arquitectónica.
La interpretación habitual que afirma que el palacio grabado en la estela no es más que el templo que tiene ante si la Esfinge, es del todo evasiva desde nuestro punto de vista si nos atenemos a las reglas de perspectiva utilizadas por los artistas egipcios. Dejando de lado el hecho de que la forma del edificio representado sobre la estela y la del que podemos ver en Gizeh es totalmente diferente, los egipcios habrían colocado el templo, según sus reglas, delante de la Esfinge y no bajo ella, ya que la ubicación de este edificio en la meseta se encuentra más adelantada que la de la propia Esfinge. La única solución que queda, por eliminación, es que ese edificio, palacete o lo que sea, se encuentre debajo del cuerpo de la estatua, hecho que todavía nadie ha podido confirmar aunque los indicios sobre su existencia son cada vez más abundantes y espectaculares.
Primeras menciones de los túneles
La sospecha de que bajo la Esfinge exista algún tipo de túnel que la pueda vincular con la Gran Pirámide o con una supuesta biblioteca milenaria que pudiera estar bajo el león, es tan antigua como el propio monumento. Ya en el siglo X de nuestra Era, los cronistas árabes mencionaban la existencia de puertas secretas que daban acceso a interminables galerías que a su vez llevaban a grandes cámaras llenas de tesoros.
Con ocasión de una conferencia pública, el Dr. John Kinnaman (l877-1961), arqueólogo bíblico de renombrada fama durante la primera mitad de nuestro siglo, afirmó que, habiendo ido a excavar a la meseta de Gizeh en 1924 junto con el prestigioso egiptólogo Sir Flinders Petrie, célebre por sus estudios sobre dicha meseta, ambos investigadores descubrieron de forma casual un túnel al sur de la Gran Pirámide.
Según Kinnaman, quien durante su exposición narró una historia al estilo de las célebres novelas de Lobsang Rampa, existía un corredor descendente que, sumergiéndose a gran profundidad, llegaba hasta una sala que albergaba un gran número de máquinas de extraño funcionamiento y, por supuesto, de origen desconocido. También mencionó la existencia de miles de prismas de cristal cuya función ignoraba, y una máquina antigravedad, entre otras muchas cosas que "usted no se creería", según las palabras textuales que Kinnaman pronunció en la mencionada conferencia. Curiosa o sospechosamente, el arqueólogo no recordaba la ubicación exacta de este túnel tan singular, por lo que no ha vuelto a ser encontrado jamás.
Pero sin duda alguna, el episodio más simpático de la época moderna fue el vivido por el príncipe Faruk, el hijo del rey Fuad de Egipto, quien en 1945, emulando la gesta de su heroico antepasado Tutmosis IV no tuvo otra ocurrencia que ir de noche en su jeep a visitar la Esfinge
"para tocar algo y empujar una enorme losa abierta, que hacía de puerta", según nos cuenta el propio Faruk. La narración del rey no tiene nada que envidiar a la anterior, pues tras aquella puerta encontró, en palabras textuales, "una gran habitación guardada por un autómata".
Desgraciadamente, Faruk no dice que‚ era aquello tan importante que merecía ser guardado por un autómata, y al igual que sucedió con Kinnaman, tampoco recordó el lugar exacto donde estaba dicha puerta.
Sin embargo, haciendo bueno el refrán "cuando el río suena agula lleva", todas estas historias aunque narradas, que duda cabe, de una forma extravagante por sus protagonistas, no hacen más que respaldar los estudios que se han realizado sobre el monumento en el que se han apreciado varias concavidades en diferentes partes de la estatua.
De esta manera, se ha podido descubrir que, para asombro de muchos y espanto de otros, tanto la meseta de Gizeh como la propia Esfinge son un auténtico queso de agujeros.
Tengamos muy en cuenta que con los estudios realizados sobre la configuración geológica de la planicie, por encima de la cual se asientan las tres pirámides más importantes de Egipto, se ha llegado a la conclusión de que hace miles de años el agua debió correr a su gusto bajo la meseta, por lo que los egipcios pudieron haber utilizado estos túneles creados de forma natural, para comunicar subterráneamente unos monumentos con otros.
Un descubrimiento asombroso
En el año 1979, el estado de conservación de la Esfinge de Gizeh iba de mal en peor se necesitaba realizar con urgencia una campaña de salvación del monumento para que, literalmente, el león no perdiera la cabeza. Una precaria restauración realizada por los egipcios, y en la que no tuvieron otra ocurrencia que usar cemento para reconstruir la Esfinge, empeoró en pocos años el estado de la cabeza de la estatua.
Para salvar a la Esfinge, un grupo egipcio-americano de arqueólogos diseñó el llamado Sphinx Project. Durante los años 1979 y 1983 el Proyecto de la Esfinge, evaluó los daños sufridos sobre el león y esbozó una especie de invernadero que algún día, esperemos que pronto, cubrirá la estatua en su totalidad, alejándola de los peligros de la contaminación de la zona.
Tras las primeras campañas de la misión egipcio-americana, un viejo obrero fellah llamado Mohamed Abd al-Mawgud Fayed, que había trabajado cuando era niño en el último desenterramiento de la Esfinge en 1926 llevado a cabo por el ingeniero francés Emile Barazi, comunicó a los directores del equipo de restauración la existencia de una pequeña abertura junto a la cola del león, que había sido olvidada hasta hoy. Según este anciano, el agujero daba acceso al interior del cuerpo de la estatua. Ante tan extraordinario descubrimiento, los miembros del ARCE (American Research Center in EGYPT) encabezados por los egiptólogos Zahi Hawass y Mark Lehner, no dudaron un instante en coger sus lámparas, olvidarse por unos días de la cabeza de la Esfinge e introducirse en su interior. Lo que descubrieron los arqueólogos no se parecía en nada a las legendarias galerías descritas por los cronistas árabes antiguos y modernos; galerías y pasillos que se introducían en el interior de la tierra hasta profundidades insospechadas, encontrando a su paso toda clase de tesoros maravillosos. Todo lo contrario.
Descubrieron un túnel-pozo formado por dos grutas muy estrechas con poco más de 1 metro de anchura, cuya longitud total no superaba los 9 metros. Uno de los pozos asciende hacia el interior del cuerpo del león siguiendo la curva de sus cuartos traseros, mientras que el otro desciende introduciéndose en vertical en la roca de la meseta de Gizeh. Ambas grutas forman un ángulo de 90 grados. Las paredes no han sido pulidas, por lo que su aspecto es muy tosco, similar a la traza que ofrecen las bodegas castellanas. Si se hace un seguimiento exhaustivo de las huellas de las herramientas utilizadas para su construcción, éstas parecen indicar que la labor en el labrado del túnel-pozo se realizó de arriba a abajo.
A lo largo del mismo aparecen en la parte superior una especie de peldaños, a modo de agujerillos en la pared, excavados para ayudarse en la ascensión por el túnel. Tras obtener el permiso oportuno me introduje por un angosto hueco. El ambiente era húmedo y fresco comparado con el terrible calor de la superficie. Recientemente han colocado una pequeña escalera metálica que facilita de alguna manera el acceso al interior de la Esfinge. En lo más profundo del pozo se amontonan los desechos, improvisado basurero de los guías locales que "vigilan" el recinto de Gizeh.
La estructura del túnel-pozo se haya dividida en cuatro partes. Según el esquema, la que lleva el número 1 puede ser considerada como la sala más grande de todas. Su altura es de 1,80 metros, pudiendo estar una persona de estatura media de pie, y su anchura de 1 metro.
