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Nombre:

The Shard

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Localización:
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Récord: 306 m

Tipo: Rascacielos

Categoría:

Foto:

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Continente: Europa

País: Reino Unido

Localización: Londres

Año: 2012

Estado: Terminado

Descripción:The Shard, una ciudad vertical en Inglaterra

El rascacielos de 310 metros busca convertirse en un nuevo emblema de progreso económico para Gran Bretaña

Iván Ventura/ Enviado

07/04/2013 07:47

LONDRES, 7 de abril.- The Shard, el rascacielos más alto de la Unión Europea, abrió sus puertas al público para transformar el perfil de Londres.

Con esa construcción, que mide 310 metros y cuenta con 95 pisos de los cuales sólo 72 son utilizables, esa ciudad consigue tener el edificio más alto de la Unión Europea, superando a la alemana Torre del Commerzbank, en Fráncfort, de 259 metros.

Sin embargo, no es el edificio más alto del Viejo Continente, pues queda por debajo de los 339 metros de la Torre City Mercury de Moscú.

Aunque la también llamada Ciudad Vertical fue abierta al público en febrero pasado, desde julio de 2012 fue inaugurada, durante los Juegos Olímpicos.

Los viajeros podrán subir, tras pagar de manera anticipada 25 libras (unos 461.50 pesos mexicanos al tipo de cambio del viernes), hasta las plantas 68, 69 y 72 donde se sitúan los miradores panorámicos a la ciudad, y a los que se accede por dos veloces ascensores que no necesitan más de 60 segundos para llegar hasta la cima.

Desde lo más alto de The Shard hay un panorama de 360 grados que permite ver la mayoría de los principales iconos de Londres como el Big Ben, el London Eye, el London Bridge y gran parte del río Támesis.

Sin embargo, no todos han sido halagos. The Shard ha recibido duras críticas, especialmente por el impacto visual que ejerce sobre la ciudad y su tamaño desproporcionado con las construcciones de alrededor.

Uno de los lugares a los que quita visión es a la catedral de San Pablo, ya que la construcción del edificio impide observarla desde varios puntos de Londres.

La UNESCO estimó que el edificio perjudica la integridad visual de la Torre de Londres, inscrita en su lista de patrimonio mundial. No obstante, el ex alcalde de Londres, Ken Livingstone, está convencido de que se convertirá en un edificio emblemático y símbolo de la capital de Gran Bretaña, comparado incluso con el papel que ejerce el Empire State en Nueva York.

Esa construcción, obra del arquitecto italiano Renzo Piano, tiene diversos usos además del de mirador, pues en sus pisos se albergan viviendas de lujo, un hotel de cinco estrellas, oficinas, numerosos restaurantes y hasta una alberca olímpica en el piso 52.

La afilada figura en forma de pirámide ha transformado el paisaje de Londres. El Estado de Qatar y el grupo inmobiliario Sellar Property Group invirtieron 450 millones de libras esterlinas en la construcción, en plena crisis mundial.

Pero, como explicó el alcalde Boris Johnson cuando fue inaugurado el edificio: “The Shard simboliza la determinación de Londres de vencer la recesión y estimular tanto el crecimiento económico como el desarrollo social. En este sentido, el nuevo icono del paisaje londinense actuará como un imán comercial y ofrecerá oportunidades laborales a miles de ciudadanos”.

Irvine Sellar, cofundador y presidente de Sellar Property Group, promotor de la torre, dijo a Excélsior que el edificio nunca buscó ser el más alto del mundo sino que pretendía ser una escultura hermosa pero, sobre todo, que sirviera para buenos propósitos comerciales en Londres.

“Es la primera ciudad vertical construida en Europa, con comercios, oficinas, restaurantes, un hotel, departamentos, una galería y hasta una piscina. Muy pocas cosas así hay en el mundo”, precisó.

Sellar detalló que con los millones de visitantes que tendrá The Shard en esta zona denominada London Bridge Quarter, ésta será el catalizador para un nuevo distrito de negocios en Londres con todo lo que seguirá desarrollando para los próximos años.

“La idea es atraer a todo tipo de visitantes, desde los que realizan negocios hasta los que quieren hacer turismo. La pluralidad es uno de los atractivos de la ciudad vertical que se convertirá en uno de los iconos de Londres en los próximos años”, expresó Sellar.

