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Nombre:

Heidelberg

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Localización:

Tipo: Urbanismo

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Continente: Europa

País: Alemania

Localización: Distrito de Rin-Neckar, Región de Karlsruhe, Estado de Baden-Wurtemberg

Año:

Estado: Terminado

Descripción:Heidelberg: Alemania desde su lado más romántico.

Así es Heidelberg, una ciudad apreciada por los enamorados, un clásico del turismo internacional y siempre en boga. La ciudad ofrece un romanticismo de ensueño entre el Puente Viejo y el imponente Castillo, una oferta cultural y de eventos de primera categoría, una gastronomía que es un placer para los sentidos y un magnífico emplazamiento, entre el río Neckar y las estribaciones del bosque Odenwald.

Con unos tres millones anuales de turistas de día, Heidelberg se encuentra en la cima de las estadísticas de visitantes de Alemania, de Europa y probablemente del mundo. Algo que en cierto modo es una lástima, porque la ciudad es mucho más que una aventura de un día. Aquel que se tome un poco más de tiempo para visitar la ciudad, podrá descubrir los hermosos lugares apartados de las grandes corrientes de visitantes y dejarse contagiar por la forma de vida tan peculiar que diferencia a Heidelberg de muchas otras ciudades universitarias. Es comprensible que el visitante de Heidelberg quiera conocer el Castillo que domina la ciudad a unos 70 m sobre el río Neckar, en la terraza del monte Königstuhl. Efectivamente, el Castillo y los edificios colindantes, junto con el Puente Viejo, componen uno de los monumentos más impresionantes que se pueden admirar en un viaje a Alemania. Si lo desea, puede visitar el Castillo en solitario, pero merece la pena participar en una visita guiada. Aunque solo sea para comprender la historia de esta imponente obra arquitectónica, repleta de vicisitudes en sus 700 años de vida. Para superar los tiempos de cambio, los señores del castillo probablemente hayan tenido que dirigirse alguna que otra vez a las bodegas principescas. En ellas se encuentra el barril más grande del mundo: elaborado con 130 troncos de roble, de más de ocho metros de largo, siete metros de ancho y con 221.726 litros de capacidad. Durante algún tiempo, el príncipe elector Karl Theodor empleó como vigilante de los barriles del Castillo al enano italiano de la corte Perkeo, cuyo nombre cuentan que se deriva de su gusto por la bebida. Siempre que se le preguntaba si quería otro vaso de vino contestaba: "perché no?", es decir, ¿por qué no?.

En este lugar también se organiza cada verano el Festival del Castillo, uno de los espectáculos de teatro al aire libre más bellos del sur de Alemania, que se representó por primera vez en el año 1926. La calle Burgweg, saliendo del Castillo hacia el casco antiguo, además de sus encantadores monumentos, alberga un importante lugar de interés para la memoria colectiva: el Centro de Documentación y Cultura de los Sinti y Roma alemanes, una exposición permanente sobre el destino y estilo de vida de estos dos pueblos gitanos que documenta también el genocidio practicado por los nazis contra esta minoría. En el centro del casco antiguo se encuentra la Plaza del Mercado, con una de las muchas hermosas fuentes de Heidelberg, además de elegantes casas burguesas, muchos cafés y tiendecitas todavía más encantadoras. Y, naturalmente, la famosa iglesia del Espíritu Santo. No muy lejos de aquí se encuentra el Mercado del Grano (Kornmarkt), para muchos la plaza más bonita de Heidelberg. La fuente de la Madonna, de 1718, una figura de la virgen sostenida por ángeles, debía reconducir a los renegados protestantes hacia la verdadera fe tras la Contrarreforma. En la actualidad, todo el mundo queda fascinado por esta elegante estatua y la foto de postal "Madonna del Mercado del Grano con Castillo". La siguiente plaza, la Karlsplatz, está adornada con una fuente que expone caprichosamente la cosmografía del famoso humanista Sebastian Münster. Algo que también es típico de Heidelberg, porque la vida cultural e espiritual de la ciudad ha estado determinada sobre todo por los intelectuales, además de por los príncipes electores. Precisamente la Universidad, la más antigua en suelo alemán, ha atraído a grandes intelectuales, tanto estudiantes como profesores, entre ellos grandes figuras del universo intelectual como Georg Willhelm Friedrich Hegel, Robert Bunsen, Max Weber o Karl Jaspers. Hoy en día, la Universidad cuenta con unos 30.000 estudiantes matriculados, aunque no son solo estudiantes aplicados, sino también diligentes asiduos a las tabernas y cafés de la ciudad. Lo mejor de esto es que en las hermosas y antiguas tabernas estudiantiles podrá sentirse como un verdadero estudiante, incluso si ya anda algo alejado de esa época.

https://www.germany.travel/es/ciudades-turismo-cultural/ciudades/highlights-historicos-de-alemania/heidelberg.html

Qué ver en Heidelberg, la ciudad universitaria más animada de Alemania

Heidelberg, la antigua capital del Palatinado, es una de las ciudades más visitadas de Alemania. Durante nuestra visita pudimos comprobar que hay una gran cantidad de lugares y atracciones históricas que ver en Heidelberg.

