Nombre:
Otro: Basilica di Santa Maria del Popolo
Localización:
Tipo: Edificios Religiosos
Categoría:
Foto:
Voto:
Continente: Europa
País: Italia
Localización: Piazza del Popolo, Roma
Año: ss. XI-XVI
Estado: Terminado
Descripción:Santa Maria del Popolo
Alberto Rodríguez
Entrando a la ciudad amurallada por la Puerta Flaminia, encuentras a tu izquierda la iglesia de Santa María del Popolo. Ella te espera para darte la bienvenida y deslumbrarte con su arte e historia.
Santa María del Popolo: la mejor forma de entrar en Roma
Las sombras y el aire de Puerta Flaminia son un regalo. Está empezando el verano y ya hace mucho calor. Me siento un momento en las escaleras de Santa María del Popolo mientras pasan ríos de gente. Ésta es la entrada en la ciudad amurallada que más me gusta y mi meta de hoy.
Estas bonitas escaleras quizás fueron pensadas para que las aguas del Tíber no llegaran a entrar. Quizás Santa María del Popolo haya sido uno de los sueños más hermosos de ese renacimiento romano de finales del s. XV. Sobre antiguas construcciones se iban cimentando nuevos proyectos. La antigua iglesia y convento de los agustinos dio paso a una hermosa basílica en tiempos de Sixto IV.
Lejos quedaban los tiempos de los jardines de Salustio que bajaban desde el actual Pincio hasta esta puerta de la ciudad. Aún más lejos quedaban los recuerdos de un lugar maldito por alojar la tumba de Nerón a la sombra de un enorme chopo. Un sueño, soñado o imaginado, por Pascual II cambió este recuerdo con la dedicación a María. Quisieron desalojar en aquel siglo XI antiguos espíritus y leyendas con la devoción a esta mujer. Quizás por eso la encontramos a la entrada pues ella hizo realmente de puerta y entrada a su hijo.
En todo caso, el sueño lo pagó al final el ‘popolo’, el pueblo romano. Y es bonito que al menos en este caso, se recuerde.
Entrando en Santa María del Popolo
Así, nada más entrar a la derecha, nos encontramos en la Capilla della Rovere. Allí está una de las pinturas que más me gustan de Roma: un nacimiento pintado por el Pintoricchio. En esta iglesia, al fondo, el pequeño pintor decoró la bóveda del altar convirtiéndola en un triunfo inmenso de color dedicado a María. Sin embargo aquí, al principio, en donde todo empieza, el artista parece recobrar su nombre propio, Bernardino. Nos llama por el nuestro y nos quedamos a la entrada del establo. Junto a nosotros, en la escena, no faltan nunca un buey y una mula. Pero ellos dentro.
La frescura de la entrada en sombras se abre a una nave central luminosa. La mirada, al final, se posa sobre un altar en donde nos espera una Madonna de estilo bizantino. Sabemos que llegó aquí en el s. XIII proveniente del Sancta Sanctorum de San Juan de Letrán, trayendo fama de haber sido pintada por San Lucas. Detrás, como jugando al escondite, sueñan convertidos en piedra dos cardenales: Jerónimo della Rovere y Ascanio Sforza. Esta vez los sueños los pagaron ellos. De esta forma, el Sansovino cumplió y los dejó soñando para siempre. También a nosotros.
Me imagino esa nave central a inicios del s. XV mientras Bramante ampliaba el coro que está en el altar. Por aquella época en esa iglesia rezaba y en el convento vivía un monje agustino peregrino. Dejará una huella imborrable en la historia de Europa: Martín Lutero.
Detalles del Renacimiento en Santa María del Popolo
En la Capilla Basso della Rovere, un hexágono nos acoge en la arquitectura y en los pliegues que la pintura convierte en ilusión. Columnas afrescadas y la perspectiva de una mensola que me recuerda la reproducción del ‘studiolo’ de Federico y Guidobaldo da Montefeltro que vi en Gubbio (el original lo podéis ver en el Metropolitan Museum de New York). Pinturas que crean espacios, como los dos libros apoyados en una credencia que atrae nuestra mirada. Están puestos allí como una invitación, en espera de que nos sentemos en ese espacio imaginario y que nuestras manos se tiendan para cogerlos.