La torre, más que buscar un récord de altura, sintetiza la apuesta de Londres por extender la llamada City, el barrio que concentra las sedes empresariales de servicios financieros de la capital británica, pues mientras el mundo busca encaminarse de nuevo al crecimiento, ese sitio se convierte en un centro importante para aquellas empresas que pretenden hacer inversiones, incluidas las mexicanas.

Ante la profunda crisis económica que vive Europa, Gran Bretaña ha volteado sus ojos hacia Latinoamérica y especialmente a México por la empatía y buenas relaciones que existen entre ambas naciones.

Según datos del gobierno británico, Reino Unido es el quinto inversionista en México con aproximadamente 350 empresas inglesas en nuestro país, pero sólo 1% de las importaciones de Reino Unido provienen de México.

El Lord Mayor de la City de Londres, David Wooton, dijo en su visita del año pasado a nuestro país que nunca hubo un mejor momento para considerar a México como un lugar estratégico para hacer negocios.

“México le importa a Reino Unido más de lo que creen”, dijo refiriéndose a su potencial económico, su tamaño de mercado y por la proximidad que hay con EU.

De acuerdo con una investigación de UK Trade & Investment, organismo del gobierno británico que ayuda a las empresas británicas a tener éxito en la economía global y fomentar la inversión a ese país, México fue identificado como uno de los principales mercados para los inversionistas globales.

El mismo gobierno británico refiere que para finales de 2012 las exportaciones de bienes británicos a nuestro país crecieron 13% en comparación con el año anterior y que la presencia británica en México es cada vez más fuerte.

México, un mercado atractivo

Este diario platicó con Alejandro Estivill, encargado de negocios de la embajada de México en Reino Unido, quien dijo que los ingleses atraviesan dificultades internas por la falta de crecimiento económico, en un contexto complejo por la crisis europea y el déficit fiscal.

“El primer ministro (David Cameron) busca atacar ese déficit fiscal. En este contexto, Reino Unido tiene mucho interés en abrir nuevos mercados… América Latina resulta muy interesante de manera unida, pero también país por país”, precisó.

El diplomático explicó que el mercado brasileño es atractivo para las exportaciones británicas porque es una nación con un alto consumo, pero también es difícil porque tiene mecanismos mucho más proteccionistas que México o que otros países de la región.

“En ese escenario México se vuelve particularmente interesante y afín a la temática económica”, precisó.

Estivill informó que entre México y Gran Bretaña hay un nivel de cuatro mil millones de dólares de comercio, pero se considera que esa cifra se podría duplicar entre 2011 y 2015.

“Los factores de recesión que existen en este país (Reino Unido) ponen en riesgo esa posibilidad, sin embargo, los dos gobiernos seguimos creyendo que se puede, dado que la base es de cuatro mil millones. Esta posibilidad se puede encontrar en sectores fuertes como el farmacéutico, el aeroespacial o el de tecnologías de la información, incluso en el de comidas o bebidas que pudieran ingresar desde México”, aseguró.

“Creemos que sí es factible duplicar ese comercio. Hay que trabajar mucho en ello, lo estamos haciendo para facilitar el comercio”, puntualizó.

Presencia mexicana

Dicen que a cualquier parte del mundo a la que vayamos encontraremos a un mexicano. En el tema de los negocios no es la excepción.

Según datos del gobierno británico, en los últimos cinco años se ha incrementado la presencia empresarial mexicana en el extranjero. En Gran Bretaña hay al menos 15 compañías aztecas, entre ellas Cemex, Gruma, Fresnillo Plc, Mexichem, Softtek, Nader, Hayaux & Goeble, El Farolito, Aeroméxico, Monex Europe, entre otras.

En entrevista con Excélsior, Rafael Mondragón, director general del restaurante de comida mexicana La Lupita (El Farolito), contó que desde hace dos años y medio se establecieron en Londres y que actualmente cuentan con dos sucursales ahí, aunque hay planes para que en cuatro años tengan 20 locales en esa ciudad y tal vez en Liverpool y Manchester.

“Vine a hacer una maestría en Negocios a Inglaterra y como proyecto de titulación tenía que hacer un plan de negocios en alguna oportunidad que viera. Siendo mexicano extrañaba los tacos, vi que era un nicho de mercado desatendido y empecé a buscar inversión”, explicó.

El empresario dijo que su restaurante ha sido un éxito. Cada taco cuesta desde 6.5 libras (115 pesos mexicanos al tipo de cambio del viernes). Atienden a la semana a unos cuatro mil clientes, entre los dos locales, y emplean a unas 50 personas.