Cómo es Heidelberg

Dicen que Heidelberg es una de las ciudades más románticas de Alemania. Y es que tiene algo que enamora. Su ubicación en el valle del río Neckar, su bonito puente antiguo, las ruinas de su majestuoso castillo…

Es la ciudad universitaria más antigua de Alemania y su universidad, fundada en 1386, es una de las instituciones más antiguas en Europa. Por ese motivo es una ciudad muy animada, que cuenta con una gran variedad de tiendas, cervecerías y restaurantes que atienden a la población estudiantil. Es como Salamanca en España, una ciudad llena de vida y gente joven, tanto en invierno como en verano.

Heidelberg encarna el espíritu de la romántica Renania. Quizá por eso fue elogiada por poetas como Goethe o pintada por artistas como Turner. Goethe dijo de ella: “Heidelberg tiene algo ideal” y fue allí donde encontró la inspiración para crear al personaje de Fausto, un personaje que vendió su alma al diablo.

Otro de los personajes célebres que se inspiraron en Heidelberg fue Mark Twain, que llegó a Europa para escribir una guía de la Selva Negra y del norte de Italia, A Tramp Abroad (Un vagabundo en el extranjero). Por casualidad llegó a Heidelberg y le gustó tanto que decidió quedarse en ella durante tres meses. Durante su estancia acudió a algunas clases en la universidad y escribió una guía de Heidelberg.

Heidelberg se encuentra en una de las regiones más cálidas de Alemania, por lo que puedes encontrar en algunos de sus jardines especies que no son nada frecuentes por estas latitudes, como almendros, higueras, viñas e incluso olivos.

Qué ver en Heidelberg

Lo primero que hicimos al llegar a la ciudad fue buscar una Oficina de Turismo. Nos acercamos a la que se encuentra junto a la Estación Central de Trenes (Willy-Brandt-Platz 1) y allí nos indicaron muy amablemente cuáles eran los lugares que teníamos que ver en Heidelberg.

También nos indicaron dónde podíamos estacionar el coche y hasta allí nos dirigimos. Nos dijeron que en la plaza Kornmarkt hay un parking subterráneo en el que además está la estación del funicular que lleva al castillo. Así que después de aparcar allí el coche nos dispusimos a conocer la ciudad y todo esto es lo que tienes que ver en Heidelberg.

1.- Altstadt o Ciudad Vieja

La parte más antigua de la ciudad, el Altstadt se encuentra justo debajo del castillo. Se extiende a lo largo del río en una sucesión de calles estrechas y plazas en las que encontrarás edificios barrocos, tiendas, restaurantes, y las atracciones más populares de Heidelberg.

Después de ser casi destruida totalmente por las tropas francesas en la década de 1690, la Ciudad Vieja fue reconstruida prácticamente desde cero durante el siglo XVIII. A diferencia de la gran mayoría de las ciudades alemanas, no sufrió apenas daños en la Segunda Guerra Mundial ya que se convirtió en la sede del mando militar estadounidense.

2.- Marktplatz o Plaza del Mercado

Situada en el centro de la Ciudad Vieja o Altstadt, la Plaza del Mercado o Marktplatz ha sido el principal punto de encuentro de la ciudad desde la Edad Media, aquí siempre había actividad, o bien se celebraba una fiesta o se ajusticiaba a algún criminal.

Siempre ha sido el lugar en el que se desarrolla el mercado semanal que todavía pervive. Flores, pescado y productos frescos se venden aquí los miércoles y sábados por la mañana.

En el centro de la plaza se encuentra la Fuente de Hércules o Herkulesbrunnen, que se construyó entre 1706 y 1709 para conmemorar los esfuerzos de reconstrucción de la ciudad tras su devastación en la Guerra de Sucesión del Palatinado.

En esta plaza peatonal se encuentra también el Ayuntamiento o Rathaus (en el que se encuentra otra de las Oficinas de Turismo) y la Heiliggeistkirche o Iglesia del Espíritu Santo, que data del siglo XV.

Uno de los edificios más singulares de la Marktplatz es la Casa Zum Ritter o Casa del Caballero. Es un edificio de piedra construido en 1592, que es de los pocos que quedan de la destrucción de la ciudad en 1622. Ahora es un hotel y restaurante.

La Marktplatz de Heidelberg es un lugar estupendo para pasear, está lleno de cafeterías y restaurantes. En verano es un buen lugar para disfrutar de una cerveza en una de sus terrazas. En esta plaza encontramos una tienda enorme de chocolates Lindt, que fue toda una tentación.

3.- Heiliggeistkirche o Iglesia del Espíritu Santo

La Iglesia del Espíritu Santo o Heiliggeistkirche es el lugar de culto más popular de Heidelberg. Se encuentra situada en la Plaza del Mercado de la ciudad. La construcción original de la iglesia gótica comenzó en 1398, pero no se terminó hasta 1544. El campanario barroco de la iglesia fue añadido tras un incendio en 1709.

