Nombre:
Otro: Santuario de Arantzazu
Localización:
Tipo: Edificios Religiosos
Categoría:
Foto:
Voto:
Continente: Europa
País: España
Localización: Oñate/Oñati, Guipúzcoa/Gipuzkoa, País Vasco/Euskadi
Año: 1950
Estado: Terminado
Descripción:Santuario de Arantzazu
Según la leyenda, a un pastor llamado Rodrigo de Balzategi se le apareció la Virgen sobre un espino y éste, asombrado, le preguntó: "Arantzan zu?" (¿Tú en un espino?). Durante los siguiente siglos los frailes franciscanos hicieron de Arantzazu un lugar de devoción y peregrinación, y un exponente del arte y la cultura.
El Santuario de Arantzazu, colgado sobre barrancos y edificado sobre roquedales en una zona agreste y natural, en el término municipal de Oñati, sobrevivió en su larga existencia a tres incendios importantes (1553, 1622 y 1834), teniendo que ser reedificado otras tantas veces.
No obstante, en 1951, en lugar de seguir acometiéndose las continuas tareas de reforma parcial y ampliación, se decidió hacer una basílica nueva que fuese verdaderamente solemne por su dimensión y empaque, pero sobre todo que se expresase en un lenguaje artístico moderno, para lo cual se convocó un concurso de ideas.
El proyecto ganador para la realización de la nueva iglesia fue el de Francisco Javier Sáenz de Oiza y Luis Laorga, aunque la huella del escultor Jorge Oteiza, autor de las esculturas de los 14 apóstoles de la fachada, está presente en todo el conjunto. Las puertas de hierro son de Eduardo Chillida y las pinturas de Nestor Basterretxea y Lucio Muñoz.
http://turismo.euskadi.eus/es/patrimonio-cultural/santuario-de-arantzazu/aa30-12375/es/
La Milagrera Devoción Vasca: Santa María de Aranzazu, País Vasco, España (9 de septiembre)
Corría el año 1469 cuando el joven pastor Rodrigo de Baltzátegui recorría las estribaciones de la montaña de Aloña, próxima a la villa de Oñate en las tierras de Guipúzcoa, procurando reunir sus ovejas cuando encontró entre los espinos de un valle a la imagen de Nuestra Señora de Aranzazu, la que “arranca las espinas y el pecado de nuestras vidas y nos da el gozo de la gracia de su divino Hijo”.
El Santuario de Nuestra Señora de Aranzazu está situado en el municipio de Oñate, en Guipúzcoa, País Vasco (España), donde se venera la Virgen de Aranzazu, patrona de esta provincia. Se sitúa a 750 metros de altitud rodeado de montañas y vegetación…
En esas labores se encontraba cuando, repentinamente, reparó en un objeto claro que destacaba entre los espinos del valle y, al aproximarse, vio que se trataba e una imagen de Nuestra Señora, tallada en la blanca piedra de la región.
Sin dar crédito a lo que veía y sin poder contener su entusiasmo, Rodrigo exclamó: “¡Arantza Zu!, ¡Arantza Zu!”,expresión que en lengua vasca significa: “Tú entre los espinos!”.
La novedad recorrió los valles y las comarcas cercanas y poco después otras regiones de España comentaban el suceso.
El historiador español Esteban Garibay (1535-1599), bibliotecario y cronista de la corte de Felipe II, oriundo de las tierras vascas, dejó constancia del hecho en su monumental historia de España, dando cuenta que a poco de descubierta la imagen, el lugar del hallazgo comenzó a ser visitado por innumerables peregrinos y que tanto la fama como los milagros de la Virgen, se multiplicaron.
En la primera mitad del siglo XV se estaban produciendo en los diferentes territorios de País Vasco la guerra de bandos que enfrentaba a los oñacinos y a los gamboínos que arrastraron el país a la ruina.
Sobre esas mismas fechas de produjo una gran sequía, que algunos achacaron a un castigo divino por las atrocidades de la guerra. Fue por entonces cuando apareció la imagen de la Virgen en el monte Aloña.
Según cuenta la leyenda después del hallazgo de la Virgen por Rodrigo, éste bajo al pueblo, que estaba realizado rogativas para que terminara la sequía, y les contó el hallazgo indicándoles que debían de ir en procesión hasta el lugar donde estaba la Virgen para que comenzara a llover. Cosa que sucedió cuando bajaron la imagen hasta la villa.
