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Nombre:

Puente de La Zurriola

Otro: Puente del Kursaal

Localización:

Récord: 120 m

Tipo: Puentes

Categoría:

Foto:

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Continente: Europa

País: España

Localización: San Sebastián/Donostia, Guipúzcoa/Gipuzkoa

Año: 1915

Estado: Terminado

Descripción:Puente de la Zurriola

Es el primero de los cuatro puentes que se sitúan en la desembocadura del río Urumea en San Sebastián. Concebido para unir el centro con el barrio de Gros, el Puente de la Zurriola, también conocido como el del Kursaal, fue construido en 1915, aunque tres años más tarde su estructura fue modificada a causa de los continuos embates del mar.

El puente consta de cuatro vanos, sustentándose por lo tanto en tres apoyos centrales, además de sus dos estribos.

Sus farolas, de estilo futurista y expresionista, iluminan este glamouroso paso situado entre el Palacio Kursaal, los dos cubos diseñados por Rafael Moneo que evocan unas rocas varadas, y el Teatro Victoria Eugenia, históricamente sede de grandes acontecimientos de la vida cultural donostiarra.

https://turismo.euskadi.eus/es/patrimonio-cultural/puente-de-la-zurriola/aa30-12375/es/

Puente del Kursaal

El nombre de este puente es el de Puente de la Zurriola, pero los que vivimos en San Sebastián lo llamamos Puente del Kursaal, debido a que se encuentra al lado del edificio con el mismo nombre. Según cómo se mire, éste es el último o el primer puente. Si miramos desde el mar, sería el primer puente, el que está junto a la desembocadura del río.

Donde el puente está colocado, antes estaba el mar pero se le cogió terreno, y se hizo un bello palacio en piedra, el primitivo Kursaal. Yo llegué a verlo, pues de niña aún se mantenía en pie. Desgraciadamente, un espabilado alcalde que tuvo la ciudad, decidió derruirlo. Durante un tiempo, en la zona no había nada, hasta que hace ya diez años construyeron el nuevo Kursaal, un palacio de congresos del que algunos estaban a su favor y otros en contra.

La finalidad con la que se construyó el puente de la Zurriola fue para unir el centro (la Parte Vieja) con ese nuevo palacio de Kursaal.

El diseño del puente en sí es muy simple. No tiene ningún arco, como suele ser habitual en la mayor parte de los puentes, sino que todas sus líneas son rectas.

Lo que lo distingue de otros puentes, son sus características farolas. Por encima de los pilares que se unen en el río, se elevan las farolas, que tienen forma cónica (parecen un helado). El cuerpo es blanco, tienen adornos de color verde en la base y en la parte superior y corona la farola, la pompa con la bombilla, a modo de bola de helado.

Como los demás puentes, está pensado para la circulación rodada y peatonal. Hay aceras en ambos sentidos, aunque más estrechas que en el puente de Santa Catalina. Para el tráfico rodado, hay dos carriles en el sentido centro-Gros y uno en el contrario. En este segundo sentido, Gros-centro, hay también un carril bici (bide-gorri, tal y como aquí se les conoce).

El puente une el barrio de Gros con el Boulevard, que es, junto a la Avenida, la principal arteria de la ciudad. Por ello está muy transitado.

Las vistas desde el puente son muy bonitas.

Otro aspecto a destacar es que, pasado el puente en el sentido Gros-centro, por el lado derecho, se inicia el paseo de Salamanca, que desemboca en el Paseo Nuevo, uno de los más bonitos de la ciudad, con unas espectaculares vistas al Cantábrico

https://www.tegustaviajar.com/europa/espana/san-sebastian/puentes-rio-urumea/

Puente de La Zurriola o del Kursaal

El primero en la desembocadura del Urumea

El Puente de La Zurriola -ahora se le conoce también por del Kursaal debido al moderno palacio de congresos que sustituyó al añorado casino- es el primero de los puentes que se sitúan en la desembocadura del río Urumea y el tercero que se levantó en San Sebastián. Une el Centro con el barrio de Gros desde la zona del Kursaal.

Fue construido diez años después que el de María Cristina, en 1915, por iniciativa de la Sociedad Inmobiliaria del Gran Kursaal Marítimo. La mayoría del capital para la obra procedía de franceses y coincidió con numerosas movilizaciones de los centenares de obreros contratados, que exigían mejoras laborales, lo que retrasó la construcción. Este organismo lo cedió al Ayuntamiento de San Sebastián en cumplimiento de los acuerdos sobre el aprovechamiento de terrenos ganados al mar. Tenía 110 metros de longitud y 20 de anchura. Tres años más tarde su estructura se tuvo que modificar debido a los continuos embates del mar. Todavía hoy, en días de fuerte oleaje es todo un espectáculo ver cómo los embates del mar pasan por encima del puente. Se dice que en 1921 sufrió daños por una ballena.