“Gran Bretaña es un buen lugar para invertir, hay mucha seguridad en la inversión, las reglas son muy claras, hay que trabajar mucho porque es una ciudad muy competitiva, pero sin duda es un buen lugar para invertir”, señaló.

El panorama para los dueños de La Lupita se amplió y ahora han puesto sus ojos en la venta de mezcal. Acondicionaron parte de sus locales para la venta de esa bebida, que a decir de Mondragón, es poco conocida pero bien apreciada por los ingleses.

Sin embargo, no es la única empresa que ha tenido éxito en el mercado inglés. Monex Europe también tiene presencia en Reino Unido.

En julio de 2012 Grupo Monex adquirió Schneider Foreign Exchange, firma con sede en Londres, especializada en cambio de divisas, para convertirla en Monex Europe.

“Encontramos Londres que es particularmente el mercado de cambios más grande del mundo. Somos unos 70 empleados y atendemos sobre todo a corporativos ingleses que importan y exportan, que requieren recibir o pagar alguna divisa”, aseguró a este diario Mauricio Naranjo, director general de la compañía.

Informó que la empresa mueve alrededor de nueve mil millones de libras al año en pagos internacionales y que están enfocados en empresas y no en individuos.

Explicó que han logrado capitalizar la crisis que vive Europa por la certeza que ofrecen en el tipo de cambio.

“Vendemos seguros contra la incertidumbre. Podemos garantizarles que les respetaremos el tipo de cambio que tengamos en el momento que adquirieron nuestros servicios. La volatilidad que se da en los mercados nos ha ayudado”, finalizó.

http://www.excelsior.com.mx/global/2013/04/07/892627

El techo de Europa

Un nuevo icono está a punto de transformar el perfil de Londres.

Así es la Torre Shard, el rascacielos más alto de la Unión Europea, obra de Renzo Piano, con 87 plantas y 310 metros de altura.

La arquitectura volverá a batir récords en 2013

Fotogalería: El nuevo 'skyline' de Londres

Londres, capital del mundo

Anatxu Zabalbeascoa 22 ENE 2013 - 00:05 CET

El 1 de febrero será posible subir hasta el mirador que corona The Shard. El rascacielos más alto de Europa se parece, como su nombre indica, a una astilla, y aunque la torre Mercury de Moscú amenaza con superar los 310 metros del edificio londinense de Renzo Piano, este representa mucho más que un récord de altura. Sintetiza la apuesta por extender la City –el barrio que concentra las sedes empresariales de la capital británica– a la hasta hace poco degradada orilla sur del Támesis. Supone el asentamiento de la financiación de Catar entre los símbolos británicos (los cataríes ya son dueños de los almacenes Harrods y acaban de comprar la villa olímpica). La torre evidencia también la decisión de densificar el centro de las ciudades frente a la posibilidad de crecer por la periferia y confirma, además, que en los rascacielos del futuro el valor artístico ganará fuerza y peso: las cajas ya no sirven.

Cuando, el pasado julio, el príncipe Andrés, el primer ministro catarí y el alcalde de Londres celebraron públicamente la culminación del edificio y el final de la construcción de su fachada, 30 cañones láser dispararon sus rayos de luz hacia otros iconos de la capital británica. Merece la pena recordar ese momento. Las luces alcanzaron la noria del London Eye, un mirador que nació para tener una vida breve –celebrar el cambio de milenio– y que, sin embargo, permanece amarrado a la orilla sur del Támesis, frente al Parlamento, y convertido en uno de los nuevos símbolos de la ciudad. La luz también llegó hasta la catedral de San Pablo y, tras sobrepasarla, alcanzó el rascacielos con forma de torpedo conocido como The Gherkin (el pepinillo) que Norman Foster ideó para una aseguradora suiza. Luz verde bañó una vecina histórica al otro lado del río, la Torre de Londres, la fortaleza normanda que pasó de ser un símbolo de la opresión de la élite gobernante a convertirse en prisión y que hoy custodia las joyas de la corona. Sin embargo, el viejo Big Ben quedó a oscuras. Nadie se acordó del reloj del Parlamento británico, que encierra la campana más famosa del mundo (la que le da nombre). El antiguo símbolo de la ciudad perdió protagonismo. La torre de Charles Barry había dejado de ser grande.