Se constituyó la Cofradía de Aranzazu de las que formaron parte los nobles de Oñate. Esta cofradía, que en sus inicios solo era para los vecinos de Oñate y Mondragón, desaparecería en 1834.
Juana de Arriarán apoyo económicamente el incipiente santuario y construyo una hospedería para peregrinos al lado de la ermita de la Virgen y mando llamar a su hijo, Pedro de Arriarán, que era fraile Mecedario para que se instalará en el lugar con varios frailes de dicha orden erigiendo un monasterio con la licencia del Conde de Oñate. Para 1493 ya esta establecida la comunidad Mercedaria en Aranzazu.
Los Mercedarios abandonarían el monasterio pronto. Pedro de Arriarán intenta entonces que los Franciscanos se hicieran cargo de las instalaciones para lo que incorpora Aránzazu a la Provincia Franciscana de Castilla pero surgen problemas que hacen imposible el proyecto y en 1508 son los dominicos quienes se hacen cargo del convento y el santuario.
La imagen de la Virgen de Aranzazu es una talla en piedra de perfil gótico de diseño simple. En la mano derecha tiene una bola simbolizando el globo del mundo y con la izquierda sostiene al niño que se sienta en la pierna del mismo lado algo sentado. Mide 36 cm y pesa 9 kg.
Describen el rostro de la imagen como el de una «aldeana sana de ancho cuello y generoso pecho». El niño no está tan bien trabajado como la figura principal, tiene un aire bizantino y lleva un fruto en su mano izquierda. Suele presentarse sobre un tronco de espino blanco y con un cencerro al lado.
EL SANTUARIO DE GUIPÚZCOA
Edificado un santuario, no tardó en convertirse en meta de numerosas eregrinaciones que se siguen efectuando hasta el día de hoy.
La ubicación del santuario es excepcional. Se sitúa a escasos 10 km. de la villa de Oñate a los pies de las campas de Urbia en medio de una sucesión de barrancos y oquedades, montes rocosos y pequeños ríos que se pierden en el fondo del valle bajo el edificio del santuario.
San Ignacio de Loyola, nacido en tierras guipuzcoanas, visitó el lugar en 1522 antes de recibir las órdenes y comenzar su prédica. Otras personalidades ilustres se acercaron hasta el lugar, atraídos por los prodigios que allí se obraban.
Los monjes edificaron una pequeña iglesia y en ella fue entronizada la imagen de la Virgen, para beneplácito de los habitantes del valle.
En 1818 Nuestra Señora de Aranzazu fue declarada patrona de Guipúzcoa y en 1950 comenzó la edificación de la basílica actual.
Desde sus inicios la influencia del convento y de la Virgen se ha dejado sentir en el territorio de alrededor. La fama milagrera de la Virgen extendió su culto por buena parte del norte de la península Ibérica y por los territorios del País Vasco Francés.
Las peregrinaciones siempre fueron numerosas y la respuesta de los fieles a los llamamientos de ayuda, tras lo diferentes desastres que se han dado en la historia del santuario, muy positivas. Era muy corriente durante los siglos XVII y XVIII que los testamentos tuvieran cláusulas en las que se donaba parte de las riqueza al monasterio.
Las especiales circunstancias que han caracterizado al pueblo vasco, una gran fe y devoción con un alto grado de vocaciones para entrar a diferentes ordenes religiosas o para servir a la iglesia y la emigración a las tierras americanas y de otros sitios, tanto de religiosos con el objetivo de la obra misional como de soldados y marinos así como de trabajadores, llevaron la devoción a la Virgen de Aránzazu a tierras lejanas. Por esta causa es común encontrar iglesias y conventos destinados al culto de esta Virgen guipuzcoana en los países latinoamericanos.
El convento de Aranzazu se ha convertido en uno de los focos culturales del País Vasco. En él se desarrollan diferentes estudios, a parte de su seminario, y en 1968 fue donde se realizó la reunión y el llamamiento a la potenciación del Euskera Batua, es decir a la normalización y unificación de la lengua vasca.
La comunidad religiosa de Aranzazu realiza varias publicaciones, tanto de libros como de revistas. Guarda una biblioteca muy rica y especialmente referente para la literatura en lengua vasca.
LOS SUCESOS DEL SANTUARIO
Para 1553, las instalaciones monacales estaban totalmente acabadas y en funcionamiento. Ese año sufren un incendio que las destruye por completo.
En este incendio se perdieron los archivos y los exvotos que se guardaban en claustro, testimonio de los agradecimientos de las gentes que acudían al lugar en busca de remedio.