Uno de los aspectos que más llamaron la atención fue el hallazgo de varios objetos en la cámara que lleva en el dibujo el número 4.
En ella se encontraron dos zapatos viejos, una pequeña chapa metálica y restos de cemento convencional. Todos estos objetos, probablemente, fueran el fruto de la apertura del túnel en 1926 o quizás en una restauración moderna más antigua.
Las hipótesis de trabajo
El significado de este túnel-pozo, como reconocen Hawass y Lehner, se nos escapa de las manos. Las evidencias descubiertas por los arqueólogos, indican claramente que su realización se llevó a cabo durante una época faraónica, ignorada desde el punto de vista cronológico. La existencia de los peldaños antes mencionados, ha hecho pensar a los investigadores del Sphinx Project en la posibilidad de que los túneles pudieran tratarse de una tumba privada, ya que son varios los ejemplos que conservamos en donde aparece esta estructura arquitectónica. Por otra parte, que duda cabe que una hipótesis mucha más sugestiva, es que pudo tratarse del intento desesperado de buscar en el interior de la Esfinge las legendarias riquezas de las que la tradición la hacía poseedora. Finalmente, también puede tratarse del comienzo de una galería mucho más extensa que, quizás, diera lugar a una enrevesada red de galerías que pudieran transcurrir bajo la meseta de Gizeh, conectando las pirámide entre si, tal y como hemos señalado anteriormente. Dilucidar cual de estas opciones es la correcta será tarea de futuras expediciones.
Investigaciones futuras: lo que queda por descubrir
No obstante quedan por estudiar otras muchas partes de la Esfinge en las que se conoce la existencia de varias concavidades. A raíz del descubrimiento del fellah al-Mawgud Fayed, los investigadores se han detenido a apreciar el momento vivido a comienzos de siglo con la apertura de otras cavidades. Para su estudio, según estas fotografías, se utilizaron niños de baja estatura y corpulencia.
Por otra parte, el geofísico estadounidense Thomas Dobecki realizó a comienzos de los años 90 una serie de investigaciones conjuntas con el geólogo de la Universidad de Boston Robert Shoch -autor este último de las polémicas teorías que datan la Esfinge por su erosión entre el año 5000 y el 7000 a.C. En estas investigaciones se descubrieron "anomalías y cavidades en la roca madre entre las patas del león y a lo largo de los lados de la Esfinge. La más sorprendente de las cuatro que se descubrieron, era una cuyas medidas de la base eran 9 por 12 metros, y con una profundidad de 5. Las dimensiones y la estructura de esta nueva cámara excluían totalmente la posibilidad de que se tratara de una cámara natural del suelo de Gizeh. Por el contrario, daban a entender que Dobecki se encontraba ante una construcción artificial que alguien dejó allí hace no se sabe cuanto. Es decir, que aún quedan secretos escondidos en el oscuro vientre de la Esfinge.
¿Qué‚ es lo que esconden estas cavidades? ¿Contienen los archivos de antiquísimas civilizaciones que relacionan la mítica Atlántida con Egipto tal y como pronosticó el vidente norteamericano Edgar Cayce? ¿A qué‚ se debe la reticencia del gobierno egipcio a investigar este tipo de descubrimientos? Y es que la Esfinge de Gizeh parece ser un auténtico queso de agujeros, del que todavía podemos extraer multitud de sorpresas.
Una vez acabado el proyecto de restauración de la Esfinge comenzado hace más de una década, es hora de que los investigadores dediquen su tiempo a excavar e intentar explicar el significado de estas cámaras.
Solamente, el tiempo que se dedique a estas investigaciones, podrá resolver el enigma de la Esfinge y descubrir si, finalmente, existe algo bajo esta figura milenaria cuya mirada parece desafiar a la moderna arqueología. En este caso, la verdad está ahí dentro.
http://www.bibliotecapleyades.net/esp_esfinge_1.htm
LA ESFINGE
A raíz del trabajo de Lehner/Gauri a principios de los 80, he intentado, sin éxito, iniciar un diálogo con ellos para discutir sus resultados relativos a la edad de la Esfinge.
Los intentos de interesar o involucrar a otros geólogos independientes que tengan conocimientos en Egipto o en la erosión del desierto también han fracasado.
Sin embargo, eventualmente, en 1989, se estableció un contacto con el Dr. Robert M. Schoch, un paleontólogo y estratígrafo en la Universidad de Boston. Aunque profundamente escéptico, Schoch estaba intrigado por el argumento y la evidencia, pero no podía dar una opinión hasta examinar personalmente el sitio.
Se obtuvo un pequeño financiamiento, y Schoch viajó a Egipto conmigo en un sondeo no oficial. A pesar de que no pudimos obtener permiso para entrar en el recinto de la Esfinge para estudiar los detalles atmosféricos de primer plano, la erosión de la Esfinge es tan extrema y clara que, incluso desde los bordes del recinto o caja, Schoch fue capaz de convencerse que la erosión se debió al agua, como postula la teoría postula.
Además, en libertad de caminar alrededor del resto de la meseta de Giza, Schoch alcanzó un acuerdo provisional con otros argumentos cruciales de apoyo dentro de la teoría:
Sólo la Esfinge, sus muros de cierre (y algunas otras estructuras relacionadas con la arquitectura o estilo de la Esfinge, tal como como el templo funerario al final de la Calzada de la Esfinge) exhibieron estas marcas indicadoras de erosión por agua. Todo lo demás que data del Egipto dinástico había sido erosionado por el viento y la arena.
Las estructuras típicamente erosionadas por el viento y la arena, esparcidas alrededor del área fueron cortadas a partir de las mismas capas de roca como la propia Esfinge, y por tanto no podría datar del mismo período, como creyeron los egiptólogos.
La Esfinge y los templos del valle se deben haber sido construido en dos etapas, para explicar los núcleos de los bloques de la piedra caliza erosionada masivamente detrás de los sillares de granito.
Aunque provisionalmente satisfecho con la teoría, Schoch no podía presentarla al mundo geológico sin haber tenido la aprobación oficial directa, de acceso a la Esfinge y su recinto, y necesitaba llevar a cabo un examen mucho más detallado de las múltiples facetas de la teoría, sólo para cerciorarse.
Adquirir el permiso para llevar a cabo las investigaciones necesarias demostró ser un proceso delicado y requiere mucho tiempo (cuyos detalles estarán en mi próximo libro sobre la Esfinge).
Pero con los permisos finalmente en su lugar, el equipo de investigación regresó a Egipto. Incluía - con carácter no oficial - a dos otros geólogos, un oceanógrafo y Thomas L. Dobecki, geofísico muy respetado, para llevar a cabo investigaciones sísmicas, con la esperanza de descubrir más evidencia de una civilización más temprana responsable de la Esfinge.
Ahora, capaces de estudiar la Esfinge en primer plano, sobre la base de los perfiles de erosión en la Esfinge y todavía más elocuente, su muralla, fuimos capaces de determinar con cierta precisión los detalles específicos de la erosión por agua. No habían sido altas aguas de inundaciones, como yo había inicialmente supuesto. Esta fue una noción con la que nunca había estado a gusto.
No podía imaginar las condiciones climáticas que inundaría no sólo la Esfinge, abajo en la llanura de inundación, sino que también el templo funerario 100 pies más arriba en la meseta.
