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Nombre:

Castillo de Rheinfels

Otro: Burg Rheinfels

Localización:

Tipo: Militares

Categoría: Castillos del Rin

Foto:

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Continente: Europa

País: Alemania

Localización: Orilla Oeste del Rin en Sankt Goar

Año: 1245

Estado: Terminado

Descripción:Castillo de Rheinfels, unas ruinas impresionantes sobre el Rin.

Historia

Esta gran obra arquitectónica, se construyó en el año 1245 por orden de la familia Katzenelnbogen. Si recorréis esta zona del Rin, comprobaréis que la mayoría de los castillos fueron propiedad de algún miembro de esta familia. Es increíble el poder que tenían y que pasó de generación a generación siendo dueños de los castillos más importantes de la región. Más tarde pasó a manos de los landgraves de Hesse y posteriormente sufrió reformas por orden de Guillermo III, convirtiéndose el castillo en una fortaleza.

Por supuesto vivió asaltos a lo largo de su historia, como la de los franceses en el año 1692 sin éxito por su parte. Más adelante, en el siglo XVIII, sí que llegarían a conquistarlo, pero sin oposición por parte de sus ocupantes. Los franceses fueron los responsables de la mayor parte de la destrucción de Rheinfels en el año 1797 y acabó pasando de ser la fortaleza más grande del Rin a servir como cantera para reconstruir, en Koblenz (Coblenza), la fortaleza de Ehernbreitstein.

No fue hasta 1843, cuando el príncipe Guillermo de Prusia (Guillermo I posteriormente), compró las ruinas del Castillo de Rheinfels e intentó reformarlo, cosa que se hizo en una parte muy pequeña debido al gran coste que sumaban las obras necesarias para su reconstrucción.

Hoy en día, es la Casa Consistorial de Sankt Goar la que se ocupa de su conservación junto a los miembros de la Unión Hanseática del Norte.

Visita al Castillo de Rheinfels

Una vez que llegamos a la altura del castillo, antes de cruzar el puente y acceder a la entrada, tenemos la posibilidad de visitar alguna tiendita para comprar recuerdos o productos de la zona, también hay algún restaurante donde poder comer o tomar algo o un hotel si queremos descansar en un entorno de cuento.

Nada más cruzar la puerta nos encontramos con la taquilla, donde una mujer encantadora nos preguntó en qué idioma queríamos el mapa, sorprendiéndonos de que lo tuviesen en español. Durante esos días, en muchos de los castillos que visitamos, los tours eran sólo en alemán y los planos y explicaciones en alemán o inglés, incluso en otros idiomas antes que en español, yo creo que por la poca afluencia de turistas de habla hispana que pasan por aquí. Así que tan contentos que empezamos con nuestra hojita.

Por una de las caras encontramos el mapa completo del castillo con los puntos de interés más importantes marcados y por el reverso, la opción de realizar dos recorridos diferentes para descubrir las distintas zonas y lugares que este castillo de Rheinfels tuvo en su día.

Si comenzamos el primer recorrido, titulado: "A través del castillo medieval", realizaremos una visita a la parte central y más importante del castillo. De los dos, es el recorrido más corto y que para los que sólo quieren tomar una idea principal de lo que fue el castillo propiamente dicho, es el principal. Aunque no hacer los dos una vez que estamos allí, me parece perderse la mayor parte de las ruinas y lugares maravillosos que por todo el recinto aparecen.

Pero lo que no vamos a poder evitar antes de ponernos a seguir el mapa, es hacernos una foto pareciendo un antiguo caballero del Castillo de Rheinfels, gracias a una representación en cartón donde asomar la cabeza y capturar con nuestra cámara el momento para poder echarnos unas risas después.

Donde empieza nuestro recorrido, pasaremos debajo de la gran Torre del Reloj (Uhrturm), que si bien nos indican no subir porque será donde acabemos este primer recorrido, nosotros no pudimos contenernos y subimos sus escalones con ganas de conseguir unas bonitas vistas sobre el Rin. Cuenta con 21 metros de altura. Una vez arriba un gran mirador nos da la bienvenida y sacar más de una foto es inevitable. Desde aquí el Castillo del Gato (Katzburg), el puerto de Sankt Goar y el pueblo de Sankt Goarhausen en la parte contraria del Rin, quedan a nuestros pies.