Mediante la colaboración y la donación de los fieles y nobles se levantó un nuevo convento que era mucho mejor que el anterior y levantado en un tiempo muy breve. En 1567 ya estaba terminada la obra del nuevo convento y se plantean la realización de reformas en la iglesia que se había salvado del incendio. Solo la construcción del nuevo altar y crucero tardo dieciocho años. En 1621 se trasladó y ubicó en el nuevo altar a la Virgen. Las autoridades católicas de Roma otorgaron un solemne jubileo.
El 22 de julio de 1622, poco después de la inauguración de la nueva iglesia, otro incendio devasta las instalaciones. La Virgen se salva de las llamas pero todo lo demás queda destruido.
Después del nuevo incendio se volvió a la reconstrucción de las instalaciones. La nueva iglesia contaba con dos capillas superpuestas quedando la superior a servicioo de la Virgen. Vistieron la instalaciones con varias obras de arte que el propio Luzuriaga dice que eran riquísimas y artísticas joyas.
La Virgen se mantenía detrás de un velo muy fino que solía ser levantado por dos monjes a petición de los peregrinos y rodeada de doce candelas y dos hachones. A la iglesia sucedió la construcción de otras dependencias de las instalaciones, como hospedería de peregrinos y aulas de enseñanza.
El siglo XIX fue muy poco favorable para el Santuario guipuzcoano. El 9 de agosto de 1809 el rey José Bonaparte, hermano de Napoleón Bonaparte y puesto por él, firmó una Orden que suprimía las ordenes religiosas y embargaba sus bienes.
El 2 de julio de 1810 se traslada la imagen de la Virgen de Aranzazu a la iglesia parroquial de San Miguel de Oñate. El 11 de septiembre de 1822 el santuario es atacado por un capitán de la Armada que prende fuego a algunas instalaciones causando daños menores.
La comunidad religiosa abandona, temporalmente el convento refugiándose en la capellanía de franciscanas de Bidaurreta, en Oñate, llevando la Virgen con ellos. El día 11 de junio de 1823 se volvería a subir a Aranzazu la imagen.
Las tropas Liberales a mando del general Rodil, en el transcurso de una de las guerras carlistas, al considerar a los frailes defensores del absolutismo de Fernando VII, destruyen las instalaciones del convento y el propio santuario el 18 de agosto de 1834 llevando presos a los componentes de la comunidad franciscana.
Pronto se volvió a realizar la construcción de unas instalaciones provisionales que albergaban a la imagen y algunos, pocos, frailes que la cuidaban. El 14 de julio de 1844 el Jefe Político de Guipúzcoa da licencia para comenzar las obras de restauración de las instalaciones de Aranzazu y dos años después, el octubre de 1844 se termina la obra que se inaugura el 17 de noviembre. En la procesión que llevó a la Virgen desde Oñate a su nueva iglesia de Aranzazu participaron más de 10.000 personas.
El 13 de septiembre de 1885 era la fecha elegida para la coronación de la Virgen de Aranzazu, siendo esta la primera coronación canónica que se realiza en el País Vasco. Las circunstancias de una epidemia de cólera hacen que se realice la coronación el 6 de junio de 1886.
Las instalaciones del santuario van completándose y en 1892 se inaugura el retablo mayor de la iglesia.
El 23 de enero de 1918 se nombra a la Virgen de Aranzazu patrona de la provincia de Guipúzcoa. Ya había sido adoptada por la comunidad franciscana en 1738 como Patrona de la Provincia franciscana de Cantabria, que comprendía a: el País Vasco, Navarra, Santander (hoy comunidad de Cantabria) y Burgos.
LA BASÍLICA
Su basílica, construida en los años cincuenta del siglo XX, es una obra arquitectónica, escultórica y artística de gran relevancia, en donde han trabajado eminentes artistas de renombre internacional.
La obra de la basílica de Aranzazu ha sido reconocida internacionalmente y ha obtenido varios premios importantes. En mayo de 1963 el Colegio de Arquitectos Vasco-Navarro le concedió el premio Juan Manuel Aizpurua.
En 1964 se le concede a Lucio Muñoz la Medalla de Oro de la Bienal Internacional de Arte Cristiano de Salzburgo, Austria, por la decoración del ábside de Aranzazu. El 23 de junio de 1973 incluyen parte de la obra del santuario, el ábside, dos apóstoles de Oteiza y el grupo de la piedad entre las obras expuestas en el museo de Arte Moderno de la Ciudad del Vaticano.