Su diseño es del entonces famoso ingeniero de caminos José Eugenio Ribera. Se construyó en hormigón, lo que supuso toda una novedad en la época. Está recubierto por piedra de Mutriku y mármol rosa. Hasta En un principio se había previsto levantar en ese punto un puente de madera que uniera el ensanche oriental de la Parte Vieja con el proyectado ensanche del Kursaal.

La obra incluía inicialmente unos arcos, pero finalmente se optó por tramos rectos. Consta de cuatro vanos, sustentándose en tres apoyos centrales, además de sus dos estribos. Destacan sus seis llamativas farolas, diseñadas por Víctor Arana -al igual que el barandado metálico-y de estilo Art Decó. Están situadas sobre los pilares del puente y tienen una especie de «bola luminosa» sobre un cono blanco y verde. Popularmente se les llamaba 'el seis de bastos'. Curiosamente, el primer coche que pasó tras su inauguración no fue un automóvil matriculado en San Sebastián, como se podía pensar, sino en Barcelona, y su flamante conductor fue Ignacio Torres González.

En 1993, debido a los problemas de conservación por culpa del fuerte oleaje que sufría continuamente, se realizaron unas obras que obligaron al desmantelamiento de su tablero, refuerzo, y posterior reconstrucción siguiendo el diseño externo original. En un principio se colocaron unas esfinges en las cuatro esquinas del puente, pero se retiraron al considerarse que no eran estéticas. Se reabrió al público el sábado 7 de agosto de 1993, coincidiendo con la Clásica ciclista de San Sebastián. Fue entonces cuando se colocaron las cuatro esfinges de bronce.

https://www.diariovasco.com/gipuzkoa/sansebastian-puentes-historia-20180825194113-nt.html

El Puente de Zurriola cumple un siglo

ANIVERSARIO

El 14 de agosto de 1921 se inauguró la estructura a la que popularmente se conoció como 'el seis de bastos' por sus farolas o del 'Kursaal' por su proximidad al antiguo casino, hoy auditorio proyectado por Moneo

JAVIER SADA Y CARLOS BLASCO

Domingo, 8 agosto 2021

A comienzos del siglo pasado la ciudad necesitaba un puente que salvase el río entre la prolongación del Boulevard y el nuevo ensanche que se estaba creando en la margen derecha del Urumea. Se creó una estructura que estuviera a la altura de una urbe floreciente y del futuro complejo del Gran Kursaal. Ahora el puente de Zurriola celebra su primer siglo de vida, testigo de cambios urbanísticos, la fuerza del oleaje, el derribo del antiguo casino y el levantamiento de los cubos de Moneo.

Mucho tiempo había pasado desde que en los años 1891 y 1892 el Ayuntamiento decidiera urbanizar los arenales conocidos con el nombre de su comprador: José Gros, aunque sería su hijo, Tomás Gros, quien llevaría adelante la iniciativa, llegando a un acuerdo con el Ayuntamiento para, a través de permutas y concesiones de terrenos, urbanizar todo el barrio. Rápidamente se produjo el crecimiento de la zona, acercándose las construcciones hasta la misma orilla del mar, que cada vez quedaba más alejada de lo que había sido su playa natural: la actual calle de Miracruz.

Antecedentes. Así las cosas, en un momento de la historia de San Sebastián en el que los proyectos, fantasiosos o no, desbordaban cualquier pronóstico que los donostiarras hubieran podido hacer poco tiempos atrás, se puso sobre la mesa la posibilidad de 'robar' al mar 12.000 m² en la orilla derecha de la desembocadura del Urumea. Los terrenos ganados, que en aquellos momentos no existían, puesto que tan solo se trataba de agua, pertenecerían al Ayuntamiento en virtud de la R. O. de 4 de abril de 1907.

La Sociedad Inmobiliaria y del Gran Kursaal Marítimo de San Sebastián, fundada en 1911, llegó a un acuerdo de cesión de los terrenos con el Ayuntamiento, en el que se planteaban algunos condicionantes como era la construcción, por su cuenta, de un puente en la prolongación del Boulevard y calle de la Reina Regente, enlazando las dos márgenes del Urumea.

Para la construcción del puente tendría que invertir como mínimo 847.010,10 pesetas, cantidad que se había comprometido a gastar ajustándose a los planos remitidos al municipio, motivo por el que los ingenieros y arquitectos municipales controlarían el desarrollo y el presupuesto.

