Nombre:
Otro: Templo Expiatorio de la Sagrada Familia
Localización:
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Tipo: Edificios Religiosos
Categoría:
Foto:
Voto:
Continente: Europa
País: España
Localización: Barcelona
Año: 1882
Estado: En Construcción
Descripción:1882-(1926) -?
La obra más conocida de Antoni Gaudí, ni fue iniciada por él, ni evidentemente pudo acabarla. A la edad de 31 años se hizo cargo de la dirección de las obras de este Templo, tras la dimisión del arquitecto inicial Francisco de Paula Villar, cuando ya se había construido una parte de la cripta subterránea.
Gaudí cambió radicalmente el primer proyecto sustituyéndolo por uno propio, mucho más ambicioso, original y atrevido que el inicial.
Esta fachada, la del Nacimiento, es la parte de la obra que Gaudí deseaba dejar terminada como muestra y ejemplo para sus continuadores, ya que él, muy a su pesar, tuvo que aceptar que era imposible llegar a realizar una obra de esta envergadura en el corto periodo de una vida. Casi en los inicios había sido tan optimista que soñó con que podría llegar a acabarla en poco más de diez años.
La desbordante riqueza de figuras y elementos decorativos de la fachada del Nacimiento, se torna más sobria en la parte interna.
No obstante, esta apreciación no es del todo correcta, ya que aún tienen que ser esculpidos "in situ" varios elementos, y faltan algunas esculturas sobre las repisas y hornacinas correspondientes.
La perspectiva casi completa de la parte posterior de la fachada del Nacimiento, visible años atrás tal como inmortalizó esta imagen, ya no es posible observarla debido a la construcción de las naves centrales.
Aunque en algún momento las formas de la Sagrada Familia puedan recordar el estilo gótico, nada más lejos de la realidad en su esencia. El gótico se veía obligado a contrarrestar el desplazamiento de las fuerzas, utilizando contrafuertes y arbotantes.
Es decir, los arcos exteriores tenían una función de apoyo, no de decoración. Gaudí dijo una vez, que es como si un jorobado para disimular su defecto se pusiera banderitas encima.
En la arquitectura gaudiniana, por el contrario, los pesos y las fuerzas se desplazan en sentido vertical, por ello, en algún caso, los pilares o columnas están inclinados. Precisamente para contrarrestar un pequeño desplazamiento lateral. De esta forma, como se ha comentado anteriormente, es innecesario el empleo de contrafuertes, apoyos y arbotantes, tan característicos e imprescindibles en el gótico.
Por este motivo, las dos fachadas existentes han podido ser edificadas como si fueran construcciones independientes del resto del templo.
http://www.ctv.es/USERS/ags/Gaudi-SF.htm
http://www.conocerbarcelona.com/sagrada-familia
Cuando el librero José María Bocabella compró el amplio solar con el propósito de construir en él un templo expiatorio que estuviera dedicado a la Sagrada Familia, sus intenciones reales no eran ciertamente la que luego se hicieron realidad. Para él hombre de profunda religiosidad, el fin primordial era crear un baluarte de la fe, un claro punto de referencia espiritual dentro del recinto de Barcelona, una ciudad que si iba desarrollando rápidamente según lo planos de los arquitectos Cerdá (1859) Rovira (1868).
Planos que habían dado preferencia al sistema que proponía como esquema urbanístico básico una monótona repetición de bloques cuadrados, pero que parecía demasiado “modernista” a todos los que consideraban que Cataluña era una especie de isla que debían defender de los asaltos del exterior. Para contrastar con una geometría urbana tan pobre, el nuevo templo debería tener una estructura que recordara la de las antiguas catedrales, para conseguir que así fuera se eligió a arquitecto Francisco de Paula del Villar, quien realizó el proyecto “gótico”.
Según los planos de Villar, la iglesia debería medir 97 metros por 44, tener una planta en cruz latina, tres naves y un amplio ábside semicircular que albergaría nueve capillas; en e] centro estaba prevista una cripta, cuyas obras fueron las primeras, que se iniciaron, el día 1 de marzo de 1882. Pero ocurrió que, al cabo de pocos meses, empezaron las discrepancias entre Villar y el arquitecto Martorell, figura de primera categoría en el ambiente artístico catalán y amigo y consejero del librero Bocabella.