Comenzada a construir en 1950, abierta a la liturgia en 1955 y consagrada en 1969 la basílica de Aranzazu destaca por la conjunción del arte del siglo XX y la religiosidad. Se construyó sobre la antigua iglesia, que había sido levantada en el siglo XIX después de ser destruida por el incendio de 1834. Conservando la planta de la misma que sirvió de cripta. Durante las obras no se interrumpieron los servicios religiosos.
El atrevimiento del diseño de los artistas que intervinieron en su construcción llevo a la paralización de la misma durante casi 15 años. La apertura que el Concilio Vaticano II supuso permitió que pudiera culminar el proyecto.
El proyecto es de los arquitectos Sáenz de Oiza, y Luís Laorga del colegio de arquitectos de Madrid, junto a ellos intervienen el escultor Jorge Oteiza para la fachada principal, el pintor Lucio Muñoz para la decoración del ábside, el escultor Eduardo Chillida para las puertas principales de acceso, fray Javier María de Eulate encargado de las vidrieras y el pintor Néstor Basterretxea para la decoración de las paredes de la cripta.
Se pudo celebrar la primera misa el 20 de agosto de 1955. La iglesia no estaba completa, solo se había levantado el edificio. Entre 1962 y 1964 se realizan las obras de la parte final de la carretera de acceso y de la gran plaza aparcamiento.
El verano de 1969, con ocasión de la celebración del V centenario de la aparición de la Virgen se inaugura el conjunto estructural y se consagra la nueva basílica. Todavía quedaba la cripta por hacer, Néstor Barrenetxe la pintaría, en los años ochenta con una colección de frescos muy modernista y de gran impacto, en particular el Cristo Resucitado que domina el altar.
Entre el año 2002 y el 2005 se han realizado reformas en la explanada construyéndose un nuevo edificio de servicios y nuevas instalaciones.
La torre del campanario tiene 44 metros de altura y está coronada con una simple cruz de acero de 6 metros. Las torres laterales, más bajas, rodean una fachada lisa de piedra en la que se abren las grandes puertas de hierro de Eduardo Chillida.
Las puertas quedan bajo el nivel de la calzada abriéndose a una plaza a la cual se accede bajando unas escaleras. Estas puertas están decoradas con asimétricos dibujos geométricos. Al nivel de la calzada queda el friso de los apóstoles de Oteiza. Son 14 figuras de piedra (estas figuras al igual que las dos que componen la representación central pesan entre cuatro y cinco toneladas). Los apóstoles están ubicados en un espacio de 12 m.
El conjunto se completa con una serie de arcadas que recorren el lateral de la iglesia que da a la calle y el ábside sobre el acantilado en donde se aprecia los restos de la construcción anterior y el rigor de la obra.
Proyectada para acoger, cómodamente a mucha gente, la basílica de Aranzazu tiene unas medidas de 66 m de longitud, 20 de ancho en la nave, 33 en los brazos de los cruceros y una altura de 20 m con una superficie de 1.200 m². Su sonoridad es excepcional lo mismo que su iluminación y su visibilidad.
Los confesionarios quedan escamoteados en los laterales sin ocupar espacio en la nave central. No tiene columnas que se interpongan entre el umbral de la basílica y el ábside. La nave, vista desde el altar, tiene la semejanza de un barco. La bóveda esta recubierta de madera y los ventanales se asemejan a ojos de buey.
Los ventanales están cubiertos por las vidrieras que diseñó el franciscano donostiarra fray Javier Álvarez de Eulate y que se realizaron en la localidad francesa de Metz. Estas vidrieras son motivos abstractos de multitud de colores.
La nave queda en un nivel de luminosidad tal, entre el deslumbramiento y las tinieblas, que invitan al recogimiento. Debajo de los coros se buscó una iluminación mucho más restringida para aquellos que prefieren un recogimiento más íntimo.
Sobre los coros se sitúa el órgano cuya ubicación esta especialmente diseñada para su optima sonoridad en todo el recinto basilical. Los teclados del órgano, tres manuales y uno de pié, están situados en el primer coro, el utilizado por los frailes; este coro consta de 155 asientos y posee un altar en el que se celebran los actos litúrgicos de la comunidad franciscana. El segundo coro queda muy alto, ofreciendo una impresionante vista de la nave.