La literatura geológica que consulté describió muchas condiciones imperantes en Egipto, en el pasado distante - largos períodos de fuertes lluvias e inmensas inundaciones, por lo tanto, asumí que las inundaciones tuvieron que ser responsables de la erosión.
Pero ahora dentro del recinto de la Esfinge, estaba claro para los geólogos que habían sido las fuertes lluvias las que habían causado la erosión, y no las inundaciones.
Sólo la lluvia, cayendo fuertemente durante largos períodos de tiempo y derramándose abundantemente sobre los bordes de la Esfinge, pudieron haber sido responsables de los perfiles de erosión que estábamos observando. (Esto también resolvió la acuciante cuestión de los perfiles erosionados en la meseta, fuera del alcance de las inundaciones del Nilo, sin importar cuán prodigiosos fueron.)
Los sismógrafos de Dobecki (demasiado complejo y técnico para explicar en pocas palabras aquí) produjeron perfiles de erosión en el subsuelo, lo que corrobora nuestras fechas anteriores para la Esfinge. Peor aún, los sismógrafos revelaron varias cavidades subterráneas o huecos en el área inmediata a la Esfinge. Sus formas regulares y/o su estratégica ubicación han hecho difícil atribuir estos huecos a vacíos geolgógicos ocurriendo naturalmente (llamados rasgos kársticos). El más interesante fue un espacio rectangular de unos 12 x 15 metros de superficie y 5 metros por debajo de la superficie, entre las patas de la Esfinge.
Provocador por derecho propio, esta cámara enterrada provocó un particular entusiasmo en ciertos círculos de la Nueva Era. El famoso psíquico americano Edgar Cayce, predijo en trance, que la Sala de Registros que contiene la historia del continente perdido de la Atlántida sería encontrada entre las patas de la Esfinge. Huelga decir que esta y otras lecturas inspiradas en trance sobre el antiguo Egipto hizo poca impresión en los egiptólogos académicos.
Sin embargo, los sismógrafos no operan en trance, y aquí había un vacío un importante vacío, aparentemente artificial o cámara bajo las patas de la Esfinge - exactamente como lo predijo Cayce. ¿Qué contiene la cámara? Todavía no lo sabemos. Al escribir esto, nuestra petición de permiso para llevar a cabo nuestras investigaciones a través de la siguiente etapa está en espera.
Con los resultados geofísicos, y nuestro examen oficial de toda el área, Schoch estaba dispuesto a apoyar la teoría de manera incondicional. Aunque todavía era imposible dar una fecha definitiva para la talla original de la Esfinge, el hecho - indiscutible a los ojos de Schoch - que la profunda erosión fue inducida por precipitaciones, por sólo podía significar que la Esfinge era mucho más antigua de lo que se suponía que era.
Extensos estudios paleoclimáticos (la paleoclimatología es el estudio de los antiguos patrones del clima) acordaron que Egipto sólo se convirtió en desierto alrededor de 10.000 A.C. Antes de 15.000 A.C, éste, y el resto del norte de África fue la sabana fértil, algo así como la Kenya de hoy en día. Sin embargo, coincidiendo con la ruptura de la última Edad de Hielo, Egipto experimentó un largo periodo inestable, de fuertes lluvias.
Cuando lo peor de las lluvias cesó alrededor de 10.000 A.C., Egipto se había convertido en desierto, y ha sido desde entonces desierto, aunque disfrutando de varios largos períodos prolongados de lluvias cuando las áreas que ahora son desierto estéril eran verdes. Entre 10.000 y 4000 antes de Cristo, Egipto se volvió cada vez más árido. En 4000 A.C., Egipto se había convertido en el desierto de hoy en día. Alrededor de una pulgada de lluvia al año cae en el área de Giza. Bajo ninguna circunstancia puede producir la erosión que observamos en la Esfinge.
Tomando la estimación más conservadora permitida por los datos combinados, Schoch puso la fecha mínima para el tallado de la Esfinge entre 5000 y 7000 A.C., pero reconoció que se trataba de un mínimo. Por una serie de complejas razones histórico-artísticas y arqueológicas, sentí que la fecha era más probable que hubiera sido más temprano. Las conocidas culturas neolíticas floreciendo en el rango de 5000-7000 A.C. no parecen tener el tipo de tecnología necesaria para tallar la Esfinge y erigir los asombrosos templos frente a ella.
La noción de una civilización atlante, es, por supuesto, ridiculizada e ignorada por la comunidad académica moderna. Pero mientras que la burla puede silenciar y reprimir buena evidencia, no hace nada para negarlo. Cada vez hay más evidencia de una serie de campos de apoyo de la antigua creencia generalizada de que, de hecho, había existido tal alta civilización perdida, donde quiera que pudiera haber estado ubicada geográficamente.
(Véase Graham Hancock, Fingerprints of the Gods, 1995, y Rand y Rose Flem-Ath, When the Sky Fell, 1995/6.)
La evidencia también apoya la idea de que esta antigua civilización desapareció rápidamente bajo catastrófica condiciones. Los extremos patrones inestables del clima que siguieron a la desintegración de la última Edad de Hielo son un asunto de registro.
Todavía hay más piezas que faltan a este inmenso rompecabezas de las que están en su lugar, pero ahora es posible obtener al menos una idea aproximada y provisional de lo que la imagen final de debía de haberse visto. Creo que es muy probable que tarde o temprano se hará evidente que la esfinge es una parte de ese rompecabezas y que fue tallada hace más de diez mil años. Por lo menos, la Esfinge no se puede hacer para encajar en el paradigma histórico aceptado.
En las investigaciones sucesivas en Egipto con Schoch, hemos sido capaces de apoyar la teoría desde varios otros ángulos.
Las tumbas de adobe de los primeros reyes del Egipto dinástico se encuentran en Saqqara, a diez millas al sur de Giza. Los ladrillos de barro de estas tumbas se encuentran aún en estado reconocible y estable. Las tumbas se construyeron alrededor de 3000 A.C., unos quinientos años antes de que la Esfinge fuera supuestamente tallada por Kefrén. En el caso de que, como algunos egiptólogos están alegando ahora, para preservar el fechado de la Esfinge, en realidad cayeron lluvias suficientes para erosionar la Esfinge a su condición actual inmediatamente después de su construcción, entonces ¿se deduce que las mismas lluvias habrían caído en las cercanías de Saqqara.
Puesto que incluso la piedra caliza blanda es mucho más durable que el adobe, parecería lógico que estas tumbas de adobe se hubieran efectivamente disuelto bajo tales condiciones. Pero están allí hasta el día de hoy, claramente visibles, y mostrando poco o ningún síntoma de haber sido afectadas por el agua.
Visitando Abidos, Schoch sonfirmó que el lecho de roca desmenuzable que rodea el misterioso Oseirion no era lecho de roca en absoluto, sino que sedimentos de limo empacado del Nilo procedente de antiguas inundaciones.
Estos sedimentos, a un nivel muy por encima del nivel alcanzado por las inundaciones durante la época dinástica y hasta hoy, debe haber sido establecido en un momento cuando las condiciones climáticas eran mucho más húmedas que lo han sido en tiempos históricos. La explicación más sencilla sería que estas inundaciones se produjeron durante ese período de lluvias extendidas después de la desintegración de la última Edad de Hielo.
