Nombre:
Otro: Archibasílica del Salvador y de los santos Juan Bautista y Juan Evangelista
Localización:
Tipo: Edificios Religiosos
Categoría:
Foto:
Voto:
Continente: Europa
País: Italia
Localización: Roma
Año: s. IV
Estado: Terminado
Descripción:Dedicación de la Basílica de Letrán
La Archibasílica de San Juan de Letrán es la primera basílica de la cristiandad, mandada a construir por el emperador Constantino el Grande para servir como sede de los obispos de Roma.
Su nombre oficial es Catedral Papal y Archibasílica Patriarcal Mayor y Arciprestal del Santísimo Salvador y de los Santos Juan Bautista y Evangelista en Letrán, pero es más conocida como la Archibasílica de San Juan de Letrán o simplemente la Basílica de Letrán. Su nombre corresponde, en primer lugar, a su dedicación inicial a Cristo Salvador, ocurrida en tiempos del emperador Constantino el Grande, con la intención de servir como sede del obispo de Roma, como ocurrió hasta el siglo XIV.
Su ubicación, cercana al Monte Celio, correspondía a las antiguas tierras de una noble familia romana, conocida como los Laterani, castellanizado en Letrán. El antiguo palacio, ubicado debajo de la actual basílica, fue confiscado a Plautio Laterani, cónsul romano del siglo I, tras haber conspirado contra Nerón. Tras su condena a muerte, sus bienes pasaron a la Hacienda Imperial.
A inicios del siglo III, las tierras y el palacio eran utilizadas por el emperador de Septimio Severo como cuartel para su guardia personal, formada por un grupo de caballeros de élite, que en las tierras de los Laterani construyeron un gran complejo militar conocido como el Castra Nova Equitum Singularium. Tras la construcción de la castra, o fortaleza, Septimio Severo decidió devolver parte de los bienes confiscados a Tito Sextio Laterani, descendiente de los antiguos dueños de dichas tierras.
Posiblemente heredera de Tito Sextio Laterani, las tierras terminaron por el siglo IV en manos de Fausta, mujer del emperador Constantino. Tras la victoria milagrosa del emperador sobre Majencio en la Batalla del Puente Milvio, promulga el Edicto de Milán del año 313, en el cual el emperador reconoce la libertad de culto, cesando oficialmente las persecuciones cristianas. De vuelta a Roma, Constantino busca ofrecer un lugar para que los cristianos pudiesen practicar su Fe, así como su liturgia.
La Castra Nova Equitum Singularium, había sido parte de la dote de Fausta, mujer de Constantino, junto a otras tierras de los Laterani, pero el emperador había decidido disolver el cuerpo de caballeros que conformaban la guardia imperial (debido a su lealtad a Majencio), y ordena la construcción de una iglesia para los cristianos, Fe a la que él mismo se había ya acercado.
En el año 324, la construcción fue finalizada y pudo ser consagrada por el Papa Silvestre I, dedicándola al Santísimo Salvador. En el siglo IX, el Papa Sergio III decide dedicarla también a San Juan Bautista, mientras que en el siglo XII, el Papa Lucio II añadió a San Juan Evangelista a los patrones de la basílica, construyendo importantes capillas para cada uno.
Durante siglos, la Basílica de Letrán fue la única sede del papado, siendo considerada hasta nuestros días como la verdadera catedral del obispo de Roma. Desde el siglo IV hasta el siglo XIV, la sede petrina de Letrán fue ininterrumpida, hasta que fue necesario el traslado de los papas a Aviñón. Junto a la basílica, permanecía un antiguo palacio que fue residencia de los papas hasta la edad media.
Durante esos mil años, la Basílica de Letrán vivió una intensa historia, ya fuera por los cinco concilios ecuménicos que en ella se celebraron, como por los saqueos de Alarico y Genserico en el siglo V, los añadidos románicos, las vidrieras góticas, los frescos de Giotto, así como las reconstrucciones barrocas de Sixto V, que conllevaron la demolición de gran parte de su estructura original y posteriores añadidos.
Cuando el papa Gregorio XI decide volver a Roma desde Aviñón, la Basílica de San Juan de Letrán se encontraba en pésimas condiciones, con lo que fue necesario trasladarse a la Colina Vaticana, donde se pretendía establecer una sede temporal hasta la renovación de Letrán. Sin embargo, las condiciones políticas del momento hicieron que los papas quisieran fortalecer su posición como sucesores del apóstol San Pedro, lo que les hizo permanecer en las cercanías de su antiguo enterramiento.