Es uno de los pocos lugares de Heidelberg que nunca ha sido destruido por las guerras.

Nos llamó la atención los puestos que se encuentran adosados a sus muros, en los que se venden miles de recuerdos y objetos religiosos.

La Heiliggeistkirche es única, ya que fue utilizada por católicos y protestantes al mismo tiempo. Un muro de separación que separaba a las dos congregaciones se mantuvo en pie durante más de 200 años.

Fue famosa por albergar la Biblioteca Palatina, que fue robada durante la Guerra de los Treinta Años y regalada posteriormente al Papa.

Fíjate en la vidriera de la Física, allí verás que aparece la famosa ecuación de Einstein y la fecha de la bomba atómica de Hiroshima.

Se conserva sólo una tumba de uno de los príncipes electores, la de Roberto II, de las más de 50 que hubo allí.

Puedes subir los 208 escalones de la torre de 38 metros para disfrutar de las vistas de la ciudad. La visita a la iglesia es gratuita, pero para subir a la torre tienes que pagar una entrada.

4.- Hauptstrasse o Calle Principal

Como su propio nombre indica es la principal calle peatonal que atraviesa el centro histórico o Altstadt, y es donde se encuentran la mayor parte de las tiendas. Comienza en el lugar donde se encuentra la Karlstor, una bonita puerta de entrada al casco antiguo de Heidelberg y durante unos dos kilómetros une la parte antigua de la ciudad, pasando por la Plaza del Mercado o Marktplatz, con la nueva en la Plaza Bismark.

Desde esta estrecha calle principal, salen una gran cantidad de calles laterales y callejones cada vez más estrechos, que no tienes que olvidar explorar. Aquí encontrarás arquitectura medieval, iglesias antiguas y numerosas boutiques, galerías, cervecerías, cafés y restaurantes. Es una calle que encontrarás repleta de gente a cualquier hora del día ya que, además de ser un área turística, también es una de las favoritas de los lugareños y estudiantes.

En los alrededores de la Hauptstrasse encontrarás algunos de los edificios históricos destacados que ver en Heidelberg, como la Iglesia de la Providencia o Providenzkirche, la Casa del Gigante o Haus zum Riesen del siglo XVIII, un majestuoso palacio barroco que mandó construir el Barón Friedrich von Venningen, o el Palacio Morass, en el que se encuentra el Museo del Palatinado o Museo Kurpfälzisches. El museo contiene una colección de Artes Aplicadas y numerosas esculturas. También alberga una colección que incluye un molde de la mandíbula inferior (Mauer 1), que es el holotipo del Homo heidelbergensis, de 500.000 años de edad, y que ha hecho famosa a la Sima de los Huesos de los Yacimientos de Atapuerca, en Burgos. Si quieres ver la mandíbula original tienes que ir al Museo Geológico de la Universidad de Heidelberg, que se encuentra al norte del río en el edificio 234.

5.- Kornmarkt o Plaza del Grano

La plaza Kornmarkt se encuentra muy cerca de la Marktplatz y aquí se encontraba un bullicioso mercado de cereales en la Edad Media, que más tarde albergó un hospital dirigido por católicos en el siglo XVI. Todavía puedes ver el trazado de la capilla de este hospital en el pavimento de la plaza.

En 1718 los jesuitas erigieron una estatua de la Virgen en el centro de la plaza, conocida como Madonna, como parte de una campaña diseñada para promover el catolicismo.

Es una bonita plaza rodeada de edificios muy interesantes, suele ser muy tranquila en comparación con la Plaza del Mercado, y desde la que tienes una de las mejores vistas del castillo.

6.- Karlsplatz o Plaza de Carlos

La plaza Karlsplatz, se encuentra a los pies del Castillo de Heidelberg. Lleva el nombre del Gran Duque Karl Friedrich von Baden.

La plaza fue construida en 1805 en el lugar en el que se encontraba un monasterio franciscano demolido. Hay una fuente en el centro de la plaza que recuerda al humanista y cosmógrafo Sebastian Münster, que trabajó en ese monasterio franciscano durante varios años a principios del siglo XVI, como profesor de hebreo e investigador de astronomía y matemáticas.

En la Karlsplatz se encuentra la Academia de Ciencias de Heidelberg y el Palais Boisserée. Y junto a ellos dos de los restaurantes estudiantiles más antiguos y famosos de Heidelberg, así como varias fraternidades, entre ellas la histórica Mittermaierhaus. La posada Zum Seppl, construida en 1634, y la Zum Roten Ochsen, construida en 1703 fueron dos pensiones en las que se alojaron y comieron varias generaciones de estudiantes. Ahora ambas siguen siendo restaurantes en los que degustar la comida tradicional de Heidelberg.

Durante la época navideña se instala en la Karlsplatz una pista de hielo al aire libre, que es una de las atracciones más visitadas del mercado navideño.