A su vez, esto sugiere fuertemente que la sorprendente e inexplicable anomalía de un templo dinástico egipcio, cortado en un hueco en el suelo, no era una anomalía en absoluto. Era más bien que el templo fue construido inicialmente en el muy lejano pasado, antes de esas inundaciones de altos niveles, y las inundaciones, posteriormente, cubrieron el templo, produciendo el efecto anómalo de hoy en día. Si bien no es concluyente en sí mismo, la evidencia en Saqqara y en Abidos encaja perfectamente con la evidencia acumulada en Giza.
Mientras tanto, se hizo necesario desafiar la atribución de la Esfinge a Kefrén desde aún otra dirección. Se trataba de un artículo de fe entre los egiptólogos, que el rostro devastado de la Esfinge estaba destinado a representar el rostro del faraón Kefrén, aunque a simple vista, no había ningún parecido detectable entre los dos.
Luego, en 1989, en un artículo en National Geographic, el arqueólogo Mark Lehner describió su intento de reconstruir el rostro dañado de la Esfinge con un ordenador. El rostro reconstruido era muy parecido al de una estatua del faraón Kefrén.
Sin embargo, con el fin de producir su reconstrucción, Lehner había alimentado información de Kefrén de una de sus estatuas en el ordenador, que entonces, como era previsible, reprodujo el rostro de Kefrén. Este fue, luego superpuesto a la Esfinge, "probando" que el rostro de la Esfinge era el mismo de Kefrén. Usando un método idéntico, sería igualmente posible "probar" que la Esfinge fue, en realidad Elvis Presley. Sin embargo, los resultados de Lehner fueron ampliamente aceptados como válidos y fueron reportados en la prensa.
Para desafiar a estos resultados, se buscó la ayuda de un experto en la reconstrucción y la comparación de rostros, el detective Frank Domingo, consagrado artista forense para el Departamento de la policía de Nueva York. Domingo viajó a Egipto, y, mediante el procedimiento habitual de la policía, reprodujo el rostro de la Esfinge y el de Kefrén y los compararon.
Domingo llegó a la conclusión de que estas dos caras eran totalmente diferentes y nunca quisieron representar o retratar a la misma persona. Puesto que todas la otra evidencia utilizada para atribuir la Esfinge a Kefrén fue circunstancial, era evidente que la imputación podría mantenerse sólo como un artículo de fe. No podría ser apoyado por la ciencia.
Convencidos de que nuestra propia evidencia acumulada era ya irrefutable, Schoch presentó sus resultados a la Sociedad Geológica de los Estados Unidos y fue invitado a presentar su trabajo en la reunión anual de GSA en San Diego, en octubre de 1991.
En esta convención, nuestra evidencia fue examinada por cientos de geólogos con diversas especialidades dentro del campo. Ninguno fue capaz de contradecir la teoría, muchos se ofrecieron para ayudar con la investigación en curso.
La Autoridad de Supervisión convocó a una conferencia de prensa, al que asistieron periodistas científicos de muchas revistas y periódicos nacionales e internacionales de ciencia. Impresionado tanto por la evidencia como por la aprobación general de la comunidad geológica, la teoría tuvo gran cobertura de prensa, mucha de ella dedicada al inusual conflicto interdisciplinario que enfrentó a geólogos contra egiptólogos y arqueólogos.
En el inicio del proyecto, nos dimos cuenta que podíamos esperar poca cooperación y ninguna financiación de las disciplinas a cuya misma fundación esta teoría amenazaba. Para financiar la obra y que el público supiera de ella, tuvimos la intención de producir un documental científico de televisión el cual, de tener éxito, podría ser mostrado en PBS o en televisión por cable.
Pero el volumen de cobertura de la prensa y el enorme interés en todo el mundo generado por la historia, convenció ahora a la NBC que un existía un público mucho más grande que el que originalmente se creyó alcanzar.
Con Charlton Heston como anfitrión, y un presupuesto de la red para trabajar, la teoría de la Esfinge fue explorada en un documental de una hora, "El misterio de la Esfinge”, por primera vez en el aire en horario estelar en noviembre de 1993. El espectáculo fue visto ampliamente, y los altos índices de audiencia demostraron que un espectáculo basado en la ciencia podría, de hecho, señalar la clase de alto ratings de audiencias que las redes de televisión requieren.
El Misterio de la Esfinge ganó un premio Emmy a la Mejor Investigación y también fue nominado para Mejor Programa Documental. Posteriormente, la BBC hizo su propia versión de la serie, emitida en septiembre de 1994, de nuevo, despertando altos índices de audiencia e incitando a un gran interés.
Una propuesta para llevar a cabo nuevos trabajos geológicos y geofísicos en la meseta de Giza y explorar, por lo menos con cámaras de fibra óptica, la misteriosa cavidad o cámara entre las patas de la Esfinge ha sido presentada, pero hasta ahora no ha sido aprobada.
LAS PIRÁMIDES
La explicación estándar de las pirámides como tumbas, y únicamente tumbas, nunca ha sido universalmente aceptada fuera de los círculos egiptológicos. Las principales teorías alternativas se describen en el capítulo dedicado a las pirámides.
Incluso dentro de los círculos ortodoxos, hay una esperanza persistente que las pirámides, en particular la Gran Pirámide, todavía puede albergar cámaras ocultas en algún lugar de su gigantesco volumen.
EL TRABAJO DE ROBERT BAUVAL
En 1980, Robert Bauval, un egipcio de nacimiento, ingeniero estructural belga, se interesó por los enigmas astronómicos presentados por las pirámides y el énfasis general puesto en el conocimiento estelar de los antiguos egipcios. Esto no era del todo un territorio virgen.
Aunque la mayoría de los egiptólogos se contentaron con atribuir el énfasis puesto en el sol, las estrellas y constelaciones para supersticiosos cultos solares o estelares, al menos unos pocos buscaron una razón de ser de otro modo lo que parecía una curiosa obsesión. En un país tan soleado como Egipto, una preocupación por el sol, y una forma de culto al sol puede parecer un obvio desarrollo.
Pero, ¿Qué es lo que fue responsable de la extraordinaria atención puesta a las constelaciones, a Orión, en particular, y a la estrella Sirio?
Estos se citan en innumerables textos funerarios. Después de la muerte, el alma del faraón se dijo que se convertía en una estrella, para unirse a Orión en el cielo (una creencia que encontró su camino bastante sin accidentes dentro de la película de dibujos animados de Walt Disney "El Rey León"). En los textos, Orión es comúnmente asociado con el dios Osiris y Sirio con la diosa Isis.
Intuitivamente Bauval sentía que había una conexión entre las posiciones de las constelaciones en el cielo y el diseño general de las pirámides de Egipto. Él pensaba que era posible que las posiciones de las pirámides-específicamente, que series únicas de las pirámides de la Cuarta Dinastía en Giza y en Dahshur, formaban una especie de mapa estelar sobre el terreno.
Cuando comenzó su propio trabajo, Bauval no sabía que otros ya habían explorado otras áreas dentro de este territorio astronómico. Varios egiptólogos han sugerido que los peculiares canales de aire o ductos de ventilación en la Gran pirámide no eran en absoluto canales de aire, sino más bien servían para algún propósito simbólico relacionado con el destino del Rey.
Dichos conductos peculiares están cortados dentro de los núcleos individuales en los bloques, piedra por piedra, en un ángulo. Llevan desde las cámaras del rey y la reina hacia el exterior de la pirámide, una distancia de unos 200 pies (65 metros). Si hubieran sido pensados como ductos de ventilación, una simple y sencilla ranura horizontal conduciendo al exterior hubiera sido mucho ma´s eficiente y mucho más simple de construir. También era difícil entender por qué el difunto rey pudiera haber necesitado de un suministro de aire fresco.