En el siglo XVI, el saqueo de Roma obligó al Papa Pablo III a demoler el patriarcado y el baptisterio de la Basílica. Pío IV reconstruyó el techo destruido, y Sixto V construyó el Palacio Apostólico Lateranense (sede del Vicariato de Roma). La fachada actual de la Basílica, no fue finalizada hasta el siglo XVIII, cumpliéndose las obras según los planos de Alessandro Galilei.
La Basílica de San Juan de Letrán, es aún un símbolo de Roma y de la sede pontifical. Por sus paredes corren más de mil quinientos años de historia de la cristiandad, reflejando en su edificio los cambios de la Iglesia, así como los acontecimientos más importantes del pontificado.
http://www.infovaticana.com/2014/11/09/dedicacion-de-la-basilica-de-letran/
BASÍLICA DE SAN JUAN DE LETRÁN
Una de las cuatro Basílicas mayores de Roma. San Juan de Letrán fue la Iglesia principal y residencia de los Papas desde el emperador Constantino (s.III) hasta la construcción de San Pedro.
San Juan de Letrán es la Archibasílica del patriarca de Occidente, el Papa.
Historia
La historia de la Basílica es compleja, puesto que esta construcción, con el paso de los siglos, ha sufrido terremotos, incendios y reconstrucciones. Debe su fundación a la voluntad del papa Melquiades o Milcíades (311-314) y surgió sobre los restos del antiguo cuartel de los "Equites Singulares", en un terreno propiedad de la familia de los Palacios Lacerados, regalada al Papa por el Emperador Constantino para que levantase en ella la Catedral de Roma. La Basílica fue terminada en el tiempo del papa Silvestre I y consagrada por él en 324. Fue originalmente dedicada al Salvador y más tarde conocida como la Basílica de los Juanes. En 846 fue destruida por un terremoto y tuvo que ser reconstruida por el papa Sergio III, quien la dedicó a San Juan Bautista, por ser este quien con su persona y su palabra pone en contacto el Antiguo y el Nuevo Testamento. En el siglo XII el papa Lucio II también dedicó la basílica a San Juan, porque con su evangelio da testimonio de la vida y la Palabra del Señor.
Cinco concilios ecuménicos tuvieron lugar en esta Basílica, los de los años: 1123, 1139, 1179, 1215 y 1512. También fue la residencia permanente de los papas desde el tiempo de Constantino hasta el año 1304, cuando el papa se fue de Roma huyendo del caos en que se encontraba la ciudad y los estados papales. Cuando el papado regresó a Roma en 1376, el Vaticano fue escogido como la residencia permanente del pontífice.
Enormes estatuas de cada apóstol a cada lado de la nave central.
Reliquias
Cabezas de San Pedro y San Pablo están juntas sobre el altar papal cubiertas de plata. Según la ley romana la cabeza de los ejecutados se podía entregar a sus familiares o amigos; Reliquia de madera del altar usado por Pedro en casa de Pudens en Roma.
DESCRIPCION DE LA BASILICA
El Exterior
Sobre la fachada de la Basílica encontramos 15 estatuas de 7 metros de altura. La central representa a Cristo, teniendo a los lados a San Juan Bautista y San Juan Evangelista. Las demás representan a los Doctores de las Iglesias griega y latina, aquellos que nos han explicado, profundizado y hecho amar la Palabra de Dios. La Basílica de San Juan de Letrán es el símbolo de la misma Iglesia, la cual no propone sus propias palabras, antes bien continúa proponiendo la Palabra de Dios en el tiempo y en la historia, a través de la voz de los ministros y los fieles.
El interior
De la antigua Basílica construida por el emperador Constantino en el siglo IV muy poco ha quedado visible. A quien entra hoy en San Juan, la Basílica se le aparece en sus cinco naves con un amplio crucero y un enorme ábside, restaurado en el XIX, en tiempos de León XIII. La decoración y la arquitectura del interior pertenecen a la intervención llevada a cabo en el XVI por Borromini. Hoy la iglesia es prácticamente la que él imaginó y embelleció. La nave central, desde la puerta hasta el trono, en el fondo del ábside, mide 130 metros de largo y causa impresión, por los nichos con las estatuas de los Apóstoles, por el hermoso baldaquino de estilo gótico puesto más arriba del altar y por el ábside con los mosaicos completamente reconstruidos en el año 1884. Sobre los nichos de los Apóstoles se encuentran representadas algunas escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento. Más en alto, entre las ventanas, dentro de marcos ovalados de estuco, en forma de guirnaldas, han sido pintados algunos Profetas. Ya en los mosaicos de las Iglesias paleocristianas, los Apóstoles y los Profetas eran presentados en relación unos con otros. En efecto, ellos representan la continuación de la historia de la Salvación y son, expresándonos con lenguaje figurado, "la voz de Dios" que está presente en la historia de los hombres en el Antiguo y Nuevo Testamento. Las significativas escenas bíblicas que se encuentran colocadas en el centro, más que un enlace entre cada uno de los Profetas y los Apóstoles, resaltan que aquellas "palabras", pronunciadas en nombre de Dios, se han concretado en los "acontecimientos" de la historia de la Salvación.