7.- Karl Theodor Brucke o Puente de Carlos Teodoro

Es conocido también como Puente Viejo y ha sido inmortalizado en numerosos poemas y pinturas. Al igual que el Puente de Carlos IV de Praga, el Puente Viejo de Carlos Teodoro (Alte Brucke) es el puente más visitado de Heidelberg y uno de sus iconos. Atraviesa el río Neckar uniendo los dos lados de la histórica Heidelberg. Su nombre le viene del Príncipe Elector Carlos Teodoro que ordenó su construcción en la década de 1780.

En el lado antiguo de la ciudad hay una bonita puerta medieval con dos torres gemelas que era parte de las fortificaciones de la ciudad y, junto a ella se encuentra una escultura conocida como el Mono del Puente. Es una estatua de bronce que tiene un espejo que supuestamente te traerá riqueza si lo tocas, aunque los lugareños dicen que el espejo que tiene el mono sirve para que puedas ver a otro de su especie, que en realidad eres tu reflejado en él. También dicen que si tocas los dedos del mono volverás a Heidelberg algún día y si tocas los ratones tendrás muchos hijos. La cabeza del mono está hueca y tiene agujeros en los ojos, lo que hace que todo el que lo ve ponga su cabeza en ella, para hacer las veces del mono, observando a los turistas que pasan por allí. La estatua actual se encuentra allí desde 1979, aunque el puente contaba con un mono en ese lugar desde el siglo XV. El mono anterior desapareció durante la Guerra de Sucesión del Palatinado, que duró de 1689 a 1693.

8.- Philosophenweg o Paseo de los Filósofos

Si tienes tiempo de explorar Heidelberg más despacio no olvides dar un paseo por el Philosophenweg o Paseo de los Filósofos. Para llegar al paseo tienes que subir por una escalera empedrada en mitad de la vegetación y que encontrarás cruzando el Puente de Carlos Teodoro. En este punto vas ascendiendo por el Heiligenberg o Montaña Sagrada, pasando por varios miradores hasta llegar al Paseo de los Filósofos. Se dice que en este sendero, de unos 4 km, es por donde los filósofos de la universidad caminarían buscando inspiración en esas vistas. Y es que lo mejor de este paseo son las maravillosas vistas que se tienen aquí, el río Neckar, el casco antiguo y el Castillo de Heidelberg.

El sendero termina en el Jardín de los Filósofos, un lugar protegido donde puedes ver plantas y flores de un clima más cálido.

9.- Königstuhl o Silla del Rey

El famoso Castillo de Heidelberg se encuentra situado en las laderas del monte Königstuhl (monte de la Silla del Rey). Para subir hasta la cima del monte puedes hacerlo de dos formas. O bien utilizar el funicular (Bergbahn) o bien acercarte en coche, autobús o bicicleta.

El funicular asciende desde una estación que se encuentra detrás de Kornmarkt, en la que también se encuentra el parking subterráneo en el que dejamos el coche. Desde esa estación el funicular llega hasta la estación de Molkenkur, en uno de los funiculares más modernos de Alemania. Este funicular tiene una primera parada en el Castillo de Heidelberg y después continua ascendiendo hasta Molkenkur, donde hay un restaurante y un hotel.

Desde allí puedes continuar hasta la cima de Königstuhl cambiando de funicular. En ese punto hay una segunda línea de funicular, pero esta vez se trata de uno de los funiculares eléctricos más antiguos del país, ya que data de 1890. A través de él llegarás desde Molkenkur hasta Königstuhl. Esta segunda línea ha conservado los carruajes históricos que le dan un toque nostálgico. Una vez en la cima puedes disfrutar de las vistas del río Neckar y del valle del Rin. Aquí hay un restaurante, un biergarten y una zona de juegos infantiles. También puedes disfrutar de una jornada de senderismo en su red de senderos.

La cima del Königstuhl es un gran lugar para ver estrellas, ya que allí se encuentra el Observatorio Estatal de Heidelberg-Königstuhl, que abrió sus puertas en 1898. Si quieres visitarlo tendrás que realizar la reserva con unos 3 meses de antelación. Tienes que tener en cuenta que la estación de Königstuhl se encuentra cerrada entre febrero y mayo.

10.- El Castillo de Heidelberg

El Castillo de Heidelberg fue construido en piedra arenisca roja y se encuentra situado en la ladera aterrazada del monte Königstuhl, dominando la ciudad a unos 195 metros sobre ella. El castillo aparece en casi todas las fotos que ves de la ciudad y una de sus imágenes más bonitas es la que se obtiene en el puente sobre el río Neckar.

Las ruinas del castillo son el resultado de su destrucción por los franceses, que devastaron el palatinado en el siglo XVII y, sobre todo, por la caída de dos rayos, uno en el año 1573 y otro en 1764. Desde entonces es la mayor y más pintoresca ruina de este tipo en Alemania.