El nuevo ensanche. Obtenido el visto bueno municipal, comenzaron las obras y mientras una parte de los trabajos seguía adelante, aunque fuera a «trancas y barrancas», las obras del nuevo ensanche fueron bendecidas en 1916, siendo dirigidas, en principio, por Edmundo Bartissol, presidente de la Sociedad.

La Sociedad, ya en manos donostiarras, se dispuso a salvar todos los inconvenientes que se había encontrado y los que se le iban a presentar. El 2 de Junio se había firmado con el contratista Miguel Imaz y Cía. la ejecución de las obras de la primera zona, que comprendía el muro de costa, rellenos y cierre, por un montante de 550.000 pesetas. Con Miguel Imaz al frente, la situación tomó otro cariz, quizá por ser un importante accionista de la Sociedad.

Un puente de madera. Miguel Imaz proyectó realizar un puente de madera que permitiera el acceso de personas y material desde la Parte Vieja a las nuevas construcciones de lo que ya estaba empezando a tomar forma como ensanche del Kursaal, si bien en estas fechas ya se conocían los planos de José Eugenio Ribera presentados para su aceptación el 20 de marzo de 1915, autorizados por la Superioridad el 18 de enero de 1916, aprobados por R. O. de 4 de febrero del mismo año, y modificados en 1918, para construir el gran puente que se quería acorde con la magnitud de lo que sería el complejo Gran Kursaal.

En realidad fue el 19 de mayo de 1917 cuando la Sociedad Inmobiliaria y del Gran Kursaal Marítimo de San Sebastián firmó el contrato con la Sociedad Construcciones Hidráulicas y Civiles para la construcción del nuevo puente con un presupuesto de 900.000 pesetas, con arreglo a los planos redactados por el ingeniero don José Eugenio Ribera, en colaboración con los arquitectos, Zapata y Ripollés. Efectuado el concurso se habían adjudicado las obras al único postor presentado: la Sociedad de Madrid J. Eugenio Ribera y Compañía, por la cantidad de 864.682,04 pesetas, pero problemas de distinta índole hicieron fracasar el intento y las obras fueron adjudicadas a la Sociedad Miguel Imaz y Compañía que fue la que las terminó.

Los cimientos. La obra generaba importantes problemas de ejecución y de hecho hubo que plantear algunas modificaciones. El 12 de Febrero de 1918 se presentaba un proyecto basado en los temores que les creaba el diseño de las pilas centrales del puente. Entre otros aspectos técnicos comentaban lo sucedido con los tanques:

«Y que no son fantásticos esos temores lo demuestra el hecho de la destrucción del cajón de hormigón armado para el cimiento de una pila, que llegamos a transportar hasta el emplazamiento del puente y que bajo el efecto de una sola ola, quedó totalmente deshecho, lo que no hubiese ocurrido, sin la fuerza destructora de golpes de ariete, producidos por el aire comprimido de la ola, en los rincones del cajón».

La construcción. La construcción fue dirigida por el ingeniero don Víctor Arana que introdujo algunas variantes, aprobadas con fecha 13 de agosto de 1920, sobre los planos originales: modificó la baranda y sustituyó las columnas ornamentales por obeliscos de gran diámetro y altura que, coronados por farolas esféricas, permitían su iluminación. Se instalaron seis farolas grandes y ocho menores con tres brazos cada una, resultando un total de 24 lámparas y 12.000 bujías en las farolas pequeñas. Las farolas grandes, con una intensidad de luz de 5.000 bujías cada una, tenían por objeto el dar de noche un efecto de visualidad al puente, sobre todo durante las grandes fiestas.

El nuevo puente. El puente se inauguró a las once de la mañana del domingo 14 de agosto de 1921 y originó que las autoridades municipales vieran con nueva atención las posibilidades del río Urumea, llegando a pensar en su posible navegabilidad. El nuevo puente tenía 110 metros de longitud y 20 de anchura, y en su construcción se utilizó hormigón armado salvo en los paramentos de los frentes de sus arcos, las pilastras y entrepaños de la barandilla y las columnas decorativas dispuestas sobre éstas, para las que se emplearía sillería caliza procedente de Motrico de la que se esperaba buen resultado en construcciones erigidas cercanas al mar.

Constaba de tres arcos iguales de 30 metros de luz, con dos estribos sobresalientes cinco metros de los muros del encauzamiento y dos pilas de superficies curvas. Por cierto que Ribera volvió a utilizar en este puente el motivo mitológico del grifo que ya incluyó en el de María Cristina.