Villar dimitió, y Martorell, invitado a ocupar su puesto, lo rechazó, pero aconsejando confiar la prosecución del trabajo al joven Gaudí, ayudante suyo en algunas obras y compañero del librero en los peregrinajes a Montserrat. Así fue como el 3 de noviembre de 1883 el artista empezaba la obra a la, que había de dedicar gran parte de su vida, hasta el punto de hacer de ella, ya en los años de su vejez, el objeto en el que convergirían todos sus pensamientos y todas sus actividades. Gaudí no elaboró en seguida el proyecto definitivo, sino al contrario, tardó mucho en llegar a este resultado, pues como se pone de manifiesto en los numerosos esbozos que dejó, la visión completa del conjunto no estuvo clara para él hasta los últimos años de su vida.
Este proceder, que obedecía a intuiciones sucesivas, era típico del maestro catalán; llegaba a la definitiva expresión creadora a través de una gradual aproximación, dejando sedimentar poco a poco sus ideas hasta que se traducían en una forma concreta. Por otro lado, su fantasía, puramente plástica e inclinada al empleo de todos los materiales disponibles (hormigón, piedra, ladrillo, hierro, pasta vidriada, cerámica), no podía reducirse al limitado campo de una hoja de papel, al esquematismo bidimensional de un dibujo, sino que sentía la imperiosa exigencia de modelar en el espacio, de trabajar directamente, aunque fuera a escala reducida, sobre la misma materia.
En un principio Gaudí se sintió en cierta manera influido y mediatizado por el esquema impuesto por su predecesor, pero su indecisión duró muy poco, no tardando en transformar la cripta, que era el único elemento parcialmente definido. Elevó diez metros la altura de la bóveda y pronto dejó intuir lo que después sería el fin supremo de su trabajo: dar la máxima verticalidad a las estructuras para recrear no los resultados formales del gótico, sino el espíritu que animó a los artífices de este estilo. Con este fin, Gaudí, que con frecuencia fue considerado como un arquitecto gótico que había llegado al mundo con enorme retraso, abolió dos elementos esenciales del gótico “verdadero”: los arcos apuntados y el contrapunto de arbotantes y contrafuertes, que él mismo calificaba como las “muletas” de los edificios. (imagen: Antoni Gaudí)
En su lugar introdujo el arco parabólico y la inclinación de las columnas según la resultante de la composición de los pesos que sobre ellas gravitaban, lo mismo que “un tronco de árbol se inclina según la masa de las hojas sostenidas, por las ramas”. Siguiendo con el proyecto, Gaudí fue modificando por completo los planos de Villar, extendiendo el primitivo programa de una “representación sagrada” a una amplitud, complejidad y audacia tales que fue mucho más allá de las intenciones y fantasías del más ambicioso y previsor proto maestro gótico.
Las dimensiones fueron entonces de 120 metros por 40, a fin de que hubiera espacio para una planta en cruz latina con cinco naves, completada con doce campanarios (los doce apóstoles) y con un cimborio que representaba la gloria de Jesucristo. Dicho cimborio debía alcanzar una altura de 160 metros, es decir, superior a la de San Pedro, detalle que, demuestra que la simbología cristiana iba acompañada también del orgullo del catalán, aunque católico entre los católicos; es el mismo orgullo que, extendido a toda la hispanidad, le hará representar también las ciudades de Valencia, Granada, Toledo, Burgos, Valladolid, Santiago y Sevilla en las ocho columnas anteriores de la nave central.
Las cuatro columnas mayores, destinadas a sostener el cimborio, debían reproducir a los cuatro evangelistas, Mateo, Marcos Lucas y Juan. Los apóstoles, distribuidos en grupos de cuatro y dispuestos en forma de campanario, vigilarían las tres entradas, cada una de ellas con tres puertas que simbolizaban la Fe, la Esperanza y la Caridad. La entrada de levante se dedicaba al Nacimiento y a la Epifanía de Jesús; la de poniente a su Pasión y Muerte, y la de mediodía, la principal, a su Gloria y al Juicio Final. Pero lo que asombra de un proyecto semejante no es la correspondencia biunívoca entre los elementos arquitectónicos y la historia sagrada llevada hasta las últimas consecuencias, sino la previsión de que toda esa estructura se iba a completar con centenares y centenares de estatuas en bulto redondo o en alto relieve y además con paredes pintadas, esmaltes, mayólicas, pastas de vidrio y hierros forjados.