Las primeras fortificaciones se construyeron en el siglo XIII, pero la mayor parte de las estructuras actuales se remontan al siglo XVI y es uno de los mejores ejemplos de la arquitectura renacentista alemana. Aunque gran parte del castillo se encuentra en un estado ruinoso, que no le resta nada de encanto, algunas habitaciones han sido completamente restauradas. El interior de la Sala del Rey ha sido restaurado en el estilo gótico que tenía y todavía se utiliza hoy en día para festivales de temporada y otros eventos.

En el castillo puedes ver el patio gótico-renacentista, disfrutar de las vistas sobre Heidelberg y el río desde la terraza, pasear por los jardines, que en su tiempo estaban considerados la Octava Maravilla del Mundo, visitar el Museo de Farmacia Alemana o contemplar el Barril de Vino más grande del mundo, en el que caben 22.000 litros de vino.

Con el precio del funicular se incluye la entrada al castillo (7€). Si quieres entrar a visitar las estancias del castillo tienes que sacar un ticket aparte y entrar con una visita guiada. Si tienes la Heidelberg card, tanto la subida en el funicular como la entrada al castillo son gratuitas. El Castillo de Heidelberg es uno de los imprescindibles que ver en Heidelberg.

11.- Heiligenberg o Montaña Sagrada

Muy cerca del Paseo de los Filósofos y, frente al monte Königstuhl, se encuentra el monte Heiligenberg. Allí se estableció un asentamiento celta en el 400 a. de C., del que todavía se pueden ver los restos de un antiguo fuerte celta.

La montaña está plagada de antiguos cementerios y una vez albergó un templo romano en la cumbre dedicado al dios Mercurio. En su cima pueden visitarse las ruinas de los conventos medievales de San Miguel y de San Esteban, y el Thingstätte, un gran anfiteatro de la época nazi.

12.- Antigua Universidad de Heidelberg

Fundada en 1386, la Universidad de Heidelberg es la universidad más antigua de Alemania.

En el lado sur de la Hauptstrasse se encuentra la Universitätsplatz o Plaza de la Universidad. En esta plaza se conserva el edificio de la Universidad Vieja, que data del siglo XVIII. El edificio alberga la Rectoría y el Museo Universitario, creado en 1996.

Muy cerca, en la calle Grabengasse, se encuentra la Biblioteca Universitaria de 1421, la más antigua del país. Y en las inmediaciones también se encuentra la Peterskirche, la iglesia más antigua de la ciudad (siglo XII), que actualmente se utiliza como iglesia universitaria.

13.- Studentenkarzer o Cárcel de Estudiantes de Heidelberg

En Augustinergasse, una estrecha calle que se encuentra detrás del edificio de la Universidad Vieja, se encuentra una de las curiosidades que tienes que ver en Heidelberg, la antigua prisión estudiantil o Studentenkarzer. Desde 1778 hasta 1914, los estudiantes eran encarcelados aquí por conductas menores, como peleas, hurtos o borracheras.

La cárcel de estudiantes se encuentra en la última planta del edificio y se puede visitar. En ella verás varias celdas que servían para castigar a los estudiantes.

Studentenkarzer o cárcel de estudiantes de Heidelberg - que ver en Heidelberg

Studentenkarzer o cárcel de estudiantes de Heidelberg (foto de LH Wong Attribution-ShareAlike 2.0 Generic (CC BY-SA 2.0))

Los acusados eran obligados a permanecer en la cárcel durante varios días o semanas, pero aun así continuaban asistiendo a las clases. Con el paso de los años, ser encarcelado aquí se convirtió en una especie de rito de paso para los estudiantes, por lo que buscaban este castigo.

Mark Twain en su libro A Tramp Abroad (Un vagabundo en el extranjero) describió ese rito de paso: «El ritual es simple: los grupos se convocan de noche y beben jarras de cerveza tan rápido como sea posible. Cada grupo lleva la cuenta poniendo un dibujo de Lucifer al lado de cada jarra vacía». Después la mayoría de iniciados terminaba en la Studentenkarzer.

La Studentenkarzer de Heidelberg, se ha conservado en su estado original, incluyendo las camas de hierro, las mesas de madera decoradas por los escritos de antiguos alumnos y las paredes y muros llenos de graffitis realizados por los estudiantes.

14.- Marstall

El Marstall es uno de los pocos edificios construidos a finales de la Edad Media que han sobrevivido a las guerras. Tiene una fachada de 135 metros de largo y se encuentra junto al río Neckar.

Era un complejo de edificios que se construyó como armería, en caso de guerra, directamente sobre el río Neckar. En las dos esquinas del complejo de edificios cuenta con sendas torres de vigilancia con agujeros para las pistolas.

Dentro de este complejo se sitúa ahora el comedor Zeughaus-Mensa de estudiantes de la Universidad de Heidelberg.

Zeughaus-Mensa de la Universidad de Heidelberg- que ver en Heidelberg

Zeughaus-Mensa o comedor universitario de la Universidad de Heidelberg

Como visitamos esta zona a la hora de comer, aprovechamos para hacerlo en este lugar, rodeados de los estudiantes de los cursos de verano. Hay un buffet en el que puedes elegir entre una amplia selección de ensaladas frescas, verduras, pescado, carne, varios platos vegetarianos y postres. Te cobran en función del peso del plato. La comida es normal, típica de un comedor de estudiantes, pero es una buena opción si no quieres perder mucho tiempo en la comida. Además del comedor interior, en verano puedes comer en las mesas del exterior.