El baldaquino y el altar
La parte más interesante del crucero es el hermoso baldaquino realizado por Giovanni di Stefano en la segunda mitad del siglo XIV. Debajo del baldaquino, en el interior del altar papal, se conservan las reliquias de lo que, según la tradición, es el antiguo altar de madera sobre el cual en las edades paleocristiana y medieval habrían celebrado los Papas. Este altar hace percibir la íntima unidad entre la Basílica de San Juan de Letrán -primera sede de los pontífices, donde en torno al Papa, en el signo de la Eucaristía se subraya la unidad de la Iglesia- y la Basílica de San Pedro, en donde se conserva la cátedra del primer pontífice, símbolo del papel del magisterio del papado en la Iglesia. La importancia de la Eucaristía es puesta en evidencia por el altar del Santísimo Sacramento, que se encuentra al extremo del brazo izquierdo del crucero. Fue construido por el papa Clemente VIII en ocasión del Jubileo del año 1600, utilizando cuatro columnas colosales de bronce dorado que miden siete metros de alto. Las columnas se remontan a la época romana y son los únicos restos todavía visibles de la Basílica de Constantino. Debajo del baldaquino se encuentra una mesa que (según una bella leyenda) habría servido para la celebración de la Ultima Cena del Señor. La posición del altar fue elegida especialmente con el objetivo de otorgarle el máximo realce: se encuentra de frente a la entrada lateral de la Basílica, desde siempre la más utilizada, porque se dirige hacia el centro de la ciudad y acoge a los peregrinos que vienen de Santa María la Mayor.
El ábside
El mosaico del ábside es copia del medieval, y con el simbolismo del agua hace referencia al sacramento del Bautismo, que recrea y renueva todas las cosas.
El presbiterio y el ábside de San Juan de Letrán, en su aspecto actual son el resultado de la completa reconstrucción, realizada en el siglo pasado, bajo el pontificado de León XIII. Se trata por lo tanto de una copia moderna del mosaico medieval. El papa Nicolás IV, que encargó el mosaico del siglo XIII, era franciscano y esto se comprende observando las dos figuras pequeñas, que se encuentran a los lados de María y de Juan Bautista, y que son San Francisco y San Antonio de Padua. El mismo Papa es representado a los pies de la Virgen, arrodillado en actitud de oración y con las manos elevadas en actitud de ofrenda. En el centro del ábside, en lo alto, se aprecia el rostro del Salvador, circundado de Ángeles, y debajo se encuentra la cruz enjoyada, símbolo de la muerte y resurrección de Cristo, rodeada de agua, que sale del pico de la Paloma, símbolo del Espíritu Santo. Ese agua, en la que abrevan los ciervos y las ovejas, partiendo de la Cruz, se expande a través de cuatro manantiales y renueva toda la creación representada por las plantas, los animales y los hombres, que han sido representados ocupados en las actividades cotidianas, simbolizadas por una ciudad ideal, Jerusalén, que ha sido reproducida a los pies de la cruz. La lectura simbólica del mosaico no es difícil: el Bautismo al que alude el agua, produce para el mundo y para los hombres una nueva creación. Y así como el agua da origen a la vida, el bautismo introduce a los cristianos en la nueva vida que Cristo ha obtenido con su muerte y resurrección.