Frente a tal profusión, frente a una orgía tal de medios expresivos, algunos investigadores han opinado que debían considerar a Gaudí como barroco. Sin embargo, su personalidad, vinculada a sus orígenes —y Gaudí lo estuvo visceralmente—, traspasa de tal manera los límites de cualquier tradición que el arquitecto no puede integrarse en ninguna clasificación conocida. Quizá por esto el artista catalán fue ignorado durante mucho tiempo por la crítica contemporánea. Con la excepción de un juicio positivo de Le Corbusier en 1928, o una interpretación de “barroco” por parte de Cassau en 1933 y otra desde el punto de vista surrealista de Dalí, su nombre fue prácticamente ignorado por las vanguardias artísticas europeas, que sólo se dieron cuenta de su valía y de la trascendencia de su obra después de la segunda Guerra Mundial, cuando hacía ya veinticinco años que había desaparecido, dejando, como recuerdo de su extraordinaria fantasía, esbozos. maquetas, anotaciones y apuntes del templo, pero por desgracia menos testimonios concretos.
En efecto, la Sagrada Familia, en el momento en que murió su creador, se reducía prácticamente, o sea en cuanto a elementos construidos, a la cripta, a parte del ábside y a la fachada del’ Nacimiento, estando en construcción las torres que habían de dar la inconfundible característica gaudiniana a todo el templo. Y llegando aquí conviene hacer un breve recorrido de las etapas cronológicas de los trabajos: el 19 de marzo de 1885 se celebró la misa en la cripta, que aún no se había cubierto; entre 1887 y 1893 se construyen las paredes del ábside; mientras tanto se cubre la bóveda de la cripta, ultimada en 1891. Después se iniciaron los trabajos de la fachada del Nacimiento: en 1903 se completan las estructuras básicas y los portales; el primer campanario se concluyó en 1918 y el segundo en enero de 1926.
Después de la muerte de Gaudí, el arquitecto Sugranyes acabó la construcción de las torres que faltaban, y tras un largo período en que las obras estuvieron suspendidas, los arquitectos Quintana, Bonet Garí y Puig Boada levantaron la fachada de la Pasión, cuyas torres quedaron completadas en 1976. Es poco, ciertamente, en relación con la suma de energías gastadas y de los esfuerzos realizados; pero aun así, lo que hasta su muerte pudo llevar a término testimonia su capacidad y su genio para crear nuevas formas y para dominar la materia “inventa- da” para componerlas. Y para demostrarlo basta ver las agujas con las que terminan los cuatro campanarios, que “parecen hechas por el mismo hombre que las concibió”. Las catedrales nunca, o casi nunca, han podido ser la obra de un solo hombre.
Tampoco podía serlo la Sagrada Familia de Barcelona, por sus colosales dimensiones. por lo ambicioso de su concepción, por la fabulosa cantidad de elementos secundarios y marginales que han, de figurar en su decoración y por la misma inquietud artística del propio Gaudí, que le impulsaba constantemente a cambiar, a renovarse, a superarse siempre en una tarea sin fin. La Sagrada Familia nació como un deseo colectivo; por ello, en Cataluña, muchos están convencidos de que debe acabarse. En este sentido se han realizado algunos intentos y otros se están llevando a cabo. Para ello existen los diseños de Gaudí y sus maquetas, algunas reconstruidas después de la guerra civil basándose en sus apuntes.
En el interior mismo del templo hay un museo en el que se conservan muchos de esos inapreciables testimonio. Otros han sido reunidos por la fundación “Amigos de Gaudí” y por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona. Pero quizás el propio Gaudí, si aún viviera y se entregara como siempre a su desbordada fantasía, prescindiría de todo ello y crearía nuevas formas y forjaría nuevos proyectos, sin llegar a acabar tampoco “su” iglesia.