15.- Río Neckar

Pasear por la ribera del río Neckar es una gran idea si quieres alejarte de las multitudes que visitan el Castillo de Heidelberg. Si vas en verano puedes llegar hasta un parque que hay cerca del puente Theodor Heuss para hacer un picnic. Aquí es donde los lugareños suelen acudir para tomar el sol y pasar el rato.

También puedes hacer un crucero en barco por el río Neckar, tienes varias opciones. Puedes hacer un recorrido corto de unos 45 minutos a lo largo de la ciudad, o bien un crucero más largo que te llevará a alguno de los pueblos de los alrededores y te dejarán tiempo para poder visitarlos.

https://aunclicdelaaventura.com/que-ver-en-heidelberg-alemania/

Heidelberg, en la primera universidad de Alemania

A una hora al sur de Fráncfort, la ciudad de calles adoquinadas bulle de vida estudiantil e invita a descubrir sus cervecerías, su castillo y su bello entorno natural

Alberto G. Palomo

17 MAR 2019 - 00:00 CET

Heidelberg juega con dos bazas a su favor para erigirse como atractivo turístico del suroeste alemán: su fabulosa orografía, rodeada de lomas suaves y atravesada por un serpenteante río, y su carácter universitario. En esta población de unas 150.000 personas, a una hora en coche al sur de Fráncfort, el mundo académico se mezcla con el constante trajín de bicis en sus calles de adoquines y con las escapadas a espacios naturales próximos que esconden desde monasterios hasta anfiteatros que en su día acogieron mítines nazis. Un cóctel de diversión, oxígeno y cultura. Más que suficiente para que sus aulas se hayan llenado de compositores, escritores o filósofos como Hegel, y sus bares hiervan con visitantes de diversa procedencia.

8.00 El gran barril del palacio

El desayuno alemán se sirve pronto y conviene no estirarlo demasiado. Ascender temprano al castillo permite adelantarse a los autobuses que bloquean la cuesta en otros momentos. El Schloss Heidelberg (1) es un edificio mítico. Solemne, domina el valle del Neckar (que así se llama su río) y reúne desde su primera piedra, datada antes de 1214, una historia de incendios, huidas y reconstrucciones. En el exterior se pueden ver el patio renacentista, la fachada con elementos góticos o la torre de la Pólvora. Asomarse desde cualquier esquina es contemplar un paisaje digno de un cuadro del pintor inglés William Turner. Entrando hay una estancia dedicada al Museo Alemán de Farmacología o el Grosses Fass, un tonel de vino con capacidad para 220.000 litros, fabricado con la madera de 130 robles y considerado uno de los más grandes del mundo.

10.30 Cárcel para estudiantes malos

No queda otra que bajar a la zona de Altstadt o casco antiguo (unos 20 minutos a pie). Hauptstrasse y Untere Strasse son las vías que encarrilan la almendra central, con la Markt­platz y la imponente presencia en ocre de la Heiliggeistkirche (2) o los edificios nuevos de la Ruprecht Karls Universität (3). Formada por 18 Facultades (la mayoría al otro lado del río), es la universidad más antigua de Alemania. Se fundó en 1386 y acoge hoy a unos 32.000 estudiantes. Por sus pasillos han caminado el pianista Robert Schumann o el excanciller Helmut Kohl. Se pueden ver dos ampliaciones de la institución —la Neue y la Alte Universität, del siglo XVIII— y el calabozo para estudiantes malos: la Studentenkarzer(4). Este habitácu­lo subterráneo es una cárcel donde confinaban, entre 1778 y 1914, a quienes no cumplían con sus obligaciones académicas. La pena mínima era de tres días (con dieta de pan y agua) y se podía salir por causa mayor, como un examen. Visitarlo con nociones del idioma favorece la comprensión de los grafitis en las paredes, medio de expresión de los reos. Lo complementa un paseo por la biblioteca: levantada entre 1901 y 1905, cuenta con una sala de exposiciones que atesora manuscritos e incunables de la zona.

12.30 Cien recetas teutonas

Toca relajarse después de tanta cita cultural. A mediodía ya es común ver rodar las jarras de cerveza y notar el vapor de las cazuelas. Para un tentempié, se puede optar por una inmersión en la gastronomía local. El Schnitzelhaus (5) (Neckarmünzgasse, 10) ofrece hasta 100 tipos de platos teutones, más allá del codillo. Un centenar de recetas para saborear un schnitzel (filete de ternera o cerdo empanado) en mesas de madera. Otra posibilidad es el Schwarzer Peter (6) (Römerstrasse, 34) o dejar espacio para el Schiller’s (7) (Heiliggeiststrasse, 5), un café dentro de una vivienda con aire bohemio y postres sin gluten.