Siguiendo la cuestión de un significado simbólico, el egiptólogo/arquitecto Alexander Badawy pensaba que estos canales pudieran estar diseñados para apuntar a ciertas estrellas.
Recurriendo a los conocimientos de la astrónomo Virginia Trimble, determinó que los canales de la cámara del rey, ciertamente están enfocados en las posiciones estelares que prevalecían alrededor de 2600 A.C., señalando el ducto norte hacia la estrella polar y el ducto del sur hacia las estrellas que forman el cinturón de Orión.
Aunque sus resultados fueron publicados en una revista egiptológica alemana en 1964, no despertó interés egiptológico y sólo llamó la atención de Bauval después de que él se vio obligado a explorar la mayor parte del mismo territorio por su cuenta. Bauval llegó a conclusiones similares, aunque no idénticas del todo, conclusiones de fechados ligeramente distintos (2450 A.C. para la construcción y los alineamientos, en comparación a 2600 A.C.).
Le tomó a Robert Bauval unos diez años poder respaldar su intuición original con el tipo de datos científicos que resistirían un riguroso escrutinio. Tal vez porque pudo enmarcar su fechación dentro de un plan general más comprensivo, y quizás porque los tiempos habían cambiado, su trabajo provocó intensa e inmediata atención, especialmente fuera de los confines de la egiptología académica.
Su libro El misterio de Orión se convirtió en un best-seller, y un documental de la BBC del mismo nombre, fue visto por una considerable audiencia. El desarrollo y la aplicación de la teoría de Bauval es técnica e imposible de resumir en unos cuantos párrafos.
Pero los principales resultados pueden ser simplemente indicados.
A pesar de que los ductos de la Cámara de la Reina no se extienden al exterior de la pirámide, no obstante están alineados a estrellas en posiciones que prevalecían en 2450 antes de Cristo - el ducto norte hacia Orión y el ducto sur hacia Sirio. La fecha de 2450 antes de Cristo se entronca directamente con el período que los egiptólogos proponen para la construcción de la Gran pirámide.
El curioso patrón formado por las tres pirámides en la meseta de Giza también corresponde a la alineación de las estrellas que forman el cinturón de Orión. Las pirámides mismas también parecen destinadas a representar la apariencia física real de las tres estrellas que forman el cinturón de la constelación.
El cinturón cuenta con dos estrellas muy brillantes, alineadas unas con otras, y una tercera estrella más débil separada a la izquierda. Así es como se ven las tres pirámides.
Las enormes estructuras de Keops y Kefrén alineadas rigurosamente a lo largo del mismo eje, y el más inexplicablemente pequeña (pero caramente revestida de granito) pirámide de Micerinos fuera del centro hacia la izquierda: esto, piensa Bauval, es el cinturón de Orión reproducido en el suelo.
Las referencias en los enigmáticos textos egipcios le sugirieron a Bauval que Egipto consideraba el Nilo como un análogo de la Vía Láctea.
Por lo tanto, prosiguió, si se trataba de una interpretación literal, esas alineaciones astronómicas de las estructuras a las estrellas y constelaciones debía colocarlas en relación a la Vía Láctea en un punto determinado en el tiempo. Pero calculando la posición de las pirámides de Giza, él no consiguió una correlación para 2450 A.C. como esperaba, dada la fecha escrita en los ductos estelares. Más bien, él tiene una fecha de 10.500 antes de Cristo
Esto fue desconcertante. Bauval sabía de su investigación, que los mismos egipcios alegaban que su civilización se extendía mucho hacia el pasado, más allá de la era dinástica de Egipto. Pero él no se enteró de nuestro trabajo geológico en la Esfinge hasta después de haber completado su propio libro y el vídeo, por lo que no hizo especulaciones sobre el significado de esa temprana y anómala fecha. No podía imaginar por qué las gigantescas estructuras construidas con tal precisión y con un costo tan inmenso en torno a 2450 A.C., debe estar llamando la atención astronómica a 10.500 antes de Cristo.
Pero una vez que se enteró de nuestra investigación complementaria, produciendo cercanamente la misma fecha, repentinamente la astronomía parecía estar validando la geología y viceversa.
Ahora esa peculiar construcción en dos etapas que vemos en la pirámide de Kefrén cayó en su lugar. Los cursos más bajos y los bloques de pavimentación de suelo alrededor están formados de la misma clase de gigantesca albañilería como la Esfinge y los templos del Valle. Aplicando estándares normales de historia del arte, esto las fecharía con la misma época antigua.
No es que los egipcios de 2450 estuvieran inexplicablemente remontándose a esa aquella época anterior, sino más bien, estaban indicadas dos épocas muy distintas de construcción. El patrón astronómico de Bauval de 10.500 antes de Cristo mostró que mientras las pirámides actuales, en efecto, se fechan a partir del Egipto dinástico, como lo han insistido durante tanto tiempo los egiptólogos, tienen que sustituir, o - en el caso de la pirámide de Kefrén - ser superpuesto sobre estructuras anteriores, cuya ubicación corresponde a la fecha anterior.
Dado que nadie ha examinado las pirámides en busca de este tipo de evidencia, es imposible en este momento decir si un será encontrado un mayor apoyo para la teoría.
Bauval también deriva nuevas perspectivas sobre los alineamientos astronómicos de la obra de la egiptólogo Jane B. Sellers que exploró tradición egipcia del conocimiento de las estrellas en su libro de 1992, La muerte de los dioses en el antiguo Egipto. En particular, Sellers llamó la atención a una antigua preocupación astronómica que ha estado recibiendo atención durante las últimas décadas, pero cuya importancia todavía no se comprende.
Esta es la importancia atribuida por los antiguos al fenómeno llamado precesión de las estrellas y constelaciones, en general, y a los equinoccios, y (Bauval piensa) solsticios, en particular.
Debido a un bamboleo muy gradual de la tierra alrededor de su propio eje polar, la Tierra cambia gradualmente su relación con los signos del zodíaco. En el transcurso de unos 25.920 años, el sol naciente gradualmente tiene un movimiento de precesión o se mueve hacia atrás a través del círculo zodiacal completo. Esto se llama el “Gran Año" o "el año platónico".
Es la precesión la que da lugar a la bien-conocida Edad llamada: la Era de Aries, la Era de Piscis y pronto, la Era de Acuario y así sucesivamente en todo el zodiaco. Astronómicamente, simplemente significa que durante la duración de una Era, en el equinoccio de primavera, el sol saldrá en el contexto de una constelación, pasando gradualmente a través de ese signo en 2160 años.
Una doceava parte de 25.920 años es igual a 2160 años. Un grado dentro del círculo del Gran Año es igual a 72 años. En otras palabras, se tarda un año para que el equinoccio se mueva o haga una precesión de un grado. Sellers determinó que Egipto daba gran importancia a estos números críticos de precesión de 72,2160 y 25,920 - al igual que lo hicieron otras civilizaciones antiguas. Múltiples, factores y competencias de estos números también aparecen una y otra vez.