Fuente Consultada: Enciclopedia de las Maravillas del Mundo Tomo III
http://www.portalplanetasedna.com.ar/sagrada_familia.htm
07/11/2010 - Cultura
La Sagrada Familia: la última gran catedral
La obra del genial arquitecto catalán Antoni Gaudí ha pasado muchos momentos , algunos muy difíciles, desde que se iniciara su construcción hace 142 años. Repasamos la historia pasada, presente y futura de una obra llamada a ser el referente arquitectónico católico del mundo
Juan Francisco Jiménez Jacinto
El templo de la Sagrada Familia es uno de los más importantes símbolos de la ciudad de Barcelona y uno de los principales reclamos turísticos. Es sin duda el edificio catalán más conocido en todo el mundo.
Ha dado nombre al barrio que le rodea, que forma parte del Eixample, en el lugar del antiguo barrio de Poblet, del término de Sant Martí de Provençals, urbanizado a partir de 1868 y agregado a Barcelona en 1897.
El pueblo surgió en el emplazamiento de los antiguos campos provinciales (agricultura provintiales) de la colonia romana de Barcelona. En este lugar fue donde el librero Josep Maria Bocabella y la Asociación Josefina adquirieron toda una isla para construir un templo inicialmente dedicado a San José, patrón de la Iglesia, ya que fue esta Asociación de Devotos de San José, fundada por Bocabella el año 1866, la que comenzaría la construcción.
El proyecto inicial lo hizo el arquitecto diocesano Francisco de P. del Villar, en estilo neogótico, la primera piedra fue colocada en la fiesta de San José del año 1882, siendo obispo de Barcelona Josep Maria de Urquinaona. Se trataba de construir un templo dedicado a san José, patrono de la Iglesia, para defender esta de los ataques que recibía en la sociedad moderna.
En 1883 el arquitecto del Villar, por discrepancias con la junta promotora del templo, renunció a continuar la obra. La Asociación Josefina, en ese callejón sin salida, rogó a san José que les enviara el arquitecto que debía sacar adelante el proyecto. Aquel arquitecto de ojos azules que les enviaría San José -según un presentimiento de algunos miembros de la Asociación- fue Antoni Gaudí, que se convirtió en el arquitecto del templo en 1893.
Este opta por ir modificando el proyecto primitivo. Un importante donativo permitió hacia el 1893 plantear el templo con una grandiosidad no prevista hasta ese momento. Gaudí decidió terminar una fachada para dejar la libertad de terminarlo a las generaciones futuras.
La fachada del Nacimiento
Esta fachada, la inició el genial arquitecto en 1900 no pudiendo concluirla debido a su muerte repentina. Tras su deceso, en 1926 como consecuencia del atropello de un tranvía, el arquitecto Domènec Sugrañes, colaborador de Gaudí, acabó las tres torres que faltaban completar. La obra quedó paralizada entre 1935 y 1952, con la excepción de los trabajos de restauración de los destrozos producidos durante la Guerra Civil. A partir de 1952 los arquitectos Francesc Quintana, Lluís Bonet Garí e Isidre Puig Boada levantaron la fachada de la Pasión, los campanarios de la cual se acabaron en 1977.
El templo se ha construido sólo con donativos particulares y ha pasado por fuertes crisis económicas que han amenazado con paralizar las obras. Se han producido vivas polémicas sobre la continuidad del proyecto que, sin embargo, ha seguido adelante por la voluntad de los discípulos de Gaudí y los donantes.
En los últimos meses se ha intensificado la polémica por el peligro que supone para la estabilidad del templo el paso a poca distancia de los cimientos de la línea del tren de alta velocidad.
La construcción del templo depende de la Junta Constructora, hoy convertida en fundación. El presidente de la Junta es el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, y el presidente delegado es el ex presidente del Parlamento de Cataluña, Joan Rigol. El arquitecto director de las obras es actualmente Jordi Bonet Armengol, hijo del arquitecto Lluís Bonet Garí.
La fe elevada en piedra, la piedra elevada a fe
El teólogo Armand Puig ha desvelado recientemente las claves del Evangelio cristiano a través de los elementos arquitectónicos y decorativos de la Sagrada Familia en una amplia interpretación de todos los símbolos y detalles que llenan este templo.