Ladrillos y mármoles. Hiedra que cubre las paredes. Madera y paja que cubren el lugar del nacimiento. Árboles frondosos y otros que en precario equilibrio consiguen sobrevivir al borden del precipio. Una montaña que es lugar de pastores y también de revelaciones. Como en el monte Tabor o el Sinaí, también aquí surge una voz de lo alto -rayos dorados que salen del mensajero alado- y se escucha entre las abruptas soledades el mensaje divino. Rocas, animales, plantas y silencio, son los lugares necesarios, naturales, para la revelación.
La Capilla Chigi de Santa María del Popolo
Unos años más tarde, en 1513, en esta misma iglesia se econtraba trabajando Rafael para la construcción de la capilla Chigi. Aunque llegó a diseñar los frescos de la cúpula, poco de ella pudo realizar antes de morir. De hecho, en el altar luce una maravillosa tela de su colega – rival Sebastiano del Piombo. Una Capilla con mucha historia pues sólo se concluyó en 1656 gracias al trabajo de Bernini llamado por el papa Alejandro VII. Un papa con ‘el mal de la piedra’ no sólo por los cálculos sino por su fiebre constructora. Se despreocupó de la política europea de medidados del s. XVII (Guerra de los 30 años, Paz de los Pireneos…) para encargar y promover maravillosas obras arquitectónicas. Cuestión de prioridades.
Caravaggio en Santa Maria del Popolo.
“Neque hic vivus, neque illic mortuus.” «Ni aquí vivo, ni allí muerto» es una admonición en la tumba del arquitecto, músico y autor teatral Giovanni Battista Gilseni. Te la encuentras junto a la puerta de entrada. Yo la vi cuando estaba a punto de salir y tuve compasión de él. Sin lugar. Así se quedó. Vivo y muerto al mismo tiempo pero seguramente sin un aquí ni un allí. Sin carne y facciones, reducido a un esqueleto que habla de lo que queda y no de lo que fue.
Salí de Santa María del Popolo cuando estaban a punto de cerrar. El río de personas que iban y venían hacia la plaza seguía su curso. Parecía que tampoco para ellos existía un aquí, ni un allí. Por contraste, en ese momento recordé la imagen de San Pedro que se quedó para siempre plantado en un momento, aquí, antes de morir. Sus facciones, su carne, tienen nombre propio. Si lo viera entre la gente que pasa lo reconocería. Es más, estoy seguro de que en el Gianicolo, el domingo pasado, junto al Templete del Bramante, lo vi disfrazado de turista. Lo que me resulta extraño es que Caravaggio lo hubiera visto y reconocido. Quizás porque buscó entre los pobres cristos y no en los palacios del Vaticano.
Saliendo de Santa María del Popolo
Atravieso la gran plaza en bicicleta. El arquitecto Valadier a la hora de realizar el gran escenario de Plaza del Popolo destruyó el convento de los agustinos que estaba adosado a la iglesia de Santa María del Popolo. De esta forma, cuando vuelvo la vista hacia atrás, la iglesia parece quedar fuera de la plaza, convertida en un centinela siempre esperando junto a la puerta Flaminia.
Inicio o fin de la ciudad. Inicio y final de una historia cristiana y de vida. Por una parte, la conversión, el inicio, con la caída del caballo de San Pablo. Por otra, el martirio de San Pedro, final del camino. En medio, Annibale Carracci nos presenta una maravillosa mujer que rompe los esquemas: el final puede ser un inicio, un final sin fin, sin confines.
https://www.enroma.com/santa-maria-del-popolo/
La basílica de Santa Maria del Popolo (en italiano: Basilica di Santa Maria del Popolo) es una basílica menor de Roma, situada en la Piazza del Popolo, junto a una de las antiguas puertas de la ciudad. Pertenece desde 1250 a los agustinos.
