Nombre:
Otro: Palácio Nacional da Ajuda
Localización:
Tipo: Edificios Civiles
Categoría:
Foto:
Voto:
Continente: Europa
País: Portugal
Localización: Freguesia de Ajuda, Lisboa
Año: 1795
Estado: Terminado
Descripción:La contracrónica
Una maldición, un terremoto y una guerra: la vida maldita del Palacio Nacional de Portugal
AITOR HERNÁNDEZ-MORALES
@aitorhm
Lisboa
Tras 225 años de invasiones, guerras y cambios de régimen, se completa la construcción del Palacio de Ajuda
Cuando se inició la construcción del Palacio de Ajuda -la imponente residencia real de Portugal- en 1795, hasta los más optimistas pensaban que se tardaría décadas en completar el enorme edificio proyectado por José da Costa e Silva, quien aspiraba a construir el mayor palacio del mundo, mucho más grande que el de Oriente en Madrid, o que incluso el de Caserta. Pese a las dimensiones imposibles, el arquitecto portugués soñaba con verlo acabado, y cuando inesperadamente se vio apartado del proyecto por un cambio de gustos reales, entró en cólera y --según la leyenda-- puso una maldición sobre el edificio, declarando que si él no lo completaba, nadie lo haría.
Más de dos siglos después el palacio sigue inacabado, sus obras frenadas por invasiones extranjeras, guerras y cambios de régimen. Los obstáculos han sido tan numerosos que, a día de hoy, muchos dan crédito a la maldición del arquitecto y piensan que el edificio nuca será completado, pero ahora, gracias al impulso dado por el boom del turismo en Lisboa, se avanza con el proyecto para levantar el ala fantasma del palacio y convertirlo en sede del nuevo Museo de las Joyas Reales de Portugal. En cuestión de meses está prevista la apertura del museo, y la conclusión de una la obra que se arrastra desde hace 225 años.
"Parece que reunimos las condiciones para desafiar la maldición", afirma a EL MUNDO João Carlos dos Santos, subdirector de Patrimonio Cultura y presunto último arquitecto del proyecto. "Si todo sale bien, a finales de año el palacio más representativo de Portugal finalmente tendrá el final feliz que siempre ha merecido".
Dos Santos explica que el Palacio de Ajuda tiene un origen desafortunado, pues su construcción se debe al peor desastre de la historia del país vecino, el Terremoto de Lisboa de 1755. "El rey José I, fortuitamente desplazado a Belém ese día, vio su capital sacudida el sismo, inundada por un tsunami, y posteriormente reducida a cenizas por un enorme incendio".
Traumatizado, el monarca rehusó vivir bajo un techo firme durante el resto de su vida, aterrorizado de quedar sepultado bajo los escombros de un edificio derruido, y trasladó la Corte a su "Real Barraca", una colección de tiendas de campaña a las afueras de la capital arruinada. Cuando su nieto, Juan VI, se hizo con la regencia 40 años después, la Familia Real seguía viviendo en estas instalaciones poco dignas para los dueños de un imperio colonial que se extendía desde Brasil hasta Macao. El mandatario puso la fortuna de las colonias portuguesas a disposición del arquitecto Costa e Silva, quien proyectó una versión gigante del Reggia de Caserta, la mayor residencia real del mundo.
Aunque las obras comenzaron bien, tras la despedida de Costa e Silva comenzaron los desastres. En 1807 la invasión napoleónica de Portugal forzó la huida de la Familia Real a Brasil, paralizando las obras hasta el retorno de Juan VI 15 años después. En ese tiempo el imperio quedó empobrecido por las guerras y la independencia de Brasil. Sin fondos suficientes, sucesivos arquitectos redujeron el proyecto a la mitad de lo originalmente previsto; aun así, a finales del siglo XIX apenas tres cuartas partes del Palacio estaban en pie. El regicidio de Carlos I, penúltimo rey de Portugal, y la proclamación de la República dos años después, parecieron poner punto final a la iniciativa.