Para el alcalde es “un símbolo del empeño para vencer la recesión”

Está claro que el nuevo rascacielos cambia el contexto y, consecuentemente, alterará la historia de la ciudad. Esa altura, en esa céntrica ubicación, aspira a disparar el distrito de Southwark hacia una transformación. Pero su construcción no refleja solo esa voluntad de cambio. “Será tan esencial subir al Shard al visitar Londres como lo es ascender hasta la cima del Empire State cuando se llega a Nueva York”. El promotor Irvine Sellar lleva doce años publicitando esa idea que hoy, finalmente, resulta plausible. Cambiar el rostro de una ciudad, algo que durante siglos ha sido cuestión de tiempo, hoy parece ser, en el mejor de los casos, cuestión de fe. Los promotores aprenden a creer en lo que no existe. Y evangelizan con esa nada. Desde la obsesión repiten hasta contagiarla su visión futurista para conseguir valores intangibles como la credibilidad y la confianza, y bienes muy concretos, como inversores, permisos y dinero. Todo eso lo logran a partir del escurridizo patrimonio de una idea.

Tras abandonar el colegio con 16 años para trabajar en la tienda de guantes de su padre, Sellar se hizo millonario con una idea: pasar de vender ropa en los mercadillos a hacerlo en Carnaby Street. Para levantar la mayor torre de Europa, también tuvo una idea sorprendentemente sencilla. Se trataba de pasar del tren a la mesa de trabajo en cuestión de minutos. Esa posibilidad no dependía de la forma de un edificio, sino de que este se ubicara junto a la estación de London Bridge, que combina metro y tren de cercanías, y que, según un estudio del Ayuntamiento de la ciudad, vomita más de 150.000 pasajeros –en hora punta– frente al corazón de los negocios británicos. La baza era la de la proximidad. Con ella, los ciudadanos ganaban comodidad y tiempo libre, y la ciudad perdía contaminación, ruido y miles de coches circulando por sus calles. A Sellar le faltaba encontrar un rostro para su idea, un arquitecto que diera credibilidad al nuevo inmueble. Era importante afinar en la elección. Tras la burbuja inmobiliaria, los rascacielos impenetrables han perdido el favor de las empresas y los ayuntamientos. Es cierto que las fachadas son hoy más ambiguas que nunca, pero también lo es que ahora suman árboles, terrazas y acceso público al programa para hacer creíbles los edificios. Tras un primer intento de levantar un diseño de la firma británica Broadway Malyan que fue demonizado por la prensa, Sellar no podía volver a equivocarse.

Así, encontró en la calidad y la experiencia de Renzo Piano un caballo ganador. Fue Piano quien decidió el programa de la torre: propuso mezclar oficinas con tiendas, un hotel y restaurantes. También insistió el genovés en que el lugar más alto de Londres, la cima del rascacielos, debía tener acceso público. El autor del Pompidou llegó incluso a bautizar el inmueble. Sucedió durante una rueda de prensa, cuando describió su torre como una “astilla de hielo”. El hielo, la frialdad del edificio, se ha ido derritiendo, pero la astilla permanece. Hoy Piano asegura que la torre más alta de Europa no es un edificio agresivo. “No busca ser el rostro del poder. Quiere celebrar el cambio, la necesidad de transformar las ciudades para que estas sigan siendo habitables por muchas personas”.

Solo tiene 48 plazas de garaje para invitar al uso del tren o el metro

El rascacielos que asciende sobre la estación de London Bridge es, efectivamente, cambiante. Su fachada de vidrio, de tres capas para evitar el exceso de soleamiento y la fuga de calor, permite el paso de la luz natural. Refleja a sus vecinos en la base y se vuelve azul, o blanca, cuando alcanza mayor altura. El cristal es un punto fuerte en la sostenibilidad del inmueble, a la que contribuyen las placas fotovoltaicas, que reducen en un 45% las emisiones derivadas del consumo energético, y el hecho de que el 20% del acero empleado en la estructura sea reciclado. Pero donde realmente radica la sostenibilidad del proyecto es en su aparcamiento: apenas existe. Esta torre de 87 pisos solo tiene 48 plazas de garaje. Eso da sentido a la idea original defendida por Sellar. Significa que, efectivamente, las 12.000 personas que trabajen allí –cuando las oficinas se alquilen– pasarán del tren, o del metro que llega hasta los cimientos, a la mesa en cuestión de minutos.