El fresco del papa Bonifacio
Borromini ha incluido en el monumento erigido al Papa Bonifacio VIII un fresco. El atrio antiguo de las bendiciones, que se ha destruido, conservaba este fragmento, originariamente mucho mayor y compuesto probablemente de otras dos escenas: el bautismo del emperador Constantino y la construcción de la antigua Basílica de San Juan de Letrán. Es fácil afirmar que el personaje pintado en este retrato atribuido a Giotto, sea Bonifacio VIII, el Papa del Primer Jubileo de la historia cristiana. Su nombre aparece sobre el volumen que sostiene el personaje que se encuentra a la izquierda del Pontífice. En cambio, respecto al hecho histórico con el que se relaciona el fresco, existen diversas hipótesis. Algunos sostienen que la imagen esté asociada a la solemne convocatoria del Primer Jubileo; otros, actualmente, creen que sea la representación de la toma de posesión por parte del Papa de la Basílica de San Juan de Letrán (1295). La pintura, más allá de hipótesis históricas, es un documento importante para asociar la Basílica de San Juan a la celebración de los Jubileos. Bonifacio VIII, en efecto, celebró el Primer Jubileo de la historia proclamándolo precisamente en San Juan de Letrán el 22 de febrero del año 1300.
El baptisterio
Al inicio del siglo IV, sólo las catedrales tenían baptisterio. El Bautismo era administrado en ellas. En las diócesis lo administraban los obispos y en Roma el Papa. Más tarde, otras Basílicas también tuvieron un baptisterio y al fin, en los siglos VII-VIII, cuando surgieron las parroquias en las zonas rurales y en las ciudades, éstas también tuvieron una fuente bautismal. La catedral de la Diócesis de Roma era San Juan de Letrán y por este motivo, su baptisterio era el primero y el más antiguo de Roma y de todo el Occidente. La unidad de la catedral y del baptisterio tenía un significado preciso directamente relacionado al concepto mismo de la Iglesia: pueblo de Dios reunido alrededor del obispo, que es el representante del único Salvador, Jesucristo. El baptisterio fue construido por orden de Constantino, en el siglo IV, y con este motivo se transformó la estructura de las termas de una casa romana. Sixto III (432-449) lo reconstruyó completamente y le agregó un atrio. La última restauración es del siglo XVII y fue efectuada por Borromini. El interior tiene forma octagonal; al centro hay ocho columnas de pórfido colocadas en círculo, con capiteles jónicos, corintios y compuestos que sostienen un arquitrabe, sobre el cual se apoyan otras columnas de mármol más pequeñas. Al centro del baptisterio se encuentra una pila de basalto verde, cubierta con un remate de bronce del siglo XVII. Muy interesante es la bóveda de la Capilla, dedicada a San Juan Evangelista. En el centro, en un mosaico del siglo V, es reproducido el cordero en pie, símbolo del Resucitado.
El obelisco
Saliendo del baptisterio de la Basílica de San Juan de Letrán, la mirada se dirige inevitablemente hacia el gran obelisco, que con sus 522 toneladas de peso, es el más imponente de los obeliscos de Roma y se encuentra entre los más colosales extraídos de las minas de granito del Egipto meridional. Fue traído en tiempos del emperador Constantino (siglo IV) y fue erigido por su hijo Constante II sobre la espina del Circo Máximo alrededor del año 357. Fue consagrado como símbolo del triunfo de la cristiandad sobre los antiguos cultos, como recitaba un antiguo poema esculpido en su base, hoy perdido, pero del que se ha conservado una transcripción. El papa Sixto V, en el año 1588, lo hizo erigir cerca de su catedral y estableció un plano urbano genial, en el cual las grandes avenidas enlazaban las Basílicas principales junto a las cuales había colocado los antiguos obeliscos y sobre esos había colocado la Cruz. Así, los monumentos erigidos a las divinidades egipcias fueron consagrados al culto del Dios verdadero, del cual el Papa es el representante sobre la tierra. La inscripción en la base del obelisco trae a la memoria la leyenda, según la cual, el emperador Constantino habría sido bautizado en la Basílica de San Juan de Letrán. El obelisco egipcio, la presencia del gran emperador convertido a la cristiandad y la cruz puesta como corona deberían dar testimonio de que aquí la antigua historia encontraba su plena actualización y que toda la historia humana se realiza plena y totalmente en Cristo, muerto y resucitado.
http://www.mercaba.org/FICHAS/corazones.org/basilica_letran.htm
San Juan de Letrán es la iglesia más antigua del mundo. Por eso recibe el título de Cabeza y Madre de todas las iglesias. Cuando cesaron las persecuciones, a comienzos del siglo IV, el emperador Constantino cedió al Papa el Palacio de Letrán (preexistente a la iglesia), para que fuera su residencia oficial. Letrán fue la sede central de la Iglesia Católica durante más de 1.000 años, hasta el siglo XIV en que los Papas se trasladaron al Vaticano.