Renacimiento del proyecto
El Palacio quedó olvidado durante gran parte del siglo pasado: el régimen republicano dictó su cierre, y la dictadura salazarista lo mantuvo abandonado hasta los años 60, cuando reabrió como museo. La pobreza de Portugal era tal que ni habían fondos para instalar un sistema antiincendios en el edificio, y en 1974 un fuego arrasó una de sus alas, destruyendo obras únicas, entre ellas un autorretrato de Rembrandt.
Tras la Revolución de los Claveles se retomó la práctica de celebrar cenas de Estado en su interior, pero la apariencia incompleta del edificio -con una fachada oriental sin nada detrás- daba la impresión de un palacio en ruinas. La decisión de dar nueva vida al conjunto ahora va ligada al renacimiento de la capital lusa como destino turístico internacional. Queriendo potenciar el monumento y, a la vez, crear un espacio para la exhibición de las joyas reales, el Ayuntamiento de Lisboa y el Ministerio de Cultura han destinado 21 millones de euros a su compleción.
La iniciativa tiene sus críticos, entre ellos arquitectos que denuncian que la nueva ala moderna y minimalista rompe con la estética neoclásica existente. El arquitecto Dos Santos revindica el estilo elegido, afirmando que "la visión original del Palacio es irrealizable hoy en día. Hemos puesto el broche final ajustado a los tiempos, los fondos disponibles y las restricciones del paisaje urbano actual".
Otros cuestionan la necesidad de completar un palacio con fondos públicos que podrían ser destinados a servicios sociales o a la mejora de los sobresaturados hospitales lisboetas. Paula Araujo da Silva, directora del Patrimonio Cultural, reconoce que los problemas de financiación son endémicos en Portugal, pero afirma que "se está recuperando un edificio emblemático con enorme potencial turístico, que tendrá su eventual repercusión económica positiva. El dinero tiene que llegar a los hospitales, pero también a nuestros monumentos. Un país sin Cultura es un país infeliz."
https://www.elmundo.es/papel/cultura/2019/08/25/5d61163cfc6c83444d8b466f.html
Palácio Nacional da Ajuda
la ostentación de otros tiempos
Ya se ha imaginado, en tiempo de reyes y reinas, ¿viviendo en un palacio real? Será así que irá a sentirse mientras recorre los imponentes pasillos del Palacio Nacional da Ajuda, visitando sus compartimientos, donde todos los escenarios fueron cuidadosamente reproducidos a la semejanza de la época, hasta al más pequeño detalle.
El Palacio Nacional da Ajuda es un punto de visita obligatorio en Lisboa, debido al valor histórico-cultural que representa para la ciudad y el país.
Situado en la cima de la colina da Ajuda, y con una soberbia vista sobre el Tajo, la construcción del palacio se inició en 1796. Tras el terremoto de 1755, la familia real se cambió para la zona de Ajuda, donde los terrenos eran más seguros, habitando el Paço Real, un edificio en madera, también conocido como Barraca Real. En 1794, un incendio accidental destruyó esta habitación y surgió la necesidad de construir nuevos aposentos reales, esta vez edificados en piedra y cal. El proyecto fue iniciado por Manuel Caetano de Sousa, que era Arquitecto de las Obras Públicas. Posteriormente, y tras un paraje de 5 años, la grandiosa obra es retomada por los arquitectos Francisco Xavier Fabri y José da Costa e Silva, contando con la ayuda de otros artistas, nacionales e internacionales.
Lo que hoy se ve no representa el ambicioso proyecto inicial, el cual contemplaba la construcción de uno de los mayores palacios de Europa, con jardines de perder de vista. La obra no se concretizó porque la familia real partió para Brasil, en 1807, debido a las invasiones francesas. Siendo un proyecto no terminado, el Palacio Nacional da Ajuda es sin embargo una obra majestuosa y digna de visitarse. Construido en dos pisos, el piso planta baja y el piso noble, nos permiten percibir cómo se pasaban los quehaceres diarios de la familia real.