Considerado durante mucho tiempo un descubrimiento del astrónomo griego Hiparco (2000 A.C.), ahora se está volviendo cada vez más claro que el conocimiento de la precesión se extiende hacia atrás en la prehistoria y se alude a metafóricamente en muchos mitos y leyendas antiguas - incluso los mitos y leyendas de los pueblos que hoy no saben nada de astronomía científica. (Véase Hamlet’s Mill)
El conocimiento de la precesión presupone una astronomía avanzada, extendida por largos períodos de tiempo. Toma mucho tiempo una observación sistemática para establecer el conocimiento de este movimiento extremadamente lento. Sellers, en su libro, habla de la importancia atribuida por los egipcios a la precesión, que ellos y otras civilizaciones pre-griegas no estaban supuestos a saber nada.
Pero ahora la gran pregunta:
¿POR QUÉ es este fenómeno tan importante para las civilizaciones antiguas?
Y por qué fue tan escrupulosamente escrito en sus leyendas y mitología e incorporados de manera sutil pero demostrable en su arquitectura?
Nadie puede decirlo con seguridad.
Pudiera ser que los antiguos poseían un conocimiento válido que nosotros, al cierre del siglo XX no poseemos. Y es muy posible que ese gran depósito de misterios, la Gran Pirámide, pueda tener algunas de las pistas.
El metrólogo Livio Stecchini determinó que las grandes pirámides habían sido diseñadas como un modelo a escala exacta de la tierra, el hemisferio norte proyectado en su circunscrito medio-octohedron, o pirámide, en una escala de 1:43,200. Puesto que hay 86.400 segundos en un día, Stecchini llegó a la conclusión que las dimensiones de la pirámide sólo podrían haber sido elegidas deliberadamente para hacer a la pirámide conmensurables del tiempo, así como un modelo a escala física de la tierra.
Pero ¿Por qué meterse a tanto lío para hacer cualquiera de de estas cosas?
No lo sabemos.
Ahora entra la pregunta de la precesión. El número 432 aparece una y otra vez en el mito y la leyenda en todo el mundo. Representa a una edad de doble precesión (2 x 2160) o la sexta parte del Gran Año de 25.920 años. Debido a que existe una relación formal matemática entre los números involucrados en el ciclo diurno y los ciclos de precesión, la elección de la escala de 1: 43.200, invoca automáticamente, tanto la precesión, como el día.
No parece probable que la correspondencia de precesión es más que un artefacto de la 1: 43.200 relación. Bauval la investigación, junto con aquel de Sellers, De Santillana y von Dechend, Trirnble y Badawy, deja claro que los ciclos a largo plazo de los cielos era una cuestión de suma importancia para el antiguo Egipto.
En algún sentido real y físico, al menos una función de la gran pirámide era servir como un gigantesco cronómetro o dispositivo para guardar o contar el tiempo. Esto, por sí mismo, no da ninguna respuesta. Únicamente está magnificando el POR QUÉ. ¿Por qué escribir la precesión en la pirámide? ¿O el número de segundos en el día? Todo lo que puede decirse con certeza es que los egipcios y sus predecesores de 10.500 A.C. tenían este conocimiento y lo consagraron en su arquitectura.
Con ese conocimiento, se hace posible por lo menos a comenzar a hacer preguntas inteligentes de estas enigmáticas estructuras. Cuando se les hace preguntas inteligentes, las respuestas a menudo no son andan muy atrás. Al escribir esto, se están presentando prometedoras pistas.
En Fingerprints of the Gods, el autor, Graham Hancock explora la voluminosa evidencia, tanto física como textual, remitiéndose a las desapariciones de las altas civilizaciones y un diluvio universal/cataclismo en el lejano pasado, con una fecha de alrededor de 10.000 A.C. que surge de la confusión de datos.
Los investigadores de Rand y Rose Flem-Ath, en When the Sky Fell, se concentran en las pruebas físicas para el cataclismo y su probable causa o causas. Los Flem-Aths actualizan y aplican el brillante, pero ignorado trabajo de Charles Hapgood, publicado inicialmente en 1958 (The Earth’s Shifting Crust) con un prólogo entusiasta por Albert Einstein, nada menos, pero ignorado por la comunidad científica y académica.
Con un volumen de nuevas evidencias, extraídas de la geología, la paleoclimatología, la cartografía antigua, la astronomía y la mitología comparativa para apoyar la tesis original de Hapgood, los Flem-Aths argumentan que el sitio de la Atlántida de Platón no es en la mitad del Océano Atlántico, sino más bien, debajo de los helados yermos de la Antártida, que antes del desplazamiento de la corteza terrestre, estaba situada mucho más al norte.
Tan improbable como esto pudiera parecer, muchas anomalías conocidas y enigmas se resuelven a través de esta teoría: la repentina extinción de, que de otro modo inexplicable de mamuts, tigres dientes de sable y otros mamíferos grandes y pequeños, en todo el mundo alrededor de 10.000 A.C., el aumento drástico del nivel del mar, y otros sólidamente establecidos cambios dramáticos terrestres que tienen lugar en la tierra alrededor de ese tiempo.
Los Flem-Aths y Hancock especulan que el fenómeno de la precesión tiene algún tipo de papel central, causal, y físico, en este inmenso cuadro. Este papel, de algún modo reconocido y confirmado por los antiguos, fue escrito en su mitología, y de manera física en sus prodigiosos monumentos través de la medida y precisión, contador de historias astronómicas.
Tal vez ahora nos toca a nosotros, al estarnos moviendo de una edad de precesión (Piscis) a otra (Acuario), para tratar de volver a adquirir ese conocimiento perdido, que era tan importante para los antiguos.
MÁS MISTERIOS DE LAS PIRÁMIDES
En busca de cámaras ocultas
La búsqueda de cámaras ocultas aún puede rendir frutos.
Las últimas investigaciones han logrado algunas pistas. Un equipo de ingenieros franceses a finales de 1980 encontró una misteriosa cavidad o vacío detrás de la mampostería del pasillo que conducía a la Cámara de la Reina. No había entrada oculta o alguna otra cosa hacia este espacio, de modo que estaba claro que no estaba destinado a ser utilizado.
Una cámara de fibra óptica fue insertada y mostró la cavidad, vacía de tesoros pero medio llena de arena, que a las pruebas correspondientes resultó ser radiactiva. Estos hallazgos se dieron a conocer en una reunión egiptológica en Kansas, pero a partir de entonces, por lo que he podido ver, nunca fue publicado. Todos los intentos posteriores para obtener información más detallada de las autoridades pertinentes han sido recibidas con evasión y/o reclamaciones que yo estaba mal informado, en primer lugar. Los teóricos de la conspiración ver un encubrimiento en progreso.
Ciertamente, el encubrimiento no está fuera de la cuestión, pero por el momento debe seguir siendo sólo una de una serie de posibilidades. La cavidad o hueco es reconocido que existe, pero es considerado una anomalía estructural de falta de interés o importancia.
Más interesante, y mejor documentada es la muy publicitada exploración del llamado ducto de aire (en realidad "ducto estelar") de la Cámara de la Reina.
A lo largo de dos siglos de exploración de la pirámide, todas las aberturas conocidas, cavidades, así como el ducto de las pirámides han sido sistemáticamente excavados y explorados. La Gran Pirámide, en particular, ha sido llamada el "monumento más cuidadosamente estudiado en la tierra." Sus pasillos, cámaras y exteriores se han medido una y otra vez con creciente precisión y sofisticación, en parte para tratar de probar o refutar las diversas teorías de la pirámide. Sólo dos ductos conocidos nunca habían sido explorados; los llamados canales de aire de la cámara de la reina.