14.30 El Camino de los Filósofos

Heidelberg está partida por un tramo del río Neckar que desciende tranquilo. Cruzar a la otra orilla es escapar de lo urbano y aventurarse a la naturaleza. De los escaparates y las cartas de comida con precios prohibitivos pasamos a los puestos de ropa y tentempiés en una acera ancha por donde se alternan carritos de bebé y pedales. Llegar a ese lado significa atravesar el puente de Karl-Theodor, popularmente conocido como Alte Brücke (8) (Puente Viejo). Se acabó en 1788, pero en la Segunda Guerra Mundial fue destruido en una huida del Ejército alemán ante el avance estadounidense. En 1947 se dejó más o menos igual que ahora: faltaba la escultura de un mono sujetando un espejo, colocada en un extremo en 1979 como homenaje a un grabado original que pretendía atemorizar con este primate a quien irrumpiera en la ciudad. Hoy, tocarla augura que volverás.

Dejada atrás la ciudad, hay que decidirse. O encaminarse al norte por el Camino de los Filósofos (Philosophenweg) (9), o alargar un poco más la caminata y tirar hacia el este. A unos 2,5 kilómetros se encuentran el monasterio Stift Neuburg (10) y la Brauerei Zum Klosterhof (11), una destilería de cerveza en un antiguo monasterio con restaurante y terraza. Queda volver y enfilar unos dos kilómetros hasta Thingstätte (12), en la cima de la colina de Heiligenberg. Este anfiteatro para 20.000 personas, ejemplo de la arquitectura nazi, fue inaugurado en 1935 por el ministro de propaganda Joseph Goebbels. Se ubicó entre higueras, olivos y almendros, siguiendo creencias místicas.

18.00 El barrio alternativo

El regreso puede desembocar en Handschuhsheim (13), un barrio con aspecto de pequeña aldea con prestigio entre el circuito alternativo de Heidelberg. Su belleza medieval y sus callejuelas se estilan perfectas para reparar el cansancio. Un buen sitio es el restaurante Gilbert’s Goldener Adler (14) (Handschuhsheimer Landstrasse, 96), refugio de lugareños.

20.00 Noche de rock y jazz

A esta hora, y de nuevo en el casco antiguo, la ciudad se anima. El área empedrada congrega una ruta de bares. Merece la pena empezar por Vetter’s Alt (15) (Steingasse, 9), cervecería tranquila donde degustar una lager fría. En Hörnchen (16) y Max Bar hay muy buena atmósfera previa al club. El Sonder, más nocturno, ofrece rock y tumulto. Como Cave 54 (17), con jazz y blues en vivo. Lo dejó escrito Mark Twain en Un vagabundo en el extranjero (1880): la embriaguez no es la única, pero sí una parte más del alumno que pisa Heidelberg.

https://elviajero.elpais.com/elviajero/2018/09/13/actualidad/1536853598_469750.html

Heidelberg es una ciudad situada en el valle del río Neckar en el noroeste de Baden-Wurtemberg (Alemania). Es famosa por su centro histórico con el palacio de Heidelberg y la universidad más antigua del país,​ por lo que es un importante destino turístico.

Heidelberg tiene 150 000 habitantes. Es una «ciudad-distrito» (Stadtkreis) y al mismo tiempo sede del distrito de Rin-Neckar que la rodea (Rhein-Neckar-Kreis) en la densamente poblada región de Rin-Neckar-Dreieck que incluye las ciudades de Mannheim y Ludwigshafen situadas a menos de 30 km.

Geografía

Heildelberg se encuentra en el valle del río Neckar, en la orilla izquierda de la parte más baja del el río Neckar en un valle escarpado en Odenwald. Está limitado por las colinas del Königstuhl (568 m) y el Gaisberg (375 m). El río Necker fluye en una dirección este-oeste. En la orilla derecha del río, la montaña Heiligenberg se alza a una altura de (445 m). El río Neckar desemboca en el Río Rin aproximadamente 22 kilómetros al noroeste de Mannheim. Aldeas incorporadas durante el siglo XX se extienden del valle Neckar a lo largo del Bergstraße, una carretera que atraviesa las colinas del Odenwald.

Heidelberg está en la Ruta senderista europea E1 (Suecia-Umbría).

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Historia

La mandíbula del llamado «Hombre de Heidelberg», descubierta en 1907, constituye una de las primeras pruebas de la vida humana en Europa hace aproximadamente 600.000 años.

En el siglo V a. C., existía una fortaleza celta y un lugar de culto en la Heiligenberg, o «Montaña de los Santos».

En el año 40 d. C. el ejército romano ocupó un fuerte y construyó allí campamentos permanentes, una torre de señalización en la ribera del Neckar, así como un puente de madera sobre el río. Los primeros asentamientos civiles se desarrollaron bajo la protección del campamento. Los romanos permanecieron hasta 260 d. C., cuando el campamento fue conquistado por pueblos germánicos.

Los orígenes de la moderna Heidelberg se remontan al siglo V, cuando la aldea Bergheim es mencionada por primera vez en documentos fechados en el año 769. Bergheim se estableció en medio de Heidelberg.