En rueda de prensa, el autor del libro La Sagrada Familia según Gaudí (Pòrtic) ha explicado que el arquitecto usó el “lenguaje de las piedras” para manifestar su cristianismo, ya que el la iglesia representa todas las bases del Evangelio.
Ha reivindicado que Gaudí no es esotérico, sino un artista simbólico que “esconde y enseña”. En primer lugar, ha destacado las cuatro columnas centrales –ubicadas en el crucero de la planta–, que remiten a los cuatro evangelistas con un color rojizo y unos medallones simbólicos. El águila representa a Juan; el toro, a Lucas; el león, a Marcos, y el ángel emula a Mateo.
“Estas cuatro columnas lo sustentan todo, como la Palabra de Dios en el Evangelio”, ha resumido. Puig ha remarcado la presencia de medallones repartidos en el resto de columnas en representación de cada una de las diócesis catalanas, españolas e internacionales. Todas las columnas se coronan en un bosque con hojas y frutos que, en simbología religiosa, representan el pueblo de Dios.
Concretamente, en el templo se contabilizan 12 cestos de frutos correlacionados con el pasaje bíblico que narra que en el nuevo Jerusalén había una recoleta mensual de las frutas para mostrar su fertilidad. “La Sagrada Familia es el nuevo Jerusalén”, ha sentenciado.
Las tres partes del templo son tres caminos bíblicos: la humanidad, Jesucristo y la Iglesia. Puig se ha centrado en explicar el camino de Jesucristo, que arranca en el portal del nacimiento y termina en el de la Pasión. Este camino, que recorre el crucero, encarna el nacimiento, vida, muerte y resurrección de Jesús “pasando de la lírica al drama”, ya que el portal de la pasión está representado por 24 huesos, como los que hay en las costillas y las vértebras.
La obra que inició Gaudí, es una catequesis de piedra que exalta y explica en cada uno de sus detalles la profundidad de la Palabra de Dios a través del Evangelio.
Cronología de una obra atemporal
En 1866 Josep Maria Bocabella funda la asociación de devotos de San José, que comprará el solar donde se construirá el templo. En 1874 Se publica por primera vez la idea de la construcción de un templo en El Propagador de la devoción a San José, que se convertirá en el órgano del templo.
El año 1882 se procedirá a la colocación de la primera piedra bajo la perspectiva del proyecto del arquitecto Francisco de Paula del Villar. Posteriormente, en 1883 Antoni Gaudí se convierte arquitecto del templo y finaliza la cripta en 1889.
En 1890 el arquitecto realiza el dibujo de la primera solución de conjunto y en 1891 inicia la fachada del Nacimiento que termina la fachada del ábside en 1894, el portal del Rosario al claustro en 1899 y el edificio de la Escuela parroquial en 1909.
En 1910 se expone en la Exposición en París la maqueta de la fachada del Nacimiento y en 1917 se proyecta la fachada de la Pasión, con el monumento al obispo Torras i Bages.
La solución definitiva de las naves y cubiertas no será hasta 1923, año en que se presenta en modelos de yeso a escala 1:10 y 1:25.
El 30 de noviembre de 1925, Gaudí finaliza el primer campanario (el de San Bernabé), de la fachada del nacimiento, de 100 metros de altura. Un año más tarde el arquitecto muere atropellado el 10 de junio de 1926.
Ya sin él, en 1930 se finalizan los 4 campanarios de la fachada del Nacimiento. En 1936, en pleno contexto de la Guerra civil se profana el templo y sufre numerosos destrozos, entre otros el estudio de Gaudí.
El 1940 se restaura la cripta y los modelos dañados de yeso. Finalmente, en 1954 se inicia la fachada de la Pasión y en 1957 se concluye la columna de la diócesis de Barcelona, primera de las columnas de 8 elementos.
La finalización de los 4 campanarios de la fachada de la Pasión no será hasta 1977, y un año más tarde, en 1978, se inician las fachadas de las naves. Que finalizan su fundamentación entre 1986 y 1990, ese mismo año se colocan las primeras esculturas de la fachada de la Pasión.
En 1990 se acaba la columna de la diócesis de Lleida, en 1993 la cantoría de las naves laterales y en 1994 se coloca el primer nudo-capitel de la columna de 8 elementos y primeras columnas de soporte de las bóvedas.