Estos ductos, de sólo ocho pulgadas cuadradas, conducen de la cámara de la reina, a través de unos 60 metros de mampostería hacia la pirámide del exterior. Pero a diferencia de los canales similares en la Cámara del Rey, se descubrió que los ductos de la Cámara de la Reina no se extienden a todo lo largo. O bien fueron bloqueados o por alguna razón nunca fueron cortados todo el camino hasta el exterior.
Los primeros intentos de insertar una serie de barras de la longitud de los canales se vieron frustrados cuando se descubrió los ductos no van hacia arriba y hacia dentro en línea recta, pero fueron curvados después de un tramo recto inicial. Las barras no pudieron ser forzadas a cruzar las esquinas, frustrando así un mayor análisis. El intento original produjo tres pequeñas reliquias poco atractivas (probablemente partes de herramientas antiguas), que fueron guardadas en bodegas del Museo Británico y olvidadas.
Allí, durante más de un siglo, quedó descansando el asunto.
Luego, en 1992, mientras trabajaban en el nuevo sistema de ventilación dentro de la gran pirámide, Rudolf Gantenbrink, un ingeniero alemán y experto en robótica, se interesó en estos ductos sin explorar. Gantrenbrink propuso la construcción de un pequeño robot de control remoto, capaz de atravesar el estrecho pasillo y la explorar la longitud de los ductos. Se le dio permiso para seguir adelante, encontró financiación privada y en su momento el robot estuvo listo.
Nombrado UPUAT (en honor al antiguo egipcio Abridor del Camino, una forma de Anubis), el pequeño robot con sus cámaras e iluminación a bordo hizo su camino lentamente durante un número de pequeños obstáculos, pasó por las curvas en el ducto y atravesó sus 200 pies de longitud, enviando detalladas fotografías.
Aproximadamente a tres cuartas partes del camino hacia el exterior de la pirámide, el paso de UPUAT se detuvo, no por escombros bloqueando un ducto abierto, ni por un callejón sin salida, sino por un bloque de piedra caliza equipado con lo que parecían ser asas de cobre oxidadas.
Las aparentes asas le sugirieron a Gantenbrink, y a otros, que el bloque era algo más que un simple bloque del núcleo, llenando el interior de la pirámide. Las asas sugieren que este bloque había sido una idea de último momento, de algún tipo, que fue deslizada en su lugar después que el resto de las áreas circundantes habían sido completadas.
¿O tal vez ese bloque en particular debía ser desmontable?
Un bloque de deslizamiento es una especie de puerta. Excepto en las pinturas surrealistas, las puertas normalmente representan estados de transición; las puertas separan una función de otra; las puertas conducen a alguna parte. Gantenbrink especuló que una cámara de algún tipo podría estar detrás del bloque deslizante. Este eje sur estaba dirigido hacia Orión, asociado con Osiris por los antiguos egipcios.
¿Podría haber una estatua de Osiris detrás del bloque deslizante? ¿U otros sagrados, objetos religiosos relacionados con el principio de la renovación y la resurrección?
¿Por qué tomarse tanto trabajo construyendo estos pequeños canales a través de 200 pies de mampostería, en primer lugar, solamente para sellarlos? ¿Qué es lo que hay, si es que lo hay, más allá del bloque?
El bloque no descansa del todo en el suelo debajo de él. Había una pequeña abertura a la izquierda, en una de las esquinas. Gantenbrink estaba seguro de que podría hacer caber el UPUAT con una pequeña cámara de fibra óptica como las utilizadas en microcirugía y llegar, y atravesar la abertura para fotografiar detrás de la pared.
Un nuevo misterio de la pirámide ha sido añadido a todos los demás. El descubrimiento de Gantenbrink ha hecho noticia de primera plana en todo el mundo. Únicamente los egiptólogos no se impresionaron. Seguros en su convicción de que no quedan misterios de la pirámide, minimizaron y rechazaron la misteriosa puerta.
Al escribirse esto, Gantenbrink ha sido incapaz de obtener el permiso de poner su cámara de fibra óptica detrás del bloque.
http://www.bibliotecapleyades.net/egipto/esp_esfinge_11.htm
La Gran Esfinge de Guiza es una monumental escultura que se encuentra en la ribera occidental del río Nilo, en la ciudad de Guiza, unos veinte kilómetros al sudoeste del centro de El Cairo. Los egiptólogos estiman que fue esculpida c. siglo XXVI a. C., formando parte del complejo funerario del rey, durante la dinastía IV de Egipto.
Los lugareños la llamaban Abu el-Hol «Padre del Terror», corrupción de la expresión copta bel-hit, que se aplica a quien manifiesta su inteligencia en los ojos y que traduce la denominación egipcia hu o ju, que significa el guardián o vigilante.1
Origen
La Gran Esfinge se realizó esculpiendo un montículo de roca caliza situado en la meseta de Guiza. Tiene una altura de unos veinte metros, midiendo el rostro más de cinco metros. La cabeza podría representar al faraón Kefrén, teniendo el cuerpo la forma de un león. En épocas antiguas estaba pintada en vivos colores: rojo el cuerpo y la cara, y el nemes que cubría la cabeza con rayas amarillas y azules. Sus dimensiones aproximadas son: 57 metros de longitud y 20 metros de altura.2
Culto
Se construyó un templo frente a la estatua, datado en el Imperio Antiguo, y otro más al norte, junto a la esfinge, durante el Imperio Nuevo, como lugares de ofrendas a la "imagen viviente". Kefrén erigió un templo en la zona sur, que está comunicado con su pirámide mediante una larga avenida procesional. Gozó de veneración y culto por los egipcios desde la antigüedad, especialmente durante el Imperio Nuevo.
Fue identificada con el dios extranjero Horum, y con el dios egipcio Horus como Hor-em-Ajet, o Harmajis, "Horus en el horizonte". En lengua árabe la denominaron Abu el-Hol "Padre del Terror". El epíteto dado por los egipcios a las esfinges era shesep-anj, "imagen viviente".
Restauraciones
Se tiene constancia de restauraciones desde la dinastía XVIII, durante el Imperio Nuevo.
Los estratos calizos inferiores se descomponen fácilmente con la humedad del ambiente, pero la arena arrastrada por los vientos del desierto cubrió su cuerpo periódicamente, protegiéndola de la erosión durante siglos.
En época de Tutmosis IV, en la “Estela del Sueño” erigida frente a ella, se describe que en una cacería, el futuro Tutmosis IV durmió bajo la cabeza de la Esfinge y ésta, en sueños, le prometía que sería elegido rey si despejaba la arena que la cubría.
En el siglo XX se llevaron a cabo trabajos de restauración y consolidación del revestimiento desde el año 1925, con resultados poco satisfactorios por las técnicas y materiales empleados, con posteriores intervenciones en 1980 y 1992.
En el siglo XXI se prosiguió la restauración de los desperfectos originados por la erosión.3
Debido a los ataques de los mamelucos, hoy en día la esfinge no posee nariz ni barba postiza. Esta última se encuentra en el Museo Británico de Londres.4
La Gran Esfinge y la pseudoegiptología
Los atlantes
La Gran Esfinge, junto con la Gran Pirámide, han sido temas recurrentes de escritores visionarios y adeptos del pensamiento mágico desde el siglo XIX. Edgar Cayce, visionario y curandero estadounidense, difundió la teoría de una antigua civilización: los atlantes. Para Cayce y sus seguidores, la Gran Esfinge habría sido construida por los atlantes, y creen que bajo la estatua se encuentra la «Sala de los Archivos».