Decorado por Lucio Muñoz el ábside de la basílica de Aranzazu ha sido llamado por algunos como la Capilla Sixtina del siglo XX. Con una superficie de 600 m² fue realizado en cinco meses sin labor alguna de estudio. En él se enmarca a la pequeña imagen de la Virgen en medio de una alegoría de la naturaleza. La iluminación del conjunto del ábside, que entra por un ventanal frontal superior, destaca la pintura y el cajetín donde se ubica la imagen, al cual se puede acceder mediante unas escaleras interiores para que los peregrinos lleguen a ver de cerca a su Virgen.
La cripta es lo único que se conserva del templo del siglo XIX. Cuando el visitante entra en la cripta no puede más que sobrecogerse ante la fuerte presencia del Cristo resucitado que se ve, triunfante, al fondo de la estancia.
http://forosdelavirgen.org/265/santa-maria-de-aranzazu-pais-vasco-espana-9-de-septiembre/
BASÍLICA DE ARANTZAZU, OÑATI.1950-1955. Francisco Saiz de Oiza y Luis Laorga.
Tras la Guerra Civil veremos la generalización de una arquitectura que parece dar la espalda al movimiento moderno o que lo malinterpretará en el desarrollo de los nuevos barrios obreros que se construirán, primando los criterios especulativos, en el extrarradio de las grandes ciudades vascas y en los pueblos industriales para absorber las nuevas oleadas de obreros que acudirán tanto del medio rural autóctono como del de otras provincias a trabajar en la industria de esta segunda industrialización que se estará produciendo.
El régimen franquista promoverá en los primeros años una arquitectura de ecos imperiales que evocará las formas herrerianas y, ya en la segunda mitad de los años 50, tras los intentos de lavar su imagen exterior y queriendo mostrar un rostro más aperturista se abrirá a formas arquitectónicas algo más contemporáneas y de calidad.
En el País Vasco se edificará un poco antes, a comienzos de los años 50, un edificio excepcional por su calidad arquitectónica y valor simbólico: el Santuario de Arantzazu, en Oñate, obra de dos jóvenes arquitectos navarros: Francisco Javier Sáiz de Oiza, que con el tiempo se convertirá en uno de los arquitectos más admirados e influyentes de España por su obra construida y labor docente y Luis Laorga .
En plena dictadura franquista los franciscanos de la comunidad de Arantzazu plantearon la edificación de una nueva basílica para lo que se convocó un concurso arquitectónico que ganaron los navarros Laorga y Saiz de Oiza. Enseguida estos contactaron con Jorge Oteiza a quien encargaron la realización de las esculturas de la fachada y con otros artistas como Basterretxea( quien debía realizar las pinturas de la Cripta inferior) y Chillida ( que se encargaría de las puertas de bronce). El proyecto no estuvo exento de polémica desde el principio, atacado por las fuerzas más reaccionarias de la iglesia y las autoridades franquistas y sus portavoces que pretendían algo más “neogótico”. Finalmente y tras muchos avatares se realizó, pero Oteiza tuvo que esperar hasta 1969 para colocar su magnífico grupo de 14 apóstoles y su Piedad en lo alto de la fachada que se habían convertido en el epicentro de las críticas más ignorantes y los dibujos originales preparatorios de Basterretxea en los muros de la cripta fueron picados y destruidos con nocturnidad y alevosía por frailes que cumplían las órdenes del autoritario obispo de San Sebastián Font y Andreu .
La imagen del edificio es de gran pureza de líneas, integrándose perfectamente en el agreste paisaje, asomándose al borde del rocoso acantilado, con una metafórica utilización de ciertos elementos como los sillares en punta de diamante que se refieren a los espinos en los que fue hallada la imagen venerada de la Virgen y que revisten tanto las torres que flanquean la fachada como el alto campanario exento que sigue el modelo de los campanile italianos. Veremos como en Arantzazu la piedra se emplea combinándose con la madera, aludiendo a los materiales autóctonos, y el hormigón.
La iglesia se construyó sobre el templo anterior, de modo que éste se convirtió en la cripta de la nueva construcción.
Como hemos dicho, la fachada lisa de piedra aparece flanqueada por dos torres revestidas de sillares en punta de diamante. Las grandes puertas de hierro de Eduardo Chillida, decoradas con superposiciones de polígonos y círculos que evocan un cosmos, quedan bajo el nivel de la calzada, abriéndose a un atrio al que se accede bajando unas escaleras.