Para seguir los consejos del mapa que nos dieron en la entrada, bajamos y ya sí que seguimos con el siguiente punto, la puerta que da paso a la parte más antigua del castillo y que desde 1245 hasta 1248 fue utilizada como aduana por el Conde Dieter V de Katzenelnbogen. Sobre la puerta, podemos ver una placa conmemorativa del lugar correspondiente al año 1692.

Seguimos nuestro camino hasta el lugar llamado Darmstädter Bau, que fue renovado por Philipp II de Hessen-Rheinfels al estilo renacentista tan característico de la región del Rin. De lo que ha quedado, tendríamos que imaginarnos otros 3 pisos por arriba que no han llegado a nuestros días. Las fachadas fueron construidas de forma entramada y pueden todavía verse bordes de piedra roja en las puertas y ventanas. La construcción estaba hecha en color blanco y se iluminaba con la luz del sol, por lo que era fácilmente visible a lo lejos y lo hacía uno de los edificios más bonitos a lo largo del Rin. Esto sumado a los tan característicos tejados realizados en pizarra oscura, conseguía un contraste espectacular. No nos queda más que imaginarnos en aquella época, un lugar impresionante que además, con la combinación de colores tenía que resultar llamativo y precioso.

Más adelante, pasando una tercera puerta, llegamos a la Torre de la Escalera (Treppenturm), a la que podemos acceder en su zona baja pero sólo quedan hoy unos pocos escalones. A su lado el pequeño Museo del Castillo, que en su día fue la capilla y se puede reconocer por su techo abovedado. Ahora sólo quedan los espacios de lo que fueron la capilla, la sacristía y el sótano y se pueden ver distintas maquetas de Rheinfels, representaciones de asaltos, armas, cuadros, telares, estufas y demás mobiliario de época.

En este museo, hay una pequeña tiendita en la que se pueden comprar, entre muchos recuerdos, velas. Yo estaba por allí y vi como una mujer compraba una vela, cuestan unos 75 céntimos y te dan una caja de cerillas. No entendí en ese momento para qué alguien quería una vela en la que no había nada grabado, nada que hiciese referencia al lugar donde nos encontrábamos y que no serviría como recuerdo, pero pensé que a la mujer le gustarían las velas y quería llevarse una de este museo, por muy normal que fuese y no tuviese inscripción alguna. Yo os invito a que compréis una, la próxima vez también lo haré yo, porque os digo que la necesitaréis y la experiencia dentro de estas antiguas ruinas, será mucho más rica y auténtica.

En este mismo lugar, en los cuatro pisos superiores que hoy están medio derruidos, se encontraban las habitaciones de las mujeres, los salones y los dormitorios de lo que fue el castillo medieval. Si seguimos caminando, llegaremos al gran patio interior (Innenhof), donde se encontraban en sus inmediaciones los edificios administrativos, el arsenal y la cocina. Al frente, el gran muro del castillo medieval y donde estuvo la torre principal de 41 metros de altura que se estrechaba hacia arriba y remataba con una torre más pequeña que medía otros 10 metros. '''Ahora sólo caminamos entre ruinas de lo que algún día fueron estos lugares, los edificios son muros de piedras que no tienen techo y podemos ver el cielo sobre nosotros, pero pasear por estos lugares te lleva a tiempos pasados y podemos tirar de nuestra imaginación para ver cómo era la vida de un gran castillo medieval alemán'''. Una pequeña representación en una de las paredes, nos ayuda a visualizar todas estas estructuras que hoy en día ya no están.

Atravesamos el portón de la pared más alta y llegamos a la antigua lavandería y a las caballerizas (Marstall). Si vamos a nuestra derecha, una bonita vista del Valle Grûndelbach aparece ante nosotros con sus típicas vides y su vegetación y lo que queda de los edificios militares de los siglos XVI y XVII, que junto a las trincheras, protegían esta parte del castillo que era bastante peligrosa.

Avanzamos para llegar al pozo (Brunnen), que si bien estamos acostumbrados al típico pozo redondo y ya, este está rodeado además de una pequeña construcción cuadrada. Tiene 70 metros de profundidad y data del siglo XV. En la parte izquierda quedan los restos de la que fue la torre más alta del castillo, la Bergfried. Y en el lado derecho, la gargantilla de hierro de la orden de Hansen, fundada en el siglo XIII, y es que todos los visitantes del mercado de Sankt Goar eran acogidos por esta orden y se les bautizaba en una ceremonia con agua y con vino. Ha llegado hasta nuestros días y podemos observarla colocada entre dos columnas de madera con el escudo de la orden colocado detrás.