Llueve en Londres y la enorme fachada de vidrio –equivalente a la superficie de ocho campos de fútbol– no refleja ni el movimiento de las nubes ni el ajetreo de la gente en la ciudad. La niebla y el agua confieren a la torre un color indefinido que puede resultar gélido, el hielo del que hablaba Piano. Tal vez por eso los promotores han querido caldear el ambiente, acercarse a la gente y hablarle al barrio nada más llegar. Así, el pasado 6 de julio, Jahden Grant, Isa Mitchell y Thomas Brady fueron los primeros niños en tener Londres a sus pies. Los chavales, de 11 años, ganaron el concurso que invitaba a dibujar el nuevo edificio. Subieron hasta el piso 80 y la prensa retrató el momento. Los periódicos también destacaron que a los futuros visitantes les costaría 25 libras esterlinas (algo más de 30 euros) contemplar las vistas que habían dejado boquiabiertos a los niños; finalmente, el techo de Londres no sería tan público.

Sin embargo, en septiembre, un amigo especial de Sellar, el príncipe Andrés, le echó un capote a la popularidad de la torre retratándose junto a ella. Con todo, resultó chocante el modo en que lo hizo. Ataviado con un traje de alpinista y atado a un arnés, el duque de York aparecía en las fotografías colgado del mirador. Había elegido para el descenso una de las vías más complicadas: la resbaladiza fachada de vidrio. Su alteza real salió del piso 87 y llegó al 20 con la compañía de otros 28 intrépidos benefactores que perseguían donaciones para sufragar, entre otras cosas, a la Marina. Recaudaron casi un millón de euros, The Shard se hizo con una tarjeta de presentación impagable, y la familia real, con un sorprendente paso más en su esfuerzo por tratar de mantenerse, a la vez, inalcanzable y cercana. Al terminar, el duque admitió haber pasado mucho miedo y declaró que jamás volvería a hacer algo parecido.

"Es insostenible seguir construyendo en la periferia", afirma Renzo Piano

Pero lo había hecho en la nueva torre. Contemplar cómo un príncipe se jugaba la vida congregó a 700 vecinos a los pies, todavía de barro, del coloso. Y encendió una luz sobre el edificio para quienes todavía no lo habían visto. Puede que fuera la altura sin rival la que propiciara la hazaña. Esos 310 metros y la ubicación junto a la estación son, para Sellar, la mejor baza del nuevo edificio. Sin embargo, el alcalde, Boris Johnson, ve el mismo rascacielos con otra lente. Lo califica de “símbolo del empeño de la ciudad para vencer la recesión”. Y ambas opiniones se apoyan en un tercer pilar: la relación económica con Catar. Ese país, del tamaño de Holanda y con una población que apenas supera el millón de habitantes, se está convirtiendo en propietario de muchos de los emblemas británicos. Tal vez por eso, su inversión ha empujado la reconstrucción del único pedazo de Londres cuyos barrizales, almacenes de ladrillo y calles estrechas podrían recordar la época de Dickens, en los inicios de la revolución industrial. Así, el día en que el alcalde Johnson, el príncipe Andrés y el primer ministro de Catar, Sheikh Hamad bin Jassim bin Jaber al Thani, celebraron el éxito de su edificio, el primo del emir pudo ver, desde lo alto de su inmueble, muchas de las posesiones del país que anuncia su fundación en las camisetas del Barça y que en 2022 acogerá el Mundial de fútbol. De los almacenes Harrods, en Knightsbridge, a la nueva Villa Olímpica, al este de la capital. Los supermercados Sainsbury’s donaron hace casi tres décadas el dinero para ampliar la National Gallery. Hoy pertenecen, en un 26%, a los inversores cataríes, que son también dueños del edificio de viviendas más caro del mundo: el número 1 de Hyde Park, levantado por el socialista Richard Rogers.

Aun siendo el rascacielos más alto de Europa, el Shard no es la torre más alta diseñada por Piano, que levanta en Corea del Sur el Triple One, otro rascacielos que doblará su altura. Sin embargo, el italiano asegura que no aboga por la construcción en altura, “pero sí por densificar el centro de las ciudades”. “Es insostenible seguir construyendo en la periferia. Si las ciudades no ponen un límite, dedicaremos gran parte de nuestra vida a los traslados y perderemos la relación con la naturaleza”.

Metáfora de la catarización de Londres o del esfuerzo para vencer la recesión, al final siempre hay una obsesión detrás de las mayores transformaciones, y el Shard representa para el promotor que lo imaginó, el antiguo vendedor de camisetas Irvine Sellar, una nueva aventura. Por eso, durante el discurso inaugural, Sellar animó a correr riesgos: “Hacerlo es importante para las personas, para la sociedad y para los negocios”.

http://elpais.com/elpais/2013/01/21/eps/1358772006_754807.html

LONDRES | En la planta 72

El mirador de The Shard abre al público

Efe | Londres

Actualizado viernes 01/02/2013 12:23 horas

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El edificio más alto de la Unión Europea, el rascacielos Shard de Londres, abrió hoy sus vistas al público con la inauguración de un mirador desde sus imponentes 310 metros de altura a las orillas del Támesis.