La inauguración. Justificando la importancia y categoría que se daba a su inauguración, el 14 de agosto de 1921 en 'El Pueblo Vasco' se podía leer que: «Todo estaba profusamente engalanado con banderolas y follaje. En el centro del puente había una tribuna a la que accedieron el Ayuntamiento en corporación, la Diputación Provincial, los gobernadores civil y militar, el presidente de la Audiencia, comandante de Marina y demás autoridades y, al lado, una instalación donde el Ayuntamiento obsequiaría con un 'lunch'».

Poco antes de la hora prevista, llegó el clero parroquial de San Ignacio con Cruz alzada y, tras recorrer el puente, el vicario Rvdo. Uranga procedió a la bendición. El acto fue amenizado por la Banda Municipal de Música que interpretó la 'Marcha de San Sebastián'. Llegados los discursos, Gregorio Odriozola, en nombre de la Inmobiliaria del Gran Kursaal, pronunció unas frases e hizo entrega solemne del puente a la ciudad, contestándole el alcalde, don Pedro Zaragüeta, aceptando la donación y agradeciendo el trabajo hecho.

Correspondió el corte de la cinta, que cerraba el paso al puente, a la esposa del alcalde, doña Carmen Eguia, y la fiesta oficial terminó a la una y media del mediodía con el lunch, quedando oficialmente abierto el tránsito público.

Don Luis Murugarren, en su libro 'San Sebastián – Donostia', recoge la anécdota de que el primer vehículo que cruzó el nuevo puente fue un automóvil matriculado en Barcelona, propiedad de don Ignacio Torres González, con matrícula número 7.

La fiesta de Umore Ona. Durante la tarde-noche se celebró una regata de traineras entre el nuevo puente y el de María Cristina en la que Vaqueriza ganó a Bishko, y la Sociedad Umore Ona se quiso sumar a la fiesta organizando cucañas, suelta de patos y otras fiestas náuticas, además de aurreskus, verbenas con farolillos a la veneciana, pianolas, churrerías, horchatas y refrescos.

En el todavía sin terminar edificio del Gran Kursaal se ofreció un banquete, servido por la casa Shanti, en el que los socios de la Sociedad Umore Ona quisieron homenajear al contratista de la obra, don Miguel Imaz. Publicándose en la prensa local que: «Imaz es un caso del triunfo de la voluntad al servicio de la inteligencia; laborioso, incansable, tenaz, emprendedor, ha llegado por su esfuerzo desde la modestia de su humildad a la posición actual, en que goza de la estimación de todos y tiene un prestigio consolidado con una vida de trabajador ejemplar. Vayan a él nuestros plácemes por la confirmación oficial que a su valía se hizo públicamente en el banquete del domingo».

El seis de bastos. Popularmente citado el puente como 'el seis de bastos' por la forma y distribución de sus farolas, es conocido como 'Puente del Kursaal' por su proximidad al edificio del Gran Kursaal, aunque por acuerdo municipal, oficialmente recibió el de 'Puente de Zurriola', nombre que hasta 1913 correspondía al cercano Paseo de la República Argentina que, a su vez, lo recibió de una zona próxima a San Vicente.

https://www.diariovasco.com/san-sebastian/puente-zurriola-aniversario-20210808182903-nt_amp.html

Donostia | El puente de la Zurriola se hace centenario

- El 14 de agosto se cumplirá un siglo desde que se abrió al público el puente de la Zurriola, poco antes de que estuviera terminado el palacio del Kursaal.

- La puesta de largo completó las posibilidades de conexión entre un lado y otro del Urumea en una ciudad que entonces tenía unos 62.000 habitantes y se hallaba en plena transformación urbana.

- A los carros y carretas que circulaban por las calles se sumaban ya los coches y autobuses. Los primeros cálculos estimaron que el puente costaría unas 847.000 pesetas

carolina alonso 08.08.2021

El 14 de agosto de 1921 quedó abierto el tercero de los puentes del centro de Donostia, el más cercano al mar y el que más ha sufrido por su posición. La puesta de largo de esta tercera pasarela se produjo pues hace un siglo y completó las posibilidades de conexión entre un lado y otro del Urumea en una ciudad que entonces tenía unos 62.000 habitantes y se hallaba en plena transformación urbana. A los carros y carretas que circulaban por las calles se sumaban ya los coches y autobuses. Los primeros cálculos estimaron que el puente costaría unas 847.000 pesetas.