Aconsejamos que visite el palacio con tiempo, de manera a conseguir admirar todas las magníficas obras de arte que en él se encuentran. En el primer piso, con una decoración ornamentada y rica, va a encontrar los aposentos de la familia real. Destacamos la sala de cena, donde se realizaban las comidas íntimas de la familia; la Sala Azul, una sala de estar ricamente decorada donde la familia se reunía para convivir; los aposentos de la reina D. Maria Pia, decorados con las más finas y elegantes porcelanas; y el deslumbrante Jardín de Invierno. Es un piso con un carácter familiar muy marcado, con compartimientos confortables y resguardados, respetando la privacidad y la higiene, características de la mentalidad burguesa del siglo XIX.
El Piso Noble, como dice el nombre, se destinaba a recepciones de gala. No conseguimos quedar indiferentes a la Sala de las Grandes Cenas, el lujoso compartimiento en que aún hoy transcurren los banquetes de la Presidencia de la República, y donde podemos apreciar los más exquisitos servicios de porcelana china de exportación del siglo XVIII. Se destaca también la Sala del Trono, con una belleza de cortar la respiración, donde se realizaba la antigua ceremonia de besamanos al rey. En esta sala, en que todo es majestuoso, se destacan las sillas del trono, las cuales son de origen portugués. Es un compartimiento fascinante que nos despierta la imaginación para un escenario de la época, en que conseguimos imaginar rey y reina, vestidos a rigor, recibiendo sus súbditos.
No deje de apreciar la belleza del Gabinete de Trabajo y Rey, así como el Cuarto de Cama del Rey, pues que D. Luís I se mudó para el piso noble en 1888, debido a complicaciones de salud, y este fue el último año de su vida.
En 1910, con la Instauración de la República y el exilio de la familia real, el palacio cierra sus puertas. Reabre en 1968 como casa museo. Hoy, como es el museo con más piezas de Portugal, es uno de los más importantes Museos de Artes Decorativas.
El encanto del Palacio Nacional da Ajuda es tanto que no lo conseguimos reproducir por palabras. Visite, observe, aprecie y disfrute del palacio. Garantizamos que será una experiencia única, ¡para los ojos y para la imaginación!
https://lisboacool.com/es/visitar/palacio-nacional-ajuda
El Palacio Nacional de Ajuda, la residencia de los últimos reyes de Portugal en Lisboa
por Mar Villalba
El Palacio Nacional de Ajuda, es uno de los lugares menos visitados de Lisboa y te aseguro que merece mucho la pena debido al valor histórico-cultural que representa para la ciudad y el país. Lisboa es una ciudad a la que siempre volvemos, tiene un encanto especial y buscando lugares que no estén tan llenos de turistas como el centro llegamos al Palacio de Ajuda, un lugar precioso que vas a poder visitar casi en soledad.
El Palacio Nacional de Ajuda fue la residencia de la familia real portuguesa hasta comienzos del siglo XIX, cuando esta se vio obligada a exiliarse a Brasil tras la invasión de las tropas del francés Napoleón Bonaparte.
Anteriormente la residencia de la familia real fue el Palacio da Ribeira que desapareció con el terremoto de 1755, durante veinte años vivieron en una barraca de madera hasta que la reina María I ordenó la construcción del Palacio Nacional de Ajuda.
En las inmediaciones del palacio, se encuentra el Jardín botánico de Ajuda, un verdadero oasis de paz en el bullicioso barrio de Belém.
Cómo llegar al Palacio Nacional de Ajuda
Ajuda es una freguesía de Lisboa justo al lado del barrio de Belém, aunque está un poco alejado del centro de la ciudad, tiene muy fácil acceso.
Si vas en coche está en el Largo da Ajuda y tienes aparcamiento, pero mi consejo es que uses los transportes públicos, son más sostenibles y más cómodos en una ciudad como Lisboa donde las vías del tren dificultan bastante la circulación desde mi punto de vista.
Si coges el tranvía 18, puedes bajar en la plaza donde se encuentra el Monasterio de los Jerónimos, estarás a unos 20 minutos andado, pero tendrás que subir una cuesta considerable. Y el precio del tranvía son 4 euros.
En el mismo caso estás si coges el tren hasta Belém con la línea de Cascáis.
La residencia de los últimos reyes de Portugal en Lisboa
El Palacio Nacional de Ajuda es uno de los edificios de estilo neoclásico más importantes de Lisboa y está declarado Monumento Nacional. En 1910 fue habilitado como museo y es una buena forma de conocer cómo era la vida de una familia real durante el XIX.