Cayce pretendía haber vivido en la Atlántida hace 15.000 años, y tras su destrucción huyó con los Archivos de dicha civilización a Egipto, enterrándolos cerca de la Esfinge.5
En 1957, Rhonda James y su hermana viajan a Egipto con el propósito de encontrar la «Sala de los Archivos», obtienen un permiso, y tras excavar dos metros y medio sólo encuentran agua (el nivel freático).6 Mark Lehner, ferviente defensor de Cayce y de su teoría de los atlantes, también intentó encontrarla en 1973. Paulatinamente, fue abandonando dichas opiniones.7 Actualmente, Lehner está considerado la mayor autoridad mundial en la Esfinge y la necrópolis de Guiza.8 Mark Lehner y Zahi Hawass, secretario general del Consejo Superior de Antigüedades de Egipto, son los más destacados detractores de dichas creencias.
La Fundación Edgar Cayce sigue patrocinando expediciones a Guiza, a escritores y documentales que apoyen sus creencias.9
La erosión de la Esfinge
Schwaller de Lubicz observó que la erosión de la Esfinge se podía deber a la acción del agua. John A. West escribe que también se observa en los templos funerarios de los faraones, y si dicha erosión no se debe al viento arenoso, que suele mostrarse asombrosamente similar, la Esfinge podría datarse miles de años atrás, cuando en Egipto había otro clima, indicando «15000 años».10
El geólogo Schoch, también apoya dicha idea y la estima entre 5000 y 7000 a. C.
Pero parten de premisas erróneas, pues en la actualidad llueve en todo Egipto, con poca frecuencia, pero torrencialmente.11 El clima semidesértico actual se impuso en el país a fines del Imperio Antiguo de Egipto, hacia el año 2000 a. C. Los estudios geológicos de la erosión efectuados por J. Harrel, K. Gauri, y G. Vandecruys, en 2006, impugnaron la teoría de Schoch y concluyeron que la atribución de la Esfinge a la Dinastía IV es la interpretación más correcta.12
http://es.wikipedia.org/wiki/Gran_Esfinge_de_Guiza
http://en.wikipedia.org/wiki/Great_Sphinx_of_Giza
El hombre teme al tiempo, pero el tiempo teme a las pirámides, reza el popular dicho. Bien, pero la Gran Esfinge, centinela inmemorial de las tres grandes montañas artificiales de los faraones en la meseta de Giza, sin duda teme al tiempo: está acabando con ella, royéndola como un gran perro a un hueso descarnado. El que posiblemente sea el monumento más emblemático de Egipto, símbolo universal de la antigüedad y arquetipo de misterio, sigue desmoronándose poco a poco sin que se encuentre un método eficaz para impedirlo. ¡Y eso que las restauraciones empezaron hace tres milenios y medio!: las realizaron los propios egipcios faraónicos y siguieron en tiempos grecorromano y romano.
Las restauraciones poco meditadas han causado enormes daños
A los daños por los bruscos cambios de temperatura, la humedad y la condensación, la continua erosión causada por el viento arenoso del Noreste y la contaminación del vecino Cairo, y a los enormes perjuicios provocados por malas restauraciones, especialmente la realizada a inicios de los pasados años ochenta, se suma ahora un inexplicado afloramiento de agua subterránea en los alrededores de la Esfinge.
El arqueólogo Bassam el Shamma ha alertado del problema, según informa Efe, y ha lanzado una campaña de concienciación en Internet bajo el lema Salvemos a la Esfinge. El Consejo Supremo de Antigüedades egipcio reconoce el problema de aguas en la cercanía del monumento y también que aún desconoce su procedencia.
Hace años que el Instituto Nacional egipcio de Geofísica advierte del impacto medioambiental en la zona, especialmente en lo tocante a los vertidos de aguas residuales, de las crecientes poblaciones vecinas -de hecho suburbios de El Cairo- y señala el aumento del nivel del agua subterránea causado por el nuevo sistema de alcantarillado instalado en el pueblo de Nazlet el-Samman, a tiro de piedra de la Esfinge y en el que viven 300.000 personas.
El nuevo asunto de los charcos de agua junto al monumento es sólo una advertencia más de que nos vamos a quedar sin Esfinge. La destrucción es, por supuesto, gradual, y llevará su tiempo acabar con la orgullosa figura leonina, pero lo que espanta es la inexorabilidad del proceso. Zahi Hawass, el responsable de las antigüedades faraónicas, es partidario, sin embargo, de no precipitarse y analizar bien las posibles medidas, pues se ha demostrado el enorme daño que han provocado los tratamientos anteriores poco meditados. En 1989, por ejemplo, hubo que retirar todo el cemento empleado en la restauración anterior por el efecto pernicioso en la piedra. Es muy probable que la Esfinge estuviera mucho mejor si nadie la hubiera tocado. Especialmente si no se la hubiese desenterrado. Uno de los remedios radicales propuestos desde hace años para salvaguardarla, aunque muy impopular y antiestético, consiste, precisamente, en colocarla bajo una cúpula de plástico transparente. Desde 1990 se monitorizan los factores del medio ambiente y en 1992 se organizó un simposio internacional para velar por la Esfinge.
No sabemos cuándo exactamente se construyó. La ausencia epigráfica ha facilitado el que los seudoarqueólogos hayan remontado su antigüedad a unos inverosímiles 10.000 años (y la supongan anterior a los propios egipcios y la doten de una cámara con secretos). En realidad, los expertos consideran, por cuestiones estilísticas, que la hizo construir Kefrén durante su reinado (2558-2532 antes de Cristo). Los constructores empezaron excavando una zanja en U y luego esculpieron el cuerpo en un bloque del lecho de roca. Mil años después de su construcción, la arena del desierto la había cubierto. Su primer restaurador fue un príncipe, el luego faraón Tutmosis IV. En época de Ramsés II hubo otros trabajos de restauración, pero luego la arena volvió a cubrir la estatua. Lo que explica que Heródoto no la mencione. Los romanos volvieron a desenterrarla y restaurarla -las piedras de ladrillo de las garras son de entonces-. Napoleón se la encontró tapada hasta el cuello.
Además de la erosión constante, en 1981 se desprendió la capa de albañilería de la garra izquierda, en 1988 cayó un gran trozo de piedra del hombro derecho. El deterioro actual es especialmente importante en el pecho... La Esfinge permanece, herida, en "la embriaguez de inmovilidad, de silencio y de nada" en que la describió Pierre Loti. Camino de disolverse en esa nada.
"Padre del terror"
- Se cree que la Esfinge representa al faraón Kefrén como el dios Horus entregando ofrendas a su padre Keops, que es la encarnación de Ra.
- Las medidas del monumento son: 72 metros de largo por 20 metros de alto. La cabeza está a escala 30:1, mientras que el cuerpo de león -el símbolo del poder divino y real- a 22:1.
- No presenta ninguna inscripción. Los árabes le dieron el nombre de Abu el Hol, "padre del terror".
- Tiene 4.500 años. La nariz había desaparecido antes de que llegara Napoleón. La barba está en el British Museum.
http://elpais.com/diario/2007/10/26/cultura/1193349603_850215.html
http://sobreegipto.com/2008/03/31/la-gran-esfinge-de-giza/
http://www.egiptoantiguo.org/foro/viewtopic.php?t=206&postdays=0&postorder=asc&&start=0
Vídeo:
Web recomendada: http://www.egiptomania.com/piramides/gran_esfinge.htm
Contador: 15737
Inserción: 2012-07-03 15:40:59
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