La inauguración de la nueva pasarela se produjo con toda la pompa de la época. A las 11.00 horas de la víspera de la Virgen de la Asunción, el alcalde, Pedro Zaragüeta, acompañado de la Corporación municipal, acudió al lugar, al igual que los miembros de la Diputación de Gipuzkoa. Los curas de la iglesia de San Ignacio, del barrio de Gros, llevaron la cruz en procesión y el vicario bendijo la nueva pasarela sobre el Urumea. La Banda Municipal tocó la Marcha de San Sebastián y se cortó la cinta, un honor que el alcalde cedió a su esposa. Por la tarde, para rematar la jornada, se desarrollaron regatas de traineras en el río y otros festejos que organizó la sociedad Umore Ona.

El nuevo puente de la Zurriola, que muchos apodaron del Kursaal por la cercanía del nuevo palacio cultural que se inauguró un año después, destacó por sus seis originales farolas rematadas por una bola de vidrio y hierro y otras ocho, más pequeñas, de diseño más convencional. Las luminarias, así como la barandilla, fueron diseñadas por Víctor Arana en el estilo art déco de la época, totalmente diferente al de los dos puentes que ya existían, el de Santa Catalina y María Cristina.

ingeniero eugenio ribera

También hizo el María Cristina

Optó por el hormigón

El ingeniero autor del puente, José Eugenio Ribera, había proyectado también el puente de María Cristina pero, en este caso, optó por la modernidad y eligió también un material del momento, como el hormigón. De hecho, Ribera era ya profesor de Puentes de Fábrica y Hormigón Armado en la Escuela de Caminos de Madrid cuando se encargó de proyectar el nuevo paso donostiarra. Tenía unas dimensiones de 110 metros de largo por 20 de ancho y así como dos apoyos en el río, un diseño definitivo que modificó otras propuestas anteriores, finalmente desechadas.

La creación de la tercera pasarela sobre el Urumea en el centro donostiarra comenzó a gestarse en los primeros años del siglo XX, de la mano de la transformación de la ciudad tras el derribo de las murallas. El proyecto arrancó en 1908 con la creación del ensanche y los bulevares. La compañía inglesa Vogel pidió permiso al Ayuntamiento para llevar a cabo la nueva planificación urbanística y un año después la ciudad otorgó los permisos, además de 12.000 metros cuadrados de terreno. Como contraprestación, exigió la construcción del puente como prolongación del Boulevard.

En 1910 entraron en escena inversores franceses, que propusieron hacerse cargo del proyecto, urbanizar lo que era el arrabal de Gros y construir chalets y hotelitos con vistas al mar, las primeras edificaciones de la zona. El Ayuntamiento aprobó la iniciativa y se creó la Sociedad Inmobiliaria y del Gran Kursaal Marítimo de San Sebastián para impulsar los trabajos. Hacia 1916 comenzaron las obras.

Ya desde sus primeros años, el puente de la Zurriola fue atacado por la fuerza del mar y en sus primeras etapas sufrió distintas reparaciones. En la década de 1980 se vio necesario llevar a cabo una reconstrucción prácticamente integral de la obra. Corrió a cargo del ingeniero Federico Fernández Cremades y finalizó en 1993, hace 28 años. El técnico se había ocupado también de la rehabilitación del puente de María Cristina. Los dos puentes creados por Eugenio Ribera fueron rehabilitados por el mismo especialista.

Veinte años después de la renovación total de la pasarela, quedó en evidencia que la fuerza del mar había seguido haciendo de las suyas y se hacía necesaria una nueva reparación, en este caso, en la zona que de debajo del tablero, que no se ve.

En 2015 el Ayuntamiento tuvo que llevar a cabo el último arreglo de importancia en esta infraestructura. En concreto, se repararon las dos galerías construidas bajo el tablero del puente, que aprovechan dos de las siete vigas en las que se posa, y por las que pasan todas las conexiones de agua, gas, electricidad etc... Los trabajos obligaron a mantener cerrado un lateral del puente primero y luego el otro con el fin de abordar la reconstrucción de estos pasadizos ocultos a la vista de los transeúntes y, sin embargo, imprescindibles para llevar de un lado a otro de la ciudad las conexiones.

La pasarela que une el barrio de Gros con la Parte Vieja ha sido cada vez más utilizada, especialmente desde que se amplió la playa de la Zurriola y se construyó el nuevo Kursaal, momento en el que las aceras, sobre todo la del lado del mar, se han quedado pequeñas en momentos de aglomeración. Incluso ha habido voces a favor de ampliarla hacia el mar.

https://www.noticiasdegipuzkoa.eus/gipuzkoa/donostia/2021/08/08/puente-zurriola-centenario/1132795.html

http://loboquirce.blogspot.com/2018/09/puente-del-kursaal-san-sebastian.html

https://www.flickr.com/search/?user_id=147897064@N02&view_all=1&text=Puente de Kursaal

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