Lo primero que vas a admirar en su entrada son las veintitrés estatuas de mármol que simbolizan cada una de ellas una virtud, en las distintas salas del palacio también se conserva una espléndida colección de esculturas de mármol.
El palacio no terminó de construirse según la idea inicial, pero aun así es un precioso lugar donde perderse en sus estancias y jardines.
La visita incluye la planta baja, donde se sitúan muchos de los aposentos privados, y el piso noble, donde se realizaban las recepciones de gala. Espectacular la escalera central.
Casi todas las estancias se encuentran con su decoración original o se han intentado conservar y reproducir, el mobiliario, los objetos de uso cotidiano, lámparas, esculturas, los cuadros, tapicerías, porcelanas… una de las mejores colecciones de artes decorativas de Portugal.
Son compartimientos confortables, respetando la privacidad y la higiene, características de la mentalidad burguesa del siglo XIX.
Salones que se distribuyen a lo largo de un pasillo como suele ser la distribución de este tipo de palacios. Me imagino cómo sería disfrutar de la preciosa Sala de música, con vistas sobre la ciudad de Lisboa y el Tajo.
La sala de las Grandes Cenas, se encuentra decorada como si estuvieran esperando que nos sentáramos a la mesa, debía ser todo un placer cenar con esas preciosas vajillas, cuberterías y copas de cristal traídas de distintos lugares de Europa y los más exquisitos servicios de porcelana china de exportación del siglo XVIII. Hoy en día se celebran aquí los banquetes de la Presidencia de la República.
Y después de la cena me imagino a los reyes y su corte pasando al precioso Salón de baile. El rey D. Luís I era un gran amante de la música, y cuentan que el salón de la música era su estancia favorita.
Mis preferidas fueron la Sala Azul, una sala de estar muy decorada donde la familia se reunía para convivir; los aposentos de la reina D. Maria Pia, decorados con las más finas y elegantes porcelanas; y sobre todo el Jardín de Invierno.
Me imagino a las damas disfrutando las tardes tomando el sol a través de las cristaleras del jardín de invierno, mientras cotillean sobre las últimas noticias de la corte.
En el ostentoso Salón del Trono es donde se realizaba la antigua ceremonia de besamanos al rey, En esta sala destacan las sillas del trono de origen portugués.
En 1910, con la instauración de la República y el exilio de la familia real, el palacio cerró sus puertas hasta que reabrió en 1968 como museo.
https://www.miruta.es/el-palacio-nacional-de-ajuda/
El Palacio Nacional de Ajuda (en portugués, Palácio Nacional da Ajuda, o Paço de Nossa Senhora da Ajuda) es un monumento nacional portugués, situado en la freguesia de Ajuda, en Lisboa.
Antigua residencia de estilo neoclásico utilizada por la Familia Real portuguesa a lo largo del siglo XIX. A raíz de la proclamación de la República se convirtió en 1910 en gran parte en un museo histórico, el Museu do Palácio Nacional da Ajuda, en la Biblioteca Nacional da Ajuda, en el Ministério da Cultura y el Instituto dos Museus e da Conservação (IPM). El Palacio y el Museo son gestionados por el Instituto de Gestão do Património Arquitectónico e Arqueológico (IGESPAR) y por la Presidência da República.
https://es.wikipedia.org/wiki/Palacio_Nacional_de_Ajuda
https://pt.wikipedia.org/wiki/Palácio_Nacional_da_Ajuda
https://www.flickr.com/search/?user_id=36557347@N00&view_all=1&text=Palácio Nacional da Ajuda
https://www.flickr.com/photos/diasdosreiseu/albums/72157640221226503
https://www.flickr.com/photos/gutogalavotti/albums/72157671814515366
https://www.weheartlisbon.com/en/sights/palacio-nacional-da-ajuda
https://lisboacool.com/es/visitar/palacio-nacional-ajuda
Vídeo:
Web recomendada: http://www.palacioajuda.gov.pt/
Contador: 3493
Inserción: 2020-03-25 17:20:14
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