Cronología

863, se fundó el monasterio de San Miguel en el Heiligenberg, en el interior de la doble muralla de la fortaleza celta.

1155, el castillo de Heidelberg es asumido por la casa de Hohenstaufen.

1195, el Palatinado se unió a la Casa de Welf por matrimonio.

1225, Luis I, Duque de Baviera obtuvo el Palatinado y por lo tanto también el castillo.

1356, los condes palatinos se conceden derechos de gran alcance en la famosa «Bula de Oro», además de convertirse en electores.

1386, la Universidad de Heidelberg es fundada por Ruperto I, Elector del Palatinado. La universidad desempeña un papel fundamental en la época del humanismo y la Reforma y el conflicto entre el luteranismo y el calvinismo en los siglos XV y XVI. La biblioteca de Heidelberg, creada en 1421, es la biblioteca pública más antigua de Alemania que todavía se mantiene intacta. Unos meses después de la proclamación de las noventa y cinco tesis, en abril de 1518, Martín Lutero fue recibido en Heidelberg para su defensa.

1620, la corona real de Bohemia fue ofrecida al Elector Federico V del Palatinado (casado con Isabel, hija mayor de Jacobo VI de Escocia). Llegó a ser conocido como el «rey de invierno», ya que sólo reinó durante un invierno hasta que la Casa de Habsburgo recuperó la corona por la fuerza. Esto marcó el inicio de la Guerra de los Treinta Años.

1622, tras un asedio de dos meses, los ejércitos de la Liga Católica, al mando del Conde de Tilly, conquistaron Heidelberg. Tilly regaló al Papa la Bibliotheca Palatina de la Iglesia del Espíritu Santo. La rama bávara de la casa de Wittelsbach se hizo con el Palatinado y tomó el título de Príncipe Elector. En 1648, al final de la guerra, el hijo de Federico V, Carlos Luis, puede recuperar sus títulos y territorios.

Con el fin de fortalecer su poder dinástico, Carlos Luis casó a su hija con Felipe I, duque de Orleans, hermano de Luis XIV, rey de Francia. En 1685, a la muerte de Carlos Luis, Luis XIV reclamó el derecho de sucesión, que fue rechazada, desatando así la guerra. En 1689, la ciudad y el palacio fueron conquistados por las tropas francesas, llevando a su destrucción casi total en 1693.

1815, el emperador de Austria, el emperador de Rusia y el Rey de Prusia formaron la «Santa Alianza» en Heidelberg.

1848, se decidió celebrar una Asamblea Nacional Alemana en Heidelberg. En 1849, durante la rebelión en el Palatinado y Baden, Heidelberg fue el cuartel general de un ejército revolucionario que fue derrotado por los prusianos cerca de Waghaeusel. La ciudad estuvo ocupada por las tropas de Prusia hasta 1850.

1920-1933, la Universidad de Heidelberg y su reputación se vieron favorecidas por una serie de notables médicos (Czerny) y humanistas (Rohde, Weber).

1933-1945, durante el régimen nazi, Heidelberg fue una de las plazas fuertes del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores, que era el más votado en las elecciones antes de 1933. Entre 1934 y 1935, el régimen nazi construyó un enorme anfiteatro en Heiligenberg, al norte de la parte antigua de Heidelberg, para celebrar los acontecimientos de las SS. El teatro se llama Thingstätte y todavía se utiliza para conciertos y eventos ocasionales.

Acabada la contienda, el General George Patton falleció en Heidelberg el 21 de diciembre de 1945 en accidente de tráfico.

Se ha especulado que Heidelberg no fue bombardeada en la Segunda Guerra Mundial por el Ejército de los Estados Unidos, porque este quería que Heidelberg sirviera como guarnición después de la guerra. De hecho, como Heidelberg no era ni un centro industrial ni de transporte, los ataques aéreos se centraron en las ciudades industriales de Mannheim y Ludwigshafen. En 1945, la Universidad volvió a abrir gracias al cirujano Karl Heinrich Bauer y el filósofo Karl Jaspers.

https://es.wikipedia.org/wiki/Heidelberg

https://de.wikipedia.org/wiki/Heidelberg

https://www.luftbildsuche.de/suche/d/luftbilder/city-2494/heidelberg.html

https://www.webbaviation.de/galerie/index.php?/category/119

https://www.apotheke-adhoc.de/nachrichten/detail/panorama/besucherrekord-bei-den-alten-moersern-deutsches-apotheken-museum-heidelberg/

http://www.gflk.de/index.php?title=Heidelberger_Kunstverein_2017_Die_Idee_der_Freien_Flusszone

https://www.emporis.com/city/102257/heidelberg-germany

https://www.bergbahn-heidelberg.de/

http://meinewanderlust.com/blog/alemania/heiligenberg-heidelberg-alemania-un-pozo-misterioso-un-anfiteatro-nazi-y-mucho-mas/

Vídeo:

Web recomendada: https://www.heidelberg.de/

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