Los años 1995 y 1999 servirán para concluir las vueltas de las naves laterales y de la nave central, respectivamente. Con la entrada del nuevo milenio se concluyen las vueltas del transepto y los fundamentos de la fachada de la Gloria, amén de las columnas inferiores del centro del crucero.
Las obras del interior del templo evolucionan a muy buen ritmo gracias a las donaciones y a la financiación del edificio a través de las visitas de los turistas. En 2001 se concluye el ventanal central de la fachada de la Pasión, la vidriera de la Resurrección y las cuatro columnas del centro del crucero. Le sigue la restauración y el traslado del edificio de las escuelas parroquiales, la losa del presbiterio, el deambulatorio y las columnas inferiores del ábside en 2002.
El año 2003 es protagonista por la construcción del claustro de la Merced y la cantoría del ábside. La construcción de las bóvedas de los evangelistas Mateo y Juan y la vidriera superior de la fachada del Nacimiento no será hasta 2004 y 2005.
En 2006 y 2007 se construye la cantoría de la fachada de la Gloria y las vueltas del deambulatorio del ábside. En 2008 se concluyen las vueltas del centro del crucero y, finalmente, en 2010, se construyen las vueltas del centro del ábside, que, a la postre, cierran todo el espacio interior concluyendo así el espacio interior y posibilitando el inicio de actos litúrgicos en su interior.
El año 2010 también ha significado la dedicación del templo por parte del Papa Benedicto XVI y su elevación a la condición de Basílica.
http://www.forumlibertas.com/frontend/forumlibertas/noticia.php?id_noticia=18371
El Templo Expiatorio de la Sagrada Familia (en catalán Temple Expiatori de la Sagrada Família), conocido simplemente como la Sagrada Familia (Sagrada Família), es una gran basílica católica de Barcelona (España), diseñada por el arquitecto español Antoni Gaudí. Iniciada en 1882, todavía está en construcción (diciembre de 2011). Es la obra maestra de Gaudí, y el máximo exponente de la arquitectura modernista catalana. Es, con más de 4 millones de visitas anuales, el monumento más visitado de toda España.
La construcción comenzó en estilo neogótico, pero, al asumir el proyecto Gaudí en 1883, fue completamente replanteado. Según su proceder habitual, a partir de bocetos generales del edificio improvisó la construcción a medida que avanzaba. Se hizo cargo con sólo 31 años, dedicándole el resto de su vida, los últimos quince en exclusiva.
Una de sus ideas más innovadoras fue el diseño de las elevadas torres cónicas circulares que sobresalen apuntadas sobre los portales, estrechándose con la altura. Las proyectó con una torsión parabólica dando una tendencia ascendente a toda la fachada, favorecida por multitud de ventanas que perforan la torre siguiendo formas espirales.1
El templo, cuando esté terminado, dispondrá de 18 torres: cuatro en cada una de las tres entradas-portales y, a modo de cúpulas, se dispondrá un sistema de seis torres, con la torre cimborio central, dedicada a Jesús, de 170 metros de altura, otras cuatro alrededor de ésta, dedicadas a los evangelistas, y un segundo cimborio dedicado a la Virgen. El interior estará formado por innovadoras columnas arborescentes inclinadas y bóvedas basadas en hiperboloides y paraboloides buscando la forma óptima de la catenaria.
En 1926 murió Gaudí; sólo se había construido una torre. Del proyecto del edificio sólo se conservaban planos y un modelo en yeso que resultó muy dañado durante la Guerra Civil española.2 Desde entonces han proseguido las obras: actualmente están terminados los portales del Nacimiento y de la Pasión, y se ha iniciado el de la Gloria, y están en ejecución las bóvedas interiores. La obra que realizó Gaudí, es decir, la fachada del Nacimiento y la cripta, ha sido incluida por la Unesco en el año 2005 en el Sitio del Patrimonio mundial «Obras de Antoni Gaudí». Es además, desde 2007, uno de los 12 Tesoros de España.3
El Templo fue consagrado y declarado Basílica menor el 7 de noviembre de 2010 por el papa Benedicto XVI.4
http://es.wikipedia.org/wiki/Templo_Expiatorio_de_la_Sagrada_Familia
Pinche para ver las Fuentes seleccionadas
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