A finales del siglo XVI, el rico entramado de edificios que se había ido formando en la histórica sede de Letrán fue casi enteramente demolido por Sixto V, un Papa con pocos escrúpulos hacia en mundo antiguo. Sólo consiguieron sobrevivir la antigua y venerada basílica, reconstruída por Borromini en el XVII, y unos pocos restos que se salvaron de la destrucción.
Principales puntos de interés de la Basílica
San Juan de Letrán posee dos fachadas. La más solemne, realizada en el siglo XVIII, está coronada por una balaustrada con la imagen de Cristo y varios santos. La fachada secundaria está junto al obelisco y es la más utilizada por los turistas, pues se orienta hacia el Coliseo y Santa María Mayor.
Los principales puntos de interés de la basílica son:
La tumba de Martín V, con una bellísima losa de bronce que podría ser de Donatello. Martín V fue el Papa que restableció la sede romana tras el exhilio de Aviñón, dando comienzo al renacimiento romano.
Interior de la basílica, restaurada por Borromini, es la obra de mayor envergadura del genial arquitecto en Roma.
Los portones de ingreso: son las puertas originales de la Curia del Senado, provenientes del Foro Romano.
El ciborio del siglo XIV: construido por los papas franceses de Aviñón, es una de las pocas huellas de aquel periodo en Roma.
Fresco de Giotto. Se le llama el Fresco del Jubileo, porque representa a Bonifacio VIII proclamando el primer jubileo de la Historia (1300).
Claustro cosmatesco: una obra exquisita realizada por la célebre familia de los Vassalleto en el siglo XIII.
La elegante Capilla Corsini, obra de Alessandro Galilei, el mismo arquitecto que diseñó la fachada principal (1735)
Mosaico del ábside: es un calco realizado en el siglo XIX del valioso mosaico original, destruido para retranquear el ábside
Entrada al Museo Histórico Vaticano
Principales puntos de interés en el exterior
En el entorno inmediato de San Juan de Letrán hay varios puntos que merecen una visita. La mayoría son restos dispersos del gran complejo que fue destruido por Sixto V en el siglo XVI:
Obelisco: el más alto y antiguo de la ciudad. Mide 31 metros (45 con la base) y pesa 455 ton. Fue traído por Sixto V desde el Circo Máximo, donde yacía partido en tres pedazos. Desde el obelisco se pueden ver, al fondo de dos calles rectas, el Coliseo por un lado y Santa María Mayor por otro.
Scala Santa. Ver a continuación.
Baptisterio: edificio de planta octogonal, de origen constantiniano, contemporáneo de la primera iglesia. En él pudo ser bautizado el mismo Constantino (poco probable) y su madre Santa Elena (muy probable). Actualmente se encuentra muy reestructurado.
San Juan de Letrán - mapa de la zona
Triclinium. Resto de uno de los salones del antiguo Palacio Lateranense, conservado por la belleza del mosaico que contiene.
Palacio de Letrán (ver a continuación).
Puerta Asinaria (muralla aureliana)
http://www.audioguiaroma.com/san-juan-letran.php
La Archibasílica del Salvador y de los santos Juan Bautista y Juan Evangelista, más conocida como Archibasílica de San Juan de Letrán es la catedral de la diócesis de Roma, donde se encuentra la sede episcopal del obispo de Roma (el papa). Está dedicada a Cristo Salvador, sin embargo es más conocida con el nombre de San Juan, por estar dedicada a los dos santos principales que llevan este nombre.
Junto al palacio anexo y algunos otros edificios cercanos, goza del estatus de extraterritorialidad dentro del Estado italiano, por lo que es propiedad de la Santa Sede. La basílica es una de las iglesias que se deben de visitar en el peregrinaje de las siete iglesias de Roma para alcanzar la indulgencia plenaria en Año Santo.
En 1980 fue incluida en la lista del Patrimonio de la Humanidad en Europa por la Unesco, con el número de identificación 91-002.1
https://es.wikipedia.org/wiki/Archibasílica_de_San_Juan_de_Letrán
https://it.wikipedia.org/wiki/Basilica_di_San_Giovanni_in_Laterano
https://en.wikipedia.org/wiki/Archbasilica_of_St._John_Lateran
Pinche para ver las Fuentes seleccionadas
Vídeo:
Web recomendada: http://www.vatican.va/various/basiliche/san_giovanni/index_it.htm
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