Seguimos nuestro camino hasta la Hohe Batterie, un muro de protección restaurado en el año 1937 respetando su forma original y que cuenta con numerosas aspilleras que fueron pensadas como protección. Si no hemos subido a la Torre del reloj, este es nuestro momento para acabar con este primer recorrido.

Después de este paseo por las partes principales del castillo medieval, vamos a tomar el recorrido 2, aunque sin respetarlo estrictamente. Es una vuelta por la fortaleza y por las rutas subterráneas. Desde el lugar de entrada bajamos "A los caminos de la guardia" (zu den Wehgängen). En este lugar, lo mejor es investigar todos los recovecos que encontremos, buscar entradas de las antiguas casamatas y si nos atrevemos, adentrarnos en su oscuridad. Aquí es cuando nos dimos cuenta para qué la mujer quería una vela. En estos lugares escarbados en la piedra, hay corredores, escaleras y pasadizos que sin una pequeña luz que tendremos que llevar nosotros, nos será imposible acceder. Gracias a los nuevos móviles con linterna, pudimos adentrarnos en ellos, pero sin lugar a dudas, llevar una vela, tanto por la luz que da como por el ambiente que se crea con la llama, es una experiencia que merece la pena.

Por el camino de la guardia, las aspilleras para los tiradores de ballesta se van haciendo cada vez más numerosas y es que había que proteger bien el castillo de los bandos enemigos. Nos vamos acercando de esta manera a las minas, que como decía en esta zona son la mayoría de pizarra. Podemos bajar y observar como en estos puntos las aspilleras se encuentran cada vez más cercanas unas de otras. En esta zona de minas, la altura es mínima, tiene muchísimas bifurcaciones y ramas y todo esto sin luz, por lo que es indispensable llevar una vela o ir con la linterna del móvil si queremos adentrarnos en ellas. No apto para claustrofóbicos.

Hay muchas zonas que no están cubiertas ni por el primer ni por el segundo recorrido, por lo que si vais sin prisa, no dudéis en caminar por todas las ruinas, encontraréis lugares sorprendentes.

Si seguimos llegaremos al Foso del cuello (Halsgraben), también un pasadizo de minas, este con techos más altos si pasamos los pequeños peldaños del principio. Nos encontraremos escaleras de caracol, que ya digo que sin luz no es posible. Siguiendo nuestro camino, llegaremos al Torreón del armero (Büchsenmacherturm) donde se alcanzaban las rutas de guardia superiores. Siguiendo el camino de la guarida, llegaremos al almacén de la sal, donde se almacenaban las existencia de salitre (uno de los componentes de la pólvora).

Por la escalera de caracol, llegamos a la fortaleza Bufggraben y pasando el portal del torreón, debajo de la pieza del cuerpo de guarida, llegamos a las mazmorras (Verlies). Siguiendo hacia adelante está el matadero (Schlachthaus) y la primera escalera nos conduce al Sótano mayor (Großer Keller) del siglo XV, abovedado y que servía de almacén para el vino y los víveres. Dicen que es la bodega abovedada más grande de Europa. Tiene muros de 4 metros de espesor y en el año 1587 había un enorme barril en el que cabían 200.000 litros de vino destinado a los soldados estacionados a lo largo del Rin. No olvidemos que estamos en una zona de viñedos. Saliendo del sótano, llegamos a la salida y podemos dar por finalizada, si queremos, nuestra visita a Rheinfels.

http://www.ciao.es/Castillo_de_Rheinfels_Sankt_Goar__Opinion_2267369

Construido en 1245 por el conde Diether V von Katzenelnbogen en St. Goar, el de Rheinfels es el castillo más grande del Medio Rin y también la mayor ruina de una fortaleza. Siendo uno de los pocos baluartes en el Rin, fue sitiado pero no destruido en la guerra de los Treinta Años y en la guerra de los Nueve Años. Así pues, esta fortaleza pudo aguantar el embate de los 28.000 soldados del ejército francés. Su posición como palacio residencial y la ampliación como fortaleza de vastas dimensiones hicieron del castillo de Rheinfels una de las plazas fortificadas más importantes del Medio Rin. Existe la posibilidad de visitar esta imponente ruina y de participar en visitas guiadas; además, el hotel romántico adjunto permite pasar la noche en un ambiente de calidad. Los excursionistas llegan al castillo de Rheinfels directamente por el sendero RheinBurgenWeg.

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