El precio es de 29 euros en el caso de adultos y 22 si se trata de niños

Con una ceremonia inaugural quedó abierta la zona desde la que se podrán contemplar las vistas de la capital británica, un espacio situado en las plantas 68, 69 y 72 del edificio, a la que transportan dos veloces ascensores, capaces de alcanzar esa altura en sesenta segundos.

Para la jornada inaugural reservaron entrada un total de 4.000 personas, que pagaron unas 25 libras (29 euros) en el caso de adultos y 19 si se trataba de niños (22 euros).

La apertura del mirador es el último paso para la inauguración completa del edificio, obra del arquitecto italiano Renzo Piano, que comenzó a construirse en 2009 y que ya fue inaugurado oficialmente el 5 de julio de 2012 en un espectáculo de luces láser que iluminaron el cielo de la capital británica.

Inmueble compuesto por 87 pisos

Su afilada figura en forma de pirámide, cubierta por un total de 11.000 paneles de cristal, alberga en 87 pisos con oficinas, viviendas de lujo, un hotel de cinco estrellas, restaurantes y, desde hoy, la atracción turística que suponen sus vistas.

'Nadie más en el mundo puede ofrecer este tipo de perspectiva'

El proyecto desató tantas aplausos como críticas por el contraste arquitectónico del rascacielos sobre otros conjuntos históricos, algo que fue destacado en la inauguración por el responsable del mirador, Anders Nyberg.

"Están viendo una tapiz de historia. Estamos en una torre del siglo XXI, justo enfrente de la torre del siglo XI que tenemos al otro lado del río, la Torre de Londres. Nadie más en el mundo puede ofrecer este tipo de perspectiva", valoró Nyberg.

El Shard tiene el título de edificio más alto de la Unión Europea tras batir la marca que mantenía desde 1997 la Torre del Commerzbank de Fráncfort (Alemania), de 259 metros de altura.

Fuera de las fronteras de la Unión el rascacielos más alto de Europa es la Torre City Mercury de Moscú, de 332 metros.

http://www.elmundo.es/elmundo/2013/02/01/suvivienda/1359717832.html

El Shard London Bridge, (en español: Esquirla - Puente de Londres) anteriormente conocido como London Bridge Tower, también conocido como el Shard of Glass, 32 London Bridge y The Shard, es un rascacielos construido en el distrito de Southwark en Londres, Reino Unido. Es el rascacielos más alto de la Unión Europea y hasta noviembre de 2012 fue el más alto Europa, cuando se completó la estructura de la Torre Ciudad Mercurio en Moscú, que mide 339 metros.1 2 Está ubicado en el mismo lugar donde se encontraban los edificios Southwark Towers, que fueron demolidos en 2006.

La torre tiene 1017 pies (310 m) de altura y 72 pisos, además de 15 plantas radiador adicional en el techo. El edificio ha sido diseñado con una forma irregular triangular desde la base hasta la parte superior. Ha sido totalmente revestido en vidrio. En la última planta (72) hay un mirador y una terraza al aire libre de observación abiertos al público, previo pago de £29'90, desde el 1 de febrero de 2013. La estructura fue completada en abril 2012, y abrió las puertas al público el 5 de julio de 2012.

El edificio es propiedad del Estado de Qatar, que ha desembolsado el 95% de los 450 millones de libras que ha costado la construcción; su promoción está en manos de Sellar Property Group, Ltd. y los agentes contratados para la comercialización son Jones Lang LaSalle y Knight Frank.3

A fecha de febrero 2013, las 25 plantas de oficinas previstas están todavía sin alquilar; tampoco están listos el hotel de lujo que va a construir Shangri-La (plantas 34-52), ni los dos restaurantes previstos (plantas 31-33).3

http://es.wikipedia.org/wiki/Shard_London_Bridge

http://en.wikipedia.org/wiki/The_Shard

http://www.clarin.com/arq/arquitectura/ARQ120213_0_861514052.html

http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=407549

Vídeo:

Web recomendada: http://the-shard.com/overview/

Contador: 10642

Inserción: 2013-05-20 15:12:39

 

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