Oteiza diseñará para la fachada de la basílica una decoración escultórica que en su concepción definitiva se dividiría en dos grupos escultóricos: un friso en la parte inferior de la fachada, situado sobre las puertas y, por tanto al nivel de la calzada, con toda la anchura de ésta que representa a 14 apóstoles y, e n la parte superior de la fachada, colgando en balcón de ella, una Piedad que parece elevar su mirada al cielo con el cuerpo de Cristo muerto a sus pies.
Ambos grupos están realizados en piedra gris. Las formas vaciadas de los cuerpos de los apóstoles pueden recordar a la plástica de Henri Moore pero preceden también a la personalísima interpretación sobre los espacios vacíos que desarrollaría Oteiza un poco más tarde, convirtiéndose en el más influyente de los artistas vascos.
Precisamente este vaciamiento de los cuerpos, así como el inusual número de apóstoles provocó, como ya hemos dicho antes, la aparición de una ridícula oposición a la obra por parte de agentes religiosos, políticos e incluso artísticos reaccionarios que, llegando para ello hasta las altas instancias religiosas, impidieron durante 15 años que los apóstoles fueran instalados en el lugar al que estaban destinados. Oteiza explicó de diferentes formas tanto el número de apóstoles (“Son 14 porque también están Judas y Pablo” o “Son la tripulación de una trainera “, hasta la más real y pragmática: “ Son los que cabían”), como el vaciamiento de sus cuerpos ( “están así por que se han vaciado dándose a los demás”), aunque esto último responda más al magnífico juego rítmico de vacíos que recorre todo el friso y al interés creciente hacia esos espacios vacíos que se convertirán en protagonistas de su obra posterior.
Anexo a uno de los laterales del cuerpo de la iglesia y enlazando con la tradición local de los pórticos de las iglesias rurales, aparece un pórtico formado por una arquería de arcos de medio punto que arrancan del suelo .
La planta de la iglesia es de cruz latina con un cuerpo de una sola y amplia nave de 20m. de anchura cubierta con una bóveda revestida de madera que parece evocar el casco invertido de un barco. Los arquitectos emplearon también con elegancia la madera en el coro que se eleva sobre la entrada a los pies de al iglesia, y en las tribunas laterales que parten de él .
En el interior de la iglesia llama el ambiente de penumbra que contribuye a la unidad de la imagen de éste y al recogimiento de los fieles ya que la iluminación natural es escasa: Una banda de pequeñas ventanas situadas bajo el arranque de la bóveda ofrece la única iluminación natural de la nave. Los confesionarios se encuentran en la base de los muros laterales de la nave situados entre gruesísimos pilares de piedra. El transepto es también de una sola nave y en los extremos de sus brazos se encuentran elevadas unas vidrieras de motivos geométricos realizadas por el artista Xabier Álvarez de Eulate, entonces franciscano de la comunidad de Arantzazu. El característico cimborrio, que es una torre que se eleva sobre el crucero, se alza en este caso hace algo más atrasado, ya sobre el ábside, iluminando cenitalmente el enorme e impresionante retablo de madera realizado por el artista madrileño Lucio Muñoz en 1962. En torno a dicho ábside gira un deambulatorio, siendo las pinturas del muro que separa éste del ábside del también madrileño Carlos Pascual de Lara, tempranamente fallecido.
Por último, no podemos olvidar que en torno a Oteiza y su estancia en Arantzazu un grupo de artistas e intelectuales vascos pretendió convertir Aranzazu en una especie de Montserrat , es decir, un simbólico centro de resistencia y promoción de la cultura vasca reprimida por la dictadura franquista pero el proyecto no consiguió más que muy tímidos éxitos.
Basterretxea hubo de esperar hasta los años 80 para realizar la decoración de la cripta con un proyecto decorativo y colorista que nada tiene que ver con el que había diseñado casi treinta años antes.
Publicado por Mendi
http://aldapetarte.blogspot.com.es/2011/03/basilica-de-arantzazu-onati1950-1955.html
El Santuario de Nuestra Señora de Aránzazu es un santuario católico mariano situado en el municipio de Oñate, en Guipúzcoa, País Vasco (España), donde se venera a la Virgen de Aránzazu, patrona de esta provincia y que se habría aparecido en 1469.
Se sitúa a 750 msnm, rodeado de montañas y vegetación. Desde 1514 está servido por la Orden de los Franciscanos. Su basílica, construida en los años 1950, es una obra arquitectónica, escultórica y artística de gran relevancia, en la que han trabajado eminentes artistas de renombre internacional.
https://es.wikipedia.org/wiki/Santuario_de_Aránzazu
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