Historia de la iglesia y su convento
La primera edificación fue una simple capilla construida por orden del papa Pascual II sobre el mismo lugar donde Nerón fue sepultado. Seguramente el papa quiso celebrar con esta iglesia la liberación del Santo Sepulcro que tuvo lugar el mismo año de su fundación, 1099. Las obras fueron costeadas por el pueblo romano, de ahí el nombre que recibió la iglesia desde sus orígenes y la advocación del icono posterior (siglo XIII, de inspiración bizantina) que preside el altar mayor y cuya autoría se atribuía al evangelista San Lucas, aunque a veces se atribuye el topónimo a la abundancia de chopos (en italiano: pioppi) en este lugar. La capilla fue ampliada en 1227 por el papa Gregorio IX, pero será en el siglo XV (bajo el impulso de Sixto IV) cuando se realicen las intervenciones arquitectónicas que determinan la configuración actual del templo. Giorgio Vasari atribuyó estas obras al arquitecto Baccio Pontelli, pero la historiografía contemporánea rechaza su autoría y tiende a pensar que fue Andrea Bregno quien las diseñó y ejecutó, dando al edificio un aspecto renacentista. En cualquier caso, no hay certeza absoluta sobre el/los autores de la arquitectura ni de la fachada (esta última también modificada por Bernini en el siglo XVII).
El templo formaba parte de un convento agustino. La arquitectura de todo el conjunto se acomodaba al espíritu de sobriedad de los agustinos, como se evidencia en la fachada. La iglesia tiene tres naves con transepto y un muy desarrollado ábside (donde está el coro conventual). Está cubierta con bóvedas de crucería sobre pilares con semicolumnas adosadas, siguiendo el modelo de las iglesias lombardas del siglo XV que, a su vez, se inspiran en la tradición gótica de la zona. Hay cuatro capillas poligonales en cada nave lateral y dos más flanqueando el presbiterio.
En el siglo XVI Donato Bramante y Rafael Sanzio hacen nuevas obras (el primero, el coro absidial; Rafael, la capilla del banquero Agostino Chigi). En el XVII Alejandro VII decidió reformar de nuevo la iglesia y fue Gian Lorenzo Bernini el encargado de conferir a la decoración interior del templo el aspecto barroco actual. En ese mismo siglo, Carlo Fontana reforma una capilla (la capilla Cybo) e imita la obra de Rafael en la capella Chigi.
A principios del siglo XIX se acometió un ambicioso programa urbanístico que remodeló por completo la Piazza del Popolo y el Pincio y que afectó a la iglesia: las dependencias conventuales del siglo XV fueron destruidas entre 1811 y 1813 (el edificio actual es una reconstrucción del arquitecto Valadier). En tal convento fue donde se hospedó Martín Lutero durante su estancia en Italia en sus años de juventud.
Coro
Situado en el profundo ábside principal, su aspecto actual se debe a las sucesivas reformas que realizó el arquitecto Donato Bramante, la primera hacia 1500 y la segunda entre 1505 y 1509. Se conservan aquí las extraordinarias esculturas de Sansovino del Cardenal Ascanio Sforza (1505) y del Cardenal Girolamo Basso Della Rovere (1507). La bóveda está pintada por Pinturicchio y representa la Coronación de la Virgen, con evangelistas, sibilas y doctores De la Casa.
https://es.wikipedia.org/wiki/Basílica_de_Santa_María_del_Popolo
https://it.wikipedia.org/wiki/Basilica_di_Santa_Maria_del_Popolo
https://www.facebook.com/basilicasantamariadelpopolo/
https://viajarconelarte.blogspot.com/2015/03/la-basilica-de-santa-maria-del-popolo.html
https://www.experienciasviajeras.blog/basilica-de-santa-maria-del-popolo-un-fantasma-en-un-museo/
Vídeo:
Web recomendada: http://www.smariadelpopolo.com/it/
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Inserción: 2022-02-